Turquía cumple 93 años en plena reforma 'erdoganista'
El presidente rinde homenaje a Mustafa Kemal 'Atatürk' en plena campaña para transformar el Estado que fundó y poder acaparar el poder Ejecutivo
Aunque el desfile castrense, las banderas turcas colgadas de los balcones y la visita institucional al mausoleo de Mustafa Kemal 'Atatürk' han dado pompa este sábado al aniversario de la República turca, el tono de celebración ha sido discreto en comparación con los nuevos tiempos que marca el calendario erdoganiano. El presidente Recep Tayyip Erdogan, aspirante a emular a Atatürk y refundar Turquía, no levanta el pie del acelerador reformista. En su mirilla, imponerse a sus enemigos y adquirir el poder Ejecutivo.
El jefe de Estado islamista se ha presentado en Ankara con un largo abrigo negro y rostro tosco ante quien, el 29 de octubre de 1923, proclamó la Turquía secular. Tras dejar una corona de flores ante los restos de su primer antecesor en el cargo presidencial, ha escrito en el libro de visitas: "En la noche del 15 de julio, círculos domésticos y foráneos que atentaron contra la independencia, la democracia y el Gobierno legal de nuestro país fueron una vez más derrotados gracias al coraje y resistencia de la nación".
La referencia de Erdogan al golpe de Estado del 15-J, día declarado fiesta nacional, no ha sido baladí. Ya el 7 de agosto pasado, durante un mitin multitudinario en Estambul en el que participaron los líderes del Gobierno y de dos de los tres partidos opositores -el izquierdista HDP no fue invitado- el primer ministro Binali Yildirim comparó la derrota de la asonada con la victoria turca frente a varios países invasores en la guerra de independencia (1919-1923), que permitió alumbrar la República turca.
El Gobierno turco ha asumido el discurso presidencial que pide impulsar una "nueva Turquía" definida como más piadosa, eficiente e intervencionista en la región. Su conversión es simbólica, reviviendo la nostalgia otomanista y presentando a Erdogan como un padre indulgente pero firme frente al enemigo -representado principalmente por la cofradía golpista del clérigo Fethullah Gülen- y formal, enviando soldados a Siria e Irak o promoviendo una nueva Constitución presidencialista.
Por eso no sorprendió que el dirigente del ultranacionalista MHP, Devlet Bahçeli, haya participado por primera vez en la recepción de la fiesta nacional que Erdogan ha ofrecido en su flamante palacio. Bahçeli poseedor de 40 de los 550 escaños y el más potencialmente afín al gobernante AKP, es partidario de reformas políticas, aunque no aclara si apoya el plan de Erdogan de ir más allá de su actual poder representativo y obtener también el Ejecutivo. El MHP puede ser clave en esta consecución.
El islamonacionalista Bahçeli es, además, un neo-otomanista de pro que respalda sin fisuras la guerra total que el presidente turco ha declarado a la guerrilla kurdoturca PKK en el sureste del país. El conflicto, que desde el verano de 2015 se ha cobrado cientos de muertos -entre ellos numerosos civiles- se ha expandido al norte de Siria, donde el ejército turco y milicias alzadas luchan contra el autodenominado Estado Islámico y a la par evitan que la rama siria del PKK consuma la continuidad territorial kurda.
Detrás de las aventuras fronterizas de Erdogan está la nostalgia de los tiempos anteriores a Atatürk. "Aquellos que han mantenido a Turquía confinada en este círculo vicioso desde 1923 han intentado hacer olvidar en nuestras tierras un milenio de memoria" reprochó recientemente a sus teóricos aliados por su reticencia a que tropas turcas -estacionadas en el norte de Irak con permiso del Gobierno regional del Kurdistán- participen de la toma de Mosul, antigua ciudad otomana.
La gloria turca, según Recep Tayyip Erdogan, llegará a pesar del enemigo exterior. Otro remanente de aquel 1923 en el que la constreñida coyuntura internacional invitó a acuñar la expresión "no hay mejor amigo de un turco que otro turco". "Pronto, pronto, no os preocupéis", ha clamado el presidente a la turba que, durante la inauguración de la estación de alta velocidad de Ankara la tarde de este sábado, pedía reinstaurar la pena de muerte. "No cuenta lo que diga Occidente, sino mi nación", ha remachado.
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