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martes, 1 de febrero de 2011

EL PLANETA VENUS PARA LOS MAYAS

EL PLANETA VENUS PARA LOS MAYAS

Uno de los capítulos más destacables del Códice de Dresde es el consagrado a chak ek’, Venus. Como para los mayas este planeta era un ser portador de malas nuevas, de presagios funestos y de guerras, los aj k’inob determinaban con precisión sus posiciones para conjurar anticipadamente sus desgracias mediante las ceremonias correspondientes.

Para ello, dividían los casi 584 días del periodo de rotación de Venus en cuatro partes: 236 días de visibilidad en el este como estrella matutina, 90 días de paso tras el Sol o conjunción superior, 250 días de aparición en el oeste como estrella vespertina y 8 días para el paso no visible entre la Tierra y el Sol o conjunción inferior.

El hecho de que las revoluciones se estableciesen a partir del momento en que se hacía visible por primera vez en el este indica que los mayas prestaban una atención especial a la estrella de la mañana. Se trataba, sin susa, de la parte más crítica de todo el ciclo en relación con las repercusiones negativas.

Por esta razón, la parte este se asociaba con cinco divinidades de la guerra. Sólo dos de ellas, concretamente el llamado dios L y Lajun Chan (“diez cielos”), procedían de la cosmología maya.

Las tres restantes fueron incorporadas del panteón de los aztecas o de sus predecesores para quedar alineadas junto a los propios dioses de Venus. Se trataba de Tlahuizcalpantecuhtli (“señor del amanecer”), Xiuhtecuhtli (“hermoso señor del año”) y Kaktonal (“día de las sandalias”) o Ce Acatonal (“uno-caña”). Todas aquellas deidades eran portadoras de muerte y destrucción. Atravesaban a todos los seres cósmicos con sus dardos y privaban a la humanidad de las cualidades positivas de los asesinados.

El capítulo de Venus servía para calcular las estaciones que recorre el planeta Venus durante los 584 días de su rotación. Se consideraba especialmente funesto el tiempo en que Venus es visible como estrella matutina, cuyos señores se representan con sus cualidades negativas en la mitad derecha de la página. En el centro, el dios de la estrella matutina aparece como guerrero con lanzadardos y flechas. En la parte inferior, se reproduce la imagen de su enemigo mortalmente herido, que se retuerce en el suelo con un dardo en su cuerpo.

En la imagen aparece el soberano Yaxuun Balam (“Pájaro-Jaguar IV”) vestido íntegramente de guerrero con su concubina Wak Jalam Cham Ajaw.

El texto superior izquierdo consigna la fecha 7 imix 14 tzek (5 de mayo del año 755 d.C.). Vienen a continuación el llamado “verbo de la guerra de las estrellas”, consistente en un signo de estrella demediado y en gotas de agua cayendo, y una indicación del lugar. El texto dice, por tanto, que Yaxchilán emprendió una guerra contra una población cercana.

Según la concepción más extendida, la posición de Venus como astro matutino desempeñaría una función decisiva en la fijación de los días favorables para llevar a cabo acciones bélicas. Ahora bien, todavía no se conoce con exactitud la relación existente entre Venus y los días en que se emprendían campañas militares.


Para establecer unos cálculos precisos, el periodo de Venus estaba registrado 65 veces, lo cual equivalía exactamente a 104 años ordinarios, a 146 periodos tzolk’in o a dos ruedas calendáricas.

Ahora bien, el hecho de que tras los 65 periodos de Venus apareciese un error de cálculo de 5 días constituí aun problema. Como el calendario se adelantaba al movimiento real de los planetas, había que retrasarlo mediante el oportuno acoplamiento.

El procedimiento de corrección inverso se aplicó en el zodíaco, que, con una longitud de sólo 364 días, acumulaba tras cinco recorridos 6 días de retraso. A pesar de estas inexactitudes matemáticas, el capítulo de Venus del Códice de Dresde señalaba para la primera aparición de Venus como estrella matutina el día 20 de noviembre del año 934 d.C. (10.5.6.4.0. según la cuenta larga, 1 ajaw 18 k’ayab de la rueda calendárica); se trata de un acontecimiento realmente observado, que permitió confirmar los cálculos precedentes del calendario maya y del cristiano.

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