La ONU busca un alto el fuego para detener la última matanza en Siria
Rusia alega en el Consejo de Seguridad que no hay acuerdo para una tregua mientras prosiguen los bombardeos sobre Guta Oriental
Jerusalén
La comunidad internacional se muestra incapaz de detener la última barbarie en Siria. Más de 400 personas, una cuarta parte niños, han perdido la vida en lo que va de semana bajo los bombardeos del régimen contra el enclave rebelde de Guta Oriental, en las afueras de Damasco. El Consejo de Seguridad de la ONU se ha reunido este jueves para buscar un alto el fuego, de acuerdo de con una resolución presentada por Suecia y Kuwait para que cesen las hostilidades durante 30 días. Los países occidentales y árabes respaldan la propuesta en esta guerra que se acerca a su octavo año, pero Rusia, principal aliado del presidente Bachar el Asad y que cuenta con derecho de veto, ha alegado que no existe un acuerdo e impone condiciones para excluir de la tregua a los combatientes yihadistas. El esfuerzo diplomático prosigue, y el Consejo de Seguridad tiene prevista una votación sobre la resolución este viernes.
El secretario general de la ONU, António Guterres, había reclamado poner fin de forma inmediata al “infierno en la Tierra” en que se ha convertido la comarca de la periferia nororiental de la capital siria, donde 400.000 civiles permanecen asediados por las fuerzas gubernamentales desde 2013. Su enviado especial para Siria, Staffan de Mistura apelaba también a evitar la masacre. “Seremos juzgados por la historia”, advirtió.
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La canciller de Alemania, Angela Merkel, y la embajadora de EE UU ante Naciones Unidas, Nikki Haley, entre otras voces, se han sumado a la alerta internacional. “El régimen no está combatiendo a terroristas, sino a su propio pueblo”, advirtió Merkel, “con la muerte de niños y la destrucción de hospitales”. La Casa Blanca recordó además a Rusia y a sus aliados “sus obligaciones en las zonas de distensión, como Guta Oriental (según lo pactado entre ambos países en 2017), para suspender los ataques contra civiles”.
El embajador ruso ante la ONU, Vasily Nebenzia, aseguró que no se había producido un acuerdo entre los 15 miembros del Consejo de Seguridad, según informó France Presse. El diplomático cuestionó el “discurso catastrófico” reinante, que calificó de similar al ya utilizado por los países occidentales durante la batalla de Alepo en 2016, en la que el régimen sirio bombardeó durante seis meses los distritos rebeldes de la principal ciudad del norte de Siria.
Moscú ya había fijado una posición de rechazo a un alto el fuego sin condiciones a través de su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov. El jefe de la diplomacia rusa dijo en Belgrado que había propuesto recientemente a los insurgentes asediados en Guta Oriental un acuerdo para que evacuaran la región de forma segura, aunque la oferta fue rechazada, de acuerdo con la información de Reuters. Lavrov insistió en que el alto el fuego no debía amparar en ningún caso a los grupos yihadistas “que bombardean zonas residenciales de Damasco”. Entre las fuerzas insurrectas figuran combatientes vinculados al antiguo Frente Al Nusra, filial de Al Qaeda en Siria.
Los disparos de cohetes o de proyectiles de mortero de las fuerzas insurgente han causado la muerte de 16 personas en zonas bajo control gubernamental de Damasco desde el pasado domingo, según reconoce el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, ONG que cuenta con informadores sobre el terreno. En las localidades que se hallan en manos de los rebeldes, el Observatorio ha contabilizado durante el mismo periodo 403 muertos y más de 2.000 heridos. Médicos sin Fronteras informa de que 13 centros sanitarios de la zona sitiada se han visto afectados por los combates. El Comité Internacional de la Cruz Roja ha reclamado acceso inmediato a Guta Oriental, ya que carece de material médico incluso para atender los casos más urgentes.
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