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La Junta Electoral Central (JEC) ha rechazado que pueda haber observadores internacionales que supervisen el desarrollo de las elecciones en Catalunya de hoy 21 de diciembre.

¿Cómo puede alguien no permitir la presencia de observadores internacionales en unos comicios democráticos, sin dejar una enorme sombra de sospecha sobre organismos como la Junta Electoral?

Se asume que, si el proceso es limpio, no debería existir ningún impedimento para que observadores imparciales den su opinión sobre la limpieza de unas elecciones.

A lo que no  van a poder oponerse es a la presencia de más de 21 mil interventores independentistas, que no sólo velarán por una jornada limpia sin presiones, sino que también participarán en un recuento paralelo.

La Junta Electoral, controlada por afines a los partidos españolistas, está siendo parte interesada en esta campaña llegando a límites esperpénticos, como el de prohibir los lazos de color amarillo.

Recordemos que este color, icono de las aspiraciones soberanistas de Catalunya, ya fue prohibido en el año 1705 por la autoridad borbónica durante la Guerra de Sucesión.

Recordemos igualmente que en este periodo sí que se han permitido manifestaciones neofascistas enfrente de la sede del partido independentista CUP.

Los partidos neofranquistas juegan con las cartas marcadas, pero estamos convencidos de que el pueblo catalán votará a quienes en verdad le representan, por lo que confiamos en que ninguna de las triquiñuelas, mentiras y manipulaciones típicas del régimen pepero y sus aliados, logre cambiar el resultado.

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