SURA 17 AL-ISRA’ (EL VIAJE NOCTURNO)
Período de La Meca
Esta sura contiene 111 versículos. Toma su título de su primer versículo, donde se relata el milagroso Viaje Nocturno del Mensajero desde la Mezquita Sagrada de La Meca hasta el Masyid Al-Aqsa en Quds (Jerusalén). El Mensajero de Dios, la paz y las bendiciones sean con él, fue llevado desde ahí, a través de las dimensiones celestiales de la existencia y observó los grandes signos de Dios. Su viaje es conocido como al-Mi‘ray (la Ascensión). Algunos comentaristas llaman a esta sura Banu Israil (los Hijos de Israel), porque menciona a los Hijos de Israel entre los versículos 2 y 8 así como entre los versículos 101 y 104. Fue revelada en La Meca cuando ocurrió el Mi’ray, hacia el final del período de La Meca. Advierte a los incrédulos y les exhorta a que tomen lecciones de la historia de los Hijos de Israel y de otras comunidades, explicando lo que dirige a la felicidad y lo que dirige a la perdición. Declara ciertos principios generales relacionados con la moralidad y la buena conducta como los fundamentos de la ley que fueron legislados más tarde en Medina para la vida individual y colectiva de los musulmanes. La sura aconseja al Mensajero de Dios y a los creyentes que tengan paciencia con todo lo que se encuentren en el camino de Dios.
En el Nombre de Dios, el Misericordioso, el Compasivo.
1. Glorificado es Quien llevó a Su siervo en un viaje[1] nocturno desde la Mezquita Sagrada hasta la Mezquita Más Lejana[2], cuyos alrededores hemos bendecido, de modo que podamos mostrarle algunos de Nuestros signos (de las verdades concernientes a Nuestra Divinidad y Señorío). Sin duda, Él es Quien todo lo Oye, todo lo Ve[3].
2. Dimos a Moisés el Libro e hicimos de ello una guía para los Hijos de Israel (ordenándoles): «No toméis, aparte de Mí, protector alguno (en Quien confiar y encomendar vuestros asuntos)»[4].
3. (Eran de entre los) descendientes de los que llevamos (en el Arca) con Noé. Él, sin duda, fue un siervo muy agradecido[5].
4. Decretamos en el Libro para los Hijos de Israel (como consecuencia de su ingratitud y desobediencia al Libro): «Con toda certeza, causaréis corrupción y desorden en la Tierra dos veces y (regocijados con extrema arrogancia) actuaréis con gran insolencia».
5. Por lo tanto, cuando llegó el momento de la primera de las dos, elegimos y enviamos contra vosotros algunos de Nuestros siervos dotados de gran fuerza (para castigaros) e hicieron estragos en la tierra, registrando vuestras casas. Eso era una promesa a ser ejecutada.
6. Más tarde, os dimos el turno otra vez para prevalecer sobre ellos, os reforzamos con recursos y con hijos y os hicimos más poderosos en número (que antes).
7. Si hacéis el bien (conscientes de que Dios os está contemplando) lo hacéis para vosotros mismos; y si hacéis el mal, es asimismo para vosotros mismos. Y por lo tanto, cuando el momento (para el cumplimiento) del segundo decreto llegue, (elegimos nuevos enemigos contra vosotros) para que os deshonren totalmente y que entren en el Templo como entraron otros anteriormente, y que destruyan totalmente todo aquello que conquisten[6].
8. Se espera que vuestro Señor tenga misericordia de vosotros, pero si volvéis (a vuestros pecados), volveremos (a Nuestro castigo)[7]. Y hemos hecho del Infierno una mazmorra para los incrédulos.
9. Este Corán sin duda guía (en todos los asuntos) a lo que es más justo y recto y da a los creyentes que obran actos buenos y rectos las buenas nuevas de que para ellos hay una gran recompensa.
10. Y que a los que no crean en el Más Allá, para ellos hemos preparado un castigo doloroso.
11. No obstante, el ser humano (a través de sus acciones y de sus palabras) reza y pide por el mal tal y como si rezase y pidiese por el bien. El ser humano es propenso a precipitarse[8].
12. (Al igual que en la vida del ser humano, los «días» y las «noches» se alternan en el mundo también.) Hemos hecho de la noche y del día dos signos (que manifiestan la verdad del Poder, Conocimiento, soberanía absoluta y gracia de Dios sobre vosotros). Hemos ocultado el signo de la noche (haciéndola oscura) y hemos hecho que el signo del día sea iluminador para (que sea, así, un medio para vosotros de) ver[9], para que busquéis el favor de vuestro Señor, y que sepáis el número de años y el cálculo (del tiempo). Todo lo hemos expuesto en detalle.
13. La suerte de cada ser humano, se la hemos amarrado alrededor de su cuello, y el Día de la Resurrección le sacaremos un libro que encontrará abierto.
14. «¡Lee tu libro! Hoy te bastas tú para ajustarte cuentas[10].
15. Quien siga el camino recto lo sigue tan solo por el bien de su alma; y todo aquel que se extravíe, no se extravía sino tan solo por su mal. Ninguna alma soporta (ni se le hará soportar) con la carga de otra. Nunca castigaremos (a una persona o a una comunidad por el mal que hayan hecho) hasta que no hayamos enviado a un Mensajero (para que dé consejo y advertencia).
16. Y cuando finalmente, queremos destruir una ciudad (que ha merecido destrucción) abandonamos a aquellos de su gente perdidos en la búsqueda de los placeres a sus propios recursos y por lo tanto sobrepasen todos los límites ahí. En consecuencia, la palabra (de castigo) se justifica contra ella y la aniquilamos, reduciéndola a la nada.
17. ¡Cuántas generaciones hemos destruido (de este modo) después de Noé! Tu Señor es suficiente como un Ser Omnisciente y Quien ve los pecados de Sus siervos.
18. Todo aquel que desee tan solo las ganancias inmediatas (de esta vida transitoria), de buena gana concedemos de ello tanto como nos place a quien Nuestra Voluntad dispone. Luego, le destinamos al Infierno, donde se quemará, deshonrado y repudiado.
19. Sin embargo todo aquel que quiera el Más Allá y se esfuerce por ello del modo en que debe de esforzarse, siendo un creyente, entonces para aquellos (que obren así) su esfuerzo será reconocido con agradecimiento y recompensa.
20. A cada uno le proporcionamos —a éstos y a aquellos— de los obsequios de tu Señor (en el mundo); los obsequios de tu Señor no están limitados.
21. Mira cómo hemos hecho que algunos de ellos superen a otros (en dones mundanos y en virtudes); sin embargo, el Más Allá, será mayor en grados y mayor en excelencia[11].
22. No establezcas otras deidades junto a Dios, o te encontrarás deshonrado y abandonado.
23. Tu Señor ha decretado que veneréis tan solo a Él y que tratéis a los padres con la mejor amabilidad. Si uno de ellos o ambos alcanza la vejez durante tu vida, no les digas «¡Uf!» (como indicación de queja o impaciencia) ni les apartes. Y siempre dirígete a ellos con palabras cariñosas.
24. Desciéndeles el ala de la humildad por misericordia, y di: «¡Señor mío, ten misericordia de ellos ya que ellos cuidaron de mí durante mi infancia!».
25. Vuestro Señor conoce bien lo que se halla en vuestras almas (respecto a todos los asuntos, incluyendo lo que pensáis sobre vuestros padres). Si sois rectos (en vuestros pensamientos y actos), entonces sin duda Él es Indulgente con aquellos que se tornan a Él en humilde contrición[12].
26. Y da lo que es suyo por derecho al pariente, así como al pobre y al viajero; y no despilfarres (tu riqueza) insensatamente.
27. Sin duda los despilfarradores son los hermanos de los satanes; y Satanás es siempre desagradecido con su Señor.
28. Pero si has de apartarte de ellos (de los que están necesitados, porque tú mismo lo estás, y) buscando la misericordia de tu Señor con esperanza, entonces (al menos) habla con ellos dulce y amablemente.
29. No mantengas la mano atada a tu cuello (con tacañería), ni la extiendas sin ningún límite; si no te quedarás reprochado y despojado.
30. Sin duda, tu Señor aumenta la provisión a quien Su Voluntad dicta y la escatima (a quien Su Voluntad dicta). Realmente, Él se halla perfectamente informado de Sus siervos y les ve bien[13].
31. No matéis a vuestros hijos por miedo a la pobreza. Somos Nosotros quienes les proveemos y a vosotros también. Matarles es sin duda un pecado grave[14].
32. No os acerquéis a cualquier relación sexual ilícita. Sin duda es algo vergonzoso e indecente y un mal camino (que lleva a la corrupción individual y social)[15].
33. No matéis a ningún alma que Dios ha prohibido excepto por una causa justa. Si alguien ha sido matado injusta e intencionadamente, hemos concedido a su heredero (como defensor de sus derechos) la autoridad (de reclamar el talión y daños o perdonar de manera absoluta). Pero que (el heredero) no exceda los límites legítimos al matar (tomando represalias). Sin duda, ha sido auxiliado (suficientemente por las previsiones y procedimientos de la Ley)[16].
34. Y no os acerquéis a la propiedad del huérfano excepto de la mejor manera (tal y como para mejorarla o aumentarla) hasta que alcance la mayoría de edad y sea fuerte. Cumplid el compromiso. Sin duda se pedirá cuenta del compromiso (el Día del Juicio Final, se os imputará la responsabilidad de vuestro compromiso).
35. Cuando midáis, dad la medida completa y pesad con una balanza exacta y precisa. Esto está bien y (hacer eso es) lo mejor a largo plazo.
36. No sigáis aquello de lo que no tenéis conocimiento (de si es bueno o malo) y apartaros de las afirmaciones y conjeturas infundadas. Sin duda el oído, la vista y el corazón; cada uno de éstos está sujeto a ser cuestionado acerca de ello (eres responsable, rendirás cuentas de cada uno de ellos el Día del Juicio Final)[17].
37. No te pavonees en la Tierra con altanera jactancia; pues nunca podrás partir la Tierra (por muy fuerte que pises con tu pie) ni alcanzarás la altura de las montañas (por mucho vigor que emplees para impresionar).
38. Lo malo de todo esto es detestable ante tu Señor.
39. Todo esto es (parte) de la Sabiduría que tu Señor te ha revelado (Oh Mensajero). (Como la fuente y la base de toda sabiduría) no establezcas junto a Dios otras deidades, o serás arrojado al Infierno, repudiado y rechazado[18].
[1] El versículo inicial de esta sura está relacionado con el milagroso viaje nocturno del Mensajero de Dios desde la Mezquita Sagrada de La Meca hasta el Masyid al-Aqsa en Jerusalén. El Mensajero fue llevado desde allí atravesando las dimensiones de la existencia y llegando tan alto como la Presencia de Dios. Esta segunda parte del viaje es llamada Ascensión (Mi‘ray). Para una explicación, véase el Apéndice 10.
[2] La razón por la cual el Corán menciona Bayt al-Maqdis en Jerusalén como Masyid al-Aqsa (la Mezquita Más Lejana) es porque en el momento de la Revelación era la mezquita (sagrada) más lejana para los musulmanes de Medina. Los musulmanes consideran sagradas tres mezquitas en el mundo y pueden desear viajar para llevar a cabo actos de veneración en dichas mezquitas por la especial recompensa que entraña dicho viaje. Se trata del Masyid al-Haram (la Mezquita Sagrada de La Meca, donde está la Ka‘ba), el Masyid an-Nabi (la Mezquita del Profeta, en Medina) y Bayt al-Maqdis (Masyid al-Aqsa), en Jerusalén. Estas tres mezquitas son las fuentes de la Religión Divina la cual se basa en la absoluta Unidad de Dios, principalmente predicada y representada por los grandes Mensajeros de Dios, es decir: Abraham, Moisés, Jesús y Muhammad, la paz sea con ellos. La expresión «más lejana» también significa grandeza en rango. Esta sura fue revelada en La Meca cuando la Mezquita del Profeta en Medina todavía no había sido construida y la Ka‘ba estaba llena de ídolos; por ello, los musulmanes se dirigían a esta Mezquita de Jerusalén para sus Oraciones.
[3] El pronombre de la expresión, sin duda Él es Quien todo lo Oye y todo lo Ve, que hace referencia al punto más lejano de la Ascensión, que consta en el versículo 53 de la Sura an-Naym, se puede referir tanto a Dios Todopoderoso como al Profeta, la paz y las bendiciones sean con él.
Si se refiere al Profeta (sin poner en mayúscula las palabras «Él» y «Quien»; sin duda, él es quien todo lo oye y todo lo ve) según las reglas de la elocuencia y de la relación del pronombre y su antecedente, el significado es el siguiente: Este viaje, que aparentemente es particular, es realmente tan abarcador y significa un ascenso tan universal que el Profeta, la paz y las bendiciones sean con él, oyó y vio durante el mismo las más grandes verdades y señales de la Divinidad y el Señorío de Dios en la categoría universal. Ningún otro mortal había sido capaz de esto y ningún otro mortal podrá alcanzar jamás dicho nivel. Él percibió, a través de la vista y el oído, como resultado de las manifestaciones de los Nombres Divinos en grados universales tan lejanos como el árbol del Loto más lejano y la distancia entre las cuerdas de dos arcos (puestos uno al lado del otro) o incluso más cerca (que eso) (para el significado de estas expresiones véase la sura 53:9, 14 y las correspondientes notas 4 y 6). Por lo tanto, con esta frase conclusiva, el versículo describe ese viaje particular como la clave para la comprensión de un viaje (elevado) universal lleno de extraordinarios acontecimientos.
Si, por otro lado, el pronombre en la expresión (poniendo en mayúsculas las letras iniciales de las palabras «Él» y «Quien»), Ciertamente Él es Quien todo lo Oye y Quien todo lo Ve, se refiere a Dios Todopoderoso, entonces el significado es el siguiente: Para llamar a un siervo Suyo al viaje hacia Su Presencia y encomendarle una misión, después de haberle hecho ir desde Masyid al-Haram hasta el Masyid al-Aqsa, donde los Profetas se reúnen, y haciéndole encontrarse con ellos, y mostrando que él es el heredero absoluto e indiscutible de los principios de las religiones de todos los Profetas, tomó a Su siervo a través de las dimensiones tanto internas como externas de Su dominio tan lejos como el árbol del Loto más lejano y la distancia entre las cuerdas de dos arcos (puestos uno al lado del otro) o incluso más cerca (que eso).
El profeta Muhammad, el siervo más amado de Dios, la paz y las bendiciones sean con él, fue con toda certeza un siervo, y el viaje fue una ascensión única. Sin embargo, ya que le había sido encomendada una Confianza conectada con todo el Universo, y le fue concedida una luz que iba a cambiar el color del Universo y ya que también tenía consigo una llave con la que se abriría la puerta de la felicidad eterna, Dios Todopoderoso se describe a Sí Mismo como Quien oye y ve todas las cosas para que Su sabiduría abarcadora universalmente, integral y abarcadora en la Confianza, la luz y la llave podrían ser observadas y entendidas.
[4] La transición desde la mención de la Ascensión hasta las observaciones respecto a la historia de los Hijos de Israel se realiza aquí para subrayar el significado de la correspondencia entre su destino y la historia de otras comunidades. Ya que la historia de los Hijos de Israel, desde su surgimiento sobre la Tierra hasta su ascenso y su subsiguiente declive, es una historia completa, constituyendo un ejemplo para todas las demás comunidades, el Corán se refiere frecuentemente a la misma. Otra razón por la cual el Corán se refiere frecuentemente a la historia de los Hijos de Israel es que éstos continuarán desempeñando un papel importante en la historia de la humanidad y que los musulmanes en particular, tendrán que tratar con ellos hasta el final de los tiempos.
La Ascensión es especialmente significativa respecto a la misión del Mensajero, la paz y las bendiciones sean con él. Tal y como se explica anteriormente en la nota 1, el Mensajero se encontró con muchos Mensajeros anteriores durante la Ascensión, incluido el profeta Moisés, la paz sea con él, y además de haber observado los grandiosos signos de Dios respecto a Su Divinidad y Señorío, él también demostró ser Su signo más grande para todas las dimensiones de la existencia. El Mensajero de Dios, la paz y las bendiciones sean con él, fue mostrado como el heredero de las misiones de todos los Profetas anteriores. Entre las comunidades anteriores, fue principalmente sobre los Hijos de Israel, la gente de Moisés, sobre los que Dios completó Su favor. Por lo tanto, desde la perspectiva de la Misión Profética, Moisés era el que más se parecía al profeta Muhammad, la paz y las bendiciones sean con él. Esto queda claro en los siguientes versículos del Antiguo Testamento y del Corán respectivamente:
Y el Señor me dijo a mí: «Bien está lo que han dicho. Yo les suscitaré, de en medio de sus hermanos, un Profeta semejante a ti, pondré mis palabras en su boca, y él les dirá todo lo que yo le mande. Si alguno no escucha mis palabras, las que ese profeta pronuncie en mi nombre, yo mismo le pediré cuentas de ello» (Deuteronomio, 18:17–19).
Queda claro con este versículo qué lo que se quiere decir por «de en medio de sus hermanos, un Profeta semejante a ti». Se refiere a un Profeta que descenderá del linaje de Ismael, ya que Ismael es el hermano de Isaac, el antepasado de los hijos de Israel. El único Profeta que vino después del profeta Moisés, la paz sea con él, y que se parece a él en muchos aspectos, como por ejemplo por haber traído una ley nueva y por la lucha contra sus enemigos, es el profeta Muhammad, la paz y las bendiciones sean con él. El Corán hace referencia al mismo hecho: Sin duda os hemos enviado (Oh pueblo) un Mensajero, un testigo en vuestra contra precisamente como enviamos un Mensajero al Faraón (73:15).
[5] Vinculando a los Hijos de Israel con el profeta Noé, la paz sea con él, a quien menciona como un siervo sumamente agradecido, el versículo insinúa que el hecho de que Noé fuera un siervo sumamente agradecido tiene que ver con que los Hijos de Israel hubiesen recibido el Libro como fuente de guía. El agradecimiento y los esfuerzos realizados en la causa de Dios meramente por Él nunca acontecen sin nada a cambio. También advierte que una comunidad honrada por el Libro de Dios como fuente de guía en la vida y que también asegurará el Más Allá, exige agradecimiento. Principalmente, esto significa que es Dios Quien concede las bendiciones que tenemos en la vida. Por lo tanto, debemos creer en Él sin atribuirle copartícipe alguno así como venerarle tan solo a Él. El agradecimiento no beneficia a Dios de ninguna manera, ni la ingratitud Le causa ningún perjuicio. Pero el agradecimiento es indispensable para que la persona y la comunidad alcancen la verdadera moralidad. Mientras que la gente esté agradecida a Dios, Él incrementará Su favor sobre ellos; por contraste, si pasan a ser desagradecidos, entonces Dios les castigará. Este castigo es la consecuencia natural de la ingratitud, ya que significa la corrupción de la vida individual y colectiva.
[6] Las advertencias mencionadas con sus razones aparecen en distintos pasajes de la Biblia (Levítico, 26:14-39; Deuteronomio, 28:15-68; Salmos, 106:34-38, 40-41; Isaías, 1:4-5, 21-24; 2:6, 8; 8:7; 30:9-10, 12-13; Jeremías, 2:5, 7, 20; 3:6, 8-9; Ezequiel, 22:3, 6-12, 14-16; Mateo, 23:37; 24:2; Lucas, 23:28-30).
Por ejemplo, en Isaías 1:4-5 se habla de la corrupción y sus consecuencias:
¡Ay, gente pecadora, pueblo tarado de culpa, semilla de malvados, hijos de perdición! Han dejado al Señor, han despreciado al Santo de Israel, se han vuelto de espaldas. ¿Dónde golpearos ya, si seguís contumaces? La cabeza toda está enferma, toda entraña doliente.
Jeremías 5: 1, 7-9 reza lo siguiente:
Recorred las calles de Jerusalén, mirad bien y enteraos; buscad por sus plazas, a ver si topáis con alguno que practique la justicia, que busque la verdad, y yo la perdonaría… ¿Cómo te voy a perdonar por ello? Tus hijos me dejaron y juraron por el no-dios. Yo los harté, y ellos se hicieron adúlteros, y el lupanar frecuentaron. Son caballos lustrosos y vagabundos: cada cual relincha por la mujer de su prójimo. ¿Y de esto no pediré cuentas? —oráculo del Señor—, ¿de una nación así no me voy a vengar?
Jeremías 5:15-17 y 7:33-34 nos ha hablado de la gente que Dios mandó contra Israel y la magnitud de la destrucción:
Voy a traer contra vosotros una nación de muy lejos, ¡Oh casa de Israel! —oráculo del Señor—; una nación que no mengua, nación antiquísima aquélla, nación cuya lengua ignoras y no entiendes lo que habla; cuya aljaba es como tumba abierta: todos son valientes. Comerá tu mies y tu pan, comerá a tus hijos e hijas, comerá tus ovejas y vacas, comerá tus viñas e higueras; con la espada destruirá tus plazas fuertes en que confías.
Y los cadáveres de este pueblo servirán de comida a las aves del cielo y a las bestias de la tierra, sin que haya quien las espante. Suspenderé en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén toda voz de gozo y alegría, la voz del novio y la voz de la novia; porque toda la tierra quedará desolada.
Durante la época del profeta Samuel, la paz sea con él, alrededor del año 1.020 a.C., los Hijos de Israel pudieron establecer un estado unificado bajo el Rey Saúl (Talut) (El Corán, 2:247-51). Durante la época de los profetas David y Salomón la paz sea con ellos, llegaron al apogeo de su poder y magnificencia. Esto duró cerca de un siglo. Pero después de Salomón, la paz sea con él, el desacuerdo y las querellas surgieron, con el resultado de que el estado se dividió en dos reinos: Israel, con Samaria como capital, que abarcaba la parte norte de Palestina y Transjordania; y Judá, que abarcaba la parte sur de Palestina y Edom, con Jerusalén como capital.
Las creencias politeístas y la corrupción moral afectaron al reino de Israel más que al de Judá, y, a pesar de las advertencias de los Profetas y de los grandes esfuerzos de reforma, la gente no se enmendó. Finalmente, los asirios lanzaron una serie de ataques y el cruel rey asirio Sargón, acabó con el reino de Israel en el 721 a.C.
El reino de Judá pudo sobrevivir como tributario de los asirios. Sin embargo, el rey de babilonia Nabucodonosor llevó a cabo un ataque devastador sobre el reino en el 586 a.C. y asoló todas las ciudades del reino, enviando a los judíos al exilio. Jerusalén y el Templo de Salomón fueron totalmente destruidos.
Alguna gente en Judá continuó adhiriéndose a la rectitud y no dejó de llamar a los demás a ello. Posteriormente, por compasión y misericordia, Dios vino a su rescate y el Imperio Babilónico se desplomó. En el 539 a. de C., el emperador persa Ciro conquistó Babilonia, y al año siguiente, permitió a los Hijos de Israel retornar y establecerse otra vez más en su tierra natal. Esto dio lugar a la reconstrucción del Templo de Salomón tras un gran esfuerzo y la recopilación y publicación de los cinco libros del Antiguo Testamento por parte de Esdras. Mientras esto ocurría en el sur y Jerusalén era restaurada, convirtiéndose una vez más en el centro de atención de la religión judaica y su cultura, los Hijos de Israel en el norte de Palestina y Samaria no se beneficiaron de los esfuerzos de reforma de Esdras. En conjunto, los Hijos de Israel no fueron capaces de recuperar la magnificencia de los reinos de David y Salomón, la paz sea con ellos. Sufrieron serios reveses a través de una sucesión de los acontecimientos y tuvieron que padecer las invasiones de Alejandro Magno durante el auge de los griegos. Sin embargo, profundamente impregnados por el espíritu religioso inspirado por Esdras, no fueron desalentados por las medidas opresivas de dichos conquistadores. Más bien, su sufrimiento les llevó a crear un gran movimiento de resistencia conocido como la revuelta macabea. Fueron capaces de establecer su propio estado independiente y religioso, que duró hasta el año 67 a. de C. Las fronteras del estado se expandieron gradualmente hasta el punto en que, durante el transcurso del tiempo, llegó a abarcar todo el territorio que una vez había estado bajo control de los dos reinos israelitas de Judá e Israel.
Finalmente, el fervor moral y religioso que marcó la revuelta macabea empezó a declinar y fue sustituido por la profanidad y la adhesión superficial y mecánica a los ritos religiosos. Aparecieron serias divisiones entre los Hijos de Israel y algunas de ellas invitaron al general romano Pompeyo a atacar Palestina. Pompeyo retornó a Palestina en el año 69 a. de C. y puso fin a la independencia de los Hijos de Israel.
Los líderes religiosos judíos traicionaron a los profetas Zacarías, Juan y Jesús, la paz sea con ellos, que aparecieron en la misma época e intentaron reformarles. El profeta Juan, la paz sea con él, fue de hecho decapitado y su cabeza fue situada a los pies de una joven danzarina por cuyo requerimiento dicho horrible crimen fue cometido. Algunos judíos se opusieron ferozmente al profeta Jesús, la paz sea con él, y presionaron al gobernador romano, Poncio Pilatos para que se le matase. Sin embargo, Dios le salvó.
Poco después, un feroz conflicto surgió entre los Hijos de Israel y los romanos, que culminó en una rebelión abierta de los judíos contra los romanos, en el 64 d. de C. Cuando el gobernador romano fracasó en aplastar dicha rebelión, una gran operación militar de gran escala fue llevada a cabo por el Imperio Romano. La rebelión fue reprimida en el año 70 d. de C., y Tito se apoderó a la fuerza de Jerusalén. Una masacre siguió a ello donde 133.000 personas perdieron sus vidas y 67.000 fueron hechos cautivos y esclavizados. Además de ello, miles fueron llevados a trabajar en las minas de Egipto y otros miles fueron enviados a los anfiteatros y coliseos de diferentes partes del Imperio Romano para enfrentarse a gladiadores o a bestias salvajes, que despedazaron sus cuerpos. Todas las jóvenes bellas fueron entregadas a la lujuria de los conquistadores. Jerusalén, junto con el Templo de Salomón, fue arrasada. Todo esto puso fin al poder de los judíos en Palestina durante 1.800 años (Resumido de al-Mawdudi, 5:9-26).
[7] Si el segundo castigo mencionado en el versículo anterior aún ha de venir, y el primer castigo se refiere a lo que los asirios, babilonios y los romanos hicieron, entonces, este versículo es la continuación del anterior y se dirige a todos los judíos desde el año 70 d. de C. Si el segundo castigo es el que Tito infligió a Palestina, este versículo se dirige a los judíos de la época del Mensajero y a los que quedan por venir. El Islam, como la última y más perfecta forma de la religión proveniente de Dios y transmitida por el profeta Muhammad fue la gran misericordia de Dios para con ellos y tal y como se menciona en la sura 2:89, habían estado implorando la victoria en Medina sobre las tribus de Jazray y Aws, que en aquel entonces eran incrédulas, diciendo: «El último Profeta vendrá y os derrotaremos y destruiremos bajo su liderazgo». Sin embargo, cuando les vino el Mensajero que le conocían como conocían a sus propios hijos (2:146), no creyeron en él, excepto unos pocos. A pesar de esto y de su continua negación a creer en el Islam, los judíos han vivido sus años más felices bajo los gobiernos musulmanes, incluyendo particularmente el Estado Otomano. Finalmente, tal y como Dios decretó respecto a los judíos, a pesar de que la ignominia es lo que les ha correspondido (a los judíos) dondequiera que se encuentren, a menos (que se aferren) a una cuerda de Dios o a una cuerda de otros pueblos (3:112), siendo mucho más obedientes a los mandamientos de su religión, incluso si muchos de ellos fueron abrogados a la llegada del Islam, que los propios musulmanes al Islam y más respetuosos con su herencia religiosa, y, lo que es más, gracias al apoyo de muchos gobiernos a lo largo del mundo, los judíos han sido capaces de adquirir poder e influencia en muchas partes del mundo y de establecer Israel en Palestina en 1948.
[8] A no ser que Dios les informe, los seres humanos no pueden saber cuál es, finalmente, su ventaja y su desventaja. El Corán declara: Es posible que os disguste algo que sea bueno para vosotros y puede ser que os agrade algo que sea malo para vosotros. Dios sabe y vosotros no sabéis (2:216). Por esa razón, la gente generalmente desea y pide para sí misma (en palabra y acción) lo que es malo para ellos, creyendo que es para su propio bien. Incluso Le rezan a Dios para obtener ese mal, consciente o inconscientemente, bajo el hechizo de sus almas carnales y sus ambiciones mundanas. También desean lo que creen que es un anticipo y no les gusta lo que creen que es un pago pospuesto. Por eso es por lo que siempre prefieren las ventajas mundanas a las recompensas eternas del Más Allá, que es una de las razones principales de sus errores, incluida la incredulidad. El Corán también llama la atención respecto a este importante punto en varios versículos: Eligen la vida presente y mundana antes que el Más Allá (14:3); Y eso es por haber elegido la vida presente y mundana antes que el Más Allá (16:107). Esta es la razón por la cual la gente está dispuesta a apresurarse. Los seres humanos, por naturaleza, se precipitan. Como otros atributos negativos, tal y como, la codicia, la envidia, y la obstinación, este atributo está arraigado en la gente por lo que lo pueden canalizar hacia la virtud. El Mensajero, la paz y las bendiciones sean con él, declaraba que la prisa no intencionada viene de Satanás. Sin embargo, también aconseja que no deberíamos posponer hacer el bien y deberíamos mostrar celeridad en las cosas buenas, tal y como realizar las Oraciones Prescritas puntualmente y ayudar a los necesitados.
[9] Según Ibn Abbas, el signo de la noche se refiere a la Luna y el signo del día al Sol. Por lo tanto, de las palabras Hemos ocultado el signo de la noche, podemos deducir que la Luna emitió luz en el pasado al igual que el Sol lo hace y Dios quitó la luz haciéndola que oscureciese u oscureciéndola. O podemos deducir que el Sistema Solar era una masa única que luego se dividió en el Sol y sus satélites. Este versículo, por lo tanto, narra el pasado de la Luna y hace referencia al destino futuro de los cuerpos celestes.
[10] Todo existe en el Conocimiento Divino y está registrado. El Corán llama a este registro «La Tabla Suprema Preservada» (la sura 85:22; la sura 13:39, nota 13). Menciona explícitamente que nada nos ocurre sin que Dios lo haya decretado para nosotros (9:51); y no hay criatura viva que se mueva en la Tierra ni pájaro que vuele con sus alas sin que sean comunidades como nosotros. Y Dios no ha descuidado nada en el Libro (el Corán, la Tabla Suprema Preservada) (6:38). A cada cosa le es otorgada su naturaleza e identidad particular, que constituye su existencia destinada y determinada. Por lo tanto, el Poder Divino proporciona a cada naturaleza e identidad existencia externa o testificada junto con las dimensiones o «páginas» metafóricas de tiempo o espacio, y se ramifica en el interior de los mundos de lo atestiguado y de lo oculto, como el Árbol de la Creación.
La Tabla Suprema Preservada es un título para el Conocimiento Divino en cuanto a la creación. También se puede llamar Registro Original y Manifiesto. En el «proceso» de la creación, este registro está duplicado. Su primera y más abarcadora copia o duplicación, que comprende toda la creación, es llamada «Tabla de Supresión y Confirmación» en el Corán. Mientras que el Registro Manifiesto tiene que ver con el origen de las criaturas y los principios de las leyes de la creación, el Libro manifiesto o la Tabla de Supresión y Confirmación es la realidad en el tiempo. El Poder Divino transfiere cosas desde el Registro Manifiesto hasta la Tabla de Supresión y Confirmación. En otras palabras, el Poder Divino dispone las cosas en las «páginas» del tiempo y las adjunta a la cuerda del tiempo sucesivamente. Nada cambia en la Tabla Suprema Preservada, todo está fijo en ella. Pero en el «proceso» de la creación, Dios borra lo que Su Voluntad dispone y confirma y establece lo que Su Voluntad dispone (13:39).
El segundo tipo de duplicación se puede considerar de la siguiente manera:
Después del nacimiento, todos son registrados en el registro civil de su país. De acuerdo con la información que figura en este registro estatal, a todo el mundo se le da un documento de identidad. Del mismo modo, cada uno está registrado en la Tabla Suprema Preservada con todas sus características personales, rasgos especiales y vida futura, hasta el más mínimo detalle. Este registro original de cada individuo está copiado por los ángeles, y la parte que tiene que ver con nuestra vida como seres conscientes e inteligentes está amarrado alrededor de nuestro cuello en un libro invisible tal y como se menciona en el versículo. Durante toda nuestra vida, llevamos a cabo lo que figura en dicho libro. Sin embargo esto de ninguna manera significa que el destino o la predeterminación de la vida de una persona le fuerza a actuar de un modo determinado. Es mejor pensar de la siguiente manera: tú mandas a alguien a un lugar para que haga un trabajo. Previamente, has procurado lo que esta persona necesita durante dicho viaje y le das las instrucciones necesarias para llevar a cabo el trabajo. Puesto que ya sabes de antemano cómo esta persona va a comportarse en cada paso de su viaje, has registrado todos los detalles de su futuro viaje en un cuaderno y lo has colocado en un bolsillo secreto de la chaqueta de dicha persona. La persona en cuestión comienza el viaje sin conocimiento de la existencia de dicho cuaderno y se comporta del modo que quiere durante todo su viaje. Junto a dicha persona, has enviado dos personas de tu plena confianza para seguir a dicha persona adónde vaya y observar lo que dicha persona lleva a cabo, haciendo que registren de modo secreto o que graben en un vídeo lo que esa persona dice o hace y el modo en que lo hace. Cuando dicha persona retorna, comparas el vídeo que ha sido grabado con los contenidos del cuaderno guardados en el bolsillo secreto y compruebas que no existe ni la más mínima diferencia. Tras ello, llamas a esta persona para que rinda cuentas del trabajo que tendría que haber realizado, lo haya hecho o no de acuerdo a tus instrucciones, y le recompensas, castigas o perdonas.
Tal y como en el ejemplo anterior, Dios que conoce todas las cosas de antemano y está más allá del tiempo y del espacio, registra de antemano las vidas de las personas que vienen a este mundo. Los ángeles copian los registros de cada persona y los amarran alrededor de su cuello. Esto es lo que se llama destino. El conocimiento previo de Dios y el registro de todo lo que la gente hará a lo largo de toda su vida de ninguna manera les obliga a llevar a cabo dichas acciones. Más bien, actúan en base a su libre albedrío, haciendo con dicha voluntad lo que quieran. Toda la vida que experimenta una persona está registrada por dos ángeles que son llamados Kiramun Katibun (Nobles Escribas). En el Día del Juicio Final los registros de la vida de una persona elaborados por los ángeles serán presentados a dicha persona y le será dicho que lea tal libro.
Estos dos versículos tienen otro significado. La vida de cada persona, su destino y lo que encontrará en ambos mundos dependen de sus propias elecciones y acciones. La palabra original traducida como «destino» en el versículo 13 es ta’ir, que significa «pájaro». Los árabes pre-islámicos solían adivinar el futuro según la manera y la dirección en que los pájaros volaban. El Corán rechaza dicha superstición y dichos conceptos de buenos y malos augurios, declarando explícitamente que el futuro de cada persona depende de sus propios actos realizados en base a su libre elección.
[11] ¿Por qué Dios no dota a Sus siervos con igualdad? ¿Por qué crea algunos de ellos ciegos, incapacitados o afligidos de otros modos, y hace algunos de Sus siervos superar a otros en asuntos mundanos?
En primer lugar, Dios es el Soberano. Es el Señor de los reinos terrenales y espirituales de la existencia. Él quiere y crea lo que se halla en ellos como Su Voluntad dicta: Bendito y Supremo es Aquel en Cuya Mano está la Soberanía; y posee pleno poder sobre todas las cosas (67:1). Nadie participa en Su Soberanía y nadie puede intervenir en lo que Él crea excepto del modo en el que Él quiere y de la medida que Él quiera.
Es Dios Quien ha creado todas las cosas y todos los seres y Quien provee a ellos. Es Dios Quien nos concede nuestra naturaleza humana. No Le hemos dado nada a Dios, pero Él nos ha dado todo sin haberlo merecido. ¿Qué pretensión o derecho tenemos, pues, sobre cualquier cosa? No tenemos ningún derecho a imputarle la injusticia, ya que la injusticia es no entregar lo que es debido. Tampoco Le podemos cuestionar. Podemos preguntar dichas preguntas única y exclusivamente para conocer Su sabiduría en la creación y en la provisión de Sus siervos de una manera que parece desigual. Él está absolutamente libre de cometer ninguna injusticia, ya que Él es Quien concede todas las cosas que tenemos y que usamos.
En segundo lugar, no podemos saber qué condiciones son para nuestro propio bien, y todos somos responsables en proporción a nuestras capacidades. No es posible para nosotros decidir si ser rico o pobre, sano o discapacitado, es algo bueno para nosotros. El verdadero criterio para decidir si algo es bueno o malo es la vida después de la muerte o lo que encontremos en el Más Allá. Dios puede privar a un individuo de algo que éste valora, pero otorgarle a dicho individuo múltiples recompensas por dicha pérdida en el Más Allá. A través de dicha pérdida, Dios nos hace sentir nuestra necesidad, incapacidad y pobreza respecto a Él. De ese modo, hace que nos tornemos a Él con una sinceridad más profunda, un corazón más lleno y nos hace más dignos de Su bendición y favor. Por lo tanto, nuestra pérdida aparente es, en realidad, una ganancia.
En tercer lugar, hay muchos grados en las cosas mundanas, si observamos e investigamos lo que nos rodea, nos daremos cuenta de que hay muchas cosas y gente diferente a nosotros, inferior o peor a nuestro juicio, con los que no querríamos cambiarnos de sitio; del mismo modo que puede haber otros que, en base a nuestra opinión errónea o envidia de algún tipo, querríamos cambiarnos de sitio con ellos. Por lo tanto, todos debemos de aceptar nuestro lugar con sinceridad. Del mismo modo que hay diferencias surgidas en la creación, también hay diferencias causadas por los propios seres humanos. Las diferencias que surgen en la creación son las causas de las distintas profesiones que uno puede seguir en su vida. Estas son indispensables para la vida social de la humanidad. Por otra parte, nadie supera a los demás en todos los aspectos y todos superamos y somos superados por otros en uno o más aspectos.
En cuarto lugar, las posesiones materiales no han de ser contempladas necesariamente como buenas o malas en sí mismas. Dios, a veces otorga seguridad y felicidad materiales a aquellos que Se lo ruegan; pero a veces Él no las concede. La verdad es que hay un bien en todo lo que Dios otorga, sea riqueza o pobreza. Para el individuo fiel que hace buenas acciones y da en caridad algo de lo que le ha sido otorgado, la riqueza es un medio de bondad. Sin embargo, si la fe del individuo es débil y si éste se ha extraviado del camino de los actos rectos y la caridad entonces la riqueza se convierte en un medio de maldad. Igualmente, para alguien que ha abandonado el camino de la buena acción, la pobreza puede ser un medio de incredulidad, determinando que cada día tal persona se rebela interna o externamente contra Dios. Aquellos que no someten su corazón, mente y alma totalmente a Dios, o aquellos que no intentan obrar sinceramente de acuerdo con las enseñanzas del Islam, encontrarán que cualquier nivel de riqueza que posean se convertirá en un medio de miseria, una prueba severa y exigente: Y sabed que vuestros bienes y vuestros hijos son una prueba y una tentación, y que Dios es Aquel con Quien se halla una tremenda recompensa (8:28).
No es la pobreza o la riqueza en sí misma la que es buena; sino el estado de la mente que ha disciplinado (y ha triunfado sobre) el alma carnal (nafs) y que ha puesto su mirada en la vida eterna. El camino más seguro para que la persona pueda agradar a Dios, es comprender que todo lo que Dios concede es concedido para que la persona llegue a la perfección del mejor modo posible. Sea cuales sean las circunstancias de la gente, éstos han de esforzarse en cumplir sus deberes ante el Creador y la creación. La mejor actitud a adoptar ante todas las circunstancias de este mundo, que solo es una parada en el camino hacia nuestro destino eterno, está expresada en este breve poema:
Acepto, Señor mío, lo que me viene de Ti,
Porque todo lo que me viene de Ti es para mi bien;
Ya venga un traje de honor o un sudario,
Una afilada espina o una rosa fresca y dulce.
Si viene con Tu bendición, viene para mi bien.
(Preguntas y respuestas sobre la Fe Islámica, 1:51-52).
[12] Acerca del cuidado de los padres por parte de los hijos y la obligación filial de éstos, Bediüzzaman Said Nursi escribe lo siguiente:
El afecto paternal hacia los hijos es una de las realidades sublimes de la vida mundana y, en cambio, la gratitud filial hacia los padres es un deber urgente y arduo. Los padres sacrifican sus vidas con amor por sus hijos, y si esto es así, lo que recae sobre un hijo que no haya perdido su humanidad y no haya sido transformado en un monstruo de ingratitud, es mostrar sincero respeto hacia sus padres, servirles voluntariamente e intentar ganar su aprobación. Con respecto al respeto filial y al servicio, los tíos y las tías son como los padres.
Debemos ser conscientes de lo vergonzoso y de lo poco escrupuloso que es cansarse de la existencia de los padres ancianos y desear y esperar su muerte. Debemos saber esto y comprender qué gran injusticia es para nosotros desear el fin de las vidas de aquellos que sacrificaron las suyas por nosotros.
¡Has de saber, Oh amigo que te quejas de lo escaso que es tu sustento! Que sepas que los familiares incapacitados que consideras insoportables en tu casa son, de hecho, medios de bendición y abundancia. Nunca te quejes de que apenas puedes ganarte la vida (que tus medios de subsistencia son limitados); ya que si no fuese por la bendición y la abundancia derramada sobre ti a través de ellos, tendrías que enfrentarte a más dificultades para ganarte la vida. Esta es una realidad innegable.
De hecho, tal y como es contemplado por toda la existencia, cuando el Creador Generoso, Majestuoso, Quien es infinitamente misericordioso, compasivo, amable y munífico, envía hijos al mundo, los envía con su sustento, que provee con abundancia a través de los pechos de las madres. Del mismo modo, envía en forma de bendiciones y abundancia invisible y material el sustento de los ancianos, que son como niños, pero aún más dignos y necesitados de compasión que los niños. Él no proporciona sustento a la gente mezquina y codiciosa.
La verdad expresada en los versículos, Sin duda Dios es Proveedor, Señor de todo poder, Sumamente Fuerte (51:58); y ¡Cuántas criaturas vivas se dan que no portan su propio sustento (depositado), mas Dios les provee, y en verdad os provee a vosotros! (29:60), es proclamada abiertamente por criaturas vivas de toda clase a través del lenguaje de sus disposiciones. Por lo tanto, no solamente el sustento de los familiares ancianos, sino también el de las mascotas, tal y como los gatos, que han sido creados para ser amigos del ser humano, y que normalmente se alimentan de la comida de los seres humanos, es enviado en forma de bendición.
Un ser humano es la criatura más estimada, noble y digna de respeto de todas. Entre los seres humanos, los creyentes son los más perfectos. Entre los creyentes, los ancianos indefensos son los más dignos y necesitados de respeto y de compasión. Entre los ancianos, los familiares cercanos merecen más afecto, amor y servicio que los demás. Entre los familiares cercanos, nuestros padres son los confidentes más sinceros y de los compañeros más íntimos. Por lo tanto, los padres son un medio inestimable de bendiciones y misericordia en una casa y además, tal y como se declara en un hadiz, Si no fuera por los ancianos encorvados (debido a la vejez) caerían sobre vosotros calamidades (al-‘Ayluni, 2:163), también son un medio importante para evitar las calamidades.
Siendo esto así, ¡ten cuidado! Si a nuestros padres les ha sido destinada larga vida, ciertamente, también nosotros envejeceremos. Si no mostramos el debido respeto hacia nuestros padres, entonces, de acuerdo con la regla de que uno es recompensado o castigado de acuerdo con sus acciones, nuestros hijos tampoco nos respetarán. Es más, si consideramos nuestra vida después de la muerte seriamente, es una provisión muy valiosa para esta vida ganarse la aprobación de nuestros padres sirviéndoles en esta vida. Si amamos la vida en este mundo, también tenemos que complacerles para tener una vida placentera. Si, al contrario, les consideramos inaguantables y rompemos sus corazones que fácilmente se ofenden deseando su muerte, seremos objetos de la amenaza coránica Él (de ese modo) incurre la pérdida de este mundo y del Más Allá (22:11). Por lo tanto, si deseas la misericordia del Misericordioso has de mostrar misericordia con aquellos de tu hogar que te han sido encomendados por Dios [The Letters, («Las Cartas»), «The 21st Letter» («La 21ª Carta»), 2:53-56].
[13] Como todo lo demás, la provisión para cada persona ha sido predeterminada por Dios, y nadie puede obtener más que la provisión que ha sido establecida para él, ni tampoco se puede morir sin haberla consumido. La provisión básica de cada ser vivo —la provisión mínima y suficiente para su supervivencia— está garantizada por Dios con tal de que dicho ser dependa de Él en todos los aspectos. La obtención de cualquier provisión añadida que será necesaria por ciertas circunstancias, tal y como los hábitos, depende del esfuerzo personal.
Dios no prohíbe trabajar o esforzarse, ni tampoco quiere que Sus siervos se contenten con la provisión básica. Más bien, les anima a que hagan esfuerzos declarando que Y que el ser humano sólo tiene aquello por lo que trabaja (53:39), y desea que Sus siervos ganen de manera lícita para que lo gasten en la causa de Dios, por la causa del Islam y para el bien de los demás. Ha creado a los seres humanos como vicerregentes para que mejoren la Tierra, la compartan, distribuyan su provisión con justicia y que Le den gracias. Aquel que gana por medios lícitos, es agradecido y ayuda a los demás es mejor ante Dios que aquel que se contenta con la provisión básica. Aunque el ascetismo se recomienda para mantener las apetencias bajo control y, de esa manera, poder avanzar hacia la perfección espiritual, la ganancia lícita, gastar en el sustento de uno mismo, de su familia y en la causa de Dios, siendo agradecido, sin entregarse a lujos, sin consumir en extremo y sin estimular los apetitos, es más recomendable que el ascetismo. Lo que Dios prohíbe es la avaricia, ganar de modo ilícito, perseguir los intereses de uno mismo, acumular riqueza, la tacañería y no ayudar a los necesitados. También prohíbe que se tome la vida de este mundo como meta de nuestro trabajo y ganancia.
Respecto a la avaricia, Said Nursi escribe lo siguiente:
La avaricia demuestra sus malas consecuencias a través del mundo de los seres animados, tanto a nivel de las especies como a nivel particular de los individuos. Por otra parte, buscar la provisión de modo lícito, mientras se deposita la confianza en Dios, es un camino para alcanzar la tranquilidad y demuestra sus buenas consecuencias en todas partes. Por ejemplo, en los reinos animal y humano, sólo los jóvenes que demuestran su confianza en Dios a través de su debilidad e incapacidad reciben en gran medida su provisión correcta y deliciosa desde los tesoros de la Compasión Divina, poniendo a sus padres y a otros adultos a su servicio. Mientras tanto los animales adultos que se abalanzan con avidez sobre su provisión sólo pueden obtener bazofia a cambio de un gran esfuerzo. Es más interesante reflexionar sobre el hecho de que cuanto más poderosos sean los animales con más dificultad obtienen su alimento y con intervalos más grandes que los demás.
La avaricia es una fuente de humillación y pérdida. Hay muchos ejemplos de personas avariciosas que han sido abocadas a la perdición hasta tal punto que la idea de que «el avaricioso está siempre sometido a decepción y pérdida» puede encontrarse en muchísimos proverbios y es una verdad universalmente aceptada. Siendo ese el caso, si amamos la riqueza no debemos de buscarla con impaciencia si no con satisfacción, para que podamos ganarla abundantemente [The Letters («Las Cartas»), «The 22nd Letter» («La 22ª Carta»), 2: 70-71].
El Islam exhorta a la asistencia y la solidaridad mutuas y ordena a los musulmanes que den cierta cantidad de su riqueza a los necesitados, llamado Zakah. Lo que sigue es un fragmento importante de lo que Said Nursi escribe sobre Zakah:
La causa de todas las revoluciones y de la corrupción social, así como el origen de todas las perdiciones morales, son estas dos actitudes:
La primera: «Me da igual si otros se mueren de hambre siempre y cuando mi estómago esté lleno».
La segunda: «Debes trabajar para que yo pueda comer».
El comportamiento que perpetúa estas dos actitudes es la preponderancia de la usura o el interés por un lado y el abandono del Zakah por otro. El único remedio para estas dos terribles enfermedades sólo puede ser proporcionado a través de la puesta en práctica del Zakah como principio y deber universal y la prohibición del interés. El Zakah es un pilar fundamental, no solo para los individuos y las comunidades particulares sino para toda la humanidad si queremos vivir una vida feliz. La humanidad normalmente se divide en dos clases: la elite y la gente común. Solo la obligación del Zakah puede hacer que surja compasión y generosidad de la elite respecto a la gente común, y respeto de la gente común hacia la elite. En ausencia del Zakah, lo que la gente común recibe de la elite es opresión y crueldad, y lo que surge de la gente común hacia la elite es rencor y rebelión. Eso produce una lucha constante, y una oposición constante entre dos clases, dando lugar a una confrontación entre el trabajo y el capital, tal y como ocurrió en Rusia a principios de siglo [The Letters («Las Cartas»), «The 22nd Letter» («La 22ª Carta»), 2:74].
[14] Está claro que el Islam prohíbe el asesinato de niños, ya sea después de su nacimiento o antes (aborto) por razones económicas u otras razones. Hoy en día se fomenta el control de la natalidad, aparentemente por razones económicas, especialmente en los países pobres; pero la verdad es que está diseñado para prevenir un aumento de la población en dichos países. El aumento de la población nunca puede ser un obstáculo para el desarrollo económico ni causa de pobreza. Al contrario, la población es la fuerza de trabajo de una nación. Muchos de los países ricos del mundo, tal y como Alemania, Inglaterra, Francia, Holanda, Bélgica, Italia, Japón tienen una gran densidad de población. Lo que la gente ha de hacer, tal y como al-Mawdudi dice (5:39, nota 31), es no gastar su energía en reducir el número de bocas que han de ser alimentadas. Más bien, lo que deben de hacer es dedicar su energía a labores constructivas que llevarán a un aumento de la producción de la riqueza.
[15] La palabra traducida como relación sexual ilícita es zina, una palabra que significa todo tipo de relaciones sexuales entre un hombre y una mujer que no son marido y mujer y tiene el significado tanto de «adulterio» como el de «fornicación» en español. El Corán no sólo prohíbe la relación sexual ilícita, sino que también ordena que sea impedida diciendo, no os acerquéis. Del mismo modo que la comunidad musulmana está obligada a tomar medidas para prevenir la relación sexual ilícita en la sociedad, los individuos han de prevenir todo lo que pueda llevar a ello. El Islam, con las reglas que ha introducido y el adiestramiento moral que ofrece, busca cerrar las puertas de la relación sexual ilícita, además de la de otros males.
[16] Respecto a la visión que tiene el Islam sobre la vida, quitar la vida de alguien injustamente y el talión, véanse la sura 2: 178, nota 131, la sura 2:179, 194, nota 140; la sura 5:31, 32, 45, nota 10.
El Islam, además del asesinato y cualquier otro modo de matar injusto, también prohíbe el suicidio. La persona no es dueña de sí misma y no tiene derecho a tratarse a sí misma del modo que quiera. Nuestros cuerpos, almas y vidas pertenecen a Dios y son sagrados. Alguna gente intenta justificar la eutanasia. Sin embargo, tenemos que considerar el hecho de que estamos en el mundo para mejorarlo de acuerdo a las leyes de Dios y prepararnos para otro mundo, haciéndolo un terreno fértil para el Más Allá; cualquier desgracia que los creyentes sufren, hace que uno o más pecados suyos sean perdonados. El dolor que el creyente sufre en su muerte es también un medio para obtener perdón. Dios ha otorgado a cada persona la facultad para soportar hasta cierto punto, y cuando su dolor es insoportable, o bien se desmaya o deja de sentirlo. Por lo tanto, los juristas musulmanes deberían abordar el tema de la eutanasia con mucho cuidado a la luz del Islam.
Hay muchas maneras en las que un individuo puede exceder los límites legítimos quitando la vida de alguien en represalia. Por ejemplo, matar a alguien que no sea el asesino real, segar la vida de otra persona además de la vida del asesino, someter al asesino a tortura, mutilar el cuerpo y hacer daño a los familiares son algunos de los ejemplos de rebasar los límites.
Es la autoridad legal quien ejecuta el talión. La gente no puede intentar restituir sus derechos por ellos mismos sin primero acudir a un tribunal.
[17] El Islam decreta que la gente ha de ser guiada por el conocimiento en lugar de la conjetura y las afirmaciones carentes de base. Las fuentes o los medios de conocimiento son tres: informes verídicos (la Revelación Divina y los informes auténticos que provienen del Mensajero, la paz y las bendiciones sean con él, y los informes proporcionados por gente veraz), la razón y nuestros cinco (saludables) sentidos. Un creyente ha de aceptar el informe verídico; pero puede estudiar su significado y extraer ciertas conclusiones del mismo si tiene autoridad para ello. Los datos percibidos por la razón y los cinco sentidos pueden ser verdaderos o falsos, o pueden precisar de investigación adicional.
Rechazar la Revelación Divina y los informes auténticos que provienen de los Profetas significa restringir el alcance del conocimiento exclusivamente a lo que se obtiene a través de la razón, los cincos sentidos y las experiencias relativas al mundo visible y sensorial. Sin embargo, hay muchas dimensiones de la existencia y hay innumerables cosas y seres fuera del mundo visible, por lo que restringir el conocimiento a este mundo en nombre del conocimiento científico hace que el conocimiento (o la ciencia) admita su ignorancia de otras dimensiones de la existencia o permanezca agnóstica. También, la ciencia no puede negar dichas dimensiones, simplemente porque la negación es una conclusión que ha de ser basada en la investigación. Por lo tanto, la ciencia ha de ser capaz de probar la inexistencia de las dimensiones que niega. Por eso, el ateismo, al rechazar la existencia de los seres que no podemos ver tal y como Satanás, los ángeles y los genios, no es de ningún modo una actitud científica. Sólo es una aseveración o alegación carente de base, o incluso dogmatismo.
La ciencia no puede excusarse a sí misma atribuyendo la aceptación de dichos seres a la creencia. El Islam afirma que la creencia debe de estar basada en el conocimiento o por lo menos corroborada por el mismo, y de ninguna manera ha de ser incompatible con el conocimiento. Por lo tanto, aceptar la existencia de Dios y de seres como los ángeles y los genios no es dogmatismo, sino una actitud científica. Hay criterios científicos que apoyan la aceptación de su existencia. En primer lugar, aunque nuestros cinco sentidos no puedan percibir dichas verdades, Dios en realidad ha otorgado a la humanidad otros sentidos con los que pueden percibirlos. Más de 100.000 Profetas fueron capaces de emplear sus sentidos, nunca mintieron respecto a sus vidas y fueron seguidos por innumerables personas, y millones de santos, y nos han informado de su existencia. Además de eso, millones de personas han tenido experiencias similares. En segundo lugar, la negación de la Revelación Divina como fuente de conocimiento significa acusar a todos los Profetas y santos, cuya veracidad ha sido testificada y aceptada, de ser los mentirosos más viles de la historia de la humanidad y significa también declarar a los mil millones de seguidores como locos que siguen ciegamente a mentirosos. Es más, para citar tan sólo un ejemplo de veracidad entre innumerables ejemplos, tanto en el Corán como en los hadices del Mensajero, la paz y las bendiciones sean con él, hay muchas predicciones que han sido probadas. Las que aún quedan por ser probadas, lo serán en su momento preciso. Hay muchos hechos científicos que han sido descubiertos o serán descubiertos junto a los desarrollos en la ciencia que son por sí solos suficientes para establecer la verdad de la Revelación Divina.
[18] El Islam tiene como meta desarrollar a los seres humanos, de ser potencialmente humanos a serlo verdaderamente y por lo tanto perfeccionarles. Desarrolla el carácter humano de la mejor manera. Las partes de la Sabiduría que el Corán enumera entre los versículos 22 y 39 y que comienzan y finalizan con la prohibición absoluta de atribuirle copartícipes a Dios de ninguna manera en Su Divinidad y Señorío, son importantes para desarrollar el carácter y hacer crecer a los miembros de la sociedad musulmana. Podemos resumirlas de la siguiente manera:
No establezcas otras deidades junto a Dios.
Tu Señor ha decretado que no veneres sino tan solo a Él.
Trata a los padres con la mayor amabilidad.
Da lo que es suyo por derecho a los familiares, a los indigentes y a los viajeros; y no despilfarres (tu riqueza) insensatamente.
No mantengas la mano atada a tu cuello (con tacañería), ni la extiendas sin ningún límite.
No matéis a vuestros hijos por miedo a la pobreza.
No os acerquéis a cualquier relación sexual ilícita.
No matéis a ningún alma que Dios ha prohibido excepto por una causa justa.
No os acerquéis a la propiedad del huérfano excepto de la mejor manera (tal y como para mejorarla o aumentarla) hasta que alcance la mayoría de edad y sea fuerte. Cumplid el compromiso.
Cuando midáis, dad la medida completa y pesad con una balanza exacta y precisa.
No sigáis aquello de lo que no tenéis conocimiento (de si es bueno o malo) y apartaros de las afirmaciones y conjeturas infundadas.
No te pavonees en la Tierra con altanera jactancia.
No establezcas junto a Dios otras deidades, o serás arrojado al Infierno, repudiado y rechazado.
Antes de proceder a promulgar las leyes que regulan la vida de la sociedad musulmana, el Corán tiene como meta instruir a los miembros de dicha sociedad de tal manera que las leyes puedan ser aplicadas sin tener que recurrir a la fuerza. Es más, el Corán educa a los miembros de la sociedad musulmana de un modo tan perfecto que, en la época del Profeta, antes de que dichas leyes existiesen, los creyentes le pidieron al Profeta que rezase a Dios Todopoderoso para que dichas leyes fuesen promulgadas. Por ejemplo, antes de que el Corán ordenase a las mujeres musulmanas cubrirse, ya le habían solicitado al Mensajero que exigiese que las mujeres se cubriesen. La gente de aquella época estaba convencida de la necesidad de dicha ley. En otro ejemplo, al Profeta también se le pidió que se prohibiese el alcohol antes de que haya sido prohibido.
También cabe destacar aquí que todos los mencionados mandamientos judiciales, que fueron revelados durante el período de La Meca de la Misión del Profeta, finalizan, además de con la prohibición de atribuir copartícipes a Dios, mencionando la sabiduría o el razonamiento de su revelación, o con palabras de ánimo o disuasión. Cuando los mismos mandamientos judiciales fueron revelados en Medina, donde los musulmanes estaban organizados en sociedad, generalmente finalizaban con promesas o amenazas a cambio de, respectivamente, seguirlos o desobedecerlos, o con las penas legales que hubiesen de ser administradas a quien cometiese dichas prohibiciones.
Para los significados de la sabiduría en su sentido especial, véase la sura 2, notas 108 y 159.
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40. ¿Entonces os ha distinguido vuestro Señor (Oh incrédulos) prefiriendo para vosotros hijos y tomando para Sí Mismo de entre los ángeles, hijas? Sin duda, proferís algo feo y horrendo.
41. Hemos expuesto (las verdades) de distintas maneras en este Corán, para que reflexionen y sean considerados, pero todo esto no hace más que aumentarles (a los incrédulos) en aversión (a la verdad).
42. Di: «Si hubiera, como aseveran, otras deidades aparte de Él, sin duda buscarían un camino hacia el Maestro del Trono Supremo (el dominio de la creación)»[19].
43. Gloria a Él, pues se halla absolutamente ensalzado, infinitamente por encima de todo lo que dicen.
44. Los siete Cielos y la Tierra y todo lo que se halla en ellos Le glorifican. No hay nada que no Le glorifique con Su alabanza (proclamando que Él es el Único Dios sin igual ni copartícipe y que toda la alabanza y la gratitud Le pertenece exclusivamente a Él)[20], pero no podéis comprender Su glorificación. Sin duda Él es (a pesar de lo que Sus siervos han merecido de Él) Clemente e Indulgente.
45. Cuando recitas el Corán ponemos un velo invisible entre tú y aquellos que no creen en el Más Allá (los cuales, haciéndose los sordos y ciegos a la glorificación de la creación a su Creador, se hacen incapaces de dicha creencia).
46. Y sobre sus corazones hemos colocado velos (por causa de su mala intención, injusticia y arrogancia) que les impiden entenderlo (el Corán); y en sus oídos pesadez. Cuando haces mención de tu Señor en el Corán como el Único (el Ser Divino Único), dan la espalda con aversión.
47. Nosotros conocemos bien lo que desean oír cuando te escuchan y que, cuando se reúnen secretamente, estos malhechores dicen (el uno al otro): «No seguís sino a un hombre hechizado»[21].
48. Contempla qué extrañas comparaciones inventan sobre ti. Todos se han extraviado y ahora no pueden encontrar un camino (hacia la verdad).
49. Y dicen: «¡Qué! ¿Es que cuando nos hayamos convertido en huesos y partículas de polvo se nos resucitará a una nueva creación?».
50. Di: «Ya sea que os convirtáis en piedra o hierro,
51. O cualquier otra sustancia creada que, en vuestra mente, es mayor (en su resistencia a ser creada)». Entonces dirán: «¿Quién nos resucitará?» Di: «Aquel Quien os ha creado al principio con una individualidad única». Sacudirán las cabezas hacia ti (con asombro y burla) y dirán: «¿Cuándo ocurrirá eso?». Di: «Tal vez pronto,
52. En el Día en el que os llame y Le respondáis con (palabras de) Su alabanza, pensando que habéis permanecido (en la Tierra) sino poco tiempo»[22].
53. Y di a Mis siervos que siempre deberían hablar (incluso cuando discutan con los demás) con lo que es mejor. Satanás siempre está listo para sembrar la discordia entre ellos. Ya que Satanás en realidad es un enemigo manifiesto para el ser humano.
54. Vuestro Señor os conoce mejor (y lo que os merecéis). Si Él quiere, tiene misericordia de vosotros (la cual es pura gracia); y si Su Voluntad dicta, os castiga (la cual es pura justicia). No te hemos enviado (Oh Mensajero) como un guardián sobre ellos y responsable de ellos; (tú eres tan solo un advertidor)[23].
55. Y tu Señor conoce mejor todo lo que se halla en los Cielos y sobre la Tierra. Sin duda, hemos exaltado a algunos Profetas sobre otros (algunos en un sentido absoluto y otros en algunos aspectos); y a David, le concedimos los Salmos[24].
56. Di: «¡Invocad a aquellos (ángeles, seres humanos y genios) que pretendéis que son deidades aparte de Dios! No tienen poder alguno para quitaros ninguna aflicción ni pueden realizar ningún cambio en vuestras condiciones».
57. Aquellos a quienes invocan ellos mismos buscan un medio para acercarse a su Señor, cada uno intentando estar cerca de Él, esperando Su misericordia y temiendo Su castigo[25]. El castigo de tu Señor sin duda ha de ser temido y evitado.
58. No hay ninguna ciudad que no destruyamos antes del Día de la Resurrección (como consecuencia del estilo de vida de sus habitantes y de acuerdo con las leyes que hemos establecido para las vidas de las comunidades) o castiguemos con un severo castigo (igual que la disensión, corrupción y la invasión extranjera): todo está inscrito en el Libro (eterno)[26].
59. Nada Nos impide enviar los milagros (que exigen como prueba en apoyo de la afirmación del Mensajero de que ha sido designado por Dios) excepto que (muchas de entre las) antiguas generaciones los rechazaron como falsos (y fueron destruidas). Hemos otorgado a Zamud la camella como un signo visible (milagro), pero fueron injustos con respecto a ella. No enviamos (Nuestras) Revelaciones sino para advertir (y hacerles conscientes de una posible destrucción, y del castigo eterno).
60. Y (recuerda) cuando te dijimos (como advertencia) que tu Señor abarca a toda la humanidad (con Su Conocimiento y Poder). No hemos hecho la visión que te hemos mostrado (durante la Ascensión) sino como una prueba para la humanidad para que se enmienden, y (de la misma manera, hemos mencionado) en el Corán el Árbol Maldito (el árbol del Infierno, absolutamente fuera de la esfera de la Misericordia Divina). Y les advertimos, exhortándoles a ser temerosos y enmendarse; pero eso solo les aumenta en gran insolencia y rebelión[27].
61. Y (recuerda otro ejemplo de arrogancia e insubordinación) cuando dijimos a los ángeles: «¡Postraros ante Adán!», se postraron, pero Iblis no lo hizo, y dijo: «¿Voy a postrarme ante alguien que has creado de arcilla?».
62. Dijo: «¿Ves a aquel que has honrado sobre mí? Sin duda, si me concedes una prórroga hasta el Día de la Resurrección, sin duda sojuzgaré a sus descendientes, a todos salvo unos pocos».
63. (Dios) dijo: «¡Sal de allí! Quienquiera de ellos que te siga, sin duda el Infierno será la recompensa para todos vosotros, una abundante recompensa.
64. Suscita con tu (seductora) voz a quien puedas de entre ellos y marcha sobre ellos con tu caballería y tu infantería, y asóciate a ellos en su riqueza y en sus hijos y hazles promesas». Y Satanás les promete nada más que engaño[28].
65. Pero en cuanto a Mis (sinceros y devotos) siervos, no tendrás ninguna autoridad sobre ellos». Tu Señor es suficiente como guardián que protege (como Aquel en Quien confiar y a Quien todos los asuntos se remiten).
66. Vuestro Señor (Oh seres humanos) es Quien causa los barcos surcar para vosotros los mares, para que busquéis Su favor[29]. Sin duda, Él es Compasivo hacia vosotros.
67. Cuando el peligro os sobreviene en el mar, todo lo que invocáis (como poderes para que os ayuden) os abandonan y desaparecen salvo Dios únicamente. Pero cuando os lleva a salvo a la tierra, os apartáis de Él. Sin duda, el ser humano es siempre desagradecido.
68. ¿Os sentís seguros de que Él no vaya a hacer que una parte de la tierra (caiga sobre vosotros y) os trague, u os envíe una tormenta de arena? Entonces, no encontrareis a ningún guardián protector para vosotros.
69. ¿U os sentís seguros de que no os vaya a hacer regresar (al mar) otra vez y que no va a enviar sobre vosotros una tempestad enfurecida ahogándoos porque no creéis en ingratitud? Entonces, no encontráis a nadie que os apoye contra Nosotros.
70. Sin duda, hemos honrado a los hijos de Adán (con muchas distinciones): Hemos sostenido su viaje por la tierra y el mar proveyendo para ellos (sus sustentos) de las cosas puras y saludables y les hemos preferido con un ascenso particular por encima de muchos de aquellos que hemos creado.
71. El Día en el que llamemos a cada comunidad humana con su líder: A todo aquel (que haya seguido a un líder hacia la fe verdadera y la rectitud y la responsabilidad en el Más Allá) le será dado su Registro (de su vida) en su mano derecha; esos leerán su Registro con satisfacción y no se les infligirá ni lo más mínimo de injusticia.
72. Todo aquel que es ciego en este (mundo) (que no hayan seguido ningún camino hacia la fe, la rectitud y la responsabilidad en el Más Allá), estará ciego en el Más Allá y aún más extraviado del camino (que lleva hacia el perdón Divino y la satisfacción eterna)[30].
73. Sin duda han buscado tentarte (Oh Mensajero) para que te apartaras de lo que te hemos revelado para que inventaras otra cosa contra Nosotros. Y entonces (si lo hubieses hecho), te habrían considerado como un amigo digno de confianza.
74. Si no te hubiésemos hecho totalmente firme (en lo que te hemos revelado), te habrías inclinado hacia ellos un poco.
75. En ese caso, te habríamos hecho probar doble castigo en la vida y doble castigo después de la muerte, y no habrías encontrado a nadie que te ayude contra Nosotros[31].
76. Sin duda, han buscado inquietarte en la tierra (en la que naciste) para desterrarte de ella; pero entonces, ellos mismos no se quedarán en ella después de ti sino por poco tiempo.
77. (Ese ha sido Nuestro) camino con todos aquellos que enviamos (como Mensajeros) antes de ti. Nunca encontrarás alteración alguna en Nuestro camino[32].
78. Establece la Oración conforme a sus condiciones, desde la puesta del sol hasta la oscuridad de la noche y (observa) la recitación del Corán al amanecer (la Oración del Amanecer). Sin duda la recitación del Corán al amanecer es atestiguada (por los ángeles y toda la creación que despiertan en un nuevo día)[33]
79. Y durante alguna parte de la noche, despiértate para velar en ella (a través de la Oración y de la recitación del Corán) como veneración supererogatoria para ti[34], que así tu Señor te haga resucitar en una estación gloriosa y digna de alabanza (de cercanía a Él y te dé permiso para interceder con Él como Su Voluntad dicta por Sus siervos en el Más Allá).
80. Y di: «¡Señor mío! Hazme entrar de una manera sincera y fiel a la verdad, y hazme salir de una manera sincera y fiel a la verdad y concédeme de Tu Presencia un apoyo firme, una prueba poderosa»[35].
81. Y di: «La verdad ha venido y la falsedad se ha desvanecido. Sin duda, la falsedad siempre tiene que desvanecerse por su propia naturaleza».
82. Hacemos descender el Corán en partes; es una curación y una misericordia para los creyentes, aunque en cuanto a los incrédulos esto no hace más que aumentar su perdición.
83. Cuando favorecimos al ser humano (a uno desagradecido) con comodidad y satisfacción, se aparta y se mantiene arrogantemente al margen (de cualquier pensamiento de Nosotros). Pero cuando un mal le afecta siempre es desesperado.
84. Di: «Cada uno actúa de acuerdo con su propio carácter (constituido por su credo, su cosmovisión y disposición), y tu Señor conoce mejor quién es mejor dirigido en su camino».
85. Te preguntan por el espíritu. Di: «El espíritu procede de la Orden de mi Señor[36], y del conocimiento, se os ha sido concedido tan solo un poco».
86. (Tú no eres, tal y como los incrédulos aseveran, el autor del Corán. Somos Nosotros Quienes lo revelamos en su totalidad) Si hubiésemos querido, podríamos habernos llevado lo que te hemos revelado (borrándolo de los corazones y de la memoria de ti y de los que lo han memorizado, y de cualquier registro escrito del mismo). Entonces, no encontrarías ningún guardián protector contra Nosotros (que te ayudase a reclamarlo o recuperarlo).
87. Pero (estás favorecido con) una gran misericordia especial de tu Señor. Su favor sobre ti es en verdad grande.
88. Di: «Sin duda, si la humanidad y los genios se reuniesen para producir algo similar a este Corán, nunca serían capaces de hacerlo, aunque se respaldaran mutuamente con ayuda y apoyo».
89. Sin duda, hemos expuesto de diversas maneras para la humanidad en este Corán todo tipo de parábolas y comparaciones (para ayudarles a entender la verdad), sin embargo la mayoría de la gente rechaza aceptar cualquier cosa menos la incredulidad.
90. Dicen al Mensajero: «No vamos a creer en ti hasta que hagas que un manantial brote para nosotros en este tierra (la cual carece de agua).
91. O que tengas un jardín de palmeras y vides y hagas que broten caudalosos ríos entre ellas;
92. O que el cielo caiga sobre nosotros en trozos tal y como has afirmado (que podría ocurrir), o que traigas a Dios y a los ángeles como testigo (ante nosotros, probando la verdad de tu mensaje);
93. O que tengas una casa de oro; o que asciendas al cielo. Pero tampoco íbamos a creer entonces en tu ascensión hasta que nos hicieras descender (del cielo) un libro que pudiésemos leer». Di (Oh Mensajero): «Gloria a mi Señor (Quien absolutamente se halla ensalzado por encima de todo lo que concebís sobre Él) ¿No soy yo sino un mortal enviado como un Mensajero?».
94. Qué ha impedido a la gente a creer cuando les ha llegado la vía excepto el haber dicho: «¿Ha mandado Dios a un mortal como Mensajero?».
95. Di: «Si los ángeles hubiesen andado por la Tierra como si fuese su morada, entonces sin duda habríamos hecho descender sobre ellos un ángel del cielo como Mensajero».
96. Di: «Dios es suficiente como testigo entre yo y vosotros. Sin duda Él se halla perfectamente informado de Sus siervos y les ve bien».
97. Aquel a quien Dios guía, entonces él es quien está rectamente guiado, pero a quien Él extravía, no encontrarás, aparte de Él, guardianes (que les puedan proteger y ayudar). Les resucitaremos y les reuniremos el Día de la Resurrección postrados boca abajo sobre sus rostros, ciegos, sordos y mudos. Su refugio es el Infierno. Siempre que (les parezca que su tormento) va a remitir (porque se hallan acostumbrados al mismo), les aumentaremos en (su sufrimiento en su) fuego llameante.
98. Esa será su recompensa por no haber creído en Nuestras Revelaciones y signos (que manifiestan la verdad) y haber dicho: «¡Qué! ¿Es que cuando nos hayamos convertido en huesos y partículas de polvo se nos resucitará a una nueva creación?».
99. ¿Es que nunca consideran que Dios ha creado los Cielos y la Tierra (una creación que es mucho mayor que la creación de los seres humanos y que eso nunca Le ha cansado) es capaz de crearlos (a los muertos) de nuevo a su propia semejanza? Y les ha señalado un plazo sobre el cual no hay duda; pero los incrédulos rehusan aceptar cualquier cosa menos la incredulidad.
100. Di: «Si poseyerais los tesoros de la Misericordia de mi Señor, los retendríais por miedo a gastarlos (en la causa de Dios y como sustento para los necesitados)». Sin duda, el ser humano es siempre mezquino.
101. Sin duda, dimos a Moisés nueve claros signos (milagros)[37]. Por lo tanto, pregunta a los Hijos de Israel (qué ocurrió a pesar de dichos milagros): cuando vino a ellos (y pidió al Faraón que permitiese que los Hijos de Israel abandonasen Egipto con él, incluso después de haberles mostrado esos milagros) el Faraón le dijo: «En serio, Oh Moisés, en serio te considero alguien hechizado».
102. (Moisés) dijo: «Sabes con seguridad que sólo el Señor de los Cielos y de la Tierra ha hecho descender estos (signos) como aperturas al discernimiento y perspicacia. Y en serio, Oh Faraón, en serio te considero alguien que está condenado a la perdición».
103. Entonces el Faraón quiso desterrarles de la tierra (de Egipto) y destruirles, pero hicimos que él y todo quien se hallaba con él se ahogasen[38].
104. Y después de eso, dijimos a los Hijos de Israel: «Habitad ahora seguros en la tierra (que Dios ha decretado para vosotros y os ha ordenado que entréis). Pero cuando el momento (para el cumplimiento) del último decreto venga, os traeremos como una multitud mezclada (reunidos de naciones dispares)[39].
105. Es con la verdad que hemos hecho descender (este Corán, encarnando la verdad y es para siempre invulnerable a la falsedad), y es con la verdad que ha descendido. No te hemos enviado sino como portador de buenas nuevas (de prosperidad a cambio de la fe y la rectitud) y como un advertidor (contra las malas consecuencias del extravío).
106. Y (es) un Corán que hemos dividido en partes con claridad para que lo recites y se lo transmitas a la gente con deliberación (para que puedan asimilarlo). Lo hemos hecho descender en sucesivas Revelaciones (cada una correspondiendo perfectamente con su momento y su propósito más amplio).
107. Di: «Creáis en él o no creáis». Sin duda aquellos que estaban dotados antes de ello con conocimiento (de la verdad y de la Revelación y las enseñanzas Divinas, y que aún siguen dicho conocimiento), caen postrados sobre sus rostros cuando el Corán les es recitado.
108. Dicen: «Gloria a nuestro Señor. Sin duda la promesa de nuestro Señor con toda seguridad se cumplirá».
109. Y caen postrados sobre sus rostros, llorando, y esto les aumenta en humildad y un sentimiento de temor reverencial[40].
110. Di: «Invocadle como Allah (Dios) o invocadle como ar-Rahman (el Misericordioso). Con cualquier Nombre que Le invoquéis, a Él pertenecen todos los Nombres Más Bellos»[41]. Y no hagas la Oración en voz demasiado alta ni en voz demasiado baja, sino sigue un término medio[42].
111. Y di: «Toda la alabanza y la gratitud son para Dios Quien no ha tomado a un hijo ni tiene copartícipe en la Soberanía (el dominio y la propiedad de toda la creación), ni (hallándose ensalzado por encima de toda necesidad y suficiencia) tiene un guardián frente a la necesidad y la debilidad. Y ensálzale en Su inconmensurable grandeza.
[19] Es un hecho muy manifiesto que el Universo, tan armonioso, coherente, equilibrado y que claramente precisa de un conocimiento, una voluntad y un poder absolutos y abarcadores ha de tener un Creador y un Controlador. Por lo tanto, el ateísmo no es más que un dogma, incluso el dogma más incomprensible de todos los tiempos.
En cuanto a atribuirle copartícipes a Dios para dividir los poderes de Dios y Sus actos entre diferentes deidades, una de las razones básicas es el desconocimiento de Dios con Sus Atributos. La perfecta armonía, coherencia y equilibrio que se observa en el Universo claramente demuestran que no puede haber más de una deidad o señor con los mismos atributos. El hecho de no tener principio o fin, ser eterno y no estar abarcado por el tiempo y el espacio, son atributos indispensables de la Divinidad. Obviamente, no puede haber dos seres que con estos atributos existan a la vez. Además, tener un principio o un fin exige ser creado en un determinado momento y que haya alguien o algo que le haya creado. La verdad, no obstante, es que Dios existe eternamente sin haber sido creado.
Si, a pesar de los manifiestos hechos que hemos establecido aquí, imaginamos que hay más de una deidad, entonces, esas deidades, deberían de ser independientes unas de otras o una de ellas tendría que ser el Dios verdadero, mientras que las otras estarían subordinadas al mismo. En el primer caso, simplemente es inconcebible, que muchas deidades soberanas e independientes concurran en todos los asuntos para que el Universo pudiese tener su perfecta armonía, coherencia y equilibro. Si hubiese una multiplicidad de deidades, habría conflictos y discordias a cada paso. Además, es el absurdo más absoluto que hubiese deidades soberanas e independientes múltiples con los mismos atributos, es decir con conocimiento, voluntad y poder absolutos.
En el segundo caso, mientras existe un Dios Independiente, Soberano, Omnisciente, Poseedor de Voluntad y Todopoderoso no sería más que fantasía concebir dioses subordinados. Si existiesen dichos dioses, desearían e intentarían ser los señores del Universo ellos mismos, o al menos participar en la creación y administración de cosas. El orden y el funcionamiento del Universo también contradicen esto. Es evidente que todo el Universo está interconectado con todo lo demás y que todas las fuerzas del Universo están establecidas para colaborar incluso para que una simple brizna de hierba exista y crezca. En conclusión, no hay nada en el Universo más manifiesto que la existencia de un Único, Omnisciente, Poseedor de Voluntad, Todopoderoso e Independiente, Soberano Dios a Quien el Corán nos presenta.
[20] Los últimos dos versículos expresan de modo sucinto lo que hemos intentado explicar en la nota anterior. Ya que la Divinidad debe ser, y es, absolutamente libre de cómo los politeístas la imaginan, y Dios, la Única Deidad, se halla infinitamente por encima de tener copartícipes o alguna similitud con el Universo creado y con todo lo que haya en él que declara esta verdad. Al ser Dios Quien crea, sostiene, mantiene y administra todo el Universo con todo lo que en ello hay, todas las alabanzas Le son debidas a Él y, por lo tanto, toda la creación Le alaba a Él exclusivamente. Mientras que los seres creyentes y conscientes Le alaban —verbalmente, activamente y de memoria— los cuerpos de todos los seres también Le alaban a través de la satisfacción de sus necesidades y la satisfacción de sus sentidos y facultades.
[21] Este versículo explica la razón por la cual Dios coloca un velo invisible entre el Mensajero y los incrédulos, y establece velos en sus corazones y pesadez en sus oídos. No escucharon la recitación del Corán por parte del Mensajero para aprender la verdad. Más bien, le escucharon con la esperanza de encontrar algo que apoye su negación. Luego se reunirían todos en secreto para consultar entre ellos cómo refutar de manera eficaz el Mensaje del Profeta y evitar que la gente crea en él.
[22] Respecto a los argumentos sobre la Resurrección, véase el Apéndice 11.
[23] Nadie, incluido el Profeta puede juzgar quién va a ir al Paraíso o al Infierno. Es solamente Dios Quien conoce plenamente a todos los seres, en cuanto a quién merece la felicidad o el castigo en el Más Allá. Todo lo que los seres humanos pueden decir, basándose en las enseñanzas del Corán, es qué tipo de gente merece la misericordia y qué tipo de gente merece el castigo. Nadie puede saber o decir si una persona en particular será tratada con misericordia o será castigada.
Aunque Dios, siendo el Omnisapiente y el Justo, ha establecido condiciones para ir al Paraíso y ha establecido claramente qué tipo de credo y de acciones hacen merecer el Infierno, nadie puede obligar a Dios a hacer nada ni puede pretender hacerlo, como los Mu‘tazilitas y Shi‘ah hacen, que Dios está obligado a admitir a aquellos que creen y hacen buenas acciones en el Paraíso mientras que los otros irán al Infierno. Dios no está obligado a hacer nada porque Dios posee libertad absoluta para hacer lo que Su Voluntad dicta. Su admisión de los creyentes en el Paraíso es por pura misericordia Suya, y nadie puede merecer el Paraíso tan sólo por sus propias acciones; mientras que enviar a los incrédulos al Infierno es por pura justicia. Al contemplar los juicios y actos de Dios, debemos de tomar en consideración Sus Nombres y Atributos en conjunto.
[24] Este versículo explica un principio Divino de haber elegido a los Profetas. Dios conoce bien todo lo que se halla en los Cielos y sobre la Tierra con las características y habilidades de cada cosa y también conoce mejor que nadie quién es merecedor de la Misión Profética. Sin embargo, los politeístas de La Meca intentaron encontrar excusas para rechazar el Mensaje Divino transmitido por el profeta Muhammad, la paz y las bendiciones sean con él. Aseveraron falsamente que el Mensaje tendría que haber sido dado a Walid ibn Mugira de La Meca, o Abu Mas‘ud Urwah ibn Mas‘ud, el jefe de la tribu Zaqif de Taif (43:31), aunque Dios sabe mejor a quién conceder Su Mensaje (6:124). También aseveraron que el Profeta no debía necesitar comer, beber ni andar en las calles, o sea que debería de ser un ángel. El Corán menciona dichas falsas objeciones y responde a ellas en diferentes versículos. Al mencionar a David en particular en este versículo, el Corán manifiesta que incluso un rey con un gran reino que vivió en un palacio y tuvo numerosas esposas e hijos puede ser elegido como Profeta de Dios, al cual exaltó sobre otros muchos Profetas en ciertos aspectos. Por lo tanto, Muhammad, la paz y las bendiciones sean con él, como ser humano que comía, bebía y estaba casado, y no un ángel, puede ser un Profeta, incluso puede ser el más grande de todos los Profetas.
Este versículo también hace referencia a un importante punto respecto a la evaluación de la Misión Profética y de los Profetas. Tanto en el pasado como en el presente, alguna gente había tendido a contemplar al Profeta tan sólo como un medio de transmisión de la Revelación Divina, sin ninguna distinción de carácter. Sin embargo, al comenzar dirigiéndose al Mensajero de Dios de una manera afectuosa, Tu Señor conoce mejor todo lo que se halla en los Cielos y sobre la Tierra, el versículo hace hincapié en que ser un Profeta exige ciertas cualidades y distinciones que le hacen digno de ello, y que Dios conoce mejor quién es digno de la Misión Profética y a quién concede Su Mensaje.
Por la frase Sin duda, hemos exaltado a algunos Profetas sobre otros (algunos en un sentido absoluto y otros en algunos aspectos) el versículo sugiere que el Mensajero de Dios es uno de aquellos que ha sido exaltado sobre los demás. Entre los profetas Noé, Abraham, Moisés, Jesús y Muhammad —la paz sea con ellos— son los más importantes. El profeta Muhammad, cuya misión es universal y permanente hasta el Día de la Resurrección, es el más grande de todos. Vale la pena mencionar aquí lo que dijo al respecto Said Nursi:
Muchos libros de historia y biografías describen la conducta y características del Profeta. Sin embargo, su persona espiritual y la naturaleza sagrada de su ser son tan sublimes e ilustres que aquellas de sus cualidades explicadas en los libros de historia y biografía no pueden describir su elevado rango. Ya que, de acuerdo con la regla de «aquel que lo causa es como el que lo hace», las recompensas de todas las oraciones de los musulmanes son añadidas a las cuentas de sus perfecciones desde el día que él declaró su Misión Profética (hasta el final de los tiempos). Cada día él recibe incontables invocaciones por parte de los musulmanes así como la infinita misericordia de Dios, y con una infinita capacidad de recibir. Más aún, ya que él es resultado de la creación y el fruto más perfecto, así como el amado e intérprete del Creador del Universo, su verdadera naturaleza y la verdad de sus perfecciones no pueden ser contenidas en las cualidades humanas registradas en los libros de historia y biografía. Sin duda la talla moral y la importancia de aquel a quien los arcángeles Gabriel y Miguel sirvieron como edecanes durante la Batalla de Badr no puede ser apreciada en el incidente de un hombre quien regateó el precio de un caballo con un beduino en el mercado, llamando a Huzayfa para que sea su testigo en el trato.
Por lo tanto, para evitar caer en el error, debemos apartar nuestra atención de las cualidades humanas comunes del santo Profeta, la paz y las bendiciones sean con él, y enfocarnos en su verdadera naturaleza e ilustre persona espiritual en su rango de Mensajero. De otra forma, corremos el riesgo de mostrarle una falta de respeto o levantar incertidumbres sobre su persona. Para entender este punto, consideremos la siguiente analogía:
Suponga que un hueso de dátil plantado brota y se convierte en un árbol alto y productivo creciendo hacia arriba y hacia afuera; o que un polluelo salga del huevo que incubó un pavo real, crezca como un hermoso pavo real, y, adornado con la Pluma del Poder Divino, crezca aún más grande y más hermoso. El hueso de dátil y el huevo poseen cualidades, propiedades, y elementos equilibrados con precisión, pero estos no son tan sorprendentes y significantes como los del árbol y el pavo real que salieron de ellos. Dado esto, mientras se describen las cualidades del hueso de dátil y del huevo junto con las del árbol y del pavo real, las cualidades de cada uno deben ser distinguidas de tal forma que cualquiera que siga la descripción la encuentre razonable. Si no se hace esto (por ejemplo, reclamar que un hueso de dátil —y no el árbol— produce miles de dátiles, o que el huevo es —en sí— el príncipe de las aves), la gente será dirigida a la contradicción y la negación.
La naturaleza humana del más noble Mensajero de Dios, la paz y las bendiciones sean con él, debe ser parecida a la del hueso de dátil o a la del huevo, pero su verdadera naturaleza, iluminada por la Misión Profética, es como el árbol de Tuba o el Ave del Paraíso. Además, Su verdadera naturaleza continúa creciendo de manera más y más perfecta. Dado esto, cuando pensamos en tan exaltada persona negociando con un beduino en el mercado, él debía mirar en él a su ilustre naturaleza esencial, al que montó a Buraq y Rafrafdurante la Ascensión, quien dejó a Gabriel atrás, y llegó ante la Divina Presencia (Véase Apéndice 10 acerca de Mi‘ray). De otra forma, uno corre el riesgo de mostrar insuficiente respeto o fallar al convencer a nuestra alma conectada al mundo de su verdadera naturaleza [The Letters («Las Cartas»), «The 19th Letter» («La 19ª Carta»), 1:110-111].
Respecto a la superioridad de algunos Profetas en relación a otros (en algunos aspectos o sentidos), véase la sura 4:164, nota 33.
[25] Este versículo rechaza categóricamente la pretensión de deificación de otro ser aparte de Dios, incluidos los Profetas, los ángeles y los seres santos entre los seres humanos y los genios, los cuales ellos mismos creyeron en un Único Dios e intentaron seguir Sus mandamientos, buscando medios de acercarse a Él, esperando Su Misericordia y temiendo Su castigo. Otros seres, tal y como Satanás, los diablos, los genios incrédulos y la gente satánica, a los cuales se les ha atribuido divinidad, sus cuerpos también obedecen a Dios incondicionalmente y ellos mismos ofrecerán sumisión absoluta a Dios en el Más Allá para obtener el perdón Divino.
[26] Respecto al Libro y lo que está inscrito en ello, véanse la sura 6:59, nota 13; la sura 13:39, nota 12; y en esta sura, nota 10.
[27] Cuando el Mensajero de Dios, la paz y las bendiciones sean con él, regresó de su Ascensión, narró a los habitantes de La Meca lo que había presenciado durante su viaje milagroso. Había trascendido las dimensiones corporales de la existencia y había visto las formas que las creencias, acciones y palabras de la gente asumen en el Más Allá. A pesar de que el Paraíso y el Infierno todavía existen en forma de «semillas», esperan ser expandidos en sus formas eternas, expansión que tendrá lugar durante la Resurrección. Las creencias, acciones y palabras de la gente proporcionan los ladrillos de sus moradas en el Paraíso o en el Infierno. Por ejemplo, una palabra de agradecimiento o de alabanza tal y como alhamdulillah (Toda la alabanza es para Dios) es devuelta a la persona que la profiere en forma de una manzana en el Paraíso. La gente a veces ve en sus sueños formas similares a las que sus creencias, acciones y palabras asumen en el Más Allá. Por lo tanto, durante la Ascensión, el Mensajero de Dios vio ejemplos de muchas de las formas, de la gente que tiene dichas creencias y que realizan dichas acciones. El árbol maldito mencionado en el Corán, como árbol totalmente excluido de la Misericordia de Dios, es el árbol de Zaqqum (37:62-67; 44:42-46; 56:51–54). Es un árbol amargo que crece en el Infierno y del cual la gente del Infierno comerá. Ciertamente, esto es una consecuencia de algunas de las acciones de los incrédulos y constituye una de las formas de tormento en el Infierno. Lejos de proveer sustento, proporciona dolor y tormento como alimento para los la gente del Infierno.
El Mensajero, la paz y las bendiciones sean con él, relató a la gente de La Meca todo lo que había visto durante la Ascensión. Aunque el Mensajero mostró signos claros e innegables de su milagroso viaje, los incrédulos le contradijeron tercamente y persistieron a sabiendas en su incredulidad. Al igual que otros milagros y verdades, la Ascensión, en todos sus aspectos, fue una prueba para la gente. Sin embargo, debemos de señalar que el Todopoderoso no crea milagros ni prueba a la gente para extraviarles. La gente se extravía por su propia arrogancia y obstinación, y su insistencia en mantenerse en su camino, a pesar de las verdades más manifiestas.
[28] Satanás seduce a la gente de diversas maneras. Así como, en particular, susurra en los corazones de la gente y con su voz, la cual los que se hallan cerca pueden oír, también les seduce con sonidos semejantes a la música obscena y a las llamadas a la desobediencia a Dios. Además de su descendencia, Satanás tiene ejércitos bien equipados tanto entre los genios como entre los seres humanos, y se asocia con la gente en la riqueza que adquieren y gastan de modo ilícito y en los hijos que no han sido criados debidamente según los mandamientos de Dios. Hace constantemente promesas falsas y engañosas a la gente. Les engaña con ambiciones a largo plazo, metas mundanas y falsas expectativas (Respecto a la descripción de Satanás, véase también la sura 7:17, nota 2).
[29] Dios ha creado el mar como tesoro de bendiciones y como un camino hacia las bendiciones en ultramar. Para beneficiarse de él, ha inspirado a la gente que construya barcos. Al haber hecho que los Mensajeros fuesen los portadores de Su Mensaje y la vanguardia del conocimiento tecnológico y científico, enseñó al profeta Noé, la paz sea con él, a construir un barco.
[30] Tal y como el Corán explícitamente declara (6:38), todos los seres creados viven en comunidades, y Dios, Quien no deja a las abejas o las hormigas sin una reina, no deja a los seres humanos sin un verdadero líder. Por lo tanto a lo largo de la historia, ha enviado a cada comunidad un Mensajero y les ha concedido un Libro a los más destacados de entre ellos tal y como Abraham, Moisés, Jesús y Muhammad, la paz sea con ellos. Después de los Mensajeros, Él ha enviado a Profetas siguiendo sus pasos, y después del Último Mensajero, Muhammad, la paz y las bendiciones sean con él, ha creado a sabios y a guías que han cumplido la misión de los Profetas, excepto que ellos no recibieron Revelación. Ello es así ya que, a diferencia de los Libros anteriores, el Corán ha permanecido intacto sin el más mínimo cambio o interpolación.
Dios ha honrado a los seres humanos con atributos y habilidades particulares tal y como el intelecto, la naturaleza consciente y el corazón (el intelecto espiritual). Sin embargo, a pesar de que el Libro Divino es un líder (11:17) cada ser humano no es capaz de entenderlo debidamente o deducir de ellos los principios del gobierno de la vida humana en cada época y bajo todas las condiciones. Por eso, Dios ha favorecido a algunas personas con guías perfectos, a saber los Profetas y aquellos que son leales a Dios y quienes son veraces en lo que dicen y hacen, y los santos que dan testimonio, quienes han contemplado las Divinas verdades ocultas, de cuya existencia dan fe con sus vidas y los rectos en todos sus actos y declaraciones, y aquellos que se dedican a hacer actos buenos y rectos (4:69). Nos ha ordenado que Le recemos en cada rak‘ah de las Oraciones diarias Prescritas (en Surat al-Fatiha, 1:6-7) para que nos guíe al Camino Recto, como el camino de aquellos a los que ha favorecido, mencionados por Él en la sura 4:69. Por lo tanto, lo que una persona debe hacer, si no tiene la habilidad necesaria o la pureza para comprender el Libro de Dios como es debido y deducir del mismo y de la Sunna Profética las reglas necesarias para ordenar su vida de acuerdo a la Voluntad de Dios y guiar a otros, es no ser ciego ante la verdad, sino encontrar un verdadero líder. Dios ha prometido que Él guiará a aquellos que se esfuercen por seguirle a cualquiera de los caminos que llevan al Camino Recto (29:69). El que intente encontrar este Camino sinceramente, sin duda encontrará lo que busca.
[31] El Mensajero de Dios, la paz y las bendiciones sean con él, se sometió completamente a Dios y cumplió su misión única y exclusivamente porque Dios se lo ordenó. Nunca recurrió a comprometerse para tener éxito ni nunca se desvió de Su camino.
Cuando comenzó a predicar su Mensaje, tuvo que enfrentarse a una severa oposición, pero siempre se enfrentó a la oposición con una sonrisa en los labios. Permaneció firme sin dejarse intimidar por el criticismo y la coacción. Cuando la gente se dio cuenta que las amenazas habían fracasado en aterrorizarle y que el más severo trato de su persona y de sus seguidores no hacía que se moviesen ni una pulgada, empezaron a utilizar otros trucos contra él, pero que también estaban destinados a fracasar.
Una delegación de dignatarios de Quraish, su tribu, visitó al Profeta, la paz y las bendiciones sean con él, e intentó sobornarle ofreciéndole toda la gloria mundana que pudiesen imaginar. Le dijeron: «Si quieres poseer riqueza, te conseguiremos todo lo que desees; si aspiras a tener honor y poder, estamos dispuestos a jurarte fidelidad como rey nuestro; si se te antoja la belleza, podrás tener en tus manos las más bellas jóvenes que te plazcan».
Quisieron comprometerle, aunque no haya abandonado su misión. Los términos eran extremadamente tentadores para cualquier mortal ordinario; pero no tenían significado alguno ante el gran Profeta, quien respondió:
No quiero riqueza ni poder. He sido enviado por Dios como advertidor a la humanidad. Os transmito Su mensaje. Si lo aceptáis, tendréis felicidad y alegría en esta vida y una dicha eterna en la próxima. Si rechazáis la Palabra de Dios, Dios decidirá entre vosotros y yo.
En otra ocasión le dijo a su tío, el cual debido a la presión de los líderes de Arabia estaba intentando persuadirle de que abandonase su misión: «¡Oh tío! Aunque pusierais el Sol en mi mano derecha y la Luna en la izquierda, nunca dejaría de predicar la causa. Nunca renunciaré. O bien Le complace a Dios hacerlo triunfar o perezco en el intento» (Ibn Hisham, 2:285).
Los incrédulos de la época del Profeta eran los más obstinados e implacables incrédulos de todas las épocas, e igualmente así eran los hipócritas. Pero el Mensajero, la paz y las bendiciones sean con él, nunca se inclinó a comprometerse con ninguno de ellos. Ni siquiera consideró la idea, con la gracia y la ayuda de Dios. En palabras de Said Nursi:
Mientras predicaba y llamaba a su gente a la verdad, el Profeta manifestaba tal resolución, firmeza y valor que nunca dudó ni vaciló. Y esto fue posible incluso ante la hostilidad de los poderes y las religiones del entorno, así como la de su propia gente, tribu e incluso su tío. Retó con éxito al mundo, haciendo así al Islam superior a todas las demás religiones y sistemas. Esto prueba que ninguna otra persona puede igualarlo en su predicación y llamada a la humanidad al mensaje de la verdad.
Su fe era tan extraordinariamente firme y segura, tan milagrosamente perseverante, y tan elevada y clarificadora del mundo que ninguna idea ni creencia, filosofía de los eruditos ni enseñanzas de los líderes espirituales, prevalecientes, engendraron duda alguna dentro de él. Pese a la oposición y hostilidad de estos, no pudieron hacerlo dudar o sentirse ansioso por esta causa. Además, todos los santos, principalmente sus Compañeros, se habían beneficiado con su fe, la cual ellos admitieron ser la del grado más alto [The Letters («Las Cartas»), «The 19th Letter» («La 19ª Carta»), 1:267].
El versículo también enseña que para que la gente pueda superar las tramas de los incrédulos necesitan con urgencia la ayuda y el soporte de Dios. Sin ello, nadie puede tener éxito.
[32] El versículo alude y da buenas nuevas de la emigración del Mensajero a Medina. Para el significado y la importancia de la emigración (Hégira) para aquellos que siguen una causa sagrada, véase la sura 19, nota 10.
Ya que la emigración tiene un importante papel en la predicación del Mensaje Divino y en las misiones y vidas de aquellos que la llevan a cabo, las personas que forzaron a sus Mensajeros a dejar su tierra natal son destruidas o expuestas a calamidades o bien vencidas por el Mensajero, la paz y las bendiciones sean con él, y sus nuevos seguidores. No pudieron permanecer por largo tiempo en su anterior país. Por lo tanto, el versículo 76 da buenas nuevas de que aquellos que forzaron al Mensajero, la paz y las bendiciones sean con él, a dejar La Meca serán destruidos después de su partida. Y así ocurrió. Los destacados opositores del Islam en La Meca fueron matados en la Batalla de Badr, dos años después de la emigración del Mensajero, y La Meca fue conquistada seis años más tarde.
[33] Este versículo alude a las cinco Oraciones diarias Prescritas y al tiempo de cada Oración. La puesta del sol significa que el Sol ha pasado su cenit e indica la Oración del Mediodía, después de la Oración del Mediodía viene la Oración de la Tarde. Inmediatamente después de la puesta de sol y después de que la noche caiga completamente se llevan a cabo respectivamente las Oraciones del Atardecer y de entrado el Atardecer. El versículo específicamente menciona la Oración del Amanecer por su importancia y llama la atención a la recitación del Corán durante ese momento. El Mensajero, bajo Revelación Divina, solía alargar su recitación durante la Oración del Amanecer. Además, la recitación en ese momento es más efectiva en nuestros corazones.
A pesar de que la Oración fue prescrita en los primeros días del Islam, sólo fueron establecidas como cinco Oraciones diarias durante la Ascensión. La sura que comienza con la descripción de este milagroso viaje contiene dicha prescripción.
A pesar de que el Corán menciona algunos pilares de la Oración, tal y como la inclinación y la postración, no especifica todos los pilares y otros actos ni describe el modo en que debe de ser realizada. El Mensajero, la paz y las bendiciones sean con él, llevó a cabo la Oración tal y como Dios le enseñó y declaró: «Estableced la Oración del modo en que me veis estableciéndola (al-Bujari, «Salah», 70; Muslim, «Nikah», 5). Por lo tanto, igual que otras formas de veneración, el modo de establecer la Oración depende completamente de la Sunna.
[34] Cada ocasión de la Oración no es solamente la apertura de un momento decisivo importante, sino también un espejo de cómo la Divinidad dispone de poder y un espejo de la generosidades Divinas universales en dicha disposición. Se nos ha ordenado realizar las Oraciones Prescritas en dichos momentos determinados para que veneremos y glorifiquemos más al Todopoderoso, Único y Majestuoso y para que Le agradezcamos todas las bondades que han sido acumuladas entre las dos ocasiones, lo cual es el significado de las Oraciones Prescritas. Bediüzzaman Said Nursi escribe sobre el significado de los tiempos específicos de las Oraciones diarias:
La sucesión del día y la noche es como la manecilla que marca los segundos, los años de la vida de una persona representan la manecilla que marca los minutos y las etapas de la vida del hombre es la manecilla que marca las horas, así como las ciclos del Universo no es más que la manecilla que marca los días. Cada uno de éstos se asemeja al otro y son imprescindibles de manera recíproca.
Ejemplos que aclaran lo anteriormente expuesto son:
La hora de Fayr (amanecer o mañana temprana), la cual es designada para la Oración del Amanecer, nos recuerda el inicio de la primavera y la salida del hombre del útero materno, o incluso el primer día de los seis en los que han sido creados los Cielos y la Tierra. Es un recuerdo para el hombre para que medite en estas horas de Sabiduría Divina sobre cómo Dios dispone maravillosamente de Su Poder.
La hora de Duhr (inmediatamente después del mediodía) se asemeja al punto medio del verano, a la consecución de la adolescencia o asimismo el período de la creación de la humanidad incluido en la historia del mundo. Esto también señala las manifestaciones compasivas y abundantes bendiciones de Dios en estos eventos y períodos de tiempo.
La hora del Asr (tarde) se asemeja al otoño y la vejez; representa asimismo la Época de la Felicidad, el tiempo en que vivió el Último Profeta, Muhammad, la paz sea con él. También nos recuerda los actos Divinos y los favores del Compasivo.
La hora de Magrib (atardecer) no es sino como el ocaso de la mayoría de las criaturas al final del otoño, y la muerte de los individuos así como la muerte de toda la humanidad al final de los tiempos. De esta manera, nos advierte de la destrucción del mundo al principio de la Resurrección, y también nos enseña cómo entender la manifestación de la Majestad de Dios así como nos despierta de un profundo sueño de descuido.
En cuanto a la hora de Isha (anochecer) es un recuerdo de cómo el mundo de la oscuridad cubre todos los objetos del día con su velo negro y el invierno cubre la superficie de la tierra muerta con su blanco velo. Y es además un recuerdo de las obras incompletas de los seres humanos fallecidos así como del olvido total de dichas obras. Es más, nos recuerda la inevitable y completa decadencia de este mundo, el cual es un sitio de pruebas. Por lo tanto, isha declara los actos impresionantes de Aquel Todopoderoso de Majestuosidad.
La noche nos trae a la memoria el invierno, la tumba y la vida del Más Allá —Mundo Intermedio— y nos recuerda además la necesidad del espíritu del ser humano en relación a la misericordia del Misericordioso.
Respecto a la hora de at-Tahayyud —la Oración nocturna—, nos recuerda y advierte de cuán necesaria será esta Oración como luz en la oscuridad de la tumba. Nos recuerda las dádivas infinitas del verdadero Otorgador y nos demuestra que el verdadero Otorgador es merecedor de todas las alabanzas.
La siguiente mañana es un tiempo que señala a la Resurrección, o la mañana que sigue a la destrucción del mundo. Como es razonable, necesario y cierto que la mañana siga a la noche, la primavera venga después del invierno, de la misma manera, la mañana de la Resurrección seguirá a la muerte.
Ahora entendemos que cada una de las cinco ocasiones de las Oraciones es el inicio de un momento decisivo vital y un recordatorio de grandes revoluciones o momentos decisivos en la vida del Universo. A través de los increíbles dones diarios del Poder del Eternamente Bienamado, las ocasiones de las Oraciones nos recuerdan los milagros del Poder Divino y los dones de la Misericordia Divina que se encuentran en cada año, cada era, y cada época. Por lo tanto, las Oraciones Prescritas, las cuales son una necesidad innata y un firme fundamento de la veneración, y un deber incuestionable del ser humano, son muy apropiadas y adecuadas para dichas ocasiones [The Words («Las Palabras»), «The 9th Word» («La 9ª Palabra»), págs.58-59].
[35] Esta oración, enseñada al Mensajero por Dios indica que el momento a emigrar a Medina estaba muy cercano. Según algunos, Dios se la enseñó al Mensajero, la paz y las bendiciones sean con él, cuando se acercaba a Medina durante la Hégira. Era una práctica y recomendación del Mensajero, la paz y las bendiciones sean con él, recitar esta oración cuando entraba y salía de un lugar. También nos instruye de qué manera debemos de entrar y salir de un sitio.
[36] Respecto al espíritu, véase Apéndice 12.
[37] Esto, de nuevo, es como respuesta a las demandas de los politeístas de La Meca, que querían que el Mensajero de Dios obrase milagros. Dios concedió a Moisés nueve milagros como claros signos de la verdad de su mensaje; pero a pesar de ello el Faraón y su gente persistió en la incredulidad. Algunos de estos milagros son mencionados en la sura 7:133: De este modo, (para que reflexionasen y fuesen considerados) hicimos descender sobre ellos inundaciones y (plagas de) langostas y alimañas, ranas y (agua que se tornó en) sangre: signos distintos unos de otros. Los otros tres eran la Vara; la mano blanca y radiante de Moisés, y la derrota de la magia de los magos. Además realizó otros milagros, tal y como hacer que surgiese agua de una roca golpeándolo con su vara y devolver una vaca a la vida golpeándola con un hueso de su pata. Sin embargo, los nueve milagros mencionados en el versículo son los que fueron mostrados al Faraón y a su gente en particular. A pesar de estos milagros el Faraón y su gente persistieron en la incredulidad. Por lo tanto, los incrédulos no son sinceros exigiendo milagros. Los exigen solo para causar problemas a los Profetas. Sabían bien que los Profetas no mentían cuando declaraban su Misión Profética. Existieron muchas pruebas irrefutables que mostraron la sinceridad de los Profetas, su veracidad, fiabilidad, inteligencia e infalibilidad. Sin embargo, cuando la gente persistió en la incredulidad tercamente, a pesar de los milagros que habían exigido y que les fueron mostrados, por lo general recibieron lo que se merecían.
Siendo el último Libro Divino válido hasta el Día del Juicio Final, y como un libro que nos sirve en una época en la que la humanidad en gran medida se ha inclinado hacia la razón, las ciencias y la exploración del Universo, el Corán llama frecuentemente e insistentemente a la gente a reflexionar y a estudiar los fenómenos «naturales» e históricos de las comunidades humanas. Por esa razón, excepto en algunos puntos tal y como la Ascensión y la división de la Luna, el Mensajero de Dios, la paz y las bendiciones sean con él, no obró milagros que fuesen visibles a todos durante el período de La Meca de su misión, cuando predicaba los pilares de la fe. Más bien, obró la mayoría de estos milagros en Medina para cubrir una necesidad. Estos milagros fueron realizados cuando no existía otra manera de resolver un problema, tal y como la abundancia milagrosa de comida y agua, poca comida y agua pasando a ser suficiente para mucha gente o agua brotando de entre sus dedos. El Corán es su mayor y más permanente milagro, y es el mayor milagro que haya sido realizado por todos los Profetas.
[38] El Corán está lleno de noticias sobre futuros eventos, algunos de los cuales menciona explícitamente, tal y como la victoria de los bizantinos sobre los sasánidas (30:2-3), la conquista de La Meca por los creyentes (48:27), y otros que están implícitos. En el versículo 76 mencionado anteriormente, el Corán amenaza a los politeístas de La Meca que intentaban expulsar al Mensajero de La Meca diciendo: Sin duda, han buscado inquietarte de la tierra (en la que naciste) para desterrarte de ella; pero entonces, ellos mismos no se quedarán en ella después de ti sino por poco tiempo.
Reforzó esta amenaza añadiendo que Dios siempre castiga a aquellos que expulsan a los Profetas de sus hogares destruyéndoles: (Ese ha sido Nuestro) camino con todos aquellos que enviamos (como Mensajeros) antes de ti. Nunca encontrarás alteración alguna en Nuestro camino (17:77). El versículo 103 consolida dicha amenaza con un ejemplo importante de la historia y sugiere que aquellos que forzaron al Mensajero a abandonar La Meca serán pronto destruidos. Esto ocurrió dos años después de la emigración del Mensajero a Medina en la Batalla de Badr, en el que 70 de los más destacados habitantes de La Meca fueron matados; y seis años más tarde, el Mensajero conquistó La Meca.
[39] El original de la afirmación, cuando el momento (para el cumplimiento) del último decreto que venga, es el mismo que figura en el versículo 7 anterior, que expresa la segunda ascensión y declive de los Hijos de Israel (narrada a su vez en la nota 6 anterior). Esto debe de referirse a la última fase del segundo declive cuando acabaron dispersos a lo largo del mundo como consecuencia de sus acciones y su reunión de nuevo en Palestina para establecer un estado en 1948.
Sin embargo, como la palabra traducida como último decreto también significa el Día del Juicio Final, la afirmación les amenaza con una perdición después de que se reúnan por última vez y con el inevitable final de que serán cuestionados en el Más Allá por todo lo que hicieron en el mundo. Por lo tanto, el versículo es un milagroso resumen sucinto de la historia de los Hijos de Israel.
[40] Cuando aquellos que estaban dotados con conocimiento de la verdad, de la Revelación y de las enseñanzas Divinas, de entre la Gente del Libro y otros, recitan o escuchan el Corán, comprenden inmediatamente que pertenece a Dios y no pueden evitar caer postrados sobre sus rostros ante Dios. Cuando ven que lo que Dios prometió respecto al advenimiento del profeta Muhammad, la paz y las bendiciones sean con él, y otros importantes eventos, tal y como el envío del Último Libro, el cual ha llegado como el Corán, todos se cumplieron, una vez más se postran ante Dios con más humildad y con un sentimiento de temor reverencial ante Él.
[41] Dios Todopoderoso tiene muchos nombres incluidos en el Corán y que fueron enseñados por el Mensajero, la paz y las bendiciones sean con él. Son los Nombres Más Bellos en el sentido de que son Títulos y Atributos que Dios usa para describirse a Sí Mismo y Sus actos y están absolutamente libres de todo defecto porque Dios es absolutamente perfecto y lo que hace y decreta es absolutamente bueno y libre de cualquier imperfección. Allah (Dios) y ar-Rahman (el Misericordioso) son Sus Nombres propios por los que ningún otro ser puede ser llamado. Para más explicaciones sobre los Nombres, sobre Dios y sobre el Misericordioso, véase al-Fatiha, notas 2-4.
[42] No debemos alzar la voz demasiado alta ni hablar en voz baja durante la invocación. El Corán ordena: Recuerda y menciona a tu Señor en ti mismo (en las profundidades de tu corazón) con humildad y temor, sin alzar la voz, por la mañana y por la tarde (7:205). En nuestra Oración (Salat), debemos recitar en voz lo suficientemente alta como para que podamos escuchar claramente nuestra propia voz o nuestra propia recitación. Era la práctica del Profeta que debemos seguir durante las Oraciones del Amanecer, de la Tarde y del Atardecer (del Anochecer). El Corán ha de ser recitado en voz lo suficientemente alta por el imán para que los que están detrás de él puedan escucharlo, mientras que las Oraciones del Mediodía y de la Tarde, se han de recitar con un tono de voz que sólo la persona que está rezando puede escucharse a sí misma.
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