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lunes, 2 de enero de 2017

La industria de la islamofobia y el racismo institucional

No existe en España ningún mecanismo fiable que contabilice los casos de islamofobia o xenofobia


La islamofobia se ha convertido en una enorme industria de producir miedo y terror, poniendo sobre la mesa asesinatos, atentados y víctimas inocentes. Los instrumentos de la islamofobia industrial moderna son principalmente:
a) Los medios de comunicación tradicionales. Las grandes cadenas o corporaciones, (Mass Media), no son neutrales, y actúan  según el interés de sus propietarios, calificando a los terroristas como radicales, yihadistas o islamistas, cuando en realidad, no forman parte del islam, y por sus crímenes se han convertido en herejes, que se han salido del islam. El ciudadano normal sufre un bombardeo informativo diario con titulares sensacionalistas en radio, prensa y televisión, que no pueden dejar de influirle en su forma diaria de ver el islam y a los musulmanes.
b) La difusión por internet, a través de páginas de facebook, youtube, blog, twitter yweb, donde se describe al musulmán como un peligro y al islam como una ideología intolerante, cuando en realidad el islam no es una ideología, sino una religión de paz, que somete la guerra a una duras disciplinas de respeto a los civiles y prohíbe el suicidio. Los islamófobos se sirven de videos de atentados terroristas y declaraciones de clérigos extremistas para atacar al islam. Estos clérigos desviados ofrecen una imagen deformada del islam, fruto de su ignorancia y su vasallaje a intereses ajenos al islam.
c) La construcción de una seudo-intelectualidad, representada por escritores, directores de cine actores, actores y pensadores ilustrados con escasos escrúpulos y deficiencia en su formación académica, que en busca de la fama, la gloria o simplemente el dinero, se arrastran a la nauseabunda charca de la islamofobia para beber de sus apestosas aguas, creando libros, películas y artículos y ensayos, que denigran a la comunidad musulmana y la estigmatizan frente al resto de la población. Un ejemplo de esto es el artículo de Sánchez Dragó, “Moros en la costa”, en el que literalmente dice, “el Islam persigue como postrer objetivo el de convertir a todos los seres humanos, degollar a quienes no se avengan a ello y crucificar a los apóstatas”.
d) La creación de asociaciones abiertamente islamófobas, financiadas por intereses privados o subvenciones públicas, que no dejan de atacar el islam, mediante acusaciones infundadas contra el Sagrado Corán y la Sharia, que generan prejuicios y malos entendidos. Asociaciones que combaten el uso del velo islámico, la comidahalal, o cualquier otro elemento islámico.
La islamofobia, no está situada en un sector concreto de la población, sino que actúa como un cáncer, que ha desarrollado una metástasis que invade toda la sociedad:
a) Islamofobia Social:
— seudo-religiosa, por parte de grupos nacional-católicos o de la extrema derecha evangélica, que consideran que en occidente no hay cabida para el islam, algo que es falso, ya que por ejemplo, la sociedad española tiene una importe influencia del islam en su configuración, Bosnia y Albania son sociedades mayoritariamente musulmanas.
Lamentable ejemplo de esta islamofobia religiosa son las declaraciones de Tenzin Gyatso, Dalai Lama y líder espiritual del budismo tibetano, que manifestó que“Alemania, no puede convertirse en un país árabe”, pero que guarda silencio sobre los crímenes y el genocidio que sufre la minoría musulmana rohinyás, en Birmania a manos de budistas fanáticos. Una doble vara para medir las cosas.
— Seudo-feminista, que no reconoce el derecho de las mujeres musulmanas a ser ellas mismas, y que quiere imponerlas su visión sesgada del modelo de mujer occidental, lo que no deja de ser un neo-colonialismo de la mujer musulmana.
— Islamofobia seudo-laicista, que en nombre de una neutralidad religiosa de la administración y los establecimientos públicos, sus objetivos son que no se ofrezcan menús halal en los colegios y se prohíba el uso del velo o hiyab en los edificios públicos, lo que implicaría que muchos niños se alimentes de productos prohibidos por el islam o las mujeres no puedas ser funcionarias si usan hiyab. Tampoco podrán ser concejales, si usan hiyab, ya que no podrían acudir a los plenos municipales, ni podrían asistir como alumnas a colegios, si llevan algún signo identificativo musulmán.
b) Islamofobia Política:
— La creación y fomento de partidos xenófobos de corte populista, (que a veces infectan a los partidos conservadores), y que de manera reiterada, en nombre de los derechos humanos, criminalizan al islam, señalándolo como incompatible con la democracia y los derechos humanos, para a continuación pedir el cese de la inmigración de origen musulmán o la expulsión de los que ya se encuentran en países occidentales.
— Los grupúsculos ultras, de una ideología identitaria, que identifican al islam y a los inmigrantes musulmanes como invasores y destructores de su cultura,  haciéndoles responsables del paro, la delincuencia o la inseguridad ciudadana. Describiéndolos como vagos que viven de las ayudas sociales y se dedican a tener hijos en masa. Javier Maroto, ex alcalde del PP, acusó a los trabajadores extranjeros de “abusar” de las ayudas sociales, provocando una escalada de actos xenófobos sin precedentes en Vitoria.
— Los partidos tradicionales, que dan cobertura desde posiciones presuntamente de izquierdas o liberales al discurso seudo-feminista y seudo-laicista.
c) Islamofobia económica:
— Los recortes sociales y la falta de una política de redistribución de la riqueza por parte de las instituciones del Estado han provocado que la pobreza crezca a niveles desconocidos en Europa desde la segunda guerra mundial y la guerra civil española. El 15% de los trabajadores de España son pobres y, desde 2012, la cifra de hogares que no percibe ningún ingreso no ha bajado de 700.000. Esto supone que la población musulmana, (un 51% es inmigrante), viva en unas condiciones económicas severas, en los barrios más deteriorados por el abandono institucional, donde se unen miseria y marginación con musulmán.
— La falta de recursos económicos deja a la población musulmana lastrada en el último escalón de la pirámide social, con menos oportunidades de desarrollarse y formarse, lo que hace que sufra un racismo económico.
Todo este engranaje solo puede mantenerse porque existe un “racismo institucional que lo tolera” y una legislación deficiente y difícil de aplicar contra estos grupos y organizaciones y personas islamofobas que actúan con gran impunidad. No existe en España ningún mecanismo fiable que contabilice los casos de islamofobia o xenofobia  que se producen, lo que le permite al Estado decir que no existe la islamofobia en España o que esta es residual, pero se desconoce:
a) El número de personas que han sido despedidas de su trabajo por ser musulmanes en un momento de crisis como el que se vive.
b) El numero de musulmanes que han tenido problemas para alquilar viviendas por sus creencias.
c) El número de mujeres que no han sido contratadas por usar hiyab o de hombres musulmanes que no fueron contratados por sus creencias.
d) El numero de musulmanes que han sido agredidos verbalmente por sus creencias o han sido discriminados en su vida normal.
e) El número de casos de musulmanes discriminación por parte de la administración pública.
f) El número de niños musulmanes que carecen de clases de religión o menús halal en sus colegios.
g) El número de agresiones físicas sufridas por ser musulmán, ya que la inmensa mayoría no se denuncia por desconfianza en las instituciones públicas o por miedo a denunciar por carecer de permiso de residencia.
La nula voluntad del Estado en contabilizar los casos de islamofobia y en el incumplimiento de los acuerdos de cooperación entre el Estado español y la Comisión Islámica de España, aprobados en 1.992, mediante la Ley 26/92, en 1.992, es suficiente muestra para poder afirmar que la islamofobia esta institucionalizada en España por el propio Estado, ya sea por omisión de sus funciones o carencia de medios.
La islamofobia institucional ha permitido que una parte importante de la población tenga desconfianza y miedo hacia el islam y poder justificar las ventas de armas, las guerras y el saqueo de la riqueza de los países de oriente medio. Hashim Cabrera, director de Webislam, señaló en cierta ocasión, “que antes se creaban armas para las guerra, y ahora se crean guerras para vender armas”.
El terrorismo alimenta la industria de la islamofobia y ésta justifica la marginación y discriminación de la población musulmana, que se ve abandonada por las instituciones que debían cuidar de ella. La islamofobia institucional está beneficiando a los vendedores de armas y a los compradores del petróleo controlado por los terroristas en el mercado negro, mientras miles de personas se quedan si familia, sin brazos o piernas, sin amigos, sin sus casas, sin su trabajo y sin futuro. La imagen de un niño muerto en el Mar Egeo no ha enternecido el duro corazón de los traficantes.

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