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miércoles, 17 de agosto de 2022

La vacuna es un engaño

Desde el inicio de la llamada


“pandemia” de C o v i d, esta re-

vista Kgosni ha documentado


información alternativa a la informa-

ción oficial, con base en reconocidos


médicos e investigadores que nos

presentan una realidad muy diferente,


plagada de enfermedades cardiova-

sulares, con el resultado de miles de


muertes o, en el “mejor” de los casos,


ocasionando amputaciones de pier-

nas y brazos a los vacunados.


Investigadores contemporáneos,


como Gislaine Lanctot, Andrew Wake-

field, Suzanne Humphries, Joseph


Mercola, Andrew Kaufman, Robert

Kennedy, Andrea Santander, Chinda

Brandolino, Luc Montaigner, Robert

Malone, Andreas Noak y muchos

otros, han desfilado en estas páginas,

siendo censurados en otros medios.

También hemos hablado de otros


que llegaron a las mismas conclusio-

nes, décadas antes o incluso siglos,


como Ivan Illich, Alfred Russel,

Claude Bernard o Antoine Bechamp.


Ahora, estimado lector, insistire-

mos en algunas conclusiones sobre


las vacunas, obtenidas por dichos in-

vestigadores en el pasado, específi-

camente sobre uno de los dogmas


que en realidad es un mito: la vacuna

contra la viruela, que hoy se aplica

contra la supuesta viruela del mono.

En su obra “My Life”, vol. 2, Alfred

Russel (1823-1913) narra cómo los


primeros resultados de la vacuna con-

tra la viruela causaron la propagación


de la enfermedad, pero fue falaz-

mente difundida como exitosa:


“Aprendí que la vacunación misma pro-

dujo una enfermedad, que fue a menudo


perjudicial para la salud y a veces fatal

para la vida, y yo también descubrí para

mi asombro que incluso Herbert Spencer


tiempo atrás había señalado que la pri-

mera Ley de Vacunación Obligatoria ha-

bía dado lugar a un aumento de la vi-

ruela”. Cfr. p. 351.


En 1898, el mismo Russel elabora un


folleto que resulta tan impopular y escan-

daloso como lo sería hoy, “Vaccination a


Delusion: its Penal Enforcement a Crime”,

del que tenemos un extracto disponible en

español: “La vacuna es un engaño y, su

imposición, un crimen”, contenido en su

obra de 1899 “The wondeful century”, cap. XVIII. Ahí señala lo que también

sucede hoy: la corrupción del dinero, en aquel entonces al médico Edward

Jenner (1749-1823) ‒a quien se atribuye la creación de la vacuna:

“Desgraciadamente, médicos y legisladores se habían hecho desde

luego solidarios de la doctrina de Jenner, en una forma que ya no admitía


la retractación. En 1802 el Parlamento ‒basado en la opinión de los prin-

cipales doctores de Londres‒ ...había donado a Jenner la suma de DIEZ


MIL ESTERLINAS. Luego ‒cuando se veía surgir por todos lados las prue-

bas contrarias‒ ya era tarde para retroceder... Los vacunadores siguieron


vacunando; el Parlamento regaló a Jenner otras VEINTE MIL ESTERLI-

NAS en 1807; subvencionó la vacunación con 3,000 esterlinas anuales en


1808; proveyó la vacunación gratuita en 1840 y obligatoria en 1853”.

Por su parte, también en 1898, el doctor chileno Alfredo Helsby, narra

en su obra “El fracaso de la vacuna, por inútil y desastrosa”:


“Así continuaba propagándose esta desgraciada aberración, inva-

diendo algunos países extranjeros, hasta que al fin y al cabo tuvieron los


doctores que convencerse, muy a pesar suyo, que sin poder mostrar dis-

minución alguna en la viruela, habían estado durante un siglo sembrando


en millares de organismos, toda especie de enfermedades asquerosas,

hereditarias e incurables, de manera que ya casi no existía familia alguna,


cuya sangre no estuviese viciada con inmundicias trasmitidas por su de-

cantado sistema de inoculación. Cayo, pues, en desuso esta práctica, lle-

gando hasta ser prohibida por una ley, que castigaba con un mes de pre-

sidio el que volviese a incurrir en tal abominación”.

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