La crisis del euro amenaza la paz
Miguel Ángel Benedicto
martes, 29 de noviembre de 2011
La Europa actual es un barco sin rumbo donde no hay capitán y cuyos valores están en declive. El euro está en crisis, la economía se desacelera, el desempleo aumenta, los controles fronterizos y los partidos xenófobos reaparecen, la política exterior no es única pero ya ni tan siquiera común e incluso se oyen tambores de conflictos civiles.
En Grecia la situación es muy complicada. Los recortes que introdujo el ex primer ministro Papandreu llevaron a la población a la calle con momentos de gran violencia. La UE anunció una quita de la banca helena y se creó un gobierno de unidad nacional dirigido por el ex vicepresidente del Banco Central Europeo, Lukas Papademos. Unos días antes, y ante una situación económica caótica, el ministro de Defensa, Panos Beglitis, relevó a toda la cúpula militar. La decisión cogió por sorpresa al país y se rumoreó el temor a un golpe de estado por el descontento que reinaba en Grecia, algo que fue desmentido de manera categórica. Según Beglitis la decisión se había tomado hacía dos meses pero se pospuso por la crisis que surgió en el Mediterráneo; tras la amenaza de Turquía a Chipre después del descubrimiento del yacimiento de gas natural en las aguas territoriales de la isla.
¿Un golpe de estado en Grecia?
El Ejército griego ha participado en las huelgas y en las manifestaciones primaverales por los recortes salariales que les imponen. Un informe de la CIA, citado por el diario turco Hurriyet, señalaba que cabía la posibilidad de un golpe de estado si la situación se descontrolaba. Pero los griegos temen la vuelta a una situación como la de 1967, cuando los coroneles se hicieron con el poder, algo que, según la mayoría de los analistas, no sería posible ahora.
Los militares han intervenido en situaciones de emergencia como inundaciones, terremotos o la recogida de la basura en Atenas en medio de una huelga, sin embargo, se ha suspendido el desfile nacional de las FFAA, uno de los más simbólicos, que honra a los muertos en la II Guerra Mundial.
En España, un desempleo del 21% y más de 5 millones de parados (el 40% de los jóvenes) han provocado el movimiento pacífico del 15M que ha derivado en alguna protesta violenta como las ocurridas en Barcelona con el desalojo de la Plaza Cataluña. El nuevo gobierno tendrá que aplicar más recortes sociales que probablemente sacarán a la gente a la calle con una situación que podría tornarse conflictiva.
Seguridad amenazada
La crisis económica y financiera de Europa amenaza la paz y seguridad del continente. Los bancos de inversión ya hablan de posibles conflictos civiles en la Unión Europea tras los recortes sociales y ajustes fiscales que piden los mercados. Los 23 millones de desempleados en Europa, el incremento de la pobreza y el auge de partidos xenófobos y populistas son un buen caldo de cultivo para la violencia.
Los informes de la banca de inversión apuntan a que una quiebra desordenada de países con problemas económicos sería tan mala como una guerra civil. La ruptura del euro tendría consecuencias complejas y muy costosas para la eurozona. Las pérdidas para los 17 países de la zona euro rondarían entre el 20 y el 40% del PIB o incluso más, además de un contagio de bancarrotas. El coste político también sería enorme. La influencia del soft power europeo y su presencia internacional cesarían y convertirían a la UE en algo insignificante.
Las consecuencias de la caída del euro serían muy severas, según los analistas del banco UBS, sobre todo en términos de empleo, lo que acarrearía serias consecuencias sociales.
En el pasado, la ruptura de uniones monetarias han tendido a producir dos resultados: gobiernos más autoritarios o militares para responder o contener el desorden; o divisiones del país que desembocan en una guerra civil. Aun así no siempre se producen estos efectos que llevan al caos (como en la Revolución de Terciopelo de la República Checa) pero sí hay una parte de la sociedad que termina sufriendo las consecuencias.
Costes de la ruptura del euro
La desaparición del euro, según UBS, tendría un coste inicial para los países del sur de Europa entre 9.500 y 11.500 euros por habitante; entre un 40 y un 50% del PIB durante el primer año y se incrementaría entre 3.000 y 4.000 euros por año debido a la alta prima de riesgo (podría aumentar a los 700 puntos básicos) y al estancamiento del comercio que podría ser del 50% La moneda de un país débil que dejase el euro se devaluaría un 60% respecto al bloque europeo.
Un país fuerte como Alemania también sufriría si dejara la moneda única con un coste de entre 6.000 y 8.000 euros al año per cápita y entre 3.500 y 4.500 euros en los años posteriores. Esto equivaldría al 20 ó 25% del PIB, mucho más caro que rescatar a Grecia, Irlanda y Portugal.
En ese escenario de ruptura, la recapitalización del sistema bancario sería urgente y se incrementarían las barreras al comercio y los conflictos fronterizos; provocaría un descenso de las exportaciones y una reducción del comercio en un 20%.
La salida del euro tendría consecuencias muy negativas y el riesgo de desorden civil sería elevado así como la violación de los derechos de propiedad. Sobre todo en las sociedades con un alto paro juvenil que puede ser la chispa del descontento y, en último lugar, de violencia.
El grave problema del paro juvenil
No sólo la banca de inversión ve con miedo la crisis financiera y de deuda, también la Organización Internacional del Trabajo advierte de consecuencias negativas de la situación en países como Grecia, Italia o Reino Unido donde el paro juvenil es muy alto aunque no tanto como en España donde hemos tenido el movimiento de los Indignados. En un informe del Consejo de la Juventud de Irlanda se subraya que el número de menores de 25 años que emigran se ha incrementado de los 5.600 en 2004 a 30.000 en 2009. Una generación de jóvenes desesperada con su futuro que se enfada y se torna violenta; lo que favorece el incremento de las tasas de criminalidad en algunos países, el aumento del consumo de drogas, depresiones e hijos que vuelven a la casa paterna.
Déficit de democracia y liderazgo
Grecia no ha sido más que la punta del iceberg del verdadero problema europeo que es la falta de un gobierno económico, de unidad política y el déficit de democracia y liderazgo. Los 27 hablan de salvar al euro y saben cómo hacerlo pero nadie lidera la decisión definitiva que conlleva perder soberanía. A corto plazo, la solución pasa por una Europa Federal con transferencias interestatales, una política presupuestaria y fiscal común con un Tesoro europeo, emisión de eurobonos y la compra de la deuda por parte del BCE en el mercado secundario
Sin embargo, esa UE seguirá careciendo de legitimidad democrática. No es posible que Europa sea gobernada por una tecnocracia, que no es elegida directamente por los ciudadanos, cuyas decisiones afectan a nuestros bolsillos. Como decía el ex vicepresidente de la Comisión Europea, Manuel Marín, son necesarias reglas e instituciones para sostener la democracia que controle a los mercados.
Una Europa federal como solución
El sistema europeo ha tocado techo y requiere una reforma política para llegar a una Europa Federal. Una Comunidad que emergió tras dos guerras mundiales y que ha conseguido la paz y un modelo de desarrollo económico admirado por todo el mundo, no puede evaporarse por la poca altura política de sus dirigentes. A largo plazo, la solución pasa por más democracia para reforzar las instituciones, lo que les dará mayor visibilidad pero también serán más controladas y se les exigirá mayor transparencia. Esa es la manera de recuperar el papel de la UE en el mundo y la necesidad de que Europa vuelva a ser un sueño y no una pesadilla.
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