Un juicio de Nuremberg para el Estado Islámico y sus amigos
Una docena de naciones llenaron al Estado Islámico (EI) de armamentos, lo protegieron, algunos proporcionaron apoyo aéreo, otros canalizaron yihadistas desde los lejanos confines del Pacífico hacia los campos de batalla en Irak y Siria.
Medio trillón de dólares en petróleo, antigüedades, fábricas enteras, sin mencionar la cantidad interminable de esclavos enriquecieron a aquellos que están detrás del EI. La mayoría de los involucrados no son musulmanes. Muchos son americanos, las mismas corporaciones que se lucraron de la Guerra contra el Terror, apoyaron al EI también.
Todas las naciones miembros de la OTAN estaban involucradas, así como Israel, Arabia Saudita y los Estados del Golfo. Esta era una guerra de las corporaciones y los bancos, un emprendimiento comercial construido sobre las lecciones aprendidas después del 11-S.
La guerra es muy importante para los gobiernos, los políticos pueden ser comprados y vendidos como cualquier otro bien y todos tienen un precio. Detrás de todo esto, los medios de comunicación y sus queridos Assange y WikiLeaks, la Organización Murdoch, la BBC, complacen todos a los matones internacionales a una escala nunca antes vista. Empezamos.
A principios de 2014, me reuní con líderes sunitas iraquíes para discutir asuntos de seguridad. Los sunníes de Irak son una compleja interrelación de unidades tribales, complejos lazos familiares aún más difundidos por la tenue alianza con Saddam y su régimen baazista.
A medida que la ocupación estadounidense posterior al 11-S siguió avanzando, la minoría sunita de Irak, a la que pertenece la mayoría de la comunidad empresarial, miró cada vez más al sur hacia Arabia Saudita y los Emiratos Árabes buscando estabilidad. Muchos temían la influencia de Irán.
A pesar de las advertencias, esto llevó a muchos, incluidos los líderes militares, a intimar con el EI. La ayuda de los servicios de inteligencia saudí siempre estuvo presente allí también, promesas hechas pero que rara vez fueron mantenidas. Unos pocos meses después, muchos de los que conocí tenían sus cabezas bajo la guillotina, su "baile con el diablo" no rindió frutos.
De esta forma, de la noche a la mañana, el EI se encontró en control de la vasta ciudad de Mosul y miles de millones del hardware militar estadounidense estaban en las manos del grupo terrorista. Detrás de esto no sólo se encontraba la inteligencia saudita, sino también el Mossad, el servicio de inteligencia israelí que había establecido una gran sede en Mosul en 2003.
Allí jugaron a cristianos y musulmanes unos contra otros y comenzaron a bailar con Turquía, suministrando inteligencia a los turcos sobre el PKK kurdo, un grupo que Israel había ayudado a establecer hace algunos años. Esta es la realidad, nunca se reportó.
A medida que el monstruo del EI avanzaba, impulsado por yihadistas que se trasladaban mágicamente a través de aeropuertos de todo el mundo, según se rumorea con la ayuda de la firma de seguridad aeroportuaria israelí ICTS con fama del 11-S, todas las reglas de la guerra convencional fueron descartadas. El Estado Islámico, reputado un jugador no estatal, se convirtió en el hijastro de las fuerzas de seguridad de los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Israel, Turquía, India, Arabia Saudita, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos.
Eventualmente, incluso Serbia, Georgia, Ucrania y Rumania se unirían también, canalizando armas de la OTAN y del bloque oriental a través de Turquía, con la ayuda de organizaciones no gubernamentales como los Cascos Blancos y docenas de grupos falsos y de ayuda humanitaria.
¿Por qué nadie rinde cuentas del caos hecho por el Estado Islámico?
Desde el sur, miles de vehículos llegaron a Siria e Irak para el EI, camiones Toyota Hilux especialmente modificados y casi toda la producción de Land Cruisers. Todos pagados por los fondos reales saudíes y, según fuentes, mejorados y reforzados en Israel, sistemas de enfriamiento más grandes y suspensión más pesada. No se ha rastreado ningún número de placa, Toyota nunca se ha responsabilizado, no se les exigió rendir cuentas, nunca para todos los buques de contenedores de "técnicos" que trasladaron a Israel y luego a Jordania a través de Aqaba, y hasta la zona de guerra.
Del mismo modo, hasta que las fuerzas aeroespaciales rusas lo señalaron, el río de 12 mil camiones, pasando sobre todo a través de las regiones controladas kurdas, Erbil y Duhoc, en Turquía, la asociación invisible que financió al EI y las familias políticas de varias naciones, no vistas, no cuestionadas.
¿De dónde vienen 12 mil tanquetas? Es una respuesta fácil: vienen de EEUU, comprados por corredores, enviados del Puerto de Houston. La mayoría en este momento son restos quemados en Siria e Irak. Ni un número de serie comprobado nunca, nadie quiere saber que una vez atiborraron las carreteras interestatales de Norteamérica que transporta combustible para BP, Exxon y tantos otros.
Mencionamos antigüedades. La mayoría fue movida abiertamente a través de casas de subastas de Londres, París y Nueva York, mientras que los que supuestamente estaban investigando, según me dijo el ex ministro de Justicia de Siria, Najm Hamad al-Ahmad, bien podrían haber estado actuando como "trampas" de los ladrones de antigüedades.
Es hora de hablar de Turquía. Cuando Alepo "cayó" en manos del EI, no era el EI en absoluto. Era Turquía. Alepo era el corazón industrial de Siria y fue recogido por "chatarreros" de Turquía. Según el Ministerio de Justicia sirio, todas las principales instalaciones de manufactura en el norte de Siria fueron desmanteladas, máquinas, herramientas, inventario, incluso alambre de cobre y plomería, transportadas en camiones hacia Turquía y vendidas o reensambladas y devueltas a producción con el EI como socio comercial.
Los bienes y materiales involucrados durante años han estado fluyendo a la Unión Europea (UE).
Cómo explicamos a Raytheon Corporation, una de las mejores entidades supervisadas y controladas del sector militar de Estados Unidos, fabricante de sistemas de armas claves vitales para la defensa de Estados Unidos. Su producción de misiles TOW, un enorme sector de su rentabilidad empresarial, se ha estado moviendo directamente hacia las manos de terroristas por años. Damasco tiene un almacén de armas Raytheon capturadas, tomadas de Al-Qaeda y el EI. ¿Por qué nadie rinde cuentas?
La respuesta es obvia, un juicio. Hagamos que los que respaldaron al EI se hagan responsables. Esto incluye a los periodistas y sus reportes falsos de ataques de gas y atrocidades imaginarias cometidas por el gobierno de Damasco; también a todos los involucrados en el suministro al EI y Al-Qaeda de drones, teléfonos satelitales, inteligencia de señales y electrónica militar de alta calidad y muy restringida.
Todos se pueden rastrear fácilmente, desde la UE, desde Ucrania y Georgia, pero más desde Turquía, seguido por Arabia Saudita, Jordania y, por supuesto, Israel.
Hay 500 mil muertos y hasta 10 millones de refugiados. Tal vez algunos políticos, israelíes por supuesto, los reyes saudíes, los estadounidenses, todo un régimen turco, miles de traidores en Siria e Irak y corporaciones de todo el mundo deben hacerse responsables por estas muertes.
¿Qué es lo que deben? Reparaciones, por supuesto, cada yihadista de Indonesia y las Filipinas tenían que llegar a Siria de alguna manera. Cada gota de aceite, cada antigüedad, cada tonelada de alambre de cobre, cada esclavo, todo tiene que ser pagado, no sólo con dinero, sino con tiempo de prisión y tal vez también con unas cuantas ejecuciones, quizás a gran escala.
Gordon Duff, estadounidense, es un veterano Marine de combate de la Guerra de Vietnam que ha trabajado en torno a los asuntos de veteranos y prisioneros de guerra durante décadas, y ha sido consultor de varios gobiernos sobre cuestiones de seguridad. Es editor senior y presidente del consejo de Veterans Today. Este trabajo fue publicado originalmente en la revista digital New Eastern Outlook. La traducción para Misión Verdad fue realizada por María Luisa Salazar.
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