Libro en PDF 10 MITOS identidad mexicana (PROFECIA POSCOVID)

Libro en PDF 10 MITOS identidad mexicana (PROFECIA POSCOVID)

  Interesados comunicarse a correo: erubielcamacho43@yahoo.com.mx  si quieren versión impresa o electrónica donativo voluntario .

domingo, 8 de enero de 2012

Sobre la adoración

Sobre la adoración
01/01/2006 - Autor: Tosun Bayrak
adoracion confiado conocimiento dios humanidad sufismo tierra
0

postracionDios dice:

Le glorifican los siete cielos, la tierra y todos sus habitantes. No hay cosa que no celebre Sus alabanzas pero no comprendéis su glorificación. Israil, 44)
Dios le ha confiado a la tierra el conocimiento, tal y como se ha confiado a la humanidad. La tierra también conoce a su creador. La verdad está en todo. Si el hombre mirara con atención a su alrededor, la detectaría de inmediato. Dios dice:

Ese día, (la tierra) contará sus noticias; pues su Señor le habrá dado inspiración para ello. (Zilzal, 4‑5)
Vuestro Señor le ha revelado a la abeja ... (Nahl, 68)
Y Él le reveló a una hormiga la presencia de Su profeta Salomón. (Naml, 18)
Dios nos dice que llegará el día en que la tierra hablará de todo lo que ha sucedido sobre ella. Seres que presumíamos sin vida actuarán como testigos en el Día del juicio Final. Así que indudablemente estos seres tienen conocimiento. Una roca, a pesar de parecer inanimada, mantiene una cara vuelta hacia su Creador y una cara vuelta hacia el hombre. Está llena de amor y temor de Dios, mientras nosotros pensamos que es insensible. ¡Nosotros somos los insensibles, viviendo y caminando sobre la faz de esta tierra creyéndola sin vida!
Toda la creación tiene su propio lenguaje, pero tan solo aquellos en los que el oído del corazón está abierto pueden escucharlo. ¿Cómo pudo si no la tierra transformar capas de elementos ‑plomo, cobre, plata, oro‑ en joyas y diamantes? Las semillas se transforman en plantas, convirtiéndose en miles de granos y frutos. Nada se pierde: todo se guarda en la memoria de la naturaleza. Un oído como el de Salomón puede oír las palabras del viento, de las montañas, de los pájaros.
Según Anas, el compañero e hijo adoptivo del Profeta (que la paz y las bendiciones de Dios estén con él), un día el mensajero de Dios tomó en sus manos unas piedrecillas. Una voz salió de ellas, clamando: «¡Allah, Allah, Allah!» Cuando puso las piedrecifias en las manos de su amado compañero Abu Bakr, estas aún recitaban el nombre de Dios. Pero cuando se las dieron a Anas, se dejó de escu­char.
Un día el Profeta estaba enfermo. El ángel Gabriel vino a él en la forma de un hermoso ser humano y le ofreció unas maravillosas uvas y granadas. Al comérselas, salió de ellas una voz que pronunciaba el nombre de Allah. Cuando el Profeta se las dio a sus nietos Hasan y Husein, todavía las frutas recitaban el nombre, pero cuan­do se las dieron a otro de los compañeros, el sonido cesó.
El conocimiento del creador está presente en la creación. Esta es la manifestación del nombre de Dios «el Todopoderoso».
Todo lo que se toma como materia sin vida ‑la tierra, el agua, el aire, el fuego­ está inmerso en una continua adoración de su Señor. Una piedra, que no tiene ni mente ni pensamiento ni sentimiento, y que carece de emoción y voluntad, existe en un estado de completa sumisión.
Las plantas se encuentran en un menor grado de sumisión porque poseen la voluntad de crecer y en su esfuerzo por crecer se les olvida Dios y su adoración es deficiente.­
Menor aún es la sumisión de los animales, los seres capaces de sentir. A pesar de que los animales no tienen completamente desarrolladas su mente y su voluntad, tienen instinto y esto les y aparta de una total sumisión y de una total adoración y comprensión de su Creador.
El hombre es el menos apto para la sumisión y el más carente de adoración. Su mente, su imaginación, su codicia, los deseos de su carne, su ira, su voluntad son los poderes que lo retienen y mantienen inconsciente. A lo más, puede intentar conocer a su Señor por medio de su intelecto, buscando pruebas de Su existencia, deseando verLe con sus propios ojos y sufriendo bajo la influencia de la voluntad que le fue dada.
Tan sólo el ser humano perfecto, que se da cuenta de los límites de la mente, encuentra a su Señor, por medio de las manifestaciones de lo divino en la conciencia; al mirar a través de las cosas con la afirmación de la unidad como guía; por medio de una revelación divina; o de la inspiración. Estos pocos superan a toda la creación y llegan al nivel de ser sirvientes de Dios. Y sirven al resto de la creación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario