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viernes, 8 de julio de 2011

Si cayó el Porfiriato y el Muro de Berlín, también caerá el PRI en Edomex

Si cayó el Porfiriato y el Muro de Berlín, también caerá el PRI en Edomex
Adrián Gómez Blanco. (Fuente: Notimex). La enorme pobreza y marginación generalizada que ha creado el régimen priista en Estado de México mediante un gobierno semi-totalitario, que en sus últimos sexenios de franca decadencia se atreve a condicionar políticamente aún los satisfactores básicos de la vida y la economía de un pueblo tales como agua potable en colonias y fertilizante para campesinos y pequeños productores ejidales, si es que no apoyan a los caciques gobernantes, es un problema de escala ya no sólo regional sino nacional.
El modo de proceder de ese nefasto gobierno es comparable en su forma de imposición política antidemocrática, tanto al Porfiriato, como a aquellas dictaduras que sostuvieron en Europa del Este el gran muro divisorio que separó Oriente de Occidente.

El muro de Berlín o la “cortina de hierro” que se extendió entre Europa oriental y occidental, creó una enorme zona de atraso y marginación socioeconómica para muchos pueblos “fronterizos” —Alemania Oriental, Polonia, etc.—, y todo con el único objetivo de los regímenes políticos soviéticos de sostenerse valiéndose de esa barrera.

Para cuando se comenzó a construir el infame “Muro” en Europa (que fue uno de los mayores símbolos de opresión contra los ciudadanos que jamás haya habido en el mundo, y que ahora lamentablemente se reproduce tanto en Gaza-Israel como en México-EEUU) el PRI ya gobernaba el Estado de México hacía tiempo atrás, mediante el consorcio político llamado “grupo Atlacomulco”, que toma su nombre de la población en que se le dio origen ubicada al occidente mexiquense.

Este grupo es sin duda uno de los mayores “accionistas” del régimen neoliberal mexicano, y ha utilizado su dominio sobre Edomex para sostener con éste —el Estado más poblado— a los gobiernos neoliberales repudiados por el Pueblo en general, que nos han dado el TLC, el FOBAPROA y el desmantelamiento de las empresas paraestatales en beneficio de extranjeros, entre otros tantos “logros” de gobierno anti-popular.

Lo prolongado —casi insólito— de la hegemonía política de esta oligarquía sobre el Pueblo mexiquense, sólo puede entenderse si se comprenden los grandes paralelos que tiene el modelo de gobierno de “Atlacomulco” con el modelo de la dictadura personal del Gral. Porfirio Díaz, extendida por décadas en la época llamada el Porfiriato.

El maquiavélico modelo de dominio de clases sociales —casi de castas— que se vé y padece en la realidad social cotidiana en Edomex (región del mundo con mayor brecha entre ricos y pobres, entre los multi-millonarios y los desposeídos), proviene de las mismas armas de poder y control ejercidas por la pequeña minoría gobernante desde la época de Díaz para sojuzgar y oprimir al Pueblo, saqueando de esta manera sus bienes y recursos indefinidamente.

Tales armas son políticas, por supuesto, y consisten en las falsas organizaciones de “representación popular” ante el gobierno, que en lugar de abogar por los intereses del Pueblo, sólo son el vehículo mismo de la opresión del gobierno sobre el Pueblo.

—Estas organizaciones imponen el control gubernamental y refuerzan las barreras de la marginación social

Así fue que en tiempos de Porfirio Díaz, se aducía que los capataces “dirigentes” de las clases trabajadoras —campesinas y obreras— eran “sus defensores” y benefactores, tanto como los “encomenderos” de los indígenas lo fueron en el Virreinato (bajo la teoría de que los pueblos “no civilizados” o indígenas, requerían de un tutor y representante legal que sí calificase como persona con derechos de ciudadanía, es decir, con una piel lo suficientemente blanca para poder serlo).

No tenemos que ir más lejos por lo que al rubro de “falsas representaciones” se requiere: agrupaciones tales como el SNTE y “Antorcha Popular” no son sino los nuevos capataces que tanto se emplearon en la época del Porfiriato, y que como agrupaciones e individuos de intermediación en la cadena de mando, oprimen al Pueblo al tiempo que se nutren de él.

No olvidemos que Emiliano Zapata y Francisco Villa se alzaron primeramente contra los capataces, y fue por ende que —indirecta pero inevitablemente—, se levantaron también contra el régimen dictatorial mismo para el cual aquellos trabajaban.

No son los gobernantes los que directamente les van quitando sus bienes, recursos y derechos al Pueblo, sino las organizaciones seudo-populares intermediarias, establecidas entre el Pueblo y el gobierno —y establecidas por el gobierno mismo— las cuales se aseguran, por una parte, de quedarse con los recursos que el gobierno “dice” destinar a un cierto objetivo social.

Y por otra parte, son estas mismas organizaciones las que el gobierno enseña como prueba de que realiza un trabajo de beneficio social, como cuando dicen que en el año o en el sexenio se han destinado X número de millones “a la educación” o sector educativo, sólo porque el SNTE obtuvo en el mismo periodo un aumento en el número de sus prerrogativas económicas, lo que al final jamás beneficia a los maestros en sí, mucho menos a los alumnos usuarios del servicio educativo público.

—Se aprecia entonces cómo “los capataces” cumplen una función en la estructura de poder, tanto en dirección “de arriba para abajo” como “de abajo hacia arriba”

Hoy día, en el “neoporfiriato” que se ejerce sobre Edomex, tenemos que en la “Hacienda” de “La Educación” se tiene por capataz al “SNTE” que dirige a los “peones” o sector magisterial.

Por su parte, la organización capataz “Antorcha Popular” —que de “popular” no tiene nada, porque “su jefe” el Gobernador sólo viste trajes de las más exclusivas ‘boutiques’ del mundo— condiciona la distribución de agua y recursos a las colonias populares según que apoyen o nó a quien “ya saben”.

Así se demuestra que, en la actualidad, en nada difiere del Porfiriato la explotación de la pobreza que hace el gobierno de Edomex. Y que en nada se distingue el aislacionismo socioeconómico de marginación social que, cual “muro” de Berlín, ha levantado el priísmo sobre los mexiquenses de las crecientes clases bajas (alimentadas por la progresiva desaparición de la clase media, víctima de la “polarización económica” entre quien tiene mucho y quien cada vez tiene menos).

¿O apoco los millones de jóvenes rechazados por el sistema laboral y educativo del neoliberalismo que tanto profesa el PRIAN, no quedaron tan excluidos que por eso van arriesgando sus vidas rumbo a Estados Unidos, aunque allá tampoco sean bienvenidos?

—Si cayó el Porfiriato con la Revolución mexicana; si cayó “el Muro” que se creía imbatible en Berlín y todo el oriente europeo porque esos pueblos llegaron al colmo del hartazgo, también caerán “los muros” de corrupción y subdesarrollo impuestos por el PRI sobre el Pueblo mexiquense, porque ya se hartó de recibir el indigno trato de “peón” y “rehén” de un gobierno corrupto que se niega a reconocerle su dignidad de ciudadano mexicano, al tenerlo relegado a mero “súbdito de Atlacomulco”.

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