“Israel mata a mis hermanos frente a mis ojos; quiero justicia ya”
Soldados israelíes armados asaltaron el 29 de noviembre una vez más la aldea de Kafr Ein en la Cisjordania ocupada, cerca de la aldea de Beit Rim donde vivimos.
Comenzaron a disparar gases lacrimógenos, balas de goma y munición real contra los lugareños. Mis hermanos Zafer y Yawad se unieron a otros jóvenes en la defensa de la comunidad, arrojando piedras a los soldados. Esto les costó la vida.
Los soldados israelíes le dispararon primero a mi hermano pequeño, Zafer. Luego, cuando Yawad corrió a ayudarlo, le impactó una bala explosiva.
A las 5 de la mañana, mi madre me despertó gritando que los soldados israelíes habían herido a mis hermanos y que los habían llevado al hospital en la ciudad cercana de Salfit. Yawad fue trasladado de urgencia a cirugía, tenía las arterias e intestinos destruidos. Zafer necesitaba ser remitido a otro hospital en Ramalá, norte de Cisjordania, donde había un cirujano torácico capaz de operarlo.
Mi madre se quedó con Yawad mientras yo iba en la ambulancia con Zafer. Mi hermano se estaba desangrando delante de mis ojos y aunque nuestra prioridad era mantenerlo con vida, todos en el vehículo estaban concentrados en encontrar una ruta sin controles militares del régimen de Israel. Si nos encontrábamos con un puesto de control, los soldados israelíes nos detendrían para interrogarnos y correríamos el riesgo de que mi hermano muriera mientras esperábamos a que nos dejaran pasar.
Cuando llegamos al hospital 20 minutos después, mi madre me llamó para decirme que Yawad había sido declarado muerto. Zafer no tenía pulso y los médicos le practicaron reanimación cardiopulmonar en su cuerpo sin vida, pero a pesar de sus esfuerzos, también murió trágicamente.
Recuerdo que mi mamá me dijo por teléfono: “Yawad se fue. Yawad murió. Ya no está vivo. Por favor, dime que Zafer está bien. No puedo soportar perderlos a ambos”, rogó. Fue entonces cuando me di cuenta de que Zafer tampoco se despertaría nunca. ¿Cómo podría? Nunca se apartó del lado de Yawad. Los habíamos perdido a los dos. Mis hermanos nunca volverían a casa.
Para los medios extranjeros, este fue otro episodio más de “enfrentamientos” en Cisjordania, siendo las víctimas palestinos sin nombre ni rostro. Pero estos enfrentamientos son en realidad enfrentamientos asimétricos en los que jóvenes y niños se enfrentan a uno de los ejércitos más fuertes del mundo. Muchos, como mis hermanos, pagan con su vida.
Algunos forasteros preguntan por qué los palestinos tiran piedras cuando saben que pueden morir por ello. En cambio, la pregunta debería ser: ¿Qué más harías si nacieras bajo una ocupación brutal y sufrieras su violencia toda tu vida?
La brutalidad militar de Israel constituye mis primeros recuerdos. Recuerdo los asesinatos cometidos por soldados israelíes, recuerdo a nuestra familia temiendo que nuestra casa fuera bombardeada, recuerdo escuchar disparos y explosiones por la noche, recuerdo pasar junto a francotiradores israelíes apostados en los tejados o bajo el cañón del arma de un soldado israelí.
Cuando tenía tres años, el ejército israelí asaltó nuestro pueblo con tanques y helicópteros; cinco personas murieron y varias casas fueron demolidas.
Cuando tenía cinco años, los soldados israelíes irrumpieron en nuestra casa, arrestaron y vendaron los ojos de mi padre frente a nosotros. Yawad, que en ese momento tenía cuatro años, se escondió detrás de mi espalda y lloró.
Esos momentos de pavor nunca me abandonaron ni a mí ni a mis hermanos. Todos los palestinos que viven bajo la ocupación militar más larga de la historia moderna los han experimentado.
Cuando eres testigo de la injusticia, la pérdida de seres queridos y las guerras, ¿qué otra opción tienes que tratar de defenderte porque sabes que nadie más lo hará?
Decir que perdí a mis hermanos el 29 de noviembre no es suficiente. Perdí a mis amigos más cercanos, mis humanos favoritos, dos chicos increíbles con almas bondadosas y sinceras, hermosos en todos los sentidos. Ahora mi familia y yo nos despertaremos todos los días por el resto de nuestras vidas sin ellos.
Yawad se graduó con una licenciatura en administración de empresas en 2021 con el sueño de abrir un negocio. El sueño de Zafer era viajar por el mundo.
Pero como eran niños nacidos en Palestina ocupada, sus vidas siempre estaban en peligro. Yawad fue asesinado a la edad de 22 años antes de comenzar su propia empresa y Zafer a los 19, sin haber salido nunca del país.
Soy médica y antes del 29 de noviembre soñaba con ser pediatra. Eso parece trivial ahora que la ocupación israelí ha asesinado a mis hermanos.
Pero en esta terrible oscuridad, elijo buscar la luz. Elijo tener fe en la humanidad y en el impulso humano de hablar en contra de la opresión. Sueño que la gente que lea esto exija justicia para Yawad y Zafer y para el pueblo de Palestina.
La matanza tiene que parar. El mundo pierde gran parte de su potencial cada vez que el ejército israelí mata brutalmente a una persona joven, inteligente y solidaria. Los palestinos merecen vivir con dignidad sin ser oprimidos y sin perder constantemente a sus seres queridos.
Los responsables de matar a mis hermanos deben rendir cuentas. La ocupación israelí debe terminar y sus criminales de guerra deben ser llevados ante los tribunales. ¿Cuántas tragedias más necesita ver el mundo para actuar?
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Rua Rimawi, Médica e investigadora en neurociencia, salud mental y pediatría.
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