Juan Vasquez de Mella y Fanjul. La cuestion judía en España a fines del Sigl XIX
Orador y político español, dotado de vastísima cultura. Nació en Galicia en 1861 y falleció en Madrid en 1928. Militó en el campo carlista.
Queremos señalar algunos hechos, que servirán de punto de partida para tratar de la cuestión semita, sin la cual no puede ser comprendida la social ni la obra revolucionaria que agita al mundo hace más de un siglo.
" Primer hecho: la logia masónica es el atrio de la sinagoga. De los consistorios israelitas ha salido la masonería, como lo demuestran, con datos abrumadores, los historiadores modernos de la secta, y como lo revelan los símbolos, desde el Templo, la hoja de acacia y el triángulo, hasta los nombres que reciben los principales dignatarios de sus jerarquías. Segundo hecho: el primer impulsor y director de la revolución universal, y en dos formas al parecer opuestas y en realidad convergentes es el judaismo Tanto el movimiento socialista, desde Carlos Marx y Fernando Lasalle, como el anarquismo comunista iniciado en la Internacional, es el judío. Y judío es también, en su forma más opresora, el movimiento capitalista israelita que, por medio de empréstitos usurarios, ha clavado sus garras en la hacienda de las principales naciones. Quebrantando a los estados cristiano, por un lado, y saqueándolos, por otro, se va preparando aquel mundo nuevo, edificado sobre las ruinas del actual, en que dominará el judaismo, según su nueva concepción mesiánica, creyendo que el pueblo proscrito es su salvador y el que establecerá su imperio sobre todos los pueblos.
Tercer hecho: El judío no es productor, es intermediario; quiere más la propiedad mueble que la territorial, aunque acepte ésta para que la trabajen otros. Compra barato y vende caro, y agrava la cuestión social...
Un historiador liberal, D. Modesto La Fuente llegó a decir que la expulsión de los judíos, hecha por los Reyes Católicos (un siglo después que los hubiese expulsado Francia), había sido una medida protectora, porque, de no haberla decretado, lo probable es que en poco tiempo no hubiese quedado uno vivo o en condiciones de ser desterrado. Y para demostrarlo recordaba aunque incompletamente la disposición de unas Cortes de Valladolid, en la cual los pobres procuradores castellanos, piden aun rey ilustre, pero que lo hubiese sido más si no fuera tan judaizante, por el estado de su tesoro, que los judíos no cobrasen de interés ¡nada más que el setenta por cien! y no como venían cobrando ¡el trescientos por cien!, dada la moneda de entonces.
Y el rey accede a la petición, "¡pero sólo por un año y para Valladolid y su término!". Tenía razón La Fuente: La expulsión fue una medida protectora; y lo extraño es que tan espléndidos prestamistas hubieran llegado a tiempo de ser expulsados y no se hubieran quedado con los intereses en el camino.
"El pensamiento español 28-2-1920"
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