El frío y el petróleo vuelven sordos, ciegos y mudos a los europeos
Europa apunta al gas y el petróleo de los países árabes del Golfo Pérsico como alternativa a los hidrocarburos rusos, olvidando así el tema de los derechos humanos en el reino árabe.
Los países miembros de la Unión Europea (UE) dependen en un 40 % del gas ruso e importan del país euroasiático unos 2,3 millones de barriles diarios de petróleo. Estas cifras obligan al bloque europeo mirar hacia el Golfo Pérsico, donde el crudo sobra, como Catar, que tiene grandes reservas de gas.
La crisis actual de combustible de los europeos también brinda a los países productores de petróleo y gas la oportunidad de recordar su importancia estratégica, en un momento en que sufren críticas por el tema de los derechos humanos.
¿Hasta dónde llegaría el Occidente para firmar un acuerdo comercial?
La teoría hegeliana de Francis Fukuyama sobre el “Fin de la Historia”, pronosticó que el cese de la Guerra Fría traería consigo el fin de las guerras y el triunfo final del liberalismo y la democracia. Según sus propias palabras, “como idea, la democracia liberal es el único sistema político con algún tipo de dinamismo”.
No obstante, parece que Fukuyama subestimó la dinámica del dinero en los sistemas capitalistas que obliga a los regímenes despóticos y ricos a emprender guerras para acumular más capital para Occidente.
A pesar de ser aliados durante décadas, el Departamento de Estado de Estados Unidos ha señalado constantemente el pésimo historial de derechos humanos de Arabia Saudí, que incluía abusos atroces y la supresión de la democracia; sin embargo, cuando los acuerdos petroleros están en juego, los anglosajones se vuelven sordos, ciegos y mudos.
Recientemente, el diario británico The Independent filtró una carta confidencial de Anne-Marie Trevelyan, la secretaria de Estado de Comercio Internacional del Reino Unido, a los parlamentarios de su país, en la cual dice que Londres ya no piensa utilizar las obligaciones comerciales del Brexit para promover y hacer cumplir los derechos humanos en todo el mundo, alegando que los acuerdos de libre comercio no son el instrumento más efectivo o apropiado para promover los valores de los derechos humanos.
Desde el inicio de la operación militar rusa en Ucrania, el Reino Unido ha formulado negociaciones de libre comercio con varios países. Más controvertido aún, Londres dio inicio en agosto a la primera ronda de negociaciones con el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), una alianza compuesta por países árabes ribereños del Golfo Pérsico, a saber, Arabia Saudí, Kuwait, Catar, Omán, Baréin y los Emiratos Árabes Unidos. Algunos de estos Estados tienen los regímenes más opresivos del mundo.
La elección de Arabia Saudí como socio comercial ya es objeto de cierta incredulidad. Los aspectos recientes más destacados del régimen de los Al Saud incluyen la sentencia de una mujer a 34 años de prisión por tener una cuenta de Twitter y por seguir y retuitear a activistas y disidentes. Mientras tanto, Catar ha sido criticado durante mucho tiempo por su trato a los trabajadores inmigrantes, incluso en la construcción de estadios para la Copa Mundial de Fútbol de este año.
Pero mientras la sociedad civil está en pie de guerra, las empresas británicas siguen de cerca las negociaciones, ansiosas por acceder a nuevos mercados y eliminar las barreras comerciales existentes.
Estas negociaciones demuestran una vez más la hipocresía de Londres en cuanto a la alta consideración que otorga a los derechos humanos en los países árabes del Golfo Pérsico, y que la ética política británica es simplemente una farsa hilarante.
En octubre de 2021, la ministra británica de Exteriores, Liz Truss, engañó a los miembros de la Cámara de los Comunes al sugerir que los negocios británicos no se producirían a expensas de los derechos humanos y que los debates sobre los acuerdos de libre comercio podrían brindar la oportunidad de abrir discusiones sobre temas tan delicados como la violación de derechos humanos.
Además, a principios de octubre de 2020, Truss, la principal candidata en las elecciones del Partido Conservador del próximo mes para convertirse en la próxima primera ministra del Reino Unido, sostuvo en un discurso que la política del Reino Unido se basa en valores.
Reino Unido utiliza los DDHH para atacar naciones independientes
No se erequiere exposiciones explosivas sobre el uso vergonzoso de los derechos humanos por parte del Reino Unido como una artimaña para atacar a las naciones independientes. El doble rasero de Londres con respecto a la difícil situación diaria de los palestinos para sobrevivir en la asediada Franja de Gaza o los crímenes de guerra que comete Arabia Saudí con armas sofisticadas británicas contra los civiles en Yemen son algunos ejemplos de la instrumentalización del tema de los derechos humanos por el Reino Unido.
Reconocer abiertamente el cambio en los artículos de los contratos comerciales y eliminar cláusulas como uno de los requisitos previos en las negociaciones comerciales, muestra que Londres, eventualmente, se deshizo de su espantosa mascarada de duplicidad, la llamada moral, estándares y la parodia de defender los derechos humanos.
A medida que se acerca el frío invierno del Reino Unido, Londres se involucrará en amplios acuerdos económicos con las monarquías árabes totalitarias en el Golfo Pérsico; acuerdos que, por un lado, garantizan la seguridad de los suministros de energía británicos y, por otro lado, son una oportunidad para estos regímenes autocráticos que necesitan armas para más derramamiento de sangre en el empobrecido Yemen o Siria.
Por Mohsen Khalif
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