Reservista israelí abatido masacraba a mujeres y niños ‘con alegría’
Shuva’el Ben Natan, un reservista israelí implicado en la matanza de palestinos en Gaza y en Cisjordania ocupada durante años, fue abatido la semana pasada durante combates en el sur del Líbano.
Por Alireza Akbari
Había sido enviado a esa zona desde Gaza luego de que el régimen israelí anunciara una “invasión terrestre” de Líbano, una estrategia que ha resultado ser un completo desastre para dicho régimen.
Tras no lograr sus objetivos militares clave en la Franja de Gaza, después de un año de guerra genocida que ha cobrado casi 43 300 vidas, el régimen israelí ordenó una “invasión terrestre” del sur de Líbano el mes pasado, pese a las advertencias de la resistencia libanesa, Hezbolá.
A pesar de sus intentos, el régimen de Tel Aviv no ha logrado penetrar la frontera libanesa, enfrentándose a una férrea resistencia por parte de Hezbolá, el movimiento de resistencia con base en Líbano.
Según medios israelíes, entre ellos Yedioth Ahronoth, aproximadamente 50 000 soldados israelíes, agrupados en cinco divisiones militares y brigadas de reserva, no han conseguido ocupar ni una sola aldea o pueblo libanés en más de un mes, perdiendo cientos de soldados en enfrentamientos con la resistencia libanesa.
Uno de ellos fue Ben Natan, cuyas manos estaban manchadas con la sangre de muchos niños palestinos.
Poco después de que el régimen israelí lanzara su guerra genocida contra los palestinos en Gaza en octubre del año pasado, un reservista militar lleno de odio asesinó a Bilal Salah, un agricultor palestino de 40 años que recogía aceitunas en el pueblo de Sawiya, al sur de Nablus, en la Cisjordania ocupada.
También participó en la quema de varios pueblos palestinos, destruyendo viviendas y vehículos en la región ocupada, según informes de testigos.
Luego fue enviado al territorio palestino costero sitiado en un momento en que hospitales y escuelas eran bombardeados indiscriminadamente y civiles asesinados a sangre fría en plena luz del día.
Ben Natan participó en horrendos crímenes de guerra en Gaza, donde se dedicó a incendiar hogares y asesinar palestinos, incluidos mujeres y niños, sin mostrar respeto alguno por la vida humana.
La magnitud de su brutalidad se hizo alarmantemente evidente durante su funeral, donde su hermano Uriyah y amigos relataron abiertamente sus crímenes de guerra y expresaron deseos de “venganza”.
Sus discursos fueron interpretados como admisiones explícitas de las atroces atrocidades cometidas por el reservista asesinado contra civiles palestinos, subrayando su participación directa en crímenes de guerra.
Este perturbador retrato atrajo una atención generalizada cuando el video del funeral circuló en línea, generando indignación y condena entre los internautas.
Durante el funeral de Ben Natan, su hermano Uriyah pronunció un discurso que sorprendió a muchos de los presentes.
“Entraste en Gaza para vengarte tanto como fuera posible, mujeres, niños, todos los que veías, tantas personas como pudieras, eso era lo que querías”, exclamó, refiriéndose a la motivación principal de su hermano.
“Y en este día, un año después de Simjat Torá, cuando pensábamos que masacraríamos al enemigo, que los masacraríamos a todos, que los expulsaríamos de la tierra, estamos aquí en tu funeral... toda la nación de Israel tendrá la oportunidad de vengarse, de derramar sangre, no la venganza de quemar casas, no la venganza de quemar árboles, no la venganza de quemar autos, sino la venganza por la sangre que derramaste”.
Las palabras de Uriyah desnudaron hasta qué punto el concepto de “masacre” se ha arraigado en la mentalidad de los colonos israelíes, reflejando una ideología profundamente enraizada que glorifica la violencia y la venganza.
El padre de Ben Natan también lloró a su hijo, recordando las experiencias que compartían, como cuando patrullaban juntos disparando a palestinos que lanzaban piedras, describiendo su objetivo de “controlarlos y hacerlos explotar desde la distancia”.
Durante la eulogía, que expuso aún más los crímenes de guerra de Ben Natan, un soldado israelí lo recordó diciendo: “Eras la persona más alegre, optimista y despreocupada del pelotón. Lo vimos por primera vez en Gaza, cuando incendiaste una casa sin autorización solo para levantar el ánimo”.
La declaración no solo resaltó el comportamiento bárbaro de Ben Natan, sino también la normalización de la violencia dentro de los círculos militares israelíes y la población colona.
La mentalidad bárbara de Ben Natan, expuesta durante su funeral, reveló sus vínculos con la Juventud de las Colinas, un movimiento de colonos judíos de extrema derecha en la Cisjordania ocupada liderado por el ministro israelí Itamar Ben-Gvir.
Este grupo es reconocido como una de las facciones más radicales asociadas con el extremismo de los colonos israelíes.
Surgida a principios de la década de 2000, la Juventud de las Colinas es un colectivo informal compuesto principalmente por jóvenes colonos israelíes extremistas, quienes creen que establecer asentamientos ilegales en tierras palestinas ocupadas es una obligación religiosa.
La ideología del grupo se centra en expandir la presencia judía en la Cisjordania ocupada, con el objetivo de cumplir su aspiración de un “Gran Israel”.
Sus actividades se caracterizan por ataques violentos contra civiles palestinos, destrucción de propiedades e incidentes de acoso verbal, contribuyendo al ciclo continuo de tensión y conflicto en la región.
En una reflexión conmovedora sobre el funeral de Ben Natan, el erudito islámico libanés Sayyid Hussain Makke se dirigió a X (anteriormente Twitter) para expresar un profundo sentimiento.
Afirmó que, a pesar del inmenso sufrimiento que él y muchos otros en Líbano han soportado en medio de las masacres en curso, no existe deseo de “venganza” contra mujeres y niños israelíes.
“A pesar de haber perdido a tantos seres queridos, a pesar de que Israel secuestró a mi padre cuando era adolescente, y a pesar de todo el sufrimiento que hemos soportado personalmente desde que nací, y a pesar de haber sido desplazados con mi familia en este momento y de haber visto destruido todo nuestro pueblo, ni yo ni nadie que conozca ha deseado jamás ‘venganza’ contra mujeres y niños israelíes”, escribió.
Sus palabras resaltaron un marcado contraste con las narrativas impulsadas por la ideología extremista de los colonos.
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