El paraíso y el arrepentimiento
Un lugar de luz resplandeciente, de un perfume hermoso
31/12/2012 - Autor: Sheij Muhammad Al Ruwaili - Fuente: Webislam
Primera Jutba
Alabado sea Dios Quien nos ha guiado. Atestiguo que no hay otra divinidad excepto Dios, Único, sin copartícipes, y atestiguo que Muhammad es Su siervo y Mensajero, quien dijo: “Los habitantes del Paraíso verán a los agraciados con moradas excelsas por encima de ellos como si fuesen estrellas cubriendo el horizonte de oriente a occidente”, le dijeron: ¡Mensajero de Dios! Ése es el grado de los Profetas ¿Habrá otros que lo puedan alcanzar? Les respondió: “¡Sí, se los juro por Quien tiene mi alma en Sus manos! Ellos serán hombres que hayan creído en Dios y en los Mensajeros”, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, con su familia y compañeros.
Teman a Dios, arrepiéntanse de sus faltas y pídanle perdón. Recuerden que retornarán ante Él para comparecer, obren acorde a lo que ordena, sean rectos y estén prevenidos de las faltas. Es muy importante que el siervo sepa abandonar lo que Dios ha prohibido ya que, así, estará discrepando con las pasiones y cortando toda mala inclinación, se estará dando verdadera importancia al Creador. Alejarse de las faltas es una forma de dignificarse y honrarse. Dios dice: “Si evitan las faltas graves les perdonaré las demás faltas y les concederemos un noble ingreso al Paraíso”. Este noble ingreso se refiere a los jardines de las delicias donde se disfrutará eternamente, en el cual solamente un pequeño lugar es mejor que todo lo que hay en este mundo.
Le preguntaron al Profeta: “¿Cuál es el grado más bajo del Paraíso? Respondió: “Es el de un hombre que se presentará luego de que todos aquellos que merecían el Paraíso hubieren ingresado, entonces se le dirá: ¡Ingresa! Responderá: ¡Señor mío! Cómo he de hacerlo si ya todos han ocupado sus lugares y reciben su recompensa. Se le dirá: Te gustaría recibir de recompensa lo que poseía un rey en la vida mundanal. Le dirá: ¡Me complace, oh, Señor mío! Se le dirá: ¿Y cinco veces más? Dirá. Me complace, Señor mío. Se le dirá entonces: ¿Te complacería que te conceda esa recompensa multiplicada por diez veces más y tener todo lo que desees? Dirá: ¡Sí! Me complacería Señor mío. Luego este hombre preguntará: ¡Señor mío! ¿Quiénes son los que reciben mayor recompensa en el Paraíso?
Le dirá: Éstos son Mis amados a los que Yo honro, reciben una recompensa que ningún ojo vio, ningún oído escuchó, ni nadie pudiese imaginar”.
¡Hermano! Tú que crees que Dios es tu Señor, que Muhammad es el Profeta, que el Islam es tu religión, reflexiona en la situación de los temerosos de Dios en el Día de la Resurrección, cuando se dirijan en grupos ante el Clemente y Misericordioso, habiendo dejado atrás la dificultad y pesares de ese día, y siendo recibidos por los ángeles, quienes lo harán con el saludo de paz: “Quienes hayan temido a su Señor, serán conducidos al Paraíso en tropeles, y cuando lleguen a él, serán abiertas sus puertas y sus ángeles guardianes les dirán: Ustedes están a salvo de todo pesar y castigo pues fueron correctos en la vida mundana. Ingresen en él, pues allí vivirán eternamente” (Sagrado Corán 39:73). Fueron correctos con sus obras, al hablar y en lo que sentían sus corazones, por eso merecieron el Paraíso.
Recuerda la difícil situación de aquellos que hayan creído pero deberán purificarse de las injusticias cometidas a otros creyentes quedándose en un lugar llamado “Al Qantarah”, que está situado entre el Infierno y el Paraíso. De esta forma ingresarán al Paraíso purificados, sin ninguna injusticia pendiente.
Imagínate que esta es la situación de los creyentes que obedecían a Dios, cómo será la de aquellos que insistían en cometer pecados. El Profeta dijo: “Cuando Dios termine de juzgar a Sus siervos y decida que salgan por Su misericordia algunos del Infierno, le ordena a los ángeles que saquen del Fuego a todo aquel que no le asociaba copartícipes a Dios, también aquellos que Dios quiere agraciar con Su misericordia de quienes decían que no hay más divinidad que Dios, los ángeles los reconocerán en el Infierno por las marcas que les dejó hacer la prosternación, ya que el Fuego abrasa todo el cuerpo de las personas menos las huellas de la prosternación porque Dios se lo vedó. Saldrán del Infierno quemados, entonces se verterá sobre ellos del agua de la vida y se recompondrán de la misma forma que brota una semilla”.
¡Quién puede soportar tal purificación de las faltas! Estas eran faltas a las que les restaba importancia el musulmán.
Debes tener presente que si no fuese por la misericordia divina, nadie ingresaría al Paraíso, pero Dios se la ha prometido a los siervos temerosos: “Mi misericordia lo abarca todo y se la destinaré a aquellos que temen a Dios, pagan el impuesto religioso y creen en Nuestras aleyas”.
No te debes engañar con la tolerancia de Dios y discutir Sus aleyas, no debes confiar que alcanzarás Su misericordia cometiendo faltas y demorando el arrepentimiento. Dios dice: “Aquellos que cuando cometen alguna obscenidad o una injusticia en perjuicio propio recuerdan a Dios y piden perdón por sus pecados ¿Quién puede perdonar las faltas sino Dios? Y no insisten en volver a cometerlas”.
Retornen a Dios, el Grandioso, arrepiéntanse, procuren el Paraíso, la morada eterna, donde no se morirá jamás, no se envejecerá, se disfrutará y no se sufrirá jamás, se estará bajo la complacencia de Dios y no se caerá en Su ira nunca. En el Paraíso se disfrutará: “En él hay ríos de agua pura e inalterable, ríos de leche que no cambia su agradable sabor, ríos de vino que son un deleite para quienes lo beben, ríos de miel pura, y habrá todo tipo de frutos y el perdón de su Señor”.
Tendrán los corazones a salvo de todo malo sentimiento, como el rencor: “Eliminaremos de sus pechos el rencor, serán todos como hermanos”. Dios, el Generoso, les agraciará con la verdadera felicidad que alcanzará a los padres, esposas y descendencia: “Ingresarán a los jardines del Edén, y quienes hayan creído de sus padres, esposas y descendientes, y los ángeles ingresarán a ellos por todas sus puertas”.
¡Qué felicidad para quien obtenga la complacencia del Altísimo! Su morada será el Paraíso de las delicias, juntos con sus amados, sus padres, esposas e hijos, porque todos tuvieron fe. Dios dice: “Reuniremos en el Paraíso a los creyentes con sus descendientes que les siguieron en la fe. No les desmereceremos sus obras en nada. Todo hombre será responsable de sus propias acciones” (Sagrado Corán 52:21). Se reunirán a disfrutar de manjares, con copas de un néctar sellado con un hermoso aroma, de una fuente llamada Salsabíl. Dios reunirá en un siervo dos temores: quien tema a Dios en este mundo, dicho temor lo llevará a obedecerle, por lo que Dios le brindará seguridad en la tumba y el Día del Juicio. Dios dice: “Quien tema el encuentro con su Señor controla que su alma no siga sus pasiones, tendrá el Paraíso como morada”, “Aquel que tema a su Señor, recibirá como recompensa dos jardines”.
Tengan presente la grandiosidad de su Señor porque Él está bien informado de cuanto hacen, pues no se le oculta absolutamente nada: “Él bien sabe lo que esconden los corazones”.
¡Hermanos! Ustedes que hacen las oraciones, que pagan el impuesto religioso, recuerden las palabras del Profeta exhortando a trabajar para la Vida Venidera: “¿No hay quién se predisponga, con sus obras, para ir al Paraíso? Allí hay lo que nadie puede imaginar, es un lugar de luz resplandeciente, de un perfume hermoso, con grandes palacios, ríos que corren, abundantes frutos, verdor y moradas sublimes”. Le dijeron: Nosotros somos los que nos predisponemos con obras para ir al Paraíso, ¡Mensajero de Dios!
¡Qué fácil es el camino al Paraíso para aquel que lo conoce! Para que aquel que lo transita y ni sus pasiones ni los susurros de Satanás pueden apartarlo. El Profeta dijo: “Quien crea en Dios y en Su Mensajero, cumpla con la oración, ayune en Ramadán, tiene el derecho a que Dios lo ingrese al Paraíso, haya emigrado por la causa de Dios, o se haya quedado en la tierra en que nació”. Le dijeron: ¡Mensajero de Dios! Vamos a dar las albricias a los demás. Le dijo: “En el Paraíso hay cien grados que Dios ha dispuesto para quienes combaten por la causa de Dios, entre cada grado hay una distancia como la de los cielos y la Tierra. Cuando le rueguen a Dios pídanle que les conceda el Firdaus, que está en medio del Paraíso y en la parte más elevada del paraíso, por encima de él está el Trono del Clemente, de allí brotan los ríos que corren por el Paraíso, ríos de miel pura, de vino delicioso, leche que no cambia su agradable sabor, bordada de frondosas arboledas, una persona montada en un caballo veloz cien años sin atravesar su sombra.
Prepárense para el Paraíso y estén precavidos de tener falsas esperanzas, pues lo que más descarría a los incrédulos y hace caer en las tentaciones a los negligentes son las falsas esperanzas, y caen presa del amor por las cosas mundanales: “Déjenlos que coman y disfruten y que sus falsas esperanzas los desvíen, ya sabrán que les aguarda”.
¡Cuántos piadosos dejaron de serlo por sus falsas esperanzas! Dejaron de realizar las oraciones en sus horarios, se tornaron ociosos para hacer buenas obras ¡Cuántos adinerados que sus falsas esperanzas los llevaron a descuidar el derecho de Dios sobre ellos y se negaron a ayudar a los pobres! Luego es sorprendido por la muerte cargado de faltas, deseoso de poder regresar al mundo y gastar todo su dinero para complacer a Dios, pero ya sus anhelos serán en vano.
En cuanto a las esperanzas permitidas son las que se tiene para hacer el bien y esforzarse en lograrlo: “Las obras que a Dios Le complacen son las que perduran y tienen gran recompensa”.
Ibn ´Abbás dijo respecto a las buenas obras que perduran son las que conllevan el recuerdo de Dios cuando se dice:
No hay más divinidad que Dios, Dios es el más grande, glorificado y alabado sea Dios, no hay poder ni fuerza sino en la que proviene de Dios, pido perdón a Dios, que Dios bendiga al Mensajero de Dios”, el ayuno, la oración, la peregrinación, las caridades, aportar con su dinero para liberar a los cautivos, combatir por la causa de Dios, mantener buena relación con los parientes y a todo tipo de obra piadosa.
Apresuraos a realizar obras buenas, no desaprovechen las oportunidades y rueguen con sinceridad, anhelando del Todopoderoso que nos agracie con la guía, con la luz de la fe, facilitándonos ser rectos.
Que Dios nos bendiga a través del Sagrado Corán y de las enseñanzas de Su Mensajero.
Segunda Jutba
Alabado sea Dios. Atestiguo que no hay otra divinidad excepto Dios, único, sin asociados, el Soberano, el Poderoso y Generoso y atestiguo que Muhammad es su siervo y Mensajero, que la paz y las bendiciones sean con él, con su familia y compañeros.
Abu Hurairah narró que el Mensajero de Dios dijo: “Quien haga caridades por la causa de Dios, será llamado desde el Paraíso: ¡Siervo de Dios! ¡Qué bueno lo que has hecho! Quien se haya contado entre aquellos que hacían la oración, será llamado desde la puerta de la oración. Aquellos que se hayan contado entre los que luchaban por la causa de Dios serán llamados por la puerta de la lucha por la causa de Dios. Quienes se hayan contado entre los que hacían caridades serán llamados por la puerta de la caridad. Quien se haya contado entre los ayunantes será llamado por la puerta llamada del ayuno”; Abu Bakr le dijo ¡Mensajero de Dios! ¿Es posible que alguien sea llamado desde todas las puertas? Le respondió: “¡Sí! Y espero que tú seas uno de ellos”.
El Paraíso es la morada que está reservada para todo creyente que haya sido recto en la religión de Dios, es la morada eterna junto al Creador, el Sapientísimo. Debes obrar con sensatez, para que merezcas ingresar al Paraíso, estate prevenido de desperdiciar la vida desobedeciendo a Dios:
Esta vida dura sólo una hora
Dedícala a la obediencia
Estate prevenido de perderla
Sé aplicado durante esa hora
Dedícala a la obediencia
Estate prevenido de perderla
Sé aplicado durante esa hora
Si has perdido el tiempo de tu vida alimentado de falsas esperanzas, detente y recuerda que este mundo es temporal, que pronto estarás bajo tierra e interrogado por los ángeles Munkar y Nakír, que en el Día del Juicio deberás rendir cuenta de tus faltas, que te esperan miles de años tras la muerte para rendir cuentas y que serás recompensado o castigado. Estén prevenidos de las faltas, de la corrupción. Arrepiéntanse ante Dios, pues Él es Remisorio, con sinceridad, proponiéndote no retornar a ellas; así estarás preparado para el encuentro con tu Señor en todo momento. Pídanle perdón al Perdonador, Indulgente.
Que la paz y las bendiciones sean con el mejor de la creación, el Profeta Muhammad, con su familia y compañeros.
Viernes 21 de diciembre de 2012 / 08 de safar de 1434
Centro Cultural Islámico "Custodio de las Dos Sagradas Mezquitas, Rey Fahd"
Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina
Traducción de la Jutba pronunciada por el Sheij Muhammad Al Ruwaili
No hay comentarios:
Publicar un comentario