Ya nada parece sorprender en México. No sorprende, por ejemplo, que periodistas, directivos, cartonistas y articulistas de un diario como La Jornada, sean al mismo tiempo activistas y funcionarios del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Unos hacen la propaganda y el trabajo sucio contra los críticos, otros redactan la Constitución Moral, en tanto que los hay que dirijen el adoctrinamiento de corte fascista de los cuadros de Morena.
FOTO: ISAAC ESQUIVEL /CUARTOSCURO.COM
Desde su creación, el periódico La Jornada se caracterizó por su línea editorial crítica del poder y en defensora de las causas sociales. Sin embargo, en los últimos 20 años el diario ha dejado de lado el periodismo y la crítica –sobre todo cuando se trata de personajes y gobiernos de la supuesta izquierdista–, primero del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y ahora de Morena.
Por el contrario, cuando de Morena se trata, La Jornada más bien parece ser el brazo propagandístico de adoctrinamiento del lopezobradorismo.
De acuerdo con el libro Diarismo, Cultura e Industria del periodismo impreso en México y el mundo del periodista Marco Lara Klahr, desde que Cuauhtémoc Cárdenas resultó electo como jefe de Gobierno del Distrito Federal, en 1997, La Jornada se convirtió en el principal ariete mediático del perredismo, lo cual se acentuó cuando Andrés Manuel López Obrador llegó a la jefatura de Gobierno del DF, en el año 2000.

Los nexos de Carmen Lira con AMLO

Un año antes de la llegada de Cárdenas Solórzano a la jefatura de Gobierno del Distrito Federal, Carmen Lira Saade llegó a dirección general de La Jornada, en sustitución de Carlos Payán.
Sin embargo, la relación de Carmen Lira con el perredismo se fortaleció cuando su compadre, Andrés Manuel López Obrador, llegó a la jefatura de Gobierno del entonces DF.
Y es que de acuerdo con Marcos Lara Klahr, la directora de La Jornada, Carmen Lira y el fallecido Rodolfo F. Peña –quien se desempeñó como presidente del Consejo de Administración del periódico–, apadrinaron años antes a los hijos mayores del tabasqueño, en una modesta ceremonia religiosa, en Tabasco.
A su vez, –durante la reciente campaña presidencial–, el sitio web pejeleaks.org, acusó a López Obrador de tener un supuesto conflicto de interés con Carmen Lira, pues se detectó que uno de los hijos de Obrador vivía en una casa propiedad de Guillermina Álvarez Cadena, asistente y mano derecha de Lira Saade.
Aunado a eso, en el periodo de 2003 a 2017, los partidos que han postulado a Andrés Manuel López Obrador como: PRD, PT, Convergencia/MC, y Morena, han destinado cerca de 29.8 millones de pesos a las distintas empresas del grupo de La Jornada.

De la prensa a la política

Lo más curioso es que la cercana relación de AMLO con La Jornada no solo es a nivel periodístico y tampoco político. No, es una relación de abierta militancia política del diario a favor de las causas políticas de Obrador.
Y si durante años fue una mera especulación, hoy está claro que diversos colaboradores, opinadores y articulistas del periódico son abiertos activistas de proyecto político –más de extrema derecha que de izquierda–, del tabasqueño.
Y los hechos son contundentes.
Carlos Payán y Epigmenio Ibarra crearon la empresa productora Argos que, según distintos accionistas habría sido financiada con dinero de La Jornada.
Epigmenio Ibarra es hoy el principal propagandista de López Obrador y de su gobierno y es responsable de las campañas de linchamiento, difamación y calumnia contra los críticos de Obrador.
Durante todo el gobierno de Feipe Calderón, la supuesta organización social “No mas sangre”, torpedeó al gobierno panista con el cuento de que utilizaba a los militares para la lucha contra el crimen organizado, de manera idéntica a lo que hoy hace el gobierno de AMLO.
Incluso, los creadores de “No más sangre” iniciaron una campaña en todo el país para recabar firmas que, supuestamente, llevarían a Calderón ante la ONU, por presuntos crímenes contra la humanidad.
Curiosamente detrás de “no más sangre” estaban “moneros” de La Jornada, como Rafael Barajas, Antonio Helguera y “Hernandez”, entre otros directivos y periodistas del diario, como el guatemalteco Pedro Miguel.
El pasado 19 de Agosto, Morena anunció la creación del Instituto de Formación Política “Carlos Ometochtzin” –nieto del rey poeta Netzahualcoyotl que fue ejecutado por la Santa Inquisición de Cortés, por encabezar el alzamiento contra los conquistadores españoles–, en donde se formarán “los próximos cuadros políticos” de Morena.
Como queda claro, al utilizar un símbolo de la rebelión indígena contra los conquistadores españoles, la formación política de los cuadros de Morena se asumen como el motor de la “rebelión del pueblo contra los poderosos”.
Dicho instituto estaría dirigido por el caricaturista de La JornadaRafael Barajas, mejor conocido como El Fisgón, y en el que también participarían otros colaboradores de La Jornada como John Ackerman y Pedro Miguel.
Llama la atención que ni Rafael Barajas, ni Pedro Miguel y menos Ackerman son mexicanos de nacimiento.
De acuerdo con la periodista Fernanda Familiar, Morena destinaría la mitad de su presupuesto del 2019 para formación política.
Asimismo,  tras el sismo del 19 de septiembre del 2017, el entonces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, anunció la creación del fideicomiso “Por los demás” –que resultó fraudulento ya que desvió dinero para el partido Morena–, el cual fue administrado por el articulista de La Jornada, Pedro Miguel.
Por su parte, Epigmenio Ibarra —colaborador en La Jornada y en el diario digital Sin Embargo–, filmó el documental “Esto Soy”, que retrata la vida y lucha del presidente López Obrador.
Otro de los columnistas del diario, Enrique Galván Ochoa, junto con la esposa de Epigmenio Ibrra, Veronica Velasco, son encargados de redactar la “constitución moral” que propone el presidente, junto con José Agustín Ortiz Pinchertti –por décadas abogado de La Jornada–, y uno de los más cercanos consejeros políticos de López Obrador.
La esposa de Pinchetti, Loretta Ortiz es diputada federal y propuesta en la terna para ocupar un lugar en la Suprema Corte.
Así, la Jornada pasó de hacer periodismo crítico, a realizar la propaganda política del proyecto de López Obrador y, al final, recibe su recompensa de cargos públicos y la encomienda de ser el instrumento ideológico de la extrema derecha que hoy representa Morena.