Hasta 5.600 combatientes del Estado Islámico han regresado a casa
Los retornados serán un desafío para sus países de origen "durante años", advierte un centro de estudios
Noqueada en las que fueran las dos capitales de su califato, Mosul y Raqqa, la amenaza del Estado Islámico vuelve a casa. Al menos 5.600 personas de 33 nacionalidades, entre hombres, mujeres y niños, han retornado a sus países de origen en los últimos años, según un informe del centro de estudios antiterroristas The Soufan Center.
"Los estados no han encontrado aún el modo de abordar el problema de los retornados. La mayoría están encarcelados o han desparecido de la luz pública. Se necesita compartir más información e investigación para desarrollar estrategias que hagan frente a esta amenaza", subraya el informe de una institución que dirige Ali Soufan, un ex agente del FBI que se encargó de arrojar luz sobre los atentados del 11 de Septiembre de 2001 en Estados Unidos.
El listado, trazado a partir del estudio de diferentes fuentes nacionales e internacionales, está encabezado por Rusia -han vuelto 400 de los 3.417 yihadistas que viajaron a Siria e Irak-; Arabia Saudí -760 de 3.244 han enfilado el retorno-; Jordania -250 de 3.000- ; Túnez -800 de 2.926- y Francia -271 de 1910-. Los datos de España son mucho más escuetos. Según el estudio, de los 204 combatientes fichados que emigraron hasta el moribundo califato solo 30 han hecho el camino de vuelta. Unos 21 compatriotas han sido deportados desde Turquía y otros 325 incluidos en una lista de vigilancia. Unos 129 españoles seguían enrolados en las filas del IS en su cada vez más reducidos dominios, con su principal feudo instalado ahora en la porosa y recóndita frontera entre Siria e Irak.
Cinco motivos para retornar
Hasta 40.000 extranjeros alcanzaron ambos países para enrolarse en las filas del IS. Los datos recuperados de centros administrativos situados en cuarteles de la ciudad siria de Raqqa han logrado identificar a unos 19.000. El centro reconoce que el flujo de combatientes se estancó a finales de 2015 cuando el IS comenzó a acumular derrotas y los estados implementaron medidas para bloquear los viajes.
"A la cifra habría que sumar los números no publicados de otros países. Es un gran desafío para las entidades encargadas de velar por la seguridad y aplicar la ley", esboza el informe de 40 páginas remitido a este diario. Más allá de las diferentes razones para regresar, el estudio identifica hasta cinco categorías de retornados: "desde aquellos que fracasaron en su objetivo de integrarse dentro de la estructura del IS hasta los terroristas más extremos que han sido enviados a cualquier lugar del mundo para luchar por el califato".
"Independientemente de si han sido dirigidos o alentados por los retornados, la amenaza de ataques terroristas en los países de origen por parte de partidarios del IS que no viajaron hasta el frente será un riesgo real durante muchos años", desliza el informe. "Resulta inevitable pensar que algunos de los retornados seguirán comprometidos con la 'yihad' violenta", admite el texto tras alertar de, en plena desintegración del califato, los intentos de "mantener la marca viva" allende Siria e Irak. "Quienes regresaron podrían ser especialmente vulnerables al contacto con gente que formó parte de las redes de reclutamiento".
Entre las poblaciones retornadas, que han sobrevivido a los enfrentamientos, figuran menores y mujeres. "Es un problema singular porque los estados tratan de batalla para comprender cuál es la mejor manera de reintegrarlos. Mecanismos de apoyo social y salud mental serán especialmente relevantes en el caso de los menores, algunos de los que han sido adiestrados para usar armas y asesinar", sugiere el documento, que destaca como especialmente alarmante la generación nacida bajo el yugo del califato y entrenada para ser sus cachorros. En el caso español, el centro de estudios identifica a hasta 204 mujeres y menores que se hallan en los territorios controlados por la organización yihadista.
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