AMLO y su última y absurda ocurrencia: desmantelar la Estatua de la Libertad de EEUU
Al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se le olvido su dicho de que “la mejor política exterior es la interior” y el principio de “no intervención en los asuntos de otras naciones y la autodeterminación de los pueblos” y comentó, en su conferencia mañanera, que pedirá al presidente Joe Biden, en su próxima reunión, que intervenga a favor del activista Julián Assange para que no sea encarcelado cuando llegue deportado desde Inglaterra.
El anuncio de petición de López Obrador fue “complementado” con la advertencia de que, en caso de que Assange sea encarcelado en Estados Unidos y lo condenen a pena máxima de morir en prisión, habría que “empezar la campaña de que se desmonte la Estatua de la Libertad que entregaron los franceses y está en Nueva York, porque ya no es símbolo de libertad".
Como para “presionar” al gobierno de los Estados Unidos, propuso el presidente de México, que la prensa en todo el mundo se organice para exigir el indulto para Julián Assange, fundador de WikiLeaks, organización que “publicó un total de 44 mil correos electrónicos y 17 mil archivos” que, según el gobierno de los Estados Unidos, pusieron en riesgo su seguridad nacional.
Julián Assange estuvo refugiado, desde 2012, en la embajada de Ecuador en Londres de la que fue expulsado. En Suecia lo acusaron por delitos sexuales y actualmente está preso en Gran Bretaña, que recientemente concedió su extradición a los Estados Unidos, donde está demandado por el Ejercito de ese país. Sus abogados comentan que recibiría una condena de cadena perpetua.
Para López Obrador, Julián Assange es “el mejor periodista de nuestro tiempo en el mundo y ha sido muy injustamente tratado, peor que delincuente; esto es una vergüenza para el mundo”.
Su alta estima por el fundador de WikiLeaks estaría sustentada por el beneficio que encontró para su causa entre los miles de documentos publicados por éste, entre los que se encontraban “comentarios y opiniones privadas o secretas de diplomáticos de EEUU del Departamento de Estado, sobre las elecciones de 2006 y los primeros años del gobierno de Felipe Calderón”, que le sirvieron de apoyo para su discurso en contra del expresidente.
Recientemente López Obrador manifestó: “México le abre las puertas a Julián Assange, en el caso de que se resuelva liberarlo”, e hizo un llamado a la ONU y a las organizaciones de Derechos Humanos en el mundo para que se pronuncien a su favor.
Llama la atención el discurso de López Obrador al defender a Julián Assange, porque cuando se le pidió que se pronunciara acerca de la dictadura y el autoritarismo que, en Nicaragua, mantiene en el poder como presidente a Daniel Ortega y como vicepresidenta a Rosario Murillo, su esposa, con su respuesta refrendó su “política” de no intervención cuando pidió en el contexto electoral de ese país, “garantizar las libertades, evitar la represión y no encarcelar”.
Desde 2006 es presidente de Nicaragua Daniel Ortega, ha sido electo de manera consecutiva en cinco ocasiones. En las últimas elecciones, siete aspirantes a la presidencia de la oposición fueron detenidos y encarcelados. Para mantenerse en el poder promovió leyes y cambios que facilitan su permanencia al frente del país.
Para Human Rights Watch (HRW) “La respuesta del presidente López Obrador sobre la brutal represión contra opositores y críticos orquestada por Ortega en Nicaragua ha sido vergonzosa y decepcionante. Lo que sí ha hecho es esconderse detrás del principio obsoleto de la ‘no intervención’ mientras la democracia y el Estado de derecho se desintegran en América Latina”.
Las ocurrencias distractoras de López Obrador parecen no tener límites. Establece desde su discurso polémicas estériles. Discusiones que no llevan a ningún lado, pero le son útiles para mantener el dominio de la agenda política que mantenga en el poder a Morena en 2024. Pero, sobre todo, para que los medios se ocupen de él.
Los principios de libertad y seguridad nacional son centrales en la vida política de los Estados Unidos y están representados por la Estatua de la Libertad, ubicada en la bahía de Nueva York y su Bandera Nacional presente en la casi totalidad de hogares de ese país.
La protección de la Seguridad Nacional para el gobierno de los Estados Unidos es un tema muy serio, lo mismo que la vigencia de los símbolos de sus valores, por lo que la ocurrencia de López Obrador de desmantelar la Estatua de la Libertad podría recibir como respuesta, en el mejor de los casos, el silencio. No merece más el farol.
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