Inteligencia
hllll}ana
e
intengencia
artihcial
La
cibernética
es
una
de
las
ciencias
que
ha
avanzado
más
en
menos
tiempo
y quizás
es
la que
ha
hecho
avanzar
más
a la técnica
y
a la
ciencia.
Uno
de
los
creadores
de
la
cibernética
fue
Norbert
Wiener
( 1894-1964
),
profesor
del
MIT
e
introductor
de
este
término,
al
menos
con
la significación
que
actualmente
se
le
da.
La
definición
que
el
propio
Wiener
1
dio
de
la
cibernética
fue:
"la
ciencia
dedicada
al
estudio
de
los
métodos
de
comunicación
y
control
comunes
a las
máquinas
y a
los
organismos
vivos".
La
ocasión
que
motivó
el nacimiento
de
la cibernética
la propició
un
encargo
que
Wiener
recibió
del
Gobierno
Norteamericano
durante
la
11
Guerra
Mundial.
Este
encargo
era
el
siguiente:
estudiar
la
posibilidad
de
regular
automáticamente
la
dirección
de
tiro
de
los
cañones
antiaéreos.
Se
trataba
de
conseguir
un
mecanismo
que
con
la
información
captada
por
el
radar
de
la
trayectoria
y velocidad
del
avión,
pudiera
actuar
sobre
el sistema
de
tiro
para
que
éste
reaccionara
inmediatamente
ante
las
sucesivas
posiciones
del
ávión.
Así
surgieron
los
primeros
ordenadores
basados
en
el
proceso
de
realimentación.
Wiener
pensó
que
esta
manera
de
trabajar
es
la propia
del
sistema
nervioso
central
(SNC)
de
los
animales
y que
éstos,
como
en
tantas
ocasiones,
podían
ofrecer
soluciones
y modelos
a la
técnica.
En
su
obra
"God
and
Golem"
publicada
poco
antes
de
su
muerte,
trataba
los
problemas
filosóficos
y aun
religiosos
que
plantea
la cibernética
al
comparar
la
máquina
-hombre
y el
hombre-máquina.
Fue,
sin
embargo,
von
Neumann
(1903-1957)
director
del
proyecto
federal
USA
de
Computadores
electrónicos,
desde
1945
a 1955,
quien
en
su
última
obra
2
"The
computer
and
the
brain"
analizó
el
sistema
nervioso
desde
un
punto
de
vista
matemático
y comparó
el
funcionamiento
del
cerebro
con
el
de
un
ordenador.
Desde
estos
pioneros
de
la
cibernética
hasta
nuestros
días
, son
muchos
los
que
han
estudiado
las
analogías
y diferencias
entre
ordenadores
y cerebro,
por
lo
cual
es
muy
frecuente
que
se
hable
de
inteligencia
artificial
J-s
para
designar
la
capacidad
que
estos
aparatos
tienen
para
resolver
determinados
problemas.
Complejidad
del
SNC
y
de
los
ordenadores
Si
se
quiere
comparar
el funcionamiento
de
un
ordenador
y el de
un
cerebro
con
un
mínimo
de
base
científica
hay
que comenzar
por
diferenciar
los
distintos niveles
de
integración
del
SNC
o,
si
se
quiere,
la
diferente
complejidad
de
funciones
que
es
capaz
de
realizar.
Como
primera
aproximación,
se
puede
decir
que
el
funcionamiento
de
un
ordenador
se
asemeja
a
las
actividades
reflejas
y automáticas
del
SNC.
En
efecto,
en
los
dos
casos
llegan
•
Catedrático
de
Anatomía
. Facultad
de
Medicina
.
Universidad
de
Navarra
.
Pamplona.
L.M .
Gonzalo*
impulsos
aferentes
al
SNC
o
al
ordenador,
que
aportando
una
información,
a
la
que
responden
con
unos
impulsos
efectores
-órdenes-
encargados
de
la
respuesta
adecuada,
no
sin
antes
tener
en
cuenta
la
información
previa
existente
(memoria).
Este
tipo
de
reacción
nerviosa
tiene
lugar
a nivel
de
la
médula
espinal,
del
tronco
del
encéfalo
y,
en
parte,
en
el
diencéfalo
y telencéfalo.
Sin
embargo,
en
estos
dos
últimos
niveles
los
fenómenos
de
integración
son
enormemente
más
complejos,
sobre
todo
a nivel
telencefálico,
donde
intervienen
millones
de
circuitos
para
deter-
minadas
respuestas.
Para
dar
una
idea
de
la diferente
complejidad
del
SNC
y
de
los
ordenadores,
podemos
remitirnos
al ganglio
cefálico
de
la honniga.
Se
calcula
que
tiene
unas
60
mil
neuronas
y cada
neurona
unas
dos
mil
sinapsis;
por
tanto,
se
pueden
admitir
unos
120
millones
de
circuitos.
Si
esta
complejidad
y posibilidades
de
respuesta
se
dan
en
un
ganglio
cefálico
de
honniga,
que
no
es
sino
una
especie
de
cerebro
rudimentario,
¿qué
sucederá
en
el cerebro
de
los
mamiferos
superiores
y en
el del
hombre?
El
cerebro
humano,
con
más
de
15
mil
millones
de
neuronas,
tiene,
potencialmente,
unos
30
billones
de
circuitos.
Ante
este
cerebro
el
cerebro
electrónico
más
sofis-
ticado
no
es
sino
un
simple
y rudimentario
juguete.
¿Inteligencia
artificial-inteligencia
humana?
No
hay
duda
de
que
el grado
de
complejidad
es
muy
diferente
en
un
cerebro
humano
y en
un
cerebro
electrónico;
sin
embargo,
puede
parecer
que
se
trata
sólo
de
una
diferencia
cuantitativa.
Esto
ha
hecho
que
muchos
investigadores
se
hayan
planteado
esta
pregun
-
ta:
¿la
inteligencia
humana
es
semejante
a la
inteligencia
de
un
ordenador?
Esta
pregunta
nos
lleva
de
la
mano
al
tan
debatido
problema
mente-cerebro
6-8.
Si
el
pensar
es
un
producto,
una
función
del
cerebro
, la
contestación
ha
de
ser
afirmativa
: la inteli-
gencia
artificial
es
similar
a la
inteligencia
huma
,na.
S.;,
por
el
con~rario,
s~
admite
que
el proceso
de
iaeación
y
ra:¡:onam1
~
n~o
es
algo
no
somático
-
aunque
necesite
del
cerebro-,
entonv
~
s
la
respuesta
ha
de
ser
negativa:
la inteligencia
humana
es
distinta
a
e la
artificial.
Precisiones
terminológicas
Pero
antes
de
seguir
más
adelante
es
necesario
hacer
algunas
precisiones
terminológicas
para
evitar
malentendidos.
Es
frecuente
hablar
de
inteligencia
humana
y de
inteligencia
animal;
en
este
último
caso
se
emplea
para
referirse
a la
facultad
que
permite
adaptarse
a situaciones
nuevas,
o a
la capacidad
de
aprendizaje.
En
esta
acepción,
frecuente
entre
los
conductistas
y
reflexólogos
,
inteligencia
natural
y artificial
presentarían
una
gran
semejanza.
En
cambio,
si se
considera
la inteligencia
en
su
acepción
etimológica
y
61
REVISTA
DE
MEDICINA
DE LA
UNIVERSIDAD
DE
NAVARRA-
VOL
XXIX
-
N.•
4-
OC
T UBR
E
·DI
CI
EM
BR
E
19
8 5
273
clásica,
como
la facultad
del
hombre
que
permite
la
ca
pta
ció
n d
e lo
esencial
de
l
as
cosas
entonces
no
es
algo
somá
tic
o y,
por
e
ll
o,
no
la
poseen
los
anima
l
es
y, muc
ho menos
, l
os
ce
rebros
el
ec
tr
ó
ni
cos.
Mente-
cerebro
Si
la intelige
ncia
es
una
faculta
d que
abstrae
y re flexiona,
la
primera
pregunta
que
surge
es: ¿qué
relación
hay
entre
activ
id
ad
int
e lect
u
al
y cerebro?
Es
eviden
te
que
hay
una
es
tre
cha
relación
en
tre
actividad
cerebral
y activ
idad
mental.
Basta
una
contusión
cerebral
para
que
se
pierda
la conciencia,
a veces
dur
ante
largo
tiempo.
Se
puede
el iminar
un
a c
ierta superfic
ie cort
i
ca
l (de
las áreas mudas)
sin
que
ocurra
un
deterioro
aparen
te de
la actividad
mental;
pero,
cuando
la
destrucción
rebasa
una
determinada
exten
sión,
la pérdida
de
la
capac
idad
mental
es
proporcional
a la s
up
erfic
ie co
rti
ca
l elimin
ada.
También
es
bien
co
noc
ido
que
el
pe
so
cerebral
es
muy
variable
segu
n
las
personas
; ah
ora
bien,
si desciende
por
debajo
de
l
os
mil
gram
os,
es,
os
tens
ible
la
idioci
a de
lo
s sujetos
con
esa
microcefalia.
Se
necesita,
pues
, un
cerebro
normal
para
que
la
actividad
men
tal
tamb
ién
lo sea,
pero
una
cosa
es
que
el cerebro
sea
ne cesar
io para
la
actividad
mental
y otra
que
el cere
bro
sea la causa
de
esa
act
iv
id
ad.
Los
reduccio
ni stas,
al
nega
r el
ca
rác
ter
transcendente
del
hombre,
se
ven
obliga
d os a
atr
ibuir
todo
lo
que
el h
om
bre
realiza,
también
el
pensar
, a a
lgu
no
de
sus
órganos.
En
este
caso
, el
cereb
ro
es
identificado
con
la mente
; vendría
a ser,
en definitiva,
un
ordenador
,
y la diferen
cia
entre
el
hombre
-máquina
y e
l robot-hombre
no
dejaría
de
ser
meramente
cuan
titativa.
Sin
embargo,
cuando
el
pensar
científico
no
viene
forzado
por
una
co
ncepc
ión
monista
previa
, ensegui
da re sulta
sospec
hosa
esta
concepción
somatic
ista
de
l
as
funciones
s up
erio
res
del
hombre
.
No
me
resisto
a transcribir
-a
un
que
sea
un
poco
larga
la
cita-
un
as
palabras
de
Sócrates
a
sus
discipulos
, poco
antes
de
morir,
y que
Platón
nos
las
relata
en
Phaedo:
"No
tendría
sentido
que
alguien
dijera
que
Sócrates
ac
tú a
conscientemente
y a
cont
inua
ción
-
tratando
de
exp
li
car
cómo
estoy
aho
r
a-
afirmara
que
estoy
sentado
aquí
porque
mi
cuerpo
está
compuesto
de
hu
esos
y tendones
...
y los
músculos
y tendones,
contrayéndose
un
os
y rel
ajá
ndose
otros,
han
dobl
a
do
mis
piernas
y
me
han co
lo
cado
en la
posición
de
sentado
...
La
ca
usa
real
por
la
que
estoy
senta
do,
aqui
en
la pri
sión,
es
que
Atenas
ha
decidido
cond
ena
rm
e
y
yo
he
pensado
que
lo
más
conveniente
es
que
permanezca
aqu
í y sufra
la pena
que
me
ha impue
sto
.
Si
fu
era un
perro
ya
haría
tiempo
que
estos
huesos
míos
estarían
más
a
ll
á
de
Megara
o Beocia
...
".
1
nteracción
mente-
cerebro
Si
se
ad
mit
e que
las
func
iones
anímicas
del
hombre,
inte
li
genc
ia
y vo
lun
tad,
no
puede
n reducirse
a una
activ
idad
neuronal
, hay
que
conceder,
sin
embargo,
que
entr
e mente
y cerebro
ex
iste
una
estrecha
interacción.
Ya
hemos
alud
ido
an
tes
a que
una
determi
-
nada
lesión
cerebral
acarrea
perturbaciones
en
la
función
menta
l,
incluso
puede
llegar
a supr
imi
rl
a.
La
razón
es
que
la
inteligencia
humana
necesita
del
concurso
somático.
El
viejo
principio:
"no
hay
nada
en
el
e
nt
endimiento
que
a
nt
es
no
h aya
pasado
por
l
os
sen
tid
os",
tiene
una
sólid
a base
neurol
óg
i
ca
. L
a inteligencia
-
no
sólo a
l na cer,
sino
durante
toda'la
vida
-
seria
como
un
a
"tabla
rasa"
sin
el co
ncur
so
sensorial.
Los
sentid
os
son
l
os
que
proporcio-
nan
los
impul
sos,
que
las
corres
pond
iente
s áreas
de
la corteza
cerebral
se
enca
rgan
de
descodificar
y de
codificar
nuevamente
para
transmitirlos
al área
polisensorial,
donde
se
int
eg
r
an
l
as
dist
int
as
informaciones,
obtenién
dose
así
una
informac
ión má
s
completa
del
obje
to senti
do.
Todos
estos
procesos
son somáticos,
se
pueden
medir
, registrar,
y ta l información
perm
ite que
el
SNC
elabore
unas
respuestas.
Estas,
en un
os
casos,
son
muy
simp
les,
como
sucede
en
el reflejo
míotático,
en
el que
intervienen
muy
pocas
neuronas
(aunque
de
este
tipo
de
re
fl
ejos
depende
el
mantenimiento
de
la postura
erecta).
En
otros
casos
las
respu
estas
son mucho
más
comp
lejas,
como
sucede
en los
re
fl
ejos
condicio-
nados,
en los
que
int
ervienen
miles
de
neuronas.
Hasta
aquí
la
paridad
cerebro-
máquina
es,
al menos
analógicamente
, válida.
Sin
embargo
los
pasos
sig
uientes
de
la f
un
ción
cognoscitiva
e
id
ea
ti
va
se
dan
e~
un
nivel
que
supera
el plano
operacional
de las
máquina
s.
E n el caso
de
l
os
anim
ales,
hay
ya
funciones
que
no
cabe
exp
li
carse
por
el simp
le
esquema
opera
ti
vo
a
nt
edic
h
o.
E n efecto
el
anima
l
tiene
concie
ncia
de
que
está
viendo,
oyendo,
etc.,
en
d
e,fin
iti va
de
que
está viviendo.
Esta
percepción
no tiene
lugar
en las
á¡eas
sensoriales
prima
rias
o secundarias,
pues
supo
ndrí
a, si asi
fuera
un
pro~eso
de
reflexión,
que
exigiría
que
una
misma
neurona
registra
ra
los
Impul
sos
aferen
tes
y,
al
mismo
tiempo
, la
propia
actividad
despertada
por
tales
impulsos.
La
percepción
es
posib
le merced
a
las
áreas
po
li
sensoria
les
donde
tiene
lugar
la
integración
de
las
imáge
nes
-codificadas-
que
ll
egan
a las
áreas
sensoriales.
En
las
áreas
polisenso
riale
s se
produce
un remedo
de
reflexión
-no
es
hab
lando
con pro
piedad
reflexión-
pues,
mediante
ellas,
el animal
alcanza
conciencia
de
su
ac
ti
vidad
sensorial
y, por
ello,
de
su
propia
existenc
ia.
Pero
adviértase
que
digo
.an
imal
y no
área
polisensorial.
Hay
en
este
proceso
percetivo
como
un
salto
de
lo que
es
puramente
local,
cerebral,
el animal
como
un
tódo
orgán
ico.
Hay
una
esca
lada
de
lo que
es
fisicoqufmico
-capaz
de
ser
registrado,
medido-
a lo
inm
ater
ial.
Es
ta función
int
egradora
y totalizadora
supone,
pues,
un
grado
de
inmaterialidad
que
no
se
da
en
los
ordenadores.
N i ahora,
ni
en el
futuro
habrá
ordenad
ores
que
tengan
concie
ncia de
sus actos
j
ni
tampoco
se
darán
cuenta
de
que
vive
n!
Recibir
in formación,
almacenarla,
da
r respues
tas en
relación
con
la i
nfo
rm
ación
reco-
gida
y la
memo~ia,
in
cluso
detectar
y correg
ir sus
propios
errores,
son procesos
s
1mpl
es
que
no t
ienen que
ver
con la percepción
an
ima
l.
El
pensamiento,
proceso
metaneuronal
La
percepc
ión
sensorial
es
una
función
similar
en
los
animales
y
en
el
hombre.
El
siguiente
paso,
el
proceso
cognoscitivo,
de
ideación,
es
ya
excl
usivo
del
hombre
y supone,
con
relación
a los
ani
males un
sa
lto
cualitativo.
Si
la
percepción
es
un
paso
de
lo
fisicoquímico
a lo
inm
aterial,
el pensamiento
representa,
a su
vez,
un
sa
lto
de
lo
inmaterial
a lo espiritual,
como
a continuación
vamos
a exp
li
car.
Eti
mol
óg
icament
e, intelig
encia
viene
de
intellegere,
verbo
que,
a
su
vez,
es tá
compuesto
de
int
us y
legere:
leer
en
el interior,
comprender
lo
esencial.
La
inte
li
genc
i
a,
por
tanto,
nos
permite
conocer
la
esencia
de
las
cosas,
lo que
es
común
a todas
ellas.
Si,
por
ejemplo,
tomam
os
el
co
ncepto
de
mesa
, éste
se
puede
ap
li
car
a
todas
las mesas
po
r muy
var
iad
as
que
éstas
sean
de
forma,
color,
tamaño,
etc.
En
contr
aposición
al conocimie
nto intelect
ual
de
mesa
está
el conocimiento
sensoria
l.
Este
n
os
in
forma,
precisamente,
de
todo
lo qu
e e
l primero
prescinde
-de
la
forma,
colo
r,
tamaño-.
Hay
, por
tanto,
como
un
ab
ismo
que
sepa
ra los
dos
conocim
ientos,
el senso
rial y
el
int
elect
ua
l.
E l sensorial
lo
podemos
explicar
bastante
bien
bajo
un
punto
de
vista
neuro
lóg
ico,
el segundo,
desde
el momento
que
ju
ega
co
n algo
que
no
es
sensibl
e, se
escapa
de
los
mecanismos
neuronales,
es
metaneuronal.
La
psicología
racional
explica
el paso
de
lo sensible
a lo inte
li
gible o, si se
quiere,
el salto
d e
la
imagen
al
concepto
o idea,
mediante
el
entendim
iento
agente
-
potenc
ia espir
itu
al del
alma-
que
realiza
la abstracción
de
todo
lo
accidenta
l y deja
al descubierto
lo que
es
común
-universal-
a
todas
las
cosas
de
la misma
especie
. Vistas
asf
las
operaciones
de
la
mente
queda
claro
que
la inteligencia
humana
no tiene
nada
que
ver
con
la inteligencia
artificial.
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