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lunes, 20 de enero de 2014

Los guerreros de la Tierra y el Corán en defensa de la Creación y la Tierra

Los guerreros de la Tierra y el Corán en defensa de la Creación y la Tierra


Sometamos nuestro corazón al Creador, amemos su obra y esperemos su misericordia, y actuemos como sus peones en este mundo


20/01/2014 - Autor: Marco Terranova Tenorio (Zadig Alí) - Fuente: Webislam



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Avatar. Contra corporaciones.

El ataque a la Creación viene de forma espiritual, política y económica.

Por un lado la creación de un paradigma materialista, nihilista y ateo (enemigo de Dios no como negador, sino como destructor del bien, de la humanidad, de la Tierra y de los valores) ha comenzado a destruir al hombre interiormente, a vaciarlo de espiritualidad y llenarlo con una gran mentira. Esto es, que el mundo y los seres no tienen alma, y que no existe lo que no se ve.

Esta gran mentira, apoyada por los empiristas, racionalistas y los defensores actuales de la falsa ciencia, hoy entronizada como verdad absoluta, está destruyendo la vida y la creación, ya que es necesario para sus planes en enriquecimiento ilícito, el hacer que todo sea objeto y no sujeto. Tú vales por lo que tienes, los animales y las cosas valen por su valor de intercambio económico y no por lo que son en realidad.

Muchos hemos visto la foto del asesinato de un gran elefante, donde se le cortó la mitad de la cara con un hacha, para llevarse así los cuernos y venderlos. El animal fue sacrificado por la codicia del hombre, por una arrogancia sin límite que le hace creerse dueño de la tierra y los seres.

Este es el ejemplo de “la verdad que domina el mundo” en todos lados.
Ni los pueblos musulmanes, ni los gobiernos musulmanes hoy, se preocupan de la creación y de la Tierra. Si no defendemos el eslabón mas débil tampoco nos defenderemos a nosotros mismos.

El levantamiento de los pueblos originarios contra la barbarie occidental y sus corporaciones, es hoy una realidad. Vemos incluso comunidades que con solo arcos y flechas han puesto en jaque a grandes corporaciones que buscaban robar los recursos de la selva, lugar sagrado para estos pueblos.

Y hoy vemos, como el Islam, los musulmanes, estamos desligados de esta ferviente defensa de la Naturaleza, la Tierra y la vida.

Estamos centrados en los 5 pilares, pero no son suficientes; el cumplimiento de las prescripciones religiosas es necesario para mantenerse en el camino recto, pero necesitamos mas pilares, más conciencia, más profundidad; una casa necesita de techo, revestimientos, bases.

Aquí quiero yo referirme, no a los pilares, sino a la base. La base es la sustentadora de los pilares. La base nos hace un llamamiento a volver la mirada al Corán, con humildad, con amor, con curiosidad. La base nos pide volver el rostro, someternos con paciencia, con un corazón humilde.

Hoy, está siendo atacada la creación por fuerzas que en nombre de la ganancia y la economía están llevando a la extinción a la vida y a los pueblos.

Se están hoy destruyendo todas las reservas naturales, se están asesinando a seres sagrados como delfines y ballenas para uso comestible, estamos destruyéndonos a nosotros mismos.

Millones de musulmanes miramos a la Kaaba, pero no miramos a la Kaaba del corazón. Leemos el Corán pero no escuchamos lo que el corazón nos dice cuando recuerda gracias al conocimiento del Corán.

Hoy mas que nunca necesitamos levantarnos de nuevo, necesitamos de nuevo no una guía, ya que la tenemos, pero si comenzar a caminar hacia la ascensión espiritual, esto es, proteger al débil, luchar contra la arrogancia del poderoso, luchar contra nuestro ego y nafs, someternos ante el creador por medio del amor a la creación.

Sin amar esta creación no hay paraíso. El Dunia no es el mundo material, es la desconexión de nuestro ser con la realidad, que genera una falsa realidad.

Somos seres espirituales y materiales, así hemos sido creados, con lo cual, debemos no negar la creación, sino amarla y ser sus guardianes, guardianes y defensores de la naturaleza, la vida y los animales. Con fuerza e inteligencia, debemos comenzar a levantarnos contra esta tiranía mundial, esta entronización de la falsedad, de la maldad, estamos acostumbrado a la maldad y a la injusticia, pero esto no es ni normal ni natural, aunque llevemos miles de años y aunque se diga que el hombre es siempre hombre. No siempre ha sido así.

El Corán nos dice claramente que podemos descender y ser un shaitán o podemos elevarnos hasta ser seres espirituales de luz. La grandeza del Creador es que nos ha dado la máxima libertad de elegir a nivel de humanidad y a nivel personal, aunque la salvación será a nivel de humanidad, ya que la salvación no es personal, no vale con retirarse y purificarse, hay que luchar en el siglo, hay que hacer frente a los problemas del siglo para aligerar el peso a las futuras generaciones.

Hoy no se habla del corazón, no se habla de la verdad… Y es hora que comencemos a hablar y comencemos a luchar por lo que verdaderamente tiene valor, y en lo que verdaderamente puede que tengamos éxito en la vida. Que no es tener un coche, una gran casa, sino ser seres humanos mas avanzados, esto es, mas solidarios, más respetuosos, más responsables y más precoupados por la justicia a todos los niveles.

Enseñamos a nuestros hijos el Corán, pero no les enseñamos a amar a los animales, las plantas, la vida. Sin amar la vida el hombre está condenado aquí y en la otra vida. Es el amor a la vida lo que nos hace abrir las puertas a la otra vida, porque si amamos la vida, estamos completos, pero si carecemos de este amor universal, carecemos de todo. ¿O acaso no defendió nuestro amado profeta Muhammad (la paz sea con él) al igual que lo hizo Isa (sobre el la paz) a los animales y árboles? ¿O podemos entender a un profeta que por un lado habla de justicia y por otro si ve un perro le pega una patada o arranca un árbol porque sí, o pisa una flor porque sí?

No se trata de llegar a extremos, se trata de adquirir conciencia de dónde estamos, quiénes somos y hacia dónde vamos.

El Corán nos dice en su infinita sabiduría que el mundo fue construido en comunidades, esto es una prueba para los seres humanos, ya que no podemos privatizar la espiritualidad y hacerla parte solo de un pueblo o zona geográfica. Luego, el problema no está en que existan diferentes creencias, sino en la caída espiritualidad de la humanidad. Si todos fuéramos mas humanos, nada separaría a un musulmán de un cristiano de un budista. Aunque tuvieran todos las mismas creencias, estas creencias podrían coincidir en matrimonios, familias o grupos de amigos u organizaciones políticas y sociales.

No se trata ahora de ir a lo loco, ya que existen las circunstancias, vemos el caso de Irán, rodeado de enemigos, o de Siria o Líbano, donde ahora todo parece imposible, pero no podemos perder esto de vista, qué es lo que queremos y qué es lo que buscamos.

La sensibilidad hacia la creación no es ajena al Islam; vemos como un pueblo andaluz tuvo entre su derecho que al cortar un árbol, se debían plantar tres. Tal fue el grado de sensibilidad y justicia en muchos lugares, pero hoy, esta sensibilidad la comparten otros pueblos, desconocidos en la época del profeta (la paz sea con él); vemos los pueblos pre-diluvianos de ecuador o de Bolivia, donde este último ha puesto en sus códigos de derecho, la defensa y la dignidad de la madre Tierra, delimitando el ataque actual en nombre del crecimiento económico y de la acomulación capitalista.

No habrá cambio sin una acción directa de los pueblos contra el aberrante sistema actual capitalista y su sustitución por una espiritualidad mas avanzada y protegida por guerreros naturales que, a su vez, defiendan la vida y la naturaleza.

Esos guerreros están surgiendo cada día con mas fuerza, defendiendo a los animales a nivel local, o hasta organizaciones que se enfrentan a los criminales pescadores japoneses o de otros países que asesinan a ballenas y delfines por ánimo de lucro. Aún no he visto ningún estado gobernado por musulmanes que ceda parte de sus fuerzas armadas en defensas de estos animales.

Queda mucho por hacer, pero hoy, más que nunca, debemos hacer del Corán un libro vivo, no un libro el cual da conocimiento para ir pavoneándonos por ahí diciendo cuánto sabemos.

Sometamos nuestro corazón al Creador, amemos su obra y esperemos su misericordia, y actuemos como sus peones en la Tierra. Seamos sus defensores por medio de la misericordia, la lucha sin cuartel contra las injusticias en todos los sentidos. Luchemos por nuestra elevación y la elevación de los pueblos musulmanes y de toda la humanidad.

No caigamos en la arrogancia de creernos superiores a otros pueblos porque seguimos al Corán y a al último profeta (paz y bendiciones sobre él), porque si es así, recibiremos de Allah su alejamiento, y esta es nuestra perdición, desviarnos de nuestro camino, un camino duro, difícil, de ascenso de la cuesta. Hemos elegido ser musulmanes porque nuestro camino es la cuesta, la dureza de la cuesta hasta el fin de nuestra vida, y no el descenso, ese fácil descenso, cómodo y seguro, pero a la vez falso, que nos puede llevar a llenar nuestras vidas de lujos, pero a la vez de olvido, y al final de fracaso, al alejarnos de nuestro Creador.

Sirvamos al bien y a la justicia, y sobre todo, hoy más que nunca, seamos parte de esa nueva fuerza que hoy está creando Allah, hagamos parte de ese pequeño pero poderoso ejército y de ese llamamiento que está haciendo a los pueblos y a las naciones para la defensa de la vida y de la humanidad. Como decía la cantante rapera francesa Keny Arkana en su canción El Quinto Sol, debemos tomar conciencia que somos quizás la última generación, la última que podemos llevar a cabo la destrucción de la creación o una elevación espiritual como jamás ha conocido la humanidad, poniendo las bases para un crecimiento espiritual y material de miles de años, aún a costa de nuestro bienestar y de nuestra seguridad.

Como dijo Franz Fanon: "Cada generación, dentro de una relativa opacidad, tiene que descubrir su misión, cumplirla o traicionarla". De nosotros dependerá elegir el camino que nos llevará hacia el final de un camino de descenso espiritual y barbarie con el fin de la tierra y la vida o la lucha por la elevación espiritual de la humanidad y caminar en el camino de la eternidad como seres mortales.

Y cuidado con esas mentiras que dicen que el final del mundo hace parte de la profecía. El final del mundo sí, del viejo mundo, el cambio de polos, el fin del dominio del hombre blanco y de las naciones del norte sí, pero no la destrucción de la Tierra. Porque su destrucción supondrá un fracaso de la humanidad, y con ello el peor de los castigos, el más duro, esto es, la desaparición y el olvido; pero la defensa de la tierra y la vida tiene a nivel personal y colectivo el paraíso como premio.

Esperemos que hombre tras hombre, nación tras nación, pueblo tras pueblo, estado tras estado vayan rindiéndose a la evidencia de que existe un único Creador y que a Él pertenece toda soberanía, pudiendo en un instante cambiar el curso de la historia y de la humanidad gracias a su infinito amor y misericordia.

Marco Terranova Tenorio. Zadig Alí. Licenciado en Ciencias Políticas. UNED

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