Operación de la CIA para instalar la guerra contraterrorista global en
América Latina
La CIA quiere vincular al terrorismo latinoamericano y al terrorismo
islámico
El plan salió de la CIA, la NSA, el FBI, y la Agencia
de Inteligencia para la Defensa. (Foto www.jamesnava.com)
Fuentes de Colombia y de Washington vienen señalando en los últimos días que
la inteligencia norteamericana, por primera vez, está embarcada en una operación
para vincular al
"terrorismo latinoamericano" y al
"terrorismo
islámico" en planes comunes para crear un proceso de violencia y de caos,
tanto en EEUU como en Latinoamérica.
La hipótesis de trabajo existe y salió de las entrañas de la CIA, de la
Agencia de Seguridad Nacional, el FBI, y la Agencia de Inteligencia para la
Defensa, es decir, de los máximos proveedores de inteligencia a la Casa
Blanca.
La estrategia -según las fuentes- busca instalar la "guerra contraterrorista"
global en América Latina mezclando a las FARC y otras organizaciones armadas con
planes del "terrorismo internacional" orientados a vulnerar la seguridad
nacional de EEUU y a desestabilizar toda la región.
Hace tres semanas, y en una clara maniobra de
"preparación de
terreno", Porter Goss, director de la CIA, denunció ante una comisión del
Senado lo que ya había informado a Bush durante una de las reuniones matinales
en el Salón Oval: Al Qaida y las FARC, junto con la "
red islámica"
infiltrada en EEUU, planean ataques terroristas en suelo norteamericano y en
América Latina.
En su exposición ante el Comité de Inteligencia del Senado el director de la
CIA señaló que las
"células clandestinas" de la red Al Qaida, los
"
terroristas" de las FARC, y las ambiciones nucleares del régimen de
Irán, son las principales amenazas que enfrentan los intereses de EEUU en el
mundo.
Además, indicó que el conflicto bélico en Irak,
"aunque no es una causa
del extremismo, se ha convertido en una causa para los extremistas
islámicos", que, según el jefe de la CIA, ya se encuentran operando en EEUU
y América Latina.
Advertencias similares fueron formuladas ante el Comité de
Inteligencia del Senado por el director de la Oficina Federal de Investigaciones
(FBI), Robert Mueller. Para Mueller, la "
amenaza" principal se
encuentra en territorio estadounidense donde hay células terroristas inactivas
durante años en espera de órdenes para entrar en acción.
A las advertencias, y apuntando a la
"red internacional de terrorismo
islámico", se sumó el contraalmirante Lowell Jacoby, director de la Agencia
de Inteligencia para la Defensa, quien reiteró en una declaración escrita las
denuncias de que Irán promueve el terrorismo y ayuda a los insurgentes en Irak.
"El objetivo a largo plazo de Irán es que Estados Unidos abandone Irak y la
región", señaló.
Respecto al régimen islamista de Teherán, tanto Goss como el titular de
Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), Lowell Jacoby, insistieron en que Irán
se perfila como la principal amenaza en Oriente Medio, ya que continúa apoyando
a grupos extremistas en toda la región y no quiere eliminar su programa
nuclear.
El director de la CIA señaló que le preocupa la actividad de grupos
extremistas en América Latina y, en particular, las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC), que
"poseen la mayor capacidad y el
interés más claro de amenazar los intereses estadounidenses en la
región".
Afirmó que la Agencia cuenta con "
evidencias" de reuniones entre el
mando de las FARC y la red fundamentalista islámica de Bin Laden para coordinar
organización y logística orientados a ataques terroristas contra blancos
situados dentro de EEUU.
"Sólo es cuestión de tiempo. Al Qaida u otro grupo
intentará utilizar armas químicas, biológicas, radiológicas y nucleares",
añadió Goss.
"Guerra contraterrorista" global en América Latina
En sus primeros pasos, el plan intentaría demostrar que el
"
terrorismo", tanto local como internacional, está operando en forma
fusionada para potenciar sus resultados "
criminales" a nivel mundial,
incluido el territorio latinoamericano.
Ya desaparecido el
"peligro rojo" con la URSS, y con un creciente
proceso de conflictos sociales en varios países del área, se trataría de nivelar
a las inteligencias militares y policiales regionales en la nueva hipótesis de
conflicto: la
"guerra contraterrorista" que sustituye en el tiempo a la
"guerra antisubversiva" aplicada por las dictaduras militares de la
década del setenta.
Con la desaparición de la guerra por áreas de influencia con la URSS, las
viejas consignas "
anticomunistas" de las dictaduras militares formadas
en la Escuela de las Américas fueron sustituidas gradualmente por las banderas
de la lucha contra el terrorismo, las drogas y el crimen organizado con las que
EEUU justifica su injerencia intervencionista en la región latinoamericana.
Las nuevas hipótesis de conflicto regional y las coordenadas de control
militar-estratégico se trazan a partir de la
"guerra contra el
terrorismo", que reemplaza en la lógica doctrinaria imperial a la
"guerra contra el comunismo" de la década del setenta y de la era
reaganiana en Latinoamérica.
Es en ese punto donde la estrategia regional imperial-estadounidense se
enlaza con la red latinoamericana de espionaje montada por la Central de
Inteligencia (CIA) estadounidense y el servicio de inteligencia israelí.
(Mossad), cuyo objetivo central -sostenido institucionalmente tanto por el
gobierno de Bush como por el de Sharon- es la
"guerra contraterrorista"
desarrollada en el campo de la inteligencia y de las operaciones
especiales.
Con una Latinoamérica domesticada por la democracia made in USA y los
gobiernos dependientes (por derecha y por izquierda), sin focos importantes de
lucha armada (salvo Colombia), sin movimientos revolucionarios vertebradores en
el continente o en el mundo, con la socialdemocracia "
progresista"
convertida en alternativa de "
cambio", las guerras por el control
social ya no se desarrollan en plano militar sino en el plano de la inteligencia
y de la manipulación mediática.
En una Latinoamérica dormida por el "
pacifismo" de los gobiernos
títeres de Washington, donde ya no existen métodos violentos de toma del poder
revolucionario, sin huelgas generales, sin tomas de fábricas o de empresas, sin
ataques contra los bancos o las trasnacionales, con movimientos sociales
"
revolucionarios" financiados y "
domesticados" por las ONG del
Imperio, el dominio militar abierto se ha tornado obsoleto.
La lógica del control social y político ya no la ejercen los militares y los
tanques, sino los nuevos ejércitos de dominación: los medios de comunicación y
sus legiones de jíbaros mentales que nivelan a las mayorías desposeídas y a sus
dirigentes en la doctrina de la resignación, haciendo realidad aquel precepto de
máxima: la paz es el negocio del dominador.
Ese sueño que los bancos y las trasnacionales imperiales no pudieron
concretar con la dictaduras y los golpes militares diseñados en el Departamento
de Estado, hoy se cumple con la aceptación pasiva del sistema capitalista como
"única alternativa", modelada masivamente en los cerebros por los
sacerdotes de las grandes corporaciones mediáticas que han sustituído a los
curas y a los maestros en la orientación de conducta social.
Ya sin hipótesis de conflicto "
subversivo" los ejércitos de
"seguridad e inteligencia" privados fueron sustituyendo más
eficientemente en el control social y político a las vetustas y desmovilizadas
tropas de los ejércitos represores latinoamericanos que ya habían perdido
vigencia con el ingreso de las democracias made in USA en los ochenta y los
noventa.
De esta manera -en el área de la inteligencia y la seguridad- las células
privadas de la CIA y el Mossad israelí, cierran el proceso de desmantelamiento
de los estados nacionales latinoamericanos iniciado con el modelo de libre
mercado y privatizaciones lanzado por Washington en la década de los noventa, y
cuyo paradigma de implementación más significativo fue la dupla Menem-Cavallo en
la Argentina.
Dentro de este nuevo esquema los servicios de información latinoamericanos
-salvo Cuba y Venezuela- se convirtieron en sucursales de las políticas de
inteligencia diseñadas para el control operativo y estratégico de Washington y
Tel Aviv en la región.
Sistemáticamente, y durante los nuevos
"gobiernos democráticos"
controlados por EE.UU., la inteligencia norteamericana-israelí fue imponiendo a
las administraciones de turno -a través de campañas mediáticas o de presiones
políticas- ajustes presupuestarios y reducción de agentes en las estructuras
oficiales de inteligencia.
Las nuevas hipótesis de conflicto "
terrorista", a su vez, buscan
complementar y dar sustento "
doctrinario" a las legislaciones de mano
dura y de criminalización de conflictos sociales que ya funcionan en muchos
países de la región, caso de Argentina, el Estado con mayor cantidad de presos
políticos de la región.
Así como los preceptos doctrinarios de la
"doctrina de seguridad
nacional" identificaron al "
subversivo" como el principal enemigo
de la "
libertad" y el "
orden", la nueva doctrina sitúa al
"
terrorista" como la fuente del "
caos" y la
"
violencia" que amenazan por igual a toda la región.
Detrás del "
terrorista" se agazapan el negocio de las drogas, la
prostitución, las mafias y las armas, pero, básicamente en sus entrañas acechan
los viejos fantasmas del "
caos" y de la "
violencia", cuyo
enganche con los conflictos sociales sintetiza el flamante objetivo neo-represor
de la
"guerra contraterrorista" de Bush y Sharon en el continente.
Las FARC y el "11-S latinoamericano"
Los atentados explosivos contra la AMIA y la embajada de Israel, a principios
de los 90, fueron operaciones experimentales para instalar la
"guerra
contraterrorista" en América Latina, cuyo entramado orgánico solo empezó
desarrollarse con Bush hijo tras la demolición de las Torres Gemelas el 11 de
septiembre.
Los atentados a las instituciones judías colocaron la
"piedra
fundacional" señalando claramente la lógica del
"nuevo enemigo"
simbolizado en el "
terrorismo islámico" agazapado y acechante en
la Triple Frontera.
Lo que se busca ahora, es que ese terrorismo que originalmente fue dirigido
contra la comunidad judía, hoy se convierta en una "amenaza general" para toda
América Latina sin distinción de pueblos, razas o comunidades.
La inteligencia norteamericana sabe perfectamente que no puede implantar
artificialmente el
"terrorismo islámico" de Al Qaida en Latinoamérica,
por la sencilla razón de que no sería creíble y adolecería de la justificación
que tiene en Europa o EEUU.
Por lo tanto, hay que ensamblar al
"terrorismo islámico" en un
"objetivo local" que cierre y otorgue verosimilitud a las amenazas y
operaciones, y es en este punto donde el plan se ensambla con el accionar
"
terrorista" de las FARC en Colombia.
La CIA y sus redes de inteligencia militar y mediática desde hace mucho
tiempo vienen creando las condiciones políticas y sociales para convertir a las
FARC en el modelo paradigmático de la red Al Qaida en América Latina.
La revelación de la conexión FARC-Al Qaida-ataques terroristas (que la CIA ya
puso en marcha) intentaría darle consistencia y mayor coherencia orgánica a la
adhesión de los gobiernos, los ejércitos y las policías locales a la
"guerra
contraterrorista" exportada por EEUU a todo el mundo.
Por imperio del nuevo modelo, las selvas colombianas ya se han convertido
-como lo fue Arabia Saudita en el Medio Oriente- en el centro exportador de
logística, armas y organización terrorista a toda Latinoamérica.
En ese sentido, los expertos en Washington no descartan a corto plazo un
"11-S latinoamericano", un atentado terrorista demoledor en América
Latina, que termine por ensamblar (como sucedió en Europa con el 11-M español)
un plan "
contraterrorista" latinoamericano suscripto por todos los
gobiernos de la región.
Fuentes de inteligencia en Washington hablan de objetivos terroristas en
Chile, Argentina, Brasil, México y Venezuela, entre otros, con la modalidad
operativa del 11-M español, es decir, en lugares con alta concentración de
público común que asegure el impacto masivo, local e internacional, de los
atentados.
En el trazado de este objetivo los servicios de inteligencia y el gobierno
colombiano estarían realizando una operación para complicar a las FARC con
actividades del narcotráfico y de violencia política planeada para
desestabilizar a los gobiernos de la región.
Con informes y denuncias públicas la CIA busca
"preparar el terreno"
para que, tras la concreción de un 11-S latinoamericano (o tal vez de varios),
las FARC se conviertan en la réplica de la red Al Qaida en Latinoamerica. O de
la ETA, cuando se la complicó con el 11-M.
La "amenaza terrorista"
Recientemente un informe del ejército de Colombia, citado por el diario
El Tiempo, vincula a las FARC con el delito del narcotráfico.
Según el documento, en el 2003 los ingresos por narcotráfico para las FARC
pasaron los 1,8 billones de pesos y, pese a que en el 2004 disminuyeron por las
operaciones de la
Brigada contra el Narcotráfico y el
Plan
Patriota, las transacciones les siguen dejando un elevado ingreso.
El estudio, supuestamente realizado por la Unidad de Información y Análisis
Financiero (UIAF) del ministerio de Hacienda colombiano, estimó que sólo en 2003
los rebeldes habrían embolsado alrededor de 600 millones de dólares.
También indica que la mayor parte de ese dinero provendría de los secuestros
y la extorsión y no del tráfico de drogas, tal como aseguran los gobiernos de
Colombia y Estados Unidos.
Otros informes aparecidos entre el 2004 y el 2005, "
revelan" las
cuentas y la estructura financiera de las FARC, destacando su carácter de
"organización guerrillera más rica del mundo", que recuerda las
operaciones internacionales de prensa con el "
Bin Laden millonario", en
los prolegómenos organizativos del atentado terrorista contra las Torres Gemelas
en Nueva York.
En febrero último, el viceministro de Defensa colombiano, aseguró que en 2003
las FARC recabaron cerca de US 700 millones de dólares por tráfico de cocaína,
lo que según indica, es su principal fuente de ingresos.
Por ello, el funcionario describió al grupo rebelde como una organización
básicamente de narcoterroristas.
El viceministro agregó que los medios hicieron público el informe de una
forma imprecisa y aseguró que las FARC gastan la mayor parte de sus ingresos en
la compra de precursores químicos para producir cocaína y para obtener
explosivos que usan en sus ataques.
De igual manera, la extradición de Omaira Rojas, supuesta jefa de finanzas de
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para ser enjuiciada en
Colombia, va a ser utilizada como golpe propagandístico para hacer conocer el
"proyecto terrorista" de las FARC y el
"terrorismo islámico"
en Latinoamérica.
Igual que sucedió con la red Al Qaida, las usinas mediáticas de la CIA
intentan convertir a las FARC en una organización terrorista supranacional, cuyo
poder militar-organizativo-financiero y capacidad operativa, no tienen límites y
están en constante expansión. En ese sentido, las "coincidencias" con Bin Laden
y la red Al Qaida son pura casualidad.
Fuentes norteamericanas, por su parte, señalan que la CIA tendría en curso un
informe que tomaría como base un documento elaborado por los servicios de
inteligencia colombianos, el año pasado, en el que se acusaría a las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de haberse infiltrado en Chile,
Argentina y otros países de Centroamérica con la finalidad de desestabilizar la
región y generar una ola de conflictos montados en el descontento social.
Asimismo la estrategia del informe apuntaría a vincular a la organización
guerrillera con las mafias del delito, y con todas las actividades relacionadas
con el narcotráfico y los negocios ilegales en Latinoamérica.
Como un ejemplo de esa operación se señala al Paraguay, donde, tras conocerse
el asesinato de la hija del ex presidente Cubas, el gobierno paraguayo vinculó a
las FARC con la "
mafia de los secuestros" que estaría operando en ese
país.
Hay que resaltar que las operaciones de la CIA con el
"
terrorismo" y las "
mafias", cuentan con la estupidez y el
desconocimiento de los medios y periodistas latinoamericanos. La mayoría ignora
por completo las operaciones de inteligencia que subyacen detrás de la
información provista por
"fuentes creíbles", o sea por la CIA
infiltrada en el mundo político y empresarial.
Durante un encuentro latinoamericano sobre seguridad en la ciudad colombiana
de Cartagena, en septiembre de 2004, que convocó a las principales autoridades
policiales de la región, el director del Departamento Administrativo de
Seguridad (DAS) colombiano (dependiente de la CIA) , Jorge Noguera, señaló que:
"La guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se
infiltró en Chile, Argentina y otros países de Centroamérica con la finalidad de
generar una ola de descontento social y promover alteraciones de orden público".
"Las FARC han pasado por Argentina, Chile, Centroamérica y otros países, donde
hemos detectado su presencia a través de voceros o de alguna otra forma, que
actúan con alguna representación (de esa guerrilla)", señaló Noguera.
"Hoy las FARC no son solamente una amenaza militar, sino de criminalidad en
todo sentido. Son una amenaza política en cuanto pueden estar generando
resentimiento, sentimiento de exclusión, de supuesta reivindicación de derechos
en esos países para generar problemas allí", añadió.
La denuncia del funcionario colombiano -según el diario El Tiempo- fue
respaldada por el jefe de la Interpol en Perú, coronel Manuel Sánchez, también
presente en ese foro.
"(Las FARC) están trayendo bastantes problemas en mi
país, incluso tengo entendido que tienen rehenes tanto nacionales como
extranjeros", aseguró.
"Definitivamente como organización terrorista,
está tratando de expandirse en otras naciones de Suramérica e incluso de
Europa", añadió el oficial peruano en declaraciones a medios
colombianos.
Finalmente el jefe de la inteligencia colombiana señaló que las FARC también
actuaron en Argentina y algunos países centroamericanos para generar
"
resentimiento" en algunos sectores de izquierda, asegurando que no
descartaba que existan vínculos entre esa guerrilla y la red terrorista de Al
Qaida.
"Estamos investigando, no puedo revelar detalles en este momento,
pero no sería raro encontrar este tipo de nexos porque las organizaciones
terroristas del mundo sienten empatía pues utilizan los mismos métodos y buscan
mejorar juntos en esa carrera criminal para buscar cada vez más muertos",
concluyó.
Este Congreso en Cartagena, manipulado por la inteligencia estadounidense,
trazó las bases a nivel latinoamericano para la actual operación de la CIA
orientada a convertir a las FARC en la versión de Al Qaida en América
Latina.