Los niños palestinos quieren morir o ser israelíes

17/10/2002 - Autor: Carmen Postigo - Fuente: La Estrella Digital

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Prefieren morir o ser soldado israelí antes que palestino desarmado —susceptible de ser tiroteado o detenido y su casa arrasada— como lo es su padre, incapaz de protegerlo ya. Así lo declaró el psiquiatra palestino Eyad El Sarraj, que dirige en Gaza un proyecto de la Salud Mental, especializada en menores.
"Es dramático ver a los niños palestinos cómo se identifican con el enemigo porque la figura del padre se desvanece ante la incapacidad de protegerlo", asegura. "Las escenas humillantes que ve un niño palestino de su padre obligado a arrodillarse con las manos entrelazadas en la nuca para después sus ojos ser vendados, son devastadoras", agrega. Y se preguntan:
"Si mi padre no es capaz de protegerse ¿Cómo podrá protegerme a mí? La reacción inevitable es dolor, frustración, debilidad, rabia y rebelión contra el padre". Otra opción que eligen los niños al jugar a árabes y judíos es ser "mártir", el atacante suicida que ven en pasquines del barrio, las fotos de sus hermanos mayores, primos o conocidos.
"Quiero ser mártir. Quiero morir", son frases dramáticas que repiten los niños palestinos que ya han perdido la sonrisa, superan con creces la mitad de la población de Gaza y sufren de malnutrición. Además, en la Franja de Gaza, un estrecho territorio de 46 kilómetros de largo por 10 de ancho en la zona más amplia, los confortables 16 asentamientos israelíes no pasan desapercibidos para los niños palestinos que viven en condiciones miserables en barrios más que abigarrados.
"Los niños perciben fácilmente las diferencias de las condiciones de vida de su mísero campo de refugiados de la de los enclaves judíos de al lado, con parque de juegos, piscinas y campos verdes y regados cuando ellos carecen de agua", refiere. El lenguaje de la ocupación envía el mensaje de que la vida no vale la pena de ser vivida y que los niños de los asentamientos son unos afortunados, mientras que los del campo de refugiados no valen nada, agrega.
Todos los niños palestinos sin excepción están traumatizados, el 49 por ciento de ellos han sido pegados, el 4,5 han resultado heridos graves o con los huesos rotos y el 19 por ciento han estado detenidos al menos por un breve período de tiempo. "Si eres un niño en Gaza tienes preocupaciones de adulto, debes preocuparte de estar seguro, de no ser dañado, arrestado, pegado o muerto y estar atento a lo que ocurre a tu padre o tu hermano mayor", asegura el psiquiatra.
En un informe del fraile franciscano Marco Malagola, miembro de la Comisión de Justicia y Paz, se afirma que "los niños de las piedras no están hechos de piedra: sufren pena y pobreza". Y explica: "Hablo del pequeño olivo que había empezado a amar como parte de su casa y de pronto es arrancado para hacer una carretera reservada para los colonos; hablo de la muñeca que es arrancada de los brazos de una niña para ser destripada en un puesto de control militar por si lleva una bomba; hablo de la escuela cerrada y del capricho del toque de queda que les obliga a permanecer en sus casa".
Malagola aborda el tema de los "niños prisioneros". Desde septiembre a marzo de 2002, más de 760 han estado encarcelados en las mismas celdas que los adultos y sujetos a la brutalidad carcelaria. Sus familiares han denunciado el uso "casi normal" de la tortura por parte de los militares, el derecho a un abogado les ha sido negado y los procesos son superficiales, dice. Durante las mismas fechas, 8.450 niños han sido heridos y de ellos, 980 han quedado mutilados o con lesiones permanentes.
Para el 9 de marzo de 2002, antes de las operaciones militares más sangrientas de Israel contra los territorios autónomos, el número de niños palestinos muertos era de 374 y el de israelíes 37. La última niña, de 12 años, murió el martes pasado en Rafah, al sur de Gaza, de un disparo en el abdomen.