La reelección de Rosario Piedra cinismo de morenarcos

L a reelección de Rosario Piedra en

la CNDH), pese a ser la peor eva-

luada para el cargo y no ser la prefe-

rida de Claudia Sheinbaum, es otra

muestra de que ésta no gobierna con

la “A” de presidenta, sino con la “E” del

ex presidente, quien dirige desde su

finca la destrucción de México.

Qué calamidad que esta mujer siga

las ideas y el cinismo de AMLO:

Sheinbaum se atrevió a criticar al em-

bajador gringo por el modo en que

capturaron al narco Ismael Zambada,

diciendo que “el fin no justifica los me-

dios”. ¿Lo dice después de todo lo que

han hecho para robarse la elección

del 2 de junio, arrebatar la supremacía

en el Congreso y desmantelar el po-

der judicial? ¿Luego de todas las

trampas, acarreos, compra de votos,

desvío de recursos, compra de sena-

dores y de jueces, nepotismo, más un

largo etcétera para hacerse del po-

der?, ¿de veras el fin no justifica los

medios? ¿Es lo que enseña la forma-

ción política de Morena? Vaya éxito.

AMLO se cobija con los más gran-

des delincuentes ante la justicia para

obligarlos a obedecerle. ¡Qué listo!

¡Qué colmillo! ¡Cuánta experiencia!

¡Gran político! Si a eso se le llama in-

teligencia o astucia, bueno, lo es para

eso, para amenazar, extorsionar, en-

gañar, sobornar, imponer su voluntad

y hacer el mal. Mas no para gobernar

con democracia, justicia y honradez.

Con o sin el consentimiento de la

pseudo-presidenta, continúa la misma

política corrupta de AMLO. Si ella no

acata, ahí está Congreso de caverní-

colas para ponerla en su lugar.

Pero en este Estado totalitario no

se podrá decir nada contra el régimen.

Ya está en curso la tal “Ley de influen-

cers” para reprimir cualquier crítica;

las “benditas” redes sociales ya les

parecen malditas. Ahora resulta que

uno no podrá decirle al presidente

mentiroso o idiota ‒que no es un in-

sulto sino un simple diagnóstico ciu-

dadano‒, pues se sienten ofendidos,

justo por ser cierto, porque los exhibe.

No merecen respeto: es otro eterno

retorno, a la desconfianza y al despre-

cio. Kgosni no llega a ser un influen-

cer, pero no les obedecerá.