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jueves, 24 de mayo de 2012

Que Televisa, TV Azteca y Grupo Carso se Destruyan

Sería Bueno para el País Que Televisa, TV Azteca y Grupo Carso se Destruyan El grupo de empresas del magnate Carlos Slim Helú, entre ellas Teléfonos de México y Telcel, dejó de anunciarse en los canales de Televisa, monopolio de TV del magnate Emilio Azcárraga y en los de TV Azteca del empresario Salinas Pliego. La decisión escaló la disputa sobre las telecomunicaciones entre los principales consorcios de la comunicación, sector altamente redituable en términos económicos y de poder político. Desde ambos grupos económicos (televisión y telefonía) las empresas aseguran y pretenden hacer creer que se trata de una diferencia económica en torno a tarifas publicitarias. Los mercados accionarios de México y Nueva York, en los que cotizan las acciones de esas compañías, no han reflejado ningún efecto de la disputa porque no es ni será un choque de trenes; son simples escarceos entre poderosas empresas. No interesa entrar en debates técnicos para darle la razón a fulano, mengano o perengano, cuando se sabe que las necesidades o la demanda de la población son contrarias a las que tienen esos negocios que a diario saquean al país. La decisión de Carlos Slim de no publicitar a sus empresas en las televisoras ocurrió en la misma semana en que Televisa solicitó a la Comisión Federal de Competencia (CFC) que investigara una posible violación por parte de Teléfonos de México a su título de concesión emitido en 1991, que no considera la posibilidad de que preste servicios de televisión restringida. En la demanda ante el organismo antimonopolio, Televisa cuestionó la asociación entre Telmex y Dish, empresa proveedora de servicios de televisión por cable, propiedad en parte del empresario Joaquín Vargas, presidente de Multivisión (MVS) que también acababa de salir del conflicto con la periodista Aristegui. En esa asociación, Telmex participa -según se ha publicado- sólo como intermediario para que los usuarios de Dish puedan pagar la suscripción por medio del recibo telefónico. ¡Que su abuelita se lo crea! La realidad es que el pueblo -tan explotado y miserable como está- debería exigir que desaparezcan todas esas empresas monopólicas a fin de que reduzcan el precio de sus servicios y ver si así ofrecen alguna calidad. La televisión mexicana, en vez de ayudar a elevar la capacidad reflexiva y crítica, sigue siendo un medio de embrutecimiento, de enajenación y mediatización del pueblo que educativamente se encuentra en los últimos lugares del mundo. En cuando al servicio telefónico, que es un poderoso monopolio, contribuye a la extensión de la enajenación mediante servicios telefónico móviles carísimos en cada uno de los miembros de las familias provocando gigantescos gastos tontos que les impiden muchas veces hasta comer, mientras la empresa se llena las bolsas de dinero. Esas tres empresas saquean al pueblo pobre e ignorante a su gusto. No se puede negar que las súper poderosas empresas Televisa de Azcárraga, TV Azteca de Salinas Pliego, y Grupo Carso de Slim (tres de los hombres con más millones de pesos en México) tienen intereses económicos encontrados, pero sus confrontaciones -que no son tan en serio- obedecen a contradicciones interburguesas por controlar la TV, el Internet y la Telefonía. Llevan por lo menos 15 años compitiendo por demostrar quién es más capaz de acumular poder y dinero. Pero l igual que la clase política, también se puede observar que la poderosa clase empresarial y económica de día discuten y por la noche duermen juntos. Los capitalistas no se destruirán solos ni se debilitarán entre ellos, porque los trabajadores podrían asaltar el poder y transformarlo en su beneficio. Esos personajes ganan cada año los miles de millones de pesos que los mexicanos gastan en servicios de comunicación chatarra por tener gobiernos corruptos y entreguistas. La TV de Azcárraga y Pliego son un gran negocio-basura y el servicio telefónico de Slim es el más caro del mundo. No se puede tomar partido, decir que una empresa o su dueño es menos funesto que otro. La realidad es que en la práctica los tres magnates son los reyes de México que poseen alrededor de 50 poderosas empresas cada uno y manejan a su gusto a todos los partidos y políticos. Tienen tanto capital que hábilmente han despojado a la sociedad, y se dan el lujo de repartir dinero y servicios a los distintos partidos que buscan el gobierno; de tal manera que siempre quedan bien para seguir con sus negocios, pero son tan ambiciosos y voraces que quieren aun más. Los empresarios aparentan ser "muy pacíficos y muy civilizados", por lo que se dirán de todo pero sin romperse las medias y las uñas postizas. El pleito que se traen por el llamado "triple play" podrá siempre dirimirse de otra manera. Aquí no se trata de ganar unos cuantos millones de pesos en publicidad, sino de lograr mucho más poder en el país y en el mundo. Esta disputa entre poderosos capitalistas mexicanos no podrá "llevar la sangre al río" porque la clase empresarial y política lo impedirán. El pueblo quizá desee que se partan su progenitora en gajos (si es que acaso aun tienen), para ver si así se acaban los monopolios que tanto han dañado al país. Pero lo que sucederá es que el gobierno entreguista, de derecha de Calderón, buscará otras concesiones para tener contentos a los tres; al fin el capitalismo transnacional o global da para todo. Al ratito ya veremos a esos grandes magnates haciendo pingües negocios juntos otra vez al amparo del gobierno.

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