erco a la ruta entre califatos
Paramilitares iraquíes lanzan una ofensiva para cerrar la vía de entrada de refuerzos para el IS desde Siria
Las milicias chiíes, apoyadas por Irán, tratan de impedir la huida de yihadistas hacia Raqqa
En la ciudad iraquí de Tal Afar, un antiguo puesto militar del Imperio Otomano controlado por el IS, tropiezan los caminos de Turquía e Irán. Hasta 15.000 combatientes de las milicias chiíes Hashid Shaabi (Movilización Popular, en árabe), respaldados por Teherán, han inaugurado el último frente contra los yihadistas con la misión de interrumpir el abastecimiento y el tráfico de militantesentre la ciudad siria de Raqqa y Mosul.
El estratégico enclave es también hogar de la minoría turcomana. "Nos hemos desplegado por el frente occidental para impedir que los militantes del Daesh [acrónimo en árabe del Estado Islámico] abandonen Mosul y se dirijan a Siria. También limpiaremos la ruta para que las facciones chiíesprocedentes de la provincia de Saladino marchen hacia Tal Afar, Raqqa y Alepo. Es lo que quieren Rusia e Irán", declaró ayer en rueda de prensa Ahmed al Asadi, portavoz de una miríada de hasta cuarenta milicias que unieron sus fuerzas en el verano de 2014 tras la irrupción de los yihadistas en el norte del país.
A juicio de Al Asadi, desde que los ejércitos iraquí y kurdo lanzaron hace dos semanas la incierta ofensiva en los frentes sur, este y norte los extremistas "han estado circulando hacia Mosul" desde los confines de su califato en Siria.
La campaña de las milicias chiíes podría sellar la frontera y consumar el cerco sobre la segunda ciudad de Irak, donde resisten entre 5.000 y 8.000 muyahidines(guerreros santos, en árabe), desbaratando cualquier posibilidad de reforzar las filas yihadistas.
De hecho, como muestra del tránsito, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos -que cuenta con una nutrida red de activistas en territorio sirio- alertó ayer de que unos 300 menores de edad sirios enviados a Mosul por el IS (Estado Islámico, por sus siglas en inglés) han perdido la vida desde el inicio de la campaña contra el último bastión yihadista en Irak.
En las últimas 24 horas, además, los cadáveres de 40 militantes caídos en los alrededores de Mosul han alcanzado Raqqa, la capital del califato sirio, que se prepara también para el asalto de la coalición internacional que lidera Estados Unidos que podría arrancar en cuestión de varias semanas. "Esto eleva a 480 la cifra total de combatientes sirios muertos desde el comienzo de la batalla de Mosul, entre ellos, 300 cachorros del califato", detalló la organización.
En las dos primeras jornadas de operaciones, los milicianos chiíes tomaron, entre otros, los pueblos de Imam Hamzeh, Al Jarn, Dahlah o Al Imraini, lejos aún de la meta de acceder a Tal Afar, una ciudad ubicada a 55 kilómetros al oeste de Mosul y habitada hasta la llegada del IS por turcomanos suníes y chiíes de la que son oriundos altos cargos de la organización yihadista.
En un comunicado, Hashid Shaabi celebró "haber liberado 280 kilómetros cuadrados" y "liquidado a un gran número de militantes del Daesh". El liderazgo de las milicias -acusadas de desatar la venganza sectaria en liberaciones previas como las de Faluya o Ramadi- y los lazos históricos de Tal Afar con Ankara suscitaron el sábado una advertencia del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
"Tal Afar es una ciudad enteramente turcomana, mitad chií y mitad suní. (...) Si Hashid Shaabi siembra el terror en la zona, nuestra respuesta será diferente", amenazó el islamista.
Desde hace semanas la obstinación de Turquía por participar en la ofensiva sobre Mosul se ha topado con la negativa de Bagdad, que acusa al país vecino de haber violado la soberanía iraquí al desplegar tropas en el frente de Bashiqa, localidad al norte de Mosul, para entrenar a combatientes árabes suníes.
La rivalidad también se extiende a Siria, donde los actores del tablero iraquí juegan en bandos contrarios. Los grupos paramilitares chiíes, que han proporcionado personal para librar la contienda que se libra en Alepo, han prometido que volverán a socorrer a los uniformados del presidente Bashar al Asaden cuanto terminen de ahogar a las huestes del Estado Islámico en Irak.
Entretanto, Turquía presta apoyo al conglomerado de fuerzas opositoras que litigan con el régimen sirio. En las trincheras iraquíes, no obstante, unos y otros coinciden en que la operación se prolongará durante semanas o meses y resultará costosa.
"La batalla de Mosul no será un picnic. Requiere tiempo, precisión y respirar hondo", esbozó Hadi al Amiri, cabecilla de la Organización Badr, una de las principales milicias de Hashid Shaabi.
En lo que parecía una reacción a la entrada en escena de los combatientes chiíes,hasta cinco atentados sacudieron ayer calles comerciales y mercados de varios barrios chiíes de Bagdad. Las arremetidas dejaron al menos 17 muertos y 60 heridos.
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