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sábado, 1 de julio de 2017

La OTAN anuncia el envío de 3.000 soldados más a Afganistán

El Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, en rueda de prensa en Bruselas. JOHN THYSAFP
Tres años después de la retirada de los efectivos de la OTAN, se reevalúa la decisión
El avance de los talibán en todo el país, la escasa profesionalidad de las fuerzas de seguridad afganas y la consolidación del Estado Islámico en Afganistánhan obligado a la OTAN a mandar un nuevo contingente de 3.000 soldados para apoyar a la policía y ejército afganos casi tres años después de la retirada de la mayoría de sus efectivos, confirmando así que Kabul es incapaz de llevar el peso de la guerra por sí solo hacia una derrota de los yihadistas.
"El nuevo contingente", que se añadirá a los 13.000 soldados que la OTAN y los Estados Unidos tienen en Afganistán, "estará destinado exclusivamente a realizar tareas de entrenamiento y apoyo a las fuerzas de seguridad afganas", según ha asegurado el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg. "Nuestras fuerzas están comprometidas con el gobierno de Kabul en las buenas y las malas", ha añadido haciendo hincapié en que "los soldados no estarán involucrados en operaciones de combate".
"Durante los años de conflicto", más de un cuarto de siglo ya, "hemos conseguido muchas victorias en el país que se han ganado con el sacrificio y las muertes de nuestros hombres y mujeres en uniforme, por lo que siempre los recordaremos y honraremos su memoria", ha indicado refiriéndose a las 3.535 vidas que le ha costado a la coalición la guerra en el país desde la invasión en 2002.
Stoltenberg también ha querido recordar el sacrificio de las tropas de Kabul que, desde 2014, se encargan de la seguridad en todo el país"liderando la lucha contra los terroristas para proteger a su pueblo, demostrado una gran bravura y resistencia". Por otro lado, el Secretario General de la OTAN ha querido recordar que "a pesar de que vamos a trabajar codo con codo con el Gobierno afgano hasta 2020", año en que en teoría debería finalizar el mandato de las fuerzas extranjeras, "la OTAN no puede garantizar indefinidamente la seguridad en el país".
El coste de éste nuevo apoyo estará en torno a los 46.000 millones de dólares, según fuentes de la OTAN. Un dinero que saldrá de las arcas de los 39 países que forman la coalición, a pesar de que Estados Unidos será quien llevará la mayor parte del peso de la factura. Además, Stoltenberg ha querido dejar claro que el apoyo al Gobierno afgano también estará supeditado a las muy necesarias reformas que Afganistán necesita en materia de "gobernabilidad, reforma y aplicación justa de las leyes, la luchar contra la corrupción y la protección de los derechos de las mujeres y las niñas".

La retirada en 2014 fue un error

El anuncio del aumento del contingente ha sido una victoria diplomática para la Administración del presidente norteamericano, Donald Trump, a través de su Secretario de Defensa, Jim Mattis, que el pasado jueves visitó Bruselas para reunirse con los mando de la Organización del Tratado del Atlántico Norte para convencerlos sobre "la necesidad de enviar más soldados para cambiar el rumbo del conflicto y acabar el duro trabajo que hemos llevado a cabo en Afganistán. En caso contrario, nos enfrentamos a la venganza de los terroristas que siguen ganando terreno".
Por otro lado, Mattis rehusó facilitar el número de tropas con el que los Estados Unidos van a contribuir para vencer a los yihadistas afganos. El número de soldados que Washington enviará, que fuentes de la Casa Blanca han asegurado podría estar entre 3.000 y 5.000, se añadirá a los 16.000 soldados extranjeros en el país una vez llegue el nuevo contingente de la OTAN. Cabe decir que éstas tendrán un papel diferente al de sus aliados europeos ya que sí estarán destinadas para tareas de combate en los tres grandes frentes de guerra abiertos en las provincias de Kunduz, al norte, Nangarhar, al este, y Helmand, al sur de Afganistán.
El Secretario de Defensa, apodado por sus soldados como 'perro loco Mattis', no ha dudado en reconocer que "la retirada de la mayoría de las fuerzasinternacionales en 2014 fue un error" porque se produjo en un momento en el que "las fuerzas de seguridad afganas no estaban preparadas para garantizar la seguridad y la estabilidad en el país ".
"La guerra es un fenómeno impredecible, por lo que es imposible llevarla a cabo según una cronología preestablecida", añadió Mattis, sugiriendo que, en estos momentos, la guerra en Afganistán está lejos de ver el final. El Secretario de Defensa es un veterano y gran conocedor del conflicto en el país donde, en 2002, fue el encargado de dirigir las fuerzas de la coalición y de los aliados afganos de la Alianza del Norte que derrotaron a los talibán en cuestión de semanas.
Finalmente, el jefe del Pentágono hizo hincapié en que "no podemos volver a casa cuando nos sintamos cansados de la guerra porque sino sólo es cuestión de tiempo hasta que nos vuelvan a atacar. En resumidas cuentas, la OTAN y sus aliados se comprometieron a liberar a Afganistán del terror y el miedo por lo que no podemos marchar hasta que terminemos con nuestro trabajo".

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