El copete de Del Mazo Maza no fue suficiente. Eruviel llegó de atrás y tuvieron que bajarlo. Foto: Cuartoscuro
El copete de Del Mazo Maza no fue suficiente. Tuvieron que bajarlo porque Eruviel llegó desde atrás. Foto: Cuartoscuro
Fue a principios de 2011. Eruviel Ávila Villegas se había reunido una o dos veces antes con esos mismos personajes que le llevaban un ofrecimiento. Los encuentros se daban en total discreción. Nadie, en teoría, debía saberlo.
Pero apareció un fotógrafo.
Uno de los dos personajes con Eruviel era del Partido Acción Nacional (PAN); el otro, del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Le ofrecían que él, Alcalde de Ecatepec, encabezara la “coalición perfecta” para el Estado de México. Una alianza contra el PRI. Pensaban en la “coalición perfecta” porque Eruviel, ese Gobernador que es hoy un desastre, podría jalar votos mientras que, como es sabido, PAN y PRD no se pisan en esa entidad: su presencia está distribuida de tal forma que las dos fuerzas opositoras no se pisan entre sí, sino en contados municipios.
Los dos líderes de PAN y PRD asumían que, de aceptar, Ávila Villegas detonaría una bomba dentro del proyecto del Grupo Atlacomulco, del que no era miembro. Una bomba cuya onda expansiva pondría a temblar los planes de Enrique Peña Nieto para la Presidencia.
Cuando se daban las conversaciones, la candidatura del Revolucionario Institucional (PRI) para Gobernador ya se había pactado. Pero no era oficial. Sería el Alcalde de Huixquilucan, Alfredo del Mazo Maza, de copete tan alzado que el de Enrique Peña Nieto palidecía: era –y es– un copete estilo Fernando Gutiérrez Barrios.
El fotógrafo, pues, apareció.
Los dos opositores se extrañaron y después se les hizo saber que era un fotógrafo “de casa”, es decir, que las fotos no verían la luz.
Las fotos no vieron la luz, en efecto. Pero llegaron a las manos correctas en el momento preciso. Llegaron a manos del Gobernador Peña.
***
–Es impresionante el despliegue, pero Aurelio Nuño no despega –me dice un amigo apasionado de la grilla–. Es la peor inversión de Peña Nieto.
Mi amigo observa, no participa en nada. Dice que la SEP no es la “papa caliente” que algunos piensan, sino una papa demasiado fría. Tan fría que, como escenario para ponerlo a competir, no sirvió de nada. Lo mejor del espectáculo se lo había llevado Emilio Chuayffet, dice. La venganza contra la CNTE y contra Elba Esther Gordillo la ejecutó aquél, agrega. El otro, Nuño, llegó de administrador, aunque se pasea por el país como si fuera Gandhi por la India.
–Además, Nuño es aburrido. Demasiado posado y demasiado pirruris. Y luego aparece en la prensa en mangas de camisa, en una escuela marginada, en baños de pueblo a la Humberto Moreira. Pero al menos el profe tenía chispa y bailaba chúntaro –agrega, con humor.
Otro amigo, este sí metido en la política, me dice que no hay que quitarle los ojos a José Antonio Meade.
–El PRIAN –me dice–. Si el proyecto PRI-PAN 2018 avanza, es él.
Mi amigo es del PAN.
Pero las encuestas ponen a Meade en la esquina inferior izquierda. No pinta entre la gente, aunque pinta en un amplio sector panista que lo ve como “un corruptor”. Es él, me dicen, quien acercó al PAN a Los Pinos. Es él quien negoció ciertas reformas con los senadores y diputados panistas, a favor del Gobierno federal. Es él una bisagra prianista, y muchos saben que en un momento determinado puede ser él quien lleve al PAN a su fusión completa con el sistema, después de dos presidencias, la de Vicente Fox y la de Felipe Calderón, que arrullaron a los corruptos: a los líderes sindicales del PRI, a los gobernadores del PRI, a los embajadores del PRI.
¿Existe una posibilidad de que el PRI rescate a Luis Videgaray? Hice una encuesta nada representativa –entre amigos de desayuno–. Cuatro coinciden (en realidad los únicos cuatro a los que les pregunté): A Videgaray no lo reviven ni con Pomada de la Campana. Las raspaduras son grietas abiertas en él.
Un quinto consultado sobre Videgaray, que entiende bien el sector empresarial, me comenta que no sólo son las raspaduras de la “casa Malinalco”.
El Secretario de Hacienda es, básicamente, “un fiasco de mediano plazo”, me dice.
–¿Fiasco de mediano plazo? –le digo.
–Sí –responde–. Porque todo lo que plantea, la supuesta recuperación económica y el efecto de las reformas, es a largo plazo. El corto plazo de México ya se chingó. Así que sólo queda el mediano plazo. Y allí también, Videgaray es un fiasco.
Me dice que además ha golpeado a la clase empresarial para doblegarla. Como si estuviera en el Estado de México, donde la sociedad civil (incluyendo los empresarios, que son sociedad civil) no tiene hacia dónde hacerse. La clase empresarial nacional sí tiene hacia dónde hacerse y ya la maltrató, una y otra vez. Madrazos con la Reforma Fiscal. Auditorías para los no alineados. Y, claro, como es el grupito: manos llenas de contratos para los amigos.
–¿De plano?
–De plano. Videgaray sería un balazo en un pie para el PRI, y un balazo para los empresarios –concluye ese amigo–. Demasiado desaseo, demasiada ambición, demasiado usar al gobierno como fuerza de choque.
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Reviso la carta completa. Le quedan al PRI, para 2018, los que no se mueven en la foto y dos más: Miguel Ángel Osorio Chong y Manlio Fabio Beltrones.
Del segundo, dudo. Le van a sacar expedientes hasta de su infancia. Siempre se ha dicho, desde que recuerdo, que la carrera de Beltrones está en manos del Gobierno de Estados Unidos. Que allá están los expedientes sobre sus supuestos vínculos con el narco, y que allá no se olvida. Él ha negado infinidad de veces cualquier relación con los malos; se ha peleado con la prensa estadounidense, y en años recientes ha amenazado –vía sus subordinados– a quienes replican aquella historia de The New York Times.
Mi impresión personal es que Manlio es impresentable. Dino, dino. Ya veo en los medios que todavía mantienen algo de crítica, si fuera candidato, las caricaturas de él. Veo a Manlio muy golpeado de antemano como para ser candidato. “Don Beltrone” es Don Beltrone, sin duda; pero no sería buen candidato.
Ahora bien, Osorio Chong.
Pongo una cifra: 54 mil 454. No, no son votos. Son los homicidios dolosos en tres años.
Dirán misa, pero la estrategia de seguridad del Presidente Peña Nieto es un fracaso. Y esa era la encomienda de Osorio Chong.
Sin embargo, aguas: el Secretario de Gobernación es el mejor armado para 2018 por el PRI. Al menos entre los anteriores mencionados. Las encuestas lo hacen ver bastante competitivo. Las encuestas que fallan siempre, vergonzosa(sospechosa)mente, pero que todo mundo ve. Es un operador más fino, Osorio Chong. Más delicado.
–Curiosamente, donde Videgaray pone de madrazos, Osorio Chong sana. Chécatelo y verás. La agenda de ambos es muy parecida. Muchos saben de eso. Osorio tiene la habilidad de irse reuniendo con los que salen madreados de la oficina de Videgaray –habla el amigo que observa, pero no participa en nada.
Otro amigo me dice que de la lista que voy construyendo a punta de chismes y comentarios, no debo olvidar a Miguel Ángel Mancera. “Es uno más en el gabinete de Peña; así lo sienten”, me dice.
Sí, bueno, eso es obvio, le digo. Luego le pregunto:
–¿Pero candidato de un PRIRD, versión “de izquierda” del PRIAN?
–Podría ser.
–En ese caso –le digo–, optarán por el otro del gabinete externo: Eruviel Ávila.
–El tapado –responde con ojos de moneda de a dólar.
–El tapado –le respondo.
Y nos quedamos pensativos.
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La estructura del PRI en Edomex piensa en grande. Desde hace 80 años. Foto: Cuartoscuro
La estructura del PRI en Edomex piensa en grande. Desde hace 80 años. Foto: Cuartoscuro
Las fotos de Eriviel Ávila, de aquellos encuentros con los enviados de PAN y PRD, llegaron a manos de Peña Nieto. Estaban allí el Alcalde mexiquense, Manuel Camacho Solís y Javier Corral Jurado.
Los dos últimos habían logrado una alianza importante en Oaxaca y Gabino Cué había ganado al PRI. Estaban de buena estrella y querían repetir la hazaña dándole un golpe a los planes del Grupo Atlacomulco.
Poco después de que las fotos llegaron a la persona correcta, se destruyeron las pancartas que ya había impresas –con dinero quién sabe de dónde– con el nombre de Alfredo del Mazo Maza.
El 26 de marzo de 2011, Eruviel dejó la Presidencia municipal de Ecatepec y al día siguiente se registró como candidato del PRI a la gubernatura.
Hábil Eruviel: enseñó la bomba mientras acariciaba el detonador, sin decir una palabra.
Hábil Peña: le quitó suavemente la granada de la mano y lo hizo candidato. Pero cedió al chantaje. Y el que cede una vez, cede dos.
Por estos días, me dicen, Eruviel acaricia el detonador de varias bombas. Y acaricia el detonador sin decir una palabra. Frío, frío. No sólo sabe todo sobre Peña, sino también sobre Luis Videgaray y de otros. Más que nadie en este país, me dicen, es el hombre que conoce a detalle toda la operación política (¿y económica?) de ambos. Y acaricia el detonador de varias bombas sin decir una palabra.
Eruviel es hoy lo que fue Peña Nieto para su tío, Arturo Montiel. Peña traía toda la información de su tío e hizo lo que hace un hijo de Atlacomulco: volverla humo. Pero Eruviel no es sobrino de ninguno de ellos. Y Eruviel no es tampoco hijo de Atlacomulco, ni trae el copete parado, ni nada.
Eruviel es Eruviel. Su carrera está hecha en los barrios de Ecatepec: a madrazo limpio. ¿Eruviel 2018? Sí, puede ser. No hay razón para que no sea, aunque en él se consolida todo lo que ha significado el PRI para México: dirige un gobierno manchado por las sospechas de corrupción (corazón del escándalo OHL, centro de operación de Grupo Higa, por ejemplo); su entidad se desangra y las cifras así lo dicen aunque han hecho hasta lo imposible por no transparentarlas. La extorsión, los feminicidios, las desapariciones y las ejecuciones son cosa de todos los días, mientras que encabeza el índice nacional de impunidad y la rendición-de-cuentas son tres palabras sin valor.
Eruviel es un Frankenstein con lo peor de todos los anteriores, en resumen.
Sí, Eruviel 2018 puede ser, si el PRI logra su gran cometido: dividir a la oposición a punta de ofrecimientos y manipulación y candidaturas light para dividir el voto y así alcanzar, con sus satélites como el Partido Verde, un 32, 36 por ciento de los votos.
En ese sentido, Eruviel puede ser como cualquiera, un candidato ganador en 2018. Pero no todos traen el detonador en la mano y saben cómo se usa.
El problema es que ya son varias bombas. Puede traer el detonador en las manos, pero ya no se salva por completo: una de esas puede hacerlo volar en mil pedazos.