Los niños mexicanos que fueron utilizados como "neveras" de vacunas para salvar al mundo de la viruela
Cuando Francisco Javier de Balmis arribó a México en 1804, lo hizo con 22 niños contagiados de viruela, una enfermedad que estaba matando a millones de personas en todo el mundo.
Pero lejos de esparcir (aún más) la mortal enfermedad, esos niños tenían una misión: ser parte de la primera misión humanitaria internacional.
Estaban allí para llevar a cabo una de las primeras jornadas de vacunación en cruzar el océano, de Europa a América.
Pero el éxito de la expedición hizo que se realizase un nuevo viaje, esta vez hacia el otro lado del planeta, cruzando el Pacífico.
Iban a Filipinas.
Y para esta nueva hazaña, Balmis reclutó a otros 26 niños. Y como había hecho con los otros, los infectó con el virus.
La operación recibió el nombre de Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, u Operación Balmis en honor al médico militar español que la llevó a cabo.
Y mucho se ha hablado de ella y del papel que tuvieron los 22 niños originales que partieron del puerto de A Coruña, en España, un 30 de noviembre de 1803.
Pero poco de los otros 26 niños que zarparon de Acapulco con destino a Manila.
Hasta ahora, ya que el Archivo General de Indias en Sevilla sacó a la luz nuevos documentos sobre esa segunda parte de la expedición.
Ahora se conocen más detalles sobre quiénes eran esos niños, de dónde provenían y las edades que tenían.
Hablar de los niños cobra aún más importancia, ya que la enfermedad era especialmente mortal entre menores.
Estos documentos forman parte de una exposición sobre la Expedición de Balmis que el Archivo General Indias mantendrá abierta hasta el 15 de septiembre.
La necesidad de una vacuna
En el siglo XVIII, la viruela era uno de los mayores peligros a los que se enfrentaba la sociedad.
Aunque los registros apuntan a un posible origen en el norte de África, fueron los viajes y el crecimiento de la población mundial lo que facilitó la expansión del Variola virus.
Durante siglos, la enfermedad diezmó poblaciones enteras.
En Europa fue especialmente devastadora debido a su virulencia en medio del crecimiento desmesurado de las ciudades.
Hasta un tercio de los enfermos moría. Pero aquellos que sobrevivían a la enfermedad quedaban desfigurados, con profundas marcas en la piel.
Durante la colonización de América, la viruela acabó con las comunidades indígenas, que no contaban con defensas naturales.
Durante muchos años, las personas buscaron cualquier método que los protegiese de la enfermedad.
Uno de ellos era la variolización, que consistía en infectar a una persona sana con una dosis del virus proveniente de un paciente para que enfermase levemente y así quedase inmune.
Era un método similar a las vacunas que llegaron posteriormente, aunque más rudimentario.
Pero esta práctica no era del todo fiable. La persona podía enfermar gravemente, o contraer otra enfermedad.
Y no fue sino hasta 1796 que un médico rural de Inglaterra dio con una solución mucho más segura.
Edward Jenner observó que las mujeres que ordeñaban vacas contraían una cepa de la enfermedad que no era mortal.
Extrayendo muestras de la mano de una ordeñadora, se propuso a inocular a un paciente con la primera vacuna, un niño de ocho años.
El niño contrajo la cepa de la viruela bovina. Pero no contrajo la humana, que era la mortal.
Había quedado inmunizado.
Jenner no solo comprobó que era posible inmunizar a las personas de la viruela humana, sino que el método se podía pasar de humano a humano, un dato clave para llevar la vacuna a otros países.
De España al Nuevo Mundo
Durante años, el método de la vacuna permaneció en Europa, donde la comunicación y cercanía entre países favorecía el transporte.
Pero la vacuna tenía un contratiempo: funcionaba solo mientras el virus estuviese activo.
Eso le daba a la vacuna una duración de solo 12 días. Más allá de ese período, la inoculación era inefectiva.
A diferencia de los tiempos modernos, la ciencia en los siglos XVIII y XIX era mucho más rudimentaria. No existían los métodos de refrigeración que tenemos hoy.
Si ya era difícil transportar la vacuna en Europa, cruzar el océano Atlántico era una tarea titánica.
Y para el rey Carlos IV de España, llevar la vacuna a las colonias españolas era crucial.
Incluso su hija María Teresa había muerto a causa de la viruela.
Persuadido por el médico de la Corte, dio la orden de emprender una expedición para llevar la vacuna a América.
Y ese doctor era Balmis.
¿Cómo lo hicieron?
Zarparon desde Galicia junto con 22 niños, de entre 3 y 9 años, que nunca antes habían contraído viruela.
Empezaron infectando a dos de ellos. Y pasado diez días, tomaban las muestras de las pústulas de los infectados e infectaban a dos más.
Y así llegaron a América con el suero fresco.
Llegaron al puerto de La Guaira en Venezuela, donde la expedición se dividió.
Uno de los miembros, José Salvany y Lleopart, partió rumbo a los otros países de Sudamérica.
Balmis en cambio partió a Caracas, donde fundó la Junta Central de la Vacuna. Y de allí a México.
Y de Acapulco a Filipinas
Con el éxito de la expedición quedaba una interrogante: ¿Qué haría España con los otros territorios de ultramar?
Los países de América no eran las únicas colonias bajo el dominio del Imperio español. La Corona se había extendido a otros territorios en Asia, mucho más lejos.
La Capitanía General de Filipinas era uno de esos territorios.
La solución fue simple: reclutar más niños.
Y esta vez zarparon de Acapulco, en febrero de 1805, con destino a Manila.
Los nuevos documentos que recientemente se han dado a conocer, firmados por Balmis en febrero de 1805, ofrecen algunos detalles sobre estos niños.
Como que los niños venían de distintos territorios de México: Valladolid, Guadalajara, Querétaro, Fresnillo, Sombrerete y León.
"Presenta la ciudad de Zacatecas a Balmis seis niños para la expedición a Filipinas", reza uno de los documentos facilitados por el Archivo General de Indias a BBC News Mundo.
Seis niños de cinco años "perfectamente vestidos, con las armas bordadas al pecho", continúa el documento.
Se sabe ahora que tres de los niños eran de padres desconocidos, de cinco de ellos se conocía solo la madre (podían ser solteras o viudas) y seis de ellos eran mestizos.
Además, Balmis firmó para que los niños, una vez cumplido el viaje a Filipinas, fuesen devueltos a sus padres, a quienes se les pagó un estipendio.
Fin de la expedición
Cumplida la misión en Filipinas, la expedición regresó a México.
Pero no lo hizo así Balmis, quien regresó a España… por el otro lado, parando antes en China, donde todavía no había llegado la vacuna.
Y finalmente arribó a Lisboa en 1806. Toda la expedición en conjunto duró casi tres años.
Pero la vacuna siguió aplicándose en miles de niños durante los años siguientes.
No obstante, a pesar de que la expedición fue considerada un hito histórico por su simpleza y éxito, la viruela continuó siendo una amenaza por muchos años más.
Solo en el siglo XX mató a 300 millones de personas, según la Organización Mundial de la Salud.
Después de una extensa campaña, se supo de la erradicación de la enfermedad en 1979.
Finalmente, el 8 de mayo de 1980, la OMS aceptó el informe en el que certificaba la erradicación de la viruela.
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Guía: qué cuidados hay que respetar pese a tener las dos dosis de la vacuna contra el Covid
Solo el 18,62% de la población recibió las dos dosis de la vacuna contra el Covid-19. Ese porcentaje de argentinos puede sentirse con un nivel mayor de protección frente al virus y sobre todo, ante al arribo de nuevas variantes como la delta, que ya está causando impacto en el mundo. Si bien en el país aún no hay circulación comunitaria de esta cepa, los especialistas recomiendan acelerar cuanto antes el ritmo de inoculación y concentrarse en la aplicación de las segundas dosis ya que frente a la nueva amenaza, baja considerablemente la protección que ofrece tener solo la primera.
De todos modos, aún con las dos dosis, los expertos consultados por LA NACIÓN recomiendan no relajar las medidas de autocuidado, ni siquiera con la llegada de temperaturas más cálidas. Si ante las variantes anteriores las vacunas ofrecían entre un 60% de protección transcurridos los 14 días de la aplicación de la primera dosis y entre un 80% y un 95% dos semanas después de la segunda, las informaciones más recientes indican que la cobertura del primer componente puede bajar hasta el 30% y la del segunda, a entre 70% y 88%. Esto se explica porque la cepa delta es un 60% más contagiosa que la alfa, que ya era un 40% más transmisible que la cepa original de Wuhan, explica Eduardo López, jefe del Departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y asesor presidencial.
“La población que hoy tiene la mejor cobertura es muy escasa (18,62%). Por eso, necesitamos acelerar la vacunación e insistir en los testeos. Salir a detectar antes de la propagación. Hoy eso no se está haciendo. Frente a la variante delta hay que salir a testear a los contactos estrechos de los contactos estrechos”, recomienda López.
Hace unos días, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) difundieron una guía con actualizaciones sobre las recomendaciones de autocuidado para las personas “completamente vacunadas”. La novedad fue que para ese país se volvió a incorporar el uso de barbijos en espacios cerrados con afluencia de público, algo que en muchos distritos había dejado de ser obligatorio ante el aumento del porcentaje de población inoculada.
Estas son algunas de las cuestiones que deberían tener en cuenta las personas con dos dosis en la Argentina, según los expertos consultados.
¿Puedo contagiarme Covid-19 con las dos dosis?
Sí. La protección que ofrecen las dos dosis es parcial. Si bien en general es alta frente a las cepas originales y a las que circulaban hasta ahora, se determinó que ante la variante delta la protección es menor: en promedio su efectividad baja entre un 10% y un 30%. “Por eso, algunos países como Israel o Francia incorporaron una tercera dosis”, explica López. La alta contagiosidad de la delta logra burlar el sistema inmunológico e incluso la protección que dan los anticuerpos que proporcionó la vacuna. “Por eso, en este momento no se deben relajar las medidas de cuidado, ni estando vacunados”, dice. Y aclara que las dosis protegen principalmente contra las formas graves que requieren hospitalización y que terminan en muerte.
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Si estoy vacunado, ¿igual puedo contagiar a otros?
Sí. “Está comprobado que las personas vacunadas pueden contener enormes cantidades del virus en nariz y boca, al igual que los no vacunados”, señala Pablo Bonvehí, jefe de Infectología del CEMIC y miembro de la Comisión Nacional de Inmunizaciones (Conain). “Hace poco más de un mes, en Massachusetts hubo un contagio masivo de personas vacunadas tras un recital. El monitoreo permitió comprobar que los vacunados tenían en nariz y boca la misma carga viral que los no vacunados. Quizás no todos se contagien, pero sí propagan el virus”, afirma el especialista.
¿Debo seguir usando el barbijo en lugares cerrados?
Esa es la recomendación. “Sobre todo ante la llegada de esta variante de preocupación, que es altamente contagiosa. Se dice que una persona susceptible sin medidas de protección solo tarda segundos en contagiarse”, explica Daniela Hozbor, directora de grupo en el Laboratorio Vacsal de la Universidad Nacional de La Plata e investigadora principal del Conicet.
Si bien en el país es obligatorio el uso de barbijo para circular en la calle y en lugares públicos, es muy frecuente que las personas se lo saquen cuando están en el interior. Por ejemplo, si realizan una visita social donde hay poca gente. Aunque hoy están habilitados en algunos distritos los encuentros sociales de hasta 10 personas en espacios abiertos de las casas particulares, muchas veces, por causa del clima, la reunión se termina trasladando puertas adentro. Sin que se use el barbijo. “Es un error. Hay que seguir con barbijo, distancia física y ventilación, más lavado de manos. Hay brotes en población completamente vacunada con igual cantidad de virus delta que en no vacunados”, explica Elena Obieta, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).
La vacuna que recibí, ¿me protege contra la variante delta?
Aunque todas las vacunas demostraron algún tipo de protección frente a delta, esta variante disminuye la respuesta inmune que generan los productos y es hasta un 60% más contagiosa. Un informe de los CDC señala que con esta cepa cada persona puede infectar a otras nueve, entre tres y cuatro veces más de lo que se calculó en un principio, lo que la hace tan transmisible como la varicela. Una persona vacunada expuesta a una baja carga viral puede no infectarse nunca, o no hacerlo de forma perceptible. Un vacunado expuesto a cargas virales extremadamente altas de la delta tiene más probabilidades de ver superadas sus defensas inmunitarias.
Un informe publicado por The Lancet en junio pasado indica que en las personas vacunadas con ambos componentes de Pfizer/BioNTech, el nivel de anticuerpos es casi seis veces menor ante esta variante. “Frente a delta, con una dosis la protección no supera el 50% y ronda el 70% y el 88% con las dos. Para algunas vacunas todavía no hay datos o no se presentaron credenciales que lo demuestren. De todas formas hay que entender que la protección es parcial”, dice López.
¿Tengo menos chances de morir si estoy vacunado?
Sí. Las vacunas reducen el riesgo de hospitalización y los casos graves que terminan en muerte. Recibir las dos dosis baja las chances de enfermarse y sobre todo de morir. Según datos del Ministerio de Salud, se enfermó el 1,58 % de las personas que recibieron las dos dosis, luego de transcurridos los 21 días de recibir el segundo componente.
¿Por qué aumentan los contagios con la llegada de temperaturas más cálidas?
Según los especialistas, porque, como ocurrió en distintas partes del mundo, se relajan las medidas de cuidado. En muchos países, la decisión de que el barbijo no sea obligatorio fue acompañado de una suba de casos. “La gente tiende a relajarse y es allí cuando suceden los contagios. No hay que confiarse ni en el calor ni en el aforo ni en el hecho de estar al aire libre. En lugares donde se concentra mucha gente, la circulación del virus es alta”, describe Hozbor. “El barbijo cumple su función de protección. Cuando la gente se lo saca para andar por la calle, es muy difícil que vuelva a ponérselo cuando entra a un lugar cerrado. En el país estamos muy lejos de llegar a esa medida, por la cantidad de gente que falta vacunar. De todas formas, es una decisión que debe ser muy estudiada, porque genera el efecto contrario”, dice Bonvehí.
¿Tengo que seguir desinfectando todo lo que llega a mi casa?
Los infectólogos coinciden en que ya no es necesario. “Al comienzo de la pandemia, por desconocimiento de las formas de contagio y transmisión, nos sacábamos los zapatos y desinfectábamos toda la compra del supermercado. Pero no es una medida que sirva puntualmente para este virus respiratorio. Lo que debemos hacer es vacunarnos y no descuidar la protección de vías aéreas. Mejor barbijo es el que se deja puesto. Y no olvidar el lavado de manos, que es un importante complemento”, recomienda Hozbor.
El pase sanitario gana terreno en el mundo y le suma presión a los no vacunados
PARÍS.- El cuestionado “pase sanitario”, que permite el acceso a determinados lugares públicos a las personas vacunadas, recuperadas o con pruebas negativas de coronavirus, se está volviendo cada vez más popular en el mundo y ya ha sido adoptado hace semanas en países como Austria y Dinamarca, hace unos días en Francia y próximamente en Nueva York. Incluso en la provincia de Buenos Aires se adoptó la medida.
En la primavera boreal, Hungría, Austria y Dinamarca estuvieron entre los primeros países europeos en implementar sistemas de pases sanitarios.
En Dinamarca, el pase sigue siendo obligatorio para acceder a varios lugares, como peluquerías o gimnasios.
Europa se acomoda y supera a Estados Unidos con su campaña de vacunación
Hungría, que inoculó rápidamente a su población las vacunas rusas y chinas, comenzó a emitir “certificados de inmunidad” desde marzo. A partir de mayo, estas tarjetas se utilizaron para reabrir hoteles, teatros, salas de cine y el interior de los restaurantes. Desde entonces, estas restricciones se han levantado, pero aún se requieren certificados en los centros de salud y para reuniones de más de 500 personas.
En Austria, desde que se llevó a cabo la reapertura general a mediados de mayo, era necesario presentar una prueba negativa, un certificado de anticuerpos o una prueba de vacunación en hoteles, restaurantes, gimnasios, museos, conciertos, peluquerías y eventos deportivos. Esta regla se mantiene vigente.
La Unión Europea (UE) sigue avanzando con su ambicioso plan para la implementación de un pasaporte sanitario que permitirá la libre circulación en el bloque
El pase sanitario en formato europeo, con un código flash que permite comprobar si el portador está vacunado o tiene una prueba negativa reciente, entró en vigencia el 1° de julio en la Unión Europea.
Permite a los viajeros cruzar las fronteras de 33 países del Viejo Continente: los 27 Estados miembros de la Unión Europea y otros seis países vecinos (Andorra, Islandia, Liechtenstein, Mónaco, Noruega, Suiza). En todo caso, las reglas varían según el destino y el país de origen.
En Portugal, se requiere un pase sanitario para alojarse en un hotel o para clases colectivas en gimnasios. También es obligatorio para acceder a las salas interiores de los restaurantes, pero solo los fines de semana y días festivos.
En Irlanda, el pase sanitario solo es necesario para acceder a las salas interiores de restaurantes y pubs.
Uso extensivo en Francia e Italia
En Francia, el pase sanitario comenzó a ser obligatorio el 21 de julio para entrar a establecimientos culturales y de ocio (museos, cines, parques temáticos, festivales, ferias) que acojan a más de 50 personas.
A partir del hoy, se extiende (para mayores de 18 años) a cafés, restaurantes, aviones, trenes, autobuses para viajes largos y ferias profesionales. El pase también se vuelve obligatorio para visitantes o pacientes que no acudan de urgencia a establecimientos de salud y residencias de ancianos.
Manifestantes participan en una protesta contra las nuevas medidas de seguridad del coronavirus, incluido el pase de salud obligatorio solicitado por el gobierno francés (Sadak Souici/)
Por su parte, Italia está imponiendo un pase sanitario desde el 6 de agosto para entrar en las salas de cine, los museos y los gimnasios, incluso para comer en las salas interiores de los restaurantes.
Este “pase verde” será obligatorio para los pasajeros de vuelos domésticos, trenes de largas distancias y transbordadores a partir del 1 de septiembre, así como para profesores, personal de establecimientos escolares y universidades y estudiantes universitarios.
Medidas en España y Alemania
En Alemania y en España, las regiones tienen la competencia para establecer este tipo de medidas.
En España, Galicia (norte) introdujo el pase sanitario para acceder al interior de bares, restaurantes y discotecas de los municipios más afectados. Medidas similares fueron bloqueadas por la justicia en Canarias y en Andalucía (sur).
“Tolerancia cero”: cómo la variante delta desafía la estrategia de China
En Alemania, dependiendo de los estados federados es posible que se requiera un certificado de vacunación o una prueba negativa para acceder a lugares como hoteles, gimnasios y cines.
En este contexto y ante la reaparición de las contaminaciones, Israel restableció parcialmente el pase sanitario a principios de agosto: solo las personas completamente vacunadas, curadas de covid-19 o con una prueba de PCR negativa pueden ingresar a un lugar que acoja a más de 100 personas, en interiores o exteriores.
Una enfermera aplica la primera dosis de la vacuna de Pfizer contra el coronavirus a trabajadores de la industria metalúrgica, en un centro de vacunación en Belmont Park, en Nueva York
En medio de un aumento de casos de Covid-19 en Estados Unidos, Bill de Blasio, alcalde de Nueva York, anunció el martes pasado que el pase sanitario, llamado “Key to NYC” (“Llave a Nueva York”), será próximo lunes, seguido por un período de transición de un mes.
Este consistirá en una prueba de vacunación para “empleados y clientes de restaurantes cubiertos, pabellones deportivos y teatros”. De esta manera, la ciudad de Nueva York será la primera de las grandes metrópolis de Estados Unidos en crear un pase sanitario.
En tanto, el primer ministro de la provincia canadiense de Quebec, François Legault, anunció el 5 de agosto la inminente implementación de un pasaporte de vacunación. Este documento proporcionará acceso a actividades “no esenciales” como “ir a un restaurante”.
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