De la condición trágica del viajero de este mundo
Viaje a la unidad
06/06/2013 - Autor: Yahia Said Al Andalusi El Maliki - Fuente: Webislam
Abdullah ibn Omar dijo “El Profeta –saws- me tomó por los hombros y me dijo: sé en este mundo como un viajero”.
Abdullah ibn Omar solía decir: “Si alcanzas la tarde, entonces no esperes por la mañana, y si alcanzas la mañana, entonces no esperes por la tarde. Y toma ventaja de tu salud antes de los tiempos de enfermedad y toma ventaja de tu vida antes de tu muerte”.
El mundo se nos presenta con los cinco sentidos como intermediarios, como una representación, como una apariencia específicamente, se nos presenta como una diversidad, los sentidos internos, la inteligencia, y la percepción, que en muchos permanecen aletargados largos años, nos permiten otorgar a cada cosa su realidad y comprender la unidad desvelando la multiplicidad aparente.
Todo proceso intelectual, es un proceso interno de carácter superior, es algo propio del ruh (espíritu humano) superador del nafs (alma animal) que sin embargo coexisten bajo una aparente forma dual en cada persona, en realidad ruh y nafs no son sino dos aspectos que toma la propia sustancia humana real, la que no puede ser percibida por los cinco débiles sentidos externos y que anima nuestro cuerpo en el mundo de la materia.
Abdullah ibn Omar dijo “El Profeta –saws- dijo: ´este mundo es una cárcel para el creyente, y un paraíso para el incrédulo´”. Como el nafs es el receptáculo de nuestros instintos animales, evidentemente se deleita en el mundo material, mientras que el espíritu (ruh) jamás puede estar a gusto en él.
No pocos creyentes han iniciado desde que Saidina Muhammad –saws- marcó el sendero, un viaje de lo aparente a lo real, del mundo físico al del espíritu, el objetivo de este viaje no es ausentarse del mundo, sino vivir en el mundo sin ser poseído por él, por ello la docilidad es la clave del éxito del viajero, docilidad ante Allah, ya que este viaje no tiene como meta sino la Divina Presencia.
Etapas iniciales
Como todo viaje, este viaje tiene etapas, y estaciones de descanso.
En una primer etapa el nafs aún es muy fuerte y aunque ha sido una actitud dócil en respuesta al llamado de Allah, directamente motivado por el ruh el que ha impulsado a iniciarlo, sus pasos estarán aún marcados por la falta de coherencia y la violenta actitud del nafs. Durante esta etapa inicial el viajero emprende un sendero difícil y su nafs no desea hacerlo, si su ruh logra impulsarlo, superará esta etapa, si se llega a un equilibrio de fuerzas entre ruh y nafs, no pasará nunca de ella y su domina el nafs, involucionará. Durante esta etapa, el viajero se centrará muchas veces en cuestiones circunstanciales, el propio nafs lo inducirá al auto- engaño, incrementará su certeza de multiplicidad de lo uno como trampa del ego.
En esta etapa el viajero se preocupará mucho de los “desviados” más que de su propio camino, esta es la trampa del nafs, que acogerá e incubará odio y rechazo hacia otros, que equivocados o no , no recorren igual sendero, es la etapa en la cual no es posible aún para el viajero ver el arco iris de la unidad y solo ve el blanco o el negro absolutos, sin medias tintas, es por ende la etapa de confusión e ignorancia propia de quien se prepara para algo superior, ¡Allah nos libre de pasar mucho tiempo en este estado y nos lo haga rápido y sencillo!
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