A PROPÓSITO DE LA RECIENTE DESTRUCCIÓN DE MOSUL: RELIGIÓN Y DOBLE VERDAD
A PROPÓSITO DE LA RECIENTE DESTRUCCIÓN DE MOSUL
RELIGIÓN Y DOBLE VERDAD
Irlanda, país tradicionalmente católico, con un primer ministro gay e hindú.
Bien sabemos que la doble verdad es una de las técnicas esenciales utilizadas en la guerra oculta que se lleva a cabo en contra del mundo tradicional. La misma consiste en hacer pasar como verdades cosas que no son tales pero con la aviesa finalidad de ser utilizadas por una fuerza enemiga para desarticular a una civilización contraria, la cual en cambio en el seno de la misma practica principios abiertamente opuestos de los que promueve en la que quiere destruir.
Religión, tal como su nombre lo indica, se refiere a aquella realidad (derivada del verbo latino religare) encargada de vincular todas las cosas que acontecen en una determinada comunidad con un principio superior y trascendente encargado de darles un sentido univoco con la finalidad expresa de que ésta no se disgregue en las partes que la componen. Los pueblos tradicionales, es decir aquellos pueblos más ligados a la verdad, tuvieron siempre en un primer plano a la religión y reputaron a todo lo demás como derivado o teniendo su sentido a partir de ésta. Por tal razón en todo momento siempre la religión estuvo vinculada con el Estado pues representaba una cosa inconcebible la vida social sin una instancia superior que le diese una forma.
Días pasados, en orden a tal sentido aquí explicado, el Estado de Israel, es decir aquella institución que agrupa a la colectividad judía del mundo y que se establece como punto de referencia de todo miembro de la misma aun viviendo en el exterior, reafirmó con claridad el carácter abiertamente confesional de tal Estado en el cual solamente pueden ser ciudadanos plenos del mismo los que son de religión judía pasando a revistar en cambio los que no lo son -y entre éstos especialmente los palestinos, habitantes originarios de tal región- en la categoría de huéspedes tolerados como tales.
Esta postura contrasta notoriamente con lo que sucede en cambio en el contexto de lo que no es judío en el cual por el contrario todo lo que signifique rechazo de los principios laicos, es decir de los que disocian la religión del orden social, es combatido con el vigor más absoluto llegando a reputárselo como algo oprobioso, discriminador, autoritario, fachista y toda la plétora de términos con los cuales se denuesta al que piensa diferente.
Este proceso es lento pero marcha a ritmo sostenido. Y se lo ve especialmente en los países católicos. En la Argentina por ejemplo luego de haberse establecido el laicismo en la educación, con el tiempo el Estado dejó de ser católico permitiéndose que el presidente fuese de cualquier religión o aun de ninguna. Más tarde y estando de obispo el actual papa Bergoglio, se aprobó el matrimonio gay y todas las innovaciones vinculadas a la ideología de género que tanto dan que hablar en nuestros días. Tal cosa también acaba de suceder en Irlanda el país más notoriamente católico de Europa en el cual hoy en día un hinduísta es primer ministro con el condimento de ser gay y de promover el no tener hijos. Y los ejemplos se podrían multiplicar.
Demás está decir que tal lucha incondicional en contra de la religión que no sea como en este caso la judía desvinculada a su vez del sentido trascendente de la misma * es lo que ha movilizado las distintas cruzadas en contra del Islam efectuadas todas ellas enarbolando abiertamente un cristianismo sionista. En este caso y por razones que serían largas de detallar la técnica empleada es mucho más contundente que con el catolicismo, y más aun cuando expresa abiertamente su intención de constituir un Estado vinculado estrechamente a su religión. Primero fue la destrucción del régimen talibán en Afganistán, luego el de Irak que si bien era laico estaba teniendo un giro hacia el Islam y finalmente en estos días la lucha insólita en contra del Estado Islámico contra el cual se han usado medios destructivos parecidos a los que se aplicaran en Japón también para destruir un Estado confesional, son todos ellos testimonios claros de que la doctrina de la doble verdad es lo que hoy impera.
Sólo Israel puede tener hoy en día un Estado religioso, es decir religado hacia un principio superior a la mera administración, al consumo, a la economía, al chat y a todas las imbecilidades que nos ha inventado el mundo moderno para estupidizar al hombre.
M.G.
* Queremos expresamente señalar aquí que cuando hablamos de judaísmo nos referimos a la fuerza hoy imperante en su seno que es la talmúdica sionista para la cual la Tierra Prometa no es el Cielo sino este espacio geográfico a conquistar y dominar. Una fuerza judía tradicional opuesta al Estado de Israel también existe pero en minoría y con la cual expresamos nuestra más plena solidaridad.
Bien sabemos que la doble verdad es una de las técnicas esenciales utilizadas en la guerra oculta que se lleva a cabo en contra del mundo tradicional. La misma consiste en hacer pasar como verdades cosas que no son tales pero con la aviesa finalidad de ser utilizadas por una fuerza enemiga para desarticular a una civilización contraria, la cual en cambio en el seno de la misma practica principios abiertamente opuestos de los que promueve en la que quiere destruir.
Religión, tal como su nombre lo indica, se refiere a aquella realidad (derivada del verbo latino religare) encargada de vincular todas las cosas que acontecen en una determinada comunidad con un principio superior y trascendente encargado de darles un sentido univoco con la finalidad expresa de que ésta no se disgregue en las partes que la componen. Los pueblos tradicionales, es decir aquellos pueblos más ligados a la verdad, tuvieron siempre en un primer plano a la religión y reputaron a todo lo demás como derivado o teniendo su sentido a partir de ésta. Por tal razón en todo momento siempre la religión estuvo vinculada con el Estado pues representaba una cosa inconcebible la vida social sin una instancia superior que le diese una forma.
Días pasados, en orden a tal sentido aquí explicado, el Estado de Israel, es decir aquella institución que agrupa a la colectividad judía del mundo y que se establece como punto de referencia de todo miembro de la misma aun viviendo en el exterior, reafirmó con claridad el carácter abiertamente confesional de tal Estado en el cual solamente pueden ser ciudadanos plenos del mismo los que son de religión judía pasando a revistar en cambio los que no lo son -y entre éstos especialmente los palestinos, habitantes originarios de tal región- en la categoría de huéspedes tolerados como tales.
Esta postura contrasta notoriamente con lo que sucede en cambio en el contexto de lo que no es judío en el cual por el contrario todo lo que signifique rechazo de los principios laicos, es decir de los que disocian la religión del orden social, es combatido con el vigor más absoluto llegando a reputárselo como algo oprobioso, discriminador, autoritario, fachista y toda la plétora de términos con los cuales se denuesta al que piensa diferente.
Este proceso es lento pero marcha a ritmo sostenido. Y se lo ve especialmente en los países católicos. En la Argentina por ejemplo luego de haberse establecido el laicismo en la educación, con el tiempo el Estado dejó de ser católico permitiéndose que el presidente fuese de cualquier religión o aun de ninguna. Más tarde y estando de obispo el actual papa Bergoglio, se aprobó el matrimonio gay y todas las innovaciones vinculadas a la ideología de género que tanto dan que hablar en nuestros días. Tal cosa también acaba de suceder en Irlanda el país más notoriamente católico de Europa en el cual hoy en día un hinduísta es primer ministro con el condimento de ser gay y de promover el no tener hijos. Y los ejemplos se podrían multiplicar.
Demás está decir que tal lucha incondicional en contra de la religión que no sea como en este caso la judía desvinculada a su vez del sentido trascendente de la misma * es lo que ha movilizado las distintas cruzadas en contra del Islam efectuadas todas ellas enarbolando abiertamente un cristianismo sionista. En este caso y por razones que serían largas de detallar la técnica empleada es mucho más contundente que con el catolicismo, y más aun cuando expresa abiertamente su intención de constituir un Estado vinculado estrechamente a su religión. Primero fue la destrucción del régimen talibán en Afganistán, luego el de Irak que si bien era laico estaba teniendo un giro hacia el Islam y finalmente en estos días la lucha insólita en contra del Estado Islámico contra el cual se han usado medios destructivos parecidos a los que se aplicaran en Japón también para destruir un Estado confesional, son todos ellos testimonios claros de que la doctrina de la doble verdad es lo que hoy impera.
Sólo Israel puede tener hoy en día un Estado religioso, es decir religado hacia un principio superior a la mera administración, al consumo, a la economía, al chat y a todas las imbecilidades que nos ha inventado el mundo moderno para estupidizar al hombre.
M.G.
* Queremos expresamente señalar aquí que cuando hablamos de judaísmo nos referimos a la fuerza hoy imperante en su seno que es la talmúdica sionista para la cual la Tierra Prometa no es el Cielo sino este espacio geográfico a conquistar y dominar. Una fuerza judía tradicional opuesta al Estado de Israel también existe pero en minoría y con la cual expresamos nuestra más plena solidaridad.
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