Aquí lo dije desde hace por lo menos cinco años.

Dije que una eventual victoria de AMLO, en la presidencial de 2018,
terminaría en una dictadura.

Más aún, ya con López Obrador como presidente, dije que sólo era
cuestion de tiempo para ver los indicios de la dictadura que preparaba el
mandatario mexicano.

Incluso dije que bastaba un distractor –que los ciudadanos voltearan a
otro lado–, para que el sátrapa de Palacio intentara la maniobra “magistral” de
ratificar que lo suyo siempre fue instaurar una “dictadura; una autocracia al
mejor estilo de los populistas criminales del sur del Continente.

Y, por supuesto que no era un invento, tampoco una ocurrencia y menos
una “calentura”, como muchos pretendieron hacer creer.

No, en realidad se trató de un riguroso análisis político que, al final de
cuentas, acertó en su conclusión.

Y es que desde que llegó al poder, el presidente mexicano preparó toda
en dirección a una de dos posibilidades: buscar por todos los medios la
reelección o, en su caso, apostar por un Maximato al más viejo estilo de los
populistas latinoamericanos.

Y la militarización que hoy anunció López –al convertir a la Guardia
Nacional en cuerpo militar para combatir la inseguridad–, ratifica que el
mandatario mexicano miente como respira, engaña como come y viola la
Constitución como camina.

En pocas palabras, queda claro que Obrador violenta la Carta Magna a
todo momento y que tampoco le interesa cumplir “la protestar de respetar y
hacer respetar” la Constitución.

Pero también es cierto es que si bien hoy muchos ciudadanos se
asombran de que AMLO haya anunciado que violará la Constitución al
convertir a la Guardia Nacional en parte del brazo armado de la Sedena, López
actúa con plena congruencia, en apego a sus lances dictatoriales y criminales.
¿Por qué?

Porque apenas en junio del 2021, Obrador anunció que llevaría a cabo la
militarización de la vida nacional y que convertiría a la Guardia Nacional en
brazo de la Sedena.

Y cumplió su palabra el lunes 8 de agosto del 2022, cuando por decreto
violentó la Constitución y convirtió a la Secretaría de la Defensa (Sedena) en
el brazo operativo de la Seguridad Pública.

Es decir, Obrador llevó a cabo, por decreto, todo aquello que por casi
dos décadas criticó de los gobienros de Calderón y Peña Nieto; militarizar la
Seguridad Pública lo que, por cierto, confirma el fracaso de su estratagema de
“abrazos, no balazos”.

Pero además, al convertir por decreto a la Sedena en el brazo garante de
la Seguridad Pública –a pesar de que la Constituciòn dice lo contario–, López
le da la razón a quienes denunciamos, desde hace por lo menos cinco años,
que el suyo sería un gobieno dictatorial, violatorio de la Carta Magna.

Y es que, a querer o no, lo que hoy vemos es la insturación, por decreto,
de la dictadura mexicana; una autocracia anunciada desde el 15 de junio del
2021, también en Palacio.

Así lo dijo, en aquella fecha: “Con la Guardia Nacional no quiero que
suceda lo que pasó con la Policía Federal, que se integró y se echó a perder.

Por eso voy a proponer, que en su momento, forma parte de la Secretaría de la
Defensa Nacional, porque no quiero quedarme con la responsabilidad de no
haber propuesto las cosas que considero convenientes para el país”.

¿Y qué es lo que sigue?

Lo que ha pasado en toda dictadura.

La cárcel para los críticos, la desaparición de adversarios y la
persecusión de los opositores.

Sí, ya estamos en dictaura y viviremos la represión del dictador y las
consecuencias de una tiranía.

Se los dije.