Yo también os tiro piedras

En solidaridad con Arafat Jaradat y todos los Palestinos que sienten cada día la impunidad de Israel como una plaga destructora

04/03/2013 - Autor: Cristina Ruiz Cortina Sierra - Fuente: cristinarcs.wordpress.com

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Yo también os tiro piedras, colonos y soldados israelíes. Detenedme. Os tiro piedras porque me quitáis las casas que robáis a los Palestinos, porque son mías sus tierras y con ellos comparto la misma indignación. Detenedme.

Soy hermana de las mujeres, viuda de los hombres, madre de los niños. Soy una campesina de Hebrón a la que arrancasteis los olivos el invierno pasado; una maestra a la que cerrasteis la escuela en Gaza y que encontró dos alumnos menos cuando se reabrió el curso un mes después. Una enferma que no tiene permiso para salir de su pueblo a recibir tratamiento. Una parturienta que no puede llegar al hospital.

Os tiro piedras por ello. Habéis matado a Arafat Jaradat con vuestras torturas, a pesar de que él, solo tiraba piedras. ¿Qué pensabais que os iba a confesar? Os diría que era un pescador en Gaza al que tienen prohibido faenar; un campesino que no puede acceder a sus tierras; un médico que no puede cumplir con su trabajo la mitad de los días porque no le dejáis cruzar el check point.

Os diría que es un anciano harto de sufrir humillaciones en su propia tierra; una mujer que se siente abusada con los comentarios, las miradas y los chequeos de los soldados. Un niño que siente miedo y se oculta debajo de su cama cuando escucha los bombardeos.

Os diría que él es la historia: más de sesenta años de desposesión, de mentiras, de expulsiones, de injusticias, de racismo y de apartheid. Y que tantos años son una eternidad, son tres generaciones de esperanzas fallidas, de silencio internacional, de complacencia de los políticos.

Son tres generaciones que han visto cómo cada terrón de tierra acababa bajo la voluntad ineluctable del bulldozer. Tres generaciones que se pasan las llaves del paraíso perdido y que miran al horizonte para comprobar que otros campan a sus anchas por sus tierras, beben sus aguas, roban sus frutas y controlan sus vidas.

Yo también os tiro piedras y os quisiera dar con fuerza en el punto justo de la cabeza que os despierte a la conciencia, a la vergüenza, a la infamia, y a la degradación moral a la que habéis llegado. Que sangréis como ellos, que os doláis por vuestras culpas, que os enfrentéis a vuestro abominable comportamiento de seres impunes.

No os quiero matar porque no soy una bestia como vosotros. Pero yo también os tiro piedras. Y como yo, hay miles más con el apellido Jaradat.