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viernes, 14 de diciembre de 2018

Pejeproa: ahorro en centavos que cuesta pesos

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Actualización 14/12/2018 - 10:59
La deuda interna del sector público cerrará 2018 ligeramente arriba de los siete billones de pesos, la externa en unos 200 mil millones de dólares. En total, unos 11 billones de pesos. Una cantidad manejable (inferior a 50 por ciento del PIB) hasta que la política pública pasa de la prudencia a la insensatez. Entonces se transforma en barril de pólvora. Andrés Manuel López Obrador, todavía sin ceñirse la banda presidencial, prendió la mecha el 29 de octubre cuando anunció la cancelación del aeropuerto en Texcoco.
La deuda interna tiene un plazo promedio aproximado de ocho años, y la externa de 19.7 años. El 81.4 por ciento de la primera tiene una tasa de interés fija y es de largo plazo, mientras que la totalidad de la segunda tiene ambas características. Por ello, buena parte del endeudamiento tardará años en liquidarse y renovarse, pero aun así el gobierno mexicano tiene que refinanciar constantemente en los mercados.
Esa nueva deuda será más costosa. Texcoco dañó la confianza de inversionistas, el sainete posterior en torno a sus bonos la ha seguido minando. Lo que ha quedado en evidencia es un gobierno a la par arrogante e ignorante. Los profesionales que manejaban el endeudamiento público igual se fueron ante el masivo recorte de sueldos, los renunciaron, o sus recomendaciones son ignoradas por sus superiores. La declaración de cancelación del NAIM abarató los bonos de golpe, listos para ser comprados por fondos especializados. Ahora esos nuevos tenedores tienen la sartén financiera por el mango. AMLO anuló sus opciones: se sabe que quiere cancelar Texcoco a toda costa, por lo que se le impondrá un elevado precio que pagarán todos los mexicanos.
Solo será el primero de muchos elementos del Pejeproa. Porque el bono a 10 años del gobierno federal ofrecía un rendimiento de 7.72 por ciento a principios de julio, y llegó a 9.25 por ciento a fines de noviembre. Porque ya alguna agencia calificadora puso la deuda del gobierno federal en perspectiva negativa. Porque el Plan Nacional de Refinación (un sueño nacionalista pletórico de más insensatez financiera), las propuestas para la producción de hidrocarburos y la cancelación por tres años de las rondas petroleras pondrán la deuda de Pemex bajo la lupa.
Mientras que el presidente López Obrador se recorta el sueldo en unos 162 mil pesos al mes, su gobierno ofreció a los bonistas del NAIM un incentivo de 1 por ciento (hasta 18 millones de dólares) para canjear o vender sus instrumentos. Le tomaría 185 años de trabajo cubrir con ese ahorro el pago adicional, que además ya fue rechazado. Mientras que fulmina a los ministros de la Suprema Corte de Justicia por un ingreso de 600 mil pesos al mes, el costo financiero adicional de la deuda pública que implicarían esos 1.5 puntos porcentuales que ya reflejan los mercados significaría alrededor de 22.5 mil millones por año, lo que percibiría uno de esos vilipendiados ministros por 3 mil 125 años.
El Pejeproa será el ahorro en centavos que cuesta pesos.

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