El zakat (diezmo)

El zakat (diezmo)
'El islam de nuestros abuelos', capítulo 12
Iniciación - 11/10/2011 8:05 - Autor: H. S. Saîd b. Ayiba al Andalusí - Fuente: Tárika Shadilía
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Etiquetas: zakat, solidaridad, purificacion bienes, islam abuelos

Sin solidaridad, no hay islam
Este es un vocablo que tiene su origen lingüístico en el adjetivo 'zaki'. Equivale a pureza, limpieza. Es el acto de purificar lo que tienes, de conseguir que algo esté limpio y por ello huela bien. Nos evoca el olor de aquellas sábanas blanquí¬simas que nuestras abuelas secaban al sol.
Por lo tanto, el Zakat es el acto de “purificar” los bienes que hemos ganado honradamente, dando gracias por ellos a La Providencia y compartiendo de lo que tenemos con quienes han sido menos afortunados.
Pues en el Islam de la promulgación, único que nos interesa, el concepto de solidaridad está tan firmemente arraigado que no es posible considerarse musulmán sin sentirse solidario. El Islam en sus fuentes es todo tan sencillo, tan abierto, tan culto, tan coherente, claro y tolerante, que es en su promulgación donde hemos de ver, y entender, su rápida expansión durante los primeros años. Y solo ocasionalmente en la acción armada.
Es la propia esencia del Islam lo que dio a la humanidad muchos de los cimientos sobre los que hoy todaví¬a se asienta. Y nuestra tierra Andaluza tuvo un papel de protagonismo en esta historia.
Que sea enormemente dificultoso identificar aquel glorioso pasado con este presente no supone, en absoluto, que no exista o que esté muerto. Nosotros, los andaluces herederos de aquel Islam, estamos vivos, estamos buscando nuestras raí¬ces, no sin ciertas dificultades, pues lo que recibimos nos llega, con frecuencia, salpicado del costumbrismo étnico de otros pueblos, y algunos mitos acumulados por el devenir de los tiempos.
Pero no nos arredra la dificultad de encontrar el grano entre la paja, y aún a despecho de los múltiples obstáculos, ¡estamos recuperados y escribiendo!
Permí¬taseme que, para reforzar la afirmación de sencillez y tolerancia, incluya aquí¬ dos proverbios de Muhammad (p.b.). Dicen así¬.
Al Buhari, uno de los amigos í¬ntimos, transmitió de boca del Profeta que; “El Islam es todo él facilidad, nadie intentará complicarlo sin que el Islam lo derrote”. Y de la misma boca nos transmite Muslim: “Lo que más ama Al Lah del Islam es su flexibilidad”.
El Qorân, en la Sura al Aaraf, 32-33 nos enseña;
“Al Lah ha declarado que debéis evitar las torpezas en vuestras actitudes, sean evidentes o las contengáis en vosotros sin manifestarlas, la agresión y toda violencia innecesaria (la que no se ejerce en defensa propia) y que asociéis a Al Lah aquello que carece de argumento (todo lo que no es Él) y que digáis de Al Lah lo que no sabéis”.
“Yo soy Misericordia que ha sido regalada”, dice Al Lah de Sí¬ Mismo.
Unido al entender de otros mas expertos me confirmo en la idea de que nada que contradiga esta declaración de principios puede ser aceptado como islam, aún cuando se diga de sí¬ mismo que lo es.
De la misma manera en que los tribunales inquisitoriales no podrí¬an ser considerados cristianos aún cuando de sí mismos lo dijeran