Mar Rojo: Una amarga experiencia para EEUU
Desde el inicio de los ataques de las Fuerzas Armadas yemeníes, en apoyo a la Resistencia palestina en Gaza, la atención se ha centrado en el mar Rojo, desde su entrada sur hasta el mar de Arábigo.
A pesar de las dudas sobre la capacidad de Yemen para mantener los ataques, las operaciones yemeníes contra barcos israelíes y aquellos que se dirigen a sus puertos, así como contra barcos estadounidenses y británicos en el mar Rojo y el golfo de Adén, han aumentado desde el inicio de la operación palestina “Tormenta Al-Aqsa” el 7 de octubre.
En respuesta, la coalición estadounidense-británica ha intensificado recientemente sus ataques aéreos contra posiciones yemeníes en el norte de Yemen y ha ampliado el alcance de sus objetivos.
Detalles de los ataques de fuerzas yemeníes en mar Rojo
Hace unos días, la inteligencia estadounidense reveló que al menos 65 países se vieron afectados por estas operaciones, con cambios en las rutas de navegación de al menos 29 importantes compañías de transporte y energía fuera de la región.
Entre noviembre y marzo, más de 12 buques comerciales fueron bombardeados, aunque hubo pocos intentos de secuestro. Como resultado, el tráfico de contenedores a través del mar Rojo ha disminuido drásticamente, casi un 90%, mientras que las primas de seguros han aumentado, según informes de Axios.
Estos eventos son especialmente significativos dado que el mar Rojo ha sido un corredor vital para el comercio internacional durante décadas. La difusión por parte del Ministerio de Defensa egipcio a principios de este año de documentos históricos relacionados con la operación “Tormenta Al-Aqsa” subraya aún más su importancia.
Entre estos documentos se incluye la revelación de la preparación egipcia antes del estallido de la Cuarta Guerra Árabe-Israelí en octubre de 1973, donde se ordenó el despliegue de unidades navales egipcias en el puerto de Adén, Yemen, la entrada sur del mar Rojo. Su misión: interceptar barcos comerciales con destino a Israel.
Amarga experiencia
Los documentos egipcios recientemente divulgados corroboran lo mencionado previamente por el expresidente del sur de Yemen, Ali Nasser Mohammed, quien simultáneamente ocupaba el cargo de ministro de Defensa. Durante ese período histórico, el gobierno yemení recibió buques de la flota marítima egipcia en Adén y en el estrecho de Bab el-Mandeb, los cuales operaban entre Adén, Hurghada y algunas islas para el transporte de alimentos y suministros. Además, el estrecho de Bab el-Mandeb fue cerrado a los buques israelíes y no se reabrió hasta que Egipto e Israel acordaron un alto el fuego.
En un artículo publicado hace aproximadamente dos años, con motivo del aniversario de la Guerra de Octubre, Ali Nasser Mohammed mencionó que su gobierno respondió a las presiones israelíes a través de su aliado de entonces, la Unión Soviética, declarando que era una batalla árabe.
Esto subraya la sensibilidad histórica y estratégica de Israel hacia los estados costeros del mar Rojo y sus islas, marcada por una experiencia amarga y una preocupación constante por cualquier amenaza directa o indirecta que pueda enfrentar.
Larga competencia internacional
Los observadores de los acontecimientos a lo largo de las costas del mar Rojo y su entrada sur notan una larga competencia internacional por el despliegue militar en la región.
Desde la base militar francesa en Yibuti, establecida a principios de los años 80 tras la Guerra del Yom Kippur, hasta la presencia de Estados Unidos con su mayor base militar en el continente africano.
China también ha elegido este lugar para su única base militar fuera de sus fronteras geográficas, mientras que Japón ha establecido una base militar allí por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial.
Además, la región acoge bases militares españolas e italianas, reflejando la importancia estratégica del mar Rojo y su entrada para las principales potencias mundiales.
Cerca de Yibuti, el ejército estadounidense mantiene una presencia en Somalia, a pesar de su grave derrota en la batalla de Mogadiscio en 1993. Aunque su presencia es limitada, demuestra un compromiso continuo en la región.
Turquía, miembro de la OTAN, estableció su mayor base militar fuera de su territorio en la capital somalí, Mogadiscio, hace aproximadamente ocho años.
En la otra orilla del mar Rojo y el golfo de Adén, Estados Unidos estuvo a punto de establecer una presencia militar en Adén, Yemen del Sur, después del ataque al destructor USS Cole en octubre de 2000. Sin embargo, preocupaciones de seguridad y decisiones similares del Reino Unido, que limitó su presencia militar en Yemen a propósitos de entrenamiento y coordinación, han moldeado la configuración actual.
En medio de estos despliegues marítimos, liderados por Estados Unidos, el Reino Unido y la operación Atalanta de países europeos para proteger sus buques comerciales, China observa discretamente estos eventos mientras emerge como un actor comercial crucial a nivel mundial.
India, por su parte, ha utilizado estos desarrollos para mostrar su poder naval, desplegando activos frente a sus costas y extendiendo su presencia hasta el Golfo de Adén bajo el pretexto de una respuesta rápida. Aunque India ha ofrecido ayuda a buques israelíes, no ha anunciado oficialmente su adhesión a ninguna alianza marítima.
Mientras las flotas militares de diversas naciones, tanto aliadas como competidoras, permanecen en las aguas del mar Rojo, el Golfo de Adén y el mar Arábigo desde hace años para combatir la piratería, la congestión actual de estas aguas plantea escenarios inciertos cuyo desenlace es difícil de predecir. Independientemente de las intenciones de estos países, numerosas preguntas siguen sin respuesta.
mkh
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