Amor y odio en la red
Por Areli Paz
¿Qué pasó?
¿Cuando volvimos la red un basurero de frustraciones, enojos, ira, revancha y burla?
¿Cuándo dejamos de entender lo importante del medio y lo poderoso de nuestras palabras, fotos o videos?
Con las redes logramos romper con las barreras de tiempo, espacio, distancia, inmediatez e idioma. El mundo se veía sencillo, alcanzable y entendible, sabiendo que cada usuario es diferente, único, irrepetible y responsable de sus palabras, videos y fotos.
Los debates de sobremesa migraron a la red.
La conversación “del todo” invadió nuestros dispositivos. Ser y estar cada vez más en las diferentes redes era importante y “útil”.
El anonimato de la red nos pone en desventaja a los que sostenemos lo que escribimos y compartimos.
Hoy, las “benditas redes sociales” se han tornado violentas, de ida y vuelta. Todos, sin querer o planeando, hemos caído en el juego. Uno, peligroso que puede traernos graves consecuencias.
Estamos a tiempo de parar. De replantear reglas personales y colectivas. De ofrecer una tregua incluyente para sumar.
La frase : Soy responsable de lo que escribo, no de lo que entiendas. Debe quedar atrás y transformarse en: Soy responsable de lo que escribo y comparto. Si necesitas más argumentos te los daré, apegados a la realidad y lo confirmado. Si no me entiendes o te entiendo hagamos un pacto de conversación. Urge que frenemos. No hacerlo podría costarnos a todos como sociedad.
#UnDetalle : cuando vivimos el terremoto de 2017 las redes fueron clave para salvar vidas, ayudar y sobreponernos al dolor. No importaba partido, color, religión, barrio o a qué te dedicaras. La mayoría logró hacer de la red algo útil e importante.
Cuando queremos podemos trabajar juntos. No hay duda.
#DigoYo
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