“Efecto Cobra”
PEPE LUENGO, PostaPorteña 2488, junio 20, 2025 (Resumen)
uentan que en la India, en la época colonial, había una gran abun-
dancia de cobras. Para solucionar el problema, las autoridades tu-
vieron la ocurrencia de recompensar económicamente a cualquier
ciudadano que entregase una cobra muerta. En principio la medida fun-
cionó, hasta que apareció la picaresca. Y es que, pasado un tiempo, al-
gunos se dieron cuenta de que criar cobras para luego matarlas y cobrar
la recompensa era muy rentable. Pero cuando las autoridades descu-
brieron el fraude inmediatamente retiraron la medida. Y, claro está, ante
esta nueva situación los criadores de cobras se deshicieron de ellas
liberándolas. Así pues, el problema no solo no se solucionó, sino que se
agravó. Desde entonces a esto se le conoce como el “efecto cobra”
Hoy en día el “efecto cobra” se reproduce o todos los niveles. Así, para
paliar el desempleo se han creado ayudas y subsidios que disuaden al
trabajador de buscar empleo. Otro, es que para garantizar la igualdad de
los ciudadanos se les divide en grupos con las mismas creencias (conser-
vadores, progresistas, homosexuales, heterosexuales,..) lo cual agrava
aún más la desigualdad entre los distintos grupos. O que para proteger la
salud de los niños se les someta a todo tipo de vacunas que, en la mayoría
de los casos, empeoran su salud posteriormente, haciéndoles dependien-
tes de por vida de la industria farmacéutica. Y una larga lista.
Pero el “efecto cobra” más absurdo es la imposición de la “ideología
verde”: los humanos como una plaga que está destruyendo el planeta.
Según esta ocurrencia, para salvar el planeta hay que deshacerse de los
humanos. Y, ¿para qué queremos un lindo y sano planeta sin nosotros?
Todas las políticas de la “agenda verde” son un disparate tras otro. El
primero, y más aberrante: aglutinar a la población en “ciudades inteli-
gentes”. Pero, ¿qué clase de “agenda verde” es ésta que quiere a la
población en ciudades cibernéticas de hormigón? Otro, es talar olivos y
naranjos para instalar placas solares (como si no hubiera campo baldío).
¡Señores! ¿De qué nos sirve la energía “limpia” si no tenemos qué comer?
Todo lo que estamos viviendo últimamente (pandemias, guerras, calen-
tamiento global, incendios, inundaciones, inflación, apagones y, so-
bretodo, pobreza) no es más que la estrategia de los globalistas para
hacer creer que el sufrimiento que padece es consecuencia de la super-
población. Su pensamiento es: “si lo sufren, entonces apoyarán todas las
intervenciones distópicas que propongamos. Y lo están consiguiendo.
La agenda de despoblación es una verdadera conspiración contra la
humanidad. Los datos revelan que más de la mitad de los países occi-
dentales presentan hoy un crecimiento negativo. Sin embargo, su
población aumenta debido a la inmigración masiva descontrolada.
Esta inmigración se utilizará para sembrar el caos cuando lo consideren
oportuno (como en Francia y en EEUU, para aumentar la vigilancia con IA
y la transición a la gobernanza totalitaria).
En España, en 2023 hubieron 320.656 nacimientos por 436.124 de-
funciones. Sin embargo, la población de España no deja de crecer,
pasando de los 40 millones en 2000 a 49 millones en 2025. Lo que de-
muestra la inmigración masiva descontrolada que está entrando en nues-
tro país. De seguir así, en 2045 habrá más extranjeros que autóctonos.
Y pues una drástica reducción poblacional equivale a un declive
económico. Porque el mayor activo de un país es su población.
La inmigración es casi toda mar-
ginal y no viene a solucionar el prob-
lema, sino a incrementarlo. Esto está
llevando al país a más pobreza cada
día (es la primera vez en España que
los hijos viven peor que sus padres).
Nos hacen creer que la pobreza es
un problema económico, pero eso
tendría fácil solución. O que es
causada por la de escasez de recur-
sos; pero cada día se tiran toneladas
de alimentos y otros bienes. Y todo
para concluir que la pobreza es por la
superpoblación del planeta.
Todas esas medidas, como fa-
vorecer el aborto, métodos anticon-
ceptivos, eutanasia, el suicidio, las
sustancias nocivas en los alimentos, la
promoción de pandemias como el
Covid-19, de más vacunas o las crisis
económicas que llevan a la pobreza y
a la desesperación de las personas,
están encaminadas a reducir la
población. ¡Si es que es de manual!,
un “efecto cobra” de libro.
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