Libro en PDF 10 MITOS identidad mexicana (PROFECIA POSCOVID)

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jueves, 20 de junio de 2013

Quiero ser un buen padre...


Por Bernardo Caamal Itzá





Cuando tuve uso de razón, mamá me dijo que aquel hombre con quien se casó, la abandonó cuando yo tenía año y medio. A pesar de eso, nunca me enseño a odiarlo, de tal forma que durante mi niñez veía a muchos niños acompañando a sus padres, y en mi caso pues sólo tenía a mamá.

A ella no le pedía juguetes y ni golosinas, es más trabajaba vendiendo chicles, sandias, plátanos y ciruelas, no tenía caso llorar por algo si ni siquiera teníamos para comer.

No le exigía en zapatos y ni en ropas. Mamá trabajó su bordado bajo la luz de la vela, lo que gana lo invierte en la poca comida que teníamos, y cuando me enfermaba, es cuando veía la gravedad del asunto, tenía que trabajar a su vez cuidarme, conforme crecía, lo ayudaba en todo, un día le dijo al abuelo ¡Papi, ka’ansej palo’ob –enseña al chamaco en el trabajo de la milpa-!

Entonces, la figura paterna de papá lo sustituyó el abuelo, por eso él siempre me llevó a chapear bajo los maizales, y me dejaba el xpet paach –un lugar especializado para cultivar calabazas, sandias, melones y pepinos- para trabajar.

Todos los sábados o regresando de la escuela, siempre iba a ver a mis cultivos, llevaba consigo el machete y mi calabazo, cantando, chiflando y de vez en cuando a bajar las frutillas silvestres del monte.

Cuando iba por esos caminos, soñaba con tener una carrera profesional, aquello que me sirviera, conocer el mar y las ciudades.

En esos tiempos, no era fácil llegar a Mérida, lo conocí a la edad de los 7 años, y el mar a las 13, cuando fui por vez primera en Campeche y conste viajando en autobús. A los 15, estuve en Cozumel, que belleza contemplar el océano, los colores que adquiría en determinados momentos, era como estar en el paraíso, y al llover adquiría tonalidades que siempre me cautivó.

En aquellos años trabaje como ayudante de albañil en el museo de la isla de Cozumel, y por las mañanas tenía el privilegio de tener muy cerca del mar, en sí por eso creo que fue mi hotel que de 5 estrellas paso a 20 por ese detalle ¿Que puedo presumir? creo que el hecho de estar en estos lugares, era estar en el paraíso, y por ratos ver como el barco México surcaba el océano para llevar a sus pasajeros a tierra firme.

-¡Papá! ¿Donde estas? Seguramente ese niño que estaba en mi interior, aspiraba conocer a esa figura paterna, pero fue el tiempo se encargo de diluirlo y así llegue a la adolescencia.

Vivir bajo las condiciones más humildes y sin becas, no era fácil estudiar, y tampoco aspirar a llegar a algo. No hay universidades en los alrededores del pueblo.

Sin embargo, las enseñanzas de quienes estuvieron cerca de mí, abrieron la brecha para caminar y llegar a la meta planteada.

¿Cómo llegar a la Universidad y sin dinero? Es como dicen, político pobre es pobre político, me río de esa frase, lo único que se, nadie nació sabiendo...

Durante mi caminar tuve ese privilegio y la suerte de conocer a las personas que hoy son mis grandes amigos. No es fácil tenerlos y sé que en cada uno de ellos, esta algo que nos une...nuestras propias historias.

Como abrir la brecha, y sin las armas necesarias, sin papá y tener sólo a mamá, pero ella era más que eso, porque sus consejos valían oro, me alentaba a seguir y no titubear en la marcha “Si te cortas, te arañan las hierbas, te entran los espinos en los pies. ¡Hijo no te detengas! Aprende y recuerda, no hagas lo que no quieres que te hagan...”

Grandes consejos de una madre y que en este día, como padre me llegan en la memoria.

En ese caminar, cuantos espinos están y cuantos te abandonan en ese caminar, pero cuando llegas a la meta deseada, muchos te presumen, ese chico estuve con él y lo acompañe... el secreto es callar, mamá está de nuevo, “no se te suba hijo, el poder es momentáneo”

He sido director en diversas dependencias, y he trabajado de cerca a los grupos campesinos, y uno sabe lo que significa estar y vivir sin ningún centavo al día.

El tiempo me premió. Conocí el mar. Termine mis estudios en la Universidad de Chapingo. Conocí la ciudad de México y otros países, y el esfuerzo por trabajar un concepto de comunicación rural al usar la agronomía, mi idioma (la lengua maya) y mis experiencias en campo, me otorgan en el 2003, el premio internacional en comunicación Rural.

Formo parte de la red de alumnos de la Fundación Nuevo Periodismo, y en aquella ocasión tuve la fortuna de conocer grandes personalidades que trabajan en diversos medios de comunicación en Latinoamérica, como Telesur.

Y hoy, las felicitaciones y el abrazo de mis hijos, me despertaron, y me hicieron sentir de nuevo esa nostalgia de mamá, al decir ellos a mí ¡Felicidades papá!

Espero ser un buen padre con sueños y esperanzas. Eso sí, sigo los consejos de aquel abuelo y de aquella madre que me dijo, camínale, no te fijes que dicen los demás para que te desistas en tus metas...

¡Dale! ¡Dale! Miro de nuevo a la luz aunque brilla muy tenue y algo distante, pero sé que ahí están los verdaderos amigos que me acompañan en las buenas y en las malas.

¡Adelante! ¡Ten confianza, si puedes...!

Entonces, como seres humanos, nos tocó el privilegio de constatar las maravillas de nuestra creación, y hoy tengo la suerte de ser acompañado por quienes creen en mí y eso hacen que mis ánimos se fortalezcan de nuevo, porque es similar a la milpa que tengo, con las lluvias, el maíz germina y hace que mantenga viva la esperanza, porque las semillas está de nuevo en el suelo... yo soy el suelo y mis hijos, las semillas de aquel maíz dispuesto a germinar de nuevo...-

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