¿Qué fue la batalla de Independencia? Depende de cómo lo piense y analice cada persona y le guste nuestra historia, o quién cuente la historia. Fue una rebelión por la injusticia, la liberación de los oprimidos, la lucha por un gobierno más equitativo, el enfrentamiento de dos bandos ideológicos para que así pudiéramos seguir dando otros nombres de las diferentes ideas, según dependa la intención de los diversos grupos involucrados y que se levantaron al mismo tiempo en todo el país, ese es el pensamiento mexicano.

Y no es que la batalla de Independencia haya tenido un solo nombre, no es que el movimiento sea desmentido, porque como se lograron muchos objetivos que se requerían y deseaban, como lo fue el comienzo del cambio que aun a nuestros días se sigue exigiendo a nuestro gobierno, como decir que cada héroe peleaba sus propias batallas, algunos incluso peleaban sus propios intereses.

Recordemos entonces que en 1810 el Estado y la Iglesia se encontraban en una alianza, al grado de que los mismos Sentimientos de la nación, escritos por José Ma Morelos y Pavón, contemplaba la institución de la Iglesia como legítimo, ya que antes de ser mexicanos éramos católicos.

También recordemos que cuando Hidalgo dio el grito en Dolores salió con un estandarte de la Virgen de Guadalupe, y no es que lo haya tomado nada más porque sí, la decisión no fue un acto al azar. Es bien sabido que la población mexicana es guadalupana de hueso colorado, pero después de aquella noche el estandarte con la imagen de la virgen se replicó una y otra vez, siendo un símbolo de la posición que los frentes tomaban; así, la guadalupana se convirtió en la imagen de los insurgentes, de esos luchadores.

Recordemos ahora a quiénes combatieron, más allá del gobierno conquistador y la corona española. Los realistas eran la organización que enfrentaba en batalla a los independistas, siendo la imagen de la Virgen de los Remedios la contraparte de la de Guadalupe, dando pues por nombre la Batalla de las Vírgenes (Boullosa, 2010).

Y en los pelotones de los realistas tal vez se hallaban muchos hombres, al mencionarlos puede que nos imaginemos un batallón de soldados de la época, bien armados, con caballos bien alimentados, en buena forma y organización. Pues entre los realistas se encontraban mujeres que no se dedicaban a las cuestiones de limpieza y hogar, a la comida o la satisfacción del ejército realista.

Por eso, las mujeres hicieron su propia batalla, es cierto, estaban de lado de los españoles, pero no estaban dispuestas a trabajar para ellos, para cuidarlos o estar al pendiente de todas sus necesidades, no irían de sirvientas ni de ayuda médica o auxiliar. Ellas se posicionaron como compañeras y un pelotón más que era capaz de extraer información valiosa, así como hacer su propia defensa, eran capaces de liderar o pelear en batalla, eran tan útiles como cualquier soldado en el ejército realista y fueron ellas las que se apropiaron de la imagen de la Virgen de los Remedios como su protectora en esa batalla.

Así que antes de salir a pelear contra los insurgentes tuvieron que pelear su posición y su libertad para que el ejército realista las considerara más que simples acompañantes. Una vez que lograron ser tomadas en cuenta, se unieron a la causa como las patriotas marianas.

Un ejército de mujeres enfiladas que primero dieron combate en los debates intelectuales, representadas por Ana Iraeta, pero formado por más de 2 mil 500 mujeres que lograron posicionarse políticamente, al grado de que la Nueva España reconociera su capacidad y su liderazgo (Espinoza, 2019).

Las patriotas marianas fueron la primera organización femenina que es reconocida en México, su principal propósito era proteger a la Virgen de los Remedios, ya que los insurgentes fusilaban o destruían todas las réplicas y estandartes de esta virgen, lo mismo hacían los insurgentes con la imagen de la guadalupana, pareciera que también estaban en la lucha esas vírgenes (Serrano & Jaúregui, 2010).

Así, también fungieron un gran papel como espías cercanas al virrey, pues su causa y su fidelidad estaban con el rey, seducían y transportaban armas bajo sus faldas, escribían en las gacetas los comunicados, transportaban mensajes y filtraban la información, aunque juraron lealtad a la corona española. Antes de ser realistas y defensoras de los ideales de la conquista, eran mujeres que se hacían valer en una guerra de hombres.

El 30 de octubre de 1810, ante el ataque de los insurgentes en la Ciudad de México, fue donde se replegaron, pero no lograron atacar, pues tomaron la retirada, mientras que la Virgen de los Remedios se mantuvo a salvo y las patriotas marianas conservaron su posición, cuidando de que no la tomaran como trofeo.

Asumieron que la victoria fue milagrosa y un año después lo celebran con una misa en la iglesia de San Francisco, al terminar sacaron el retrato del rey.

Pero ganar una batalla no era ganar la guerra, a todas aquellas mujeres que fueron descubiertas en sus labores o tareas asignadas fueron fusiladas, pero siempre mantuvieron una actitud valerosa, rompiendo esquemas y demostrando que no por ser mujeres habrían de ser temerosas. Aun así, gracias a la imagen que mostraban, donde solo por ser mujer eran consideradas ignorantes o inofensivas. Es así que las patriotas marianas fueron aceptadas en varias ocasiones por los mismos realistas (Boullosa, 2010).

“Salvar a su patria y al rey es su lema”. No dejando nunca sus posiciones por muy mal que se viera la situación. Murieron defendiendo lo que ellas consideraban bueno, y mejor aún lograron ser tomadas en cuenta en un lugar donde parecía que ellas nunca podrían tener una oportunidad.

Así que las mujeres independistas no fueron las únicas en esta batalla, tuvimos desde las vírgenes confrontándose entre sí, hasta mujeres peleando por quién seduciría a más integrantes de su contrario.

Al final de esta batalla de vírgenes (la de los Remedios y la Virgen de Guadalupe), fue la morenita quien ganó, así es como al coronarse Iturbide la mujer al frente de las patriotas marianas, la señora Anna María Iraeta, fue coronada dama primera y guarda mayor, una posición que no era precisamente la de una derrota, al menos hasta que recordamos que después del movimiento de Independencia vuelven a arrinconar a las mujeres a un papel de ama de casa y atendiendo el hogar, pareciera que se les olvidó la gran importancia que tuvieron estas mujeres valientes que no les importó dejar hijos y familia para unirse a esta causa.