El renacer filosófico en el Islam 1
Conocer y degustar
28/05/2014 - Autor: Prof. Yahia Said Al Andalusí - Fuente: Webislam
La razón, lógicamente tiene límites
La razón es uno de los sentidos internos que conforman el intelecto humano, confundir la razón con la totalidad de la inteligencia es errado, ya que todos los demás sentidos internos constituyen o afectan la inteligencia, la razón o mejor “las razones”, ya que existen en la mente diferentes sentidos que conforman en conjunto La Razón, no puede superar sus propios límites, ya que luego de determinados niveles de análisis, se cae indefectiblemente en el error.
Por supuesto estos límites son muy elásticos y en algunas mentes son estrechos, mientras que en otras, mas reposadas y contemplativas, se ensanchan. En cualquier caso la razón debe ser restringida a los límites de lo posible humanamente, y su ensanchamiento, se produce por la recurrencia a la lógica matemática y el alejamiento de las propias convicciones, para, tomada la distancia imprescindible, sopesarlas, medirlas y repasarlas a la luz de la revelación, teniendo necesariamente activo y robustecidos los sentidos de autocrítica y pensamiento crítico, no hay peor ignorante que quien se ha convencido de algo hasta el punto de olvidar porque cree en lo que sea que cree.
La intuición racional
Existen verdades semiocultas u ocultas en la revelación, ocultas al menos para el burdo ojo literalista, sin embargo toda la revelación en su conjunto posee un trasfondo unificador, una coherencia interna que podría desgranarse en la razón de ser de cada señal (cada ayat) revelada, la razón trabajosa y difícilmente podría acceder a una porción de este conocimiento, y quien lo aborde desde la ignorancia se verá defraudado sin dudas y volverá el rostro disgustado y enemistado con aquello que dará en denominar “sufismo”, cuando en realidad simplemente ha sido incapaz de penetrar el sentido profundo de la revelación y ha perdido mucho.
La intuición racional (muyahidat nafsi) a la inversa, nos hace llegar el sentido íntimo de cada señal (ayat) que ya expresada en lenguaje articulado, si bien puede ser memorizada, recitada, explicada, solo puede ser degustada por la intuición racional, es decir, por aquello que despierta o sugiere en la intimidad del corazón del creyente sin que esta intuición pueda ser expresada en otros términos que literalmente los del ayat de que se trate.
La tendencia emotiva
Si la degustación se da por la intuición racional, la apreciación del “aroma del ayat”, otra porción del conocimiento íntimo de la revelación, solo puede darse por la subsecuente tendencia emotiva (suluk qalbi) que produce conocer el ayat.
La ignorancia después del saber
Un hombre podría memorizar meticulosamente todo el Santo Corán, sus reglas de recitación y su exégesis, y aún así permanecer absolutamente impermeable a sus enseñanzas profundas, saber no es igual a degustar, sentir la dulzura de cada ayat, es eminentemente una experiencia, no un aprendizaje universitario.
Si se comprendiese esto y los creyentes se esforzaran en degustar como en aprender, en comprender como en memorizar, todas las discrepancias en materia religiosa se verían relegadas a un muy segundo plano hasta extinguirse en la diversidad de lo único.
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