El factor Allâh
09/12/2001 - Autor: Omar Ribelles - Fuente: Webislam
Allâh es grande y los musulmanes, todos, reconocemos que le estamos sometidos. Tranquilamente, sin teologías, otros cuentos o mentiras, aceptamos lo que Allâh nos mande. Sabemos que "Allâh es lo que hay". No existe ni dialéctica ni conjetura que nos apee de tan infinita simplicidad. Somos, todos los musulmanes, uno a uno, irreductibles. Así. A los musulmanes no nos da tan fuerte eso de lo del tiempo perdido, pasamos fríamente de todas esas milongas y pastillas para tratar de encontrarlo y/o recuperarlo. Tan solo decimos "mashallâh" (Allâh lo ha querido) y nos quedamos casi como nuevos. Esperamos, tranquilamente esperamos.
El retraso técnico absoluto de los territorios del Islam al no incorporar a tiempo los adelantos de la artillería dieron paso a esos fulgurantes 500 años del descubrimiento que de adelanto irrecuperable lleva el occidente cristiano frente al Islam, es ventaja real insoslayable tener la bomba que recorta margaritas. La revolución industrial, que con tan solo doscientos años ha dejado al planeta tierra con tan poquitos árboles, también pilló in albis a los territorios del Islam y están, casi, a la cola de los emisores de CO2, SO2 y efluvios atómicos, ridículo, pero es así. La reciente revolución informática tiene a los territorios del Islam tan solo de genuflexos consumidores de productos ludópatas carísimos, nada de nada más. La democracia y la libertad no existen en los territorios del Islam, justo lo contrario, Sadam Hussein y Osama Ben Laden sus malolientes adalides.
"Además de cornudos apaleados", tal es la situación en la que estamos los musulmanes del mundo entero. El omnímodo poder mediático atribuye al Islam y a los musulmanes todas las malicias, maldades y crímenes. El juicio del gran público está hecho: luz verde a los bombardeos masivos de poblaciones inermes y en cualquier momento comenzarán los linchamientos individuales ya que todos los musulmanes, todos, somos potenciales células durmientes de un terror que gratuitamente nos atribuyen. Nada podemos hacer, ante nosotros tenemos un poder infinito, y, la amenaza, nueva espada de Sófocles, de tribunales militares secretos, pruebas secretas y sentencias secretas e inapelables. Amargo regusto redivivo de aquella Inquisición de infausto recuerdo. ¿Cuándo en la Alemania de Hitler comenzó a ser delito condenable sin juicio previo, moral paralela, el simple hecho de ser judío?.
A los musulmanes nos horroriza el terrorismo. Condenamos todo ataque terrorista sea este discriminado o indiscriminado, es lo mismo, el terrorismo no va con el Islam. Tan simple como esto: no aceptamos el terrorismo ni lo hemos utilizado jamás. El terrorismo es crimen abominable por ser un crimen contra la Humanidad. Es mentira absoluta sin paliativos decir que los musulmanes apoyamos el terrorismo. Ni apoyamos ni hacemos terrorismo ni nada que se le parezca. Es realidad inapelable afirmar que los musulmanes del mundo entero sufrimos muy en las carnes, millones de muertos, el terrorismo que falsamente nos atribuyen. No hay suicidas musulmanes atacando ningún objetivo, es falso, es exactamente la agresión mediática que sufrimos para justificar lo injustificable: el genocidio de musulmanes que viene, primera fase, cortina de humo, de la guerra final con China, potencia emergente y de la construcción del tercer Templo en la explanada de las mezquitas de Jerusalén.
De entrada, sin más, los musulmanes estamos derrotados, totalmente derrotados. Cornudos y apaleados esperamos como pacientes corderos en el matadero. El kufur tiene todo el poder, toda la media, todas las bombas, nosotros los musulmanes nada, ningún poder, tan solo nos queda el factor Allâh.
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