No son sólo 3 embarazadas, han matado a 11 más para robar sus bebés, y activistas calculan más
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Especialistas consultados coinciden en que las mujeres más vulnerables al robo de bebés son las que se encuentran en pobreza o las que viven en zonas rurales o controladas por el crimen.
En México, además, el asesinato no se limita a mujeres embarazadas a las que se desprende de bebés en gestación, sino también a aquellas que con días de haber parido fueron privadas de la vida para arrebatarles a sus hijos. En México se han presentado al menos 11 casos como estos desde 2013.
“Es gente humilde o de escasos recursos, es un patrón que se ha venido repitiendo”, dice Guillermo Gutiérrez, presidente de la Fundación Nacional de Investigación de Niños Robados y Desaparecidos I.A.P, quien añade que parte del modus operandino varía “porque vemos que en un alto porcentaje, a las mamás ofrecen ropa, o juguetes para los bebés. Ese es el gancho para llevarse a estas señoras embarazadas”.
Ciudad de México, 7 de abril (SinEmbargo).– En 2014, Nadia Catalina, Nathaly y Luvineydi Yasmín estaban embarazadas cuando les abrieron el vientre y las mataron en Nayarit y Tamaulipas. Clara, Jazmín y Daniela fueron asesinadas por sus propias “amigas” en la Ciudad de México, Tijuana y Chihuahua. Isamar Chávez de la Rosa fue victimada por una prima lejana en Tamaulipas, y a Diana Jazmín la descuartizaron en Querétaro. Todas estas mujeres fueron asesinadas en diferente tiempo y estados del país, y con el mismo fin: robar a sus bebés.
El feminicidio en México generó una especial consternación en los últimos días ante los asesinatos de tres mujeres embarazadas en Tabasco, Veracruz y Tamaulipas. Todos se registraron en una semana, y en dos de los casos se les extrajo el producto. Sin embargo, no es la primera vez que este tipo de crímenes ocurren en el país.
“Lamentablemente esto ha ocurrido desde hace tiempo, pero los casos se quedaban sólo en la nota roja”, explica María Salgueiro, autora del Mapa de Feminicidio en México y quién ha documentado 11 casos donde matan a las madres para hurtar a los bebés desde 2013.
No sólo se trata de bebés que estaban en gestación sino de pequeños que tenían días o meses de haber nacido cuando sus madres fueron privadas de la vida para robarlos, afirma.
En ello coincide el presidente de la Fundación Nacional de Investigación de Niños Robados y Desaparecidos I.A.P, Guillermo Gutiérrez Romero, quien afirma que “lo que pasa es que antes no se le dio la cobertura que hoy se le da a estos casos”.
Juan Martín Pérez García, de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), agrega que “el gran punto de diferencia es el nivel visibilidad cercano; hay expresiones muy grotescas que le dan visibilidad, y se comienza a ver con más frecuencia en estos últimos tiempos, pero hay un robo más normalizado en todo el país del cual, por desgracia, no se tiene registro”.
Los especialistas coinciden en que las mujeres más vulnerables a estos delitos son las que se encuentran en pobreza o de zonas rurales o “en zonas en donde hay un control del crimen”.
“Sobre todo es gente humilde o de escasos recursos. Ese un patrón que se ha venido viendo a lo largo de estos años”, revela Guillermo Gutiérrez.
El caso más reciente difundido en la prensa es el de Reyna Alicia Martínez Martínez, de 22 años, quien desapareció en Oaxaca el pasado 2 de abril junto con su hija de 16 días de nacida.
Dos días después, encontraron su cadáver dentro de un tambo en la localidad de San Mateo Macuilxóchitl; hasta hoy, la pequeña sigue sin ser localizada y las autoridades no han dado a conocer las causas de la muerte de Reyna.
Y ESTO PASA EN TODO EL PAÍS
Nathaly Cartas de León, de 20 años, tenía ocho meses de embarazo y estaba desesperada por obtener un empleo o ayuda económica para juntar los 2 mil pesos con lo que cubriría los gastos de su parto en Reynosa, Tamaulipas. La joven publicó en Facebook su situación en aquel diciembre de 2014.
Rocío, una chica de 17 años, contactó a Nathaly, le prometió ayuda y la citó en el centro Comercial de Soriana. De Ahí, con engaños, la llevó a una casa que rentaba en la colonia Santa Fe de Reynosa, donde la golpeó y la apuñaló cinco veces en el cuello. Después tomó un cuchillo, le realizó un corte horizontal en el viente bajo para extraerle al bebé y posteriormente tiró el cuerpo de la madre en un llano.
El cadáver de Nathaly fue localizado el 19 de diciembre, el mismo día del asesinato. Rocío fue capturada horas después, pues llevó al bebé a un hospital, donde argumentó que era de ella y había dado a luz, según recogió la prensa local en esos días.
Luvineydi Yasmín Velázquez Thomas tenía 23 años y estaba embarazada. A la niña la bautizaría como Jenny. Fue asesinada en un domicilio en Tijuana, Baja California, el 30 de octubre de 2015.
“… Quería mucho ese nombre porque le gustaba la música de Jenny Rivera”, reportó el periódico Zeta cuando entrevistó la señora Sandra Tomas, mamá de la víctima.
El 2 de noviembre de 2015 detuvieron a Nancy Carrasco Pérez como la responsable del asesinato. La mujer de 34 años confesó que conoció a Luvineydi en el control prenatal. Ella perdió a su bebé y se hizo amiga de la víctima para robar al niño.
Nancy disimuló un embarazo hasta que consideró que ya era el momento de fingir su parto: llevó a Yasmín a su casa con engaños, en un cuarto para bebé la atacó por atrás y la ahorcó con la mascada que la joven llevaba en su cabello.
“La víctima perdió en conocimiento, después le torció el cuello hasta quebrárselo y asesinarla. Muerta la metió al baño, le abrió el vientre con un cuchillo y con los dedos rompió la placenta y sacó al bebé. Después llamó a su familia para que la llevaran al doctor porque según su versión había parido. Cuando sus parientes llegaron a la casa les impidió subir al segundo piso. Todos se fueron al hospital. En el nosocomio, la mujer no convenció al doctor de que era la madre del bebé porque no presentaba evidencias físicas de haber tenido un alumbramiento, le pidió la placenta y la familia fue a la casa a buscarla. De acuerdo a las declaraciones que obran ante el Ministerio Público, ahí fue donde la familia encontró el cadáver de Luvineydi Yasmín Velázquez y llamaron a la policía”, publicó en su momento Zeta.
Diana Jazmín Corona Durán, de 17 años de edad fue asesinada y descuartizada el 2 de noviembre de 2017 en San Juan del Río, Querétaro, estado que en su estadísticas insiste en reportar “cero” feminicidios.
El bebé de la jovencita desapareció desde entonces. Fue hasta el 8 de noviembre cuando una pareja llegó al Hospital con un pequeño que aseguraban era su hijo. Los agresores de Diana, uno de ellos la tía de la adolescente, fueron detenidos, de acuerdo a la información de medios de Querétaro.
En tanto que en el 2018, los casos más recientes son los de Jessica Gabriela, Alba Lizbeth y Jenny Judith Ceba Velazco estaban embarazadas. A dos las contactaron por Facebook. A las tres las apuñalaron en el vientre. Estaban embarazadas. Eran jóvenes que vivían en Tamaulipas, Veracruz y Tabasco, respectivamente.
Guillermo Gutiérrez afirma que pese al paso de los años los modos de operar para hurtar niños no han cambiado. “No varía porque vemos que en un alto porcentaje, a las mamás ofrecen ropa, o juguetes para los bebés. Ese es el gancho para llevarse a estas señoras embarazadas”, detalla.
Comenta que las mujeres son abordadas en hospitales, mayormente públicos, o en clínicas maternales. Otro modus operandi es poner droga en alguna bebida o golosina que ofrecen a las mamás para dormirlas.
“Hacen creer a la gente que se desmayó o algo, llega un auto, la suben, dicen: ‘es mi hermana o alguna familiar’. La suben al auto, y hasta la gente que está ahí ayuda, sin saber que están en la comisión de un delito muy grave porque van sobre el producto”, abunda Gutiérrez.
Gutiérrez Romero expone que en el caso de robo de niños en hospitales, público y privados, los criminales entran disfrazados de enfermeras o enfermeros o doctor, llegan con la mujer, le dicen que van a revisar al bebé, lo van a bañar y lo sacan.
“Es una manera también de robar, es algo que se ha presentado desde hace mucho años”, dice.
CLARA, NADIA, GUADALUPE…
Clara Mejía Negrete de 21 años fue localizada muerta el 22 de marzo de 2013 dentro de una vivienda en el poblado de San Pablo Oztotepec, Delegación Milpa Alta en la Ciudad de México.
La joven había parido 15 días antes. El infante estaba desaparecido y las autoridades emitieron una Alerta Amber. Cuatro meses después se dio a conocer que Rosa Irene de 38 años era la asesina, quien fue detenida junto con su pareja en Tamaulipas y el bebé fue recuperado.
La mujer fingió ser amiga de Clara para después quitarle al niño pues ella estaba “desesperada porque no podía tener hijos y temía que su pareja, 12 años más joven” la abandonara, según reportaron los medios locales.
A Nadia Catalina Arvizu Ávila, de 29 años, la mataron a golpes y con un cuchillo de cocina le extrajeron a su bebé. El 25 agosto de 2014 fue localizado su cuerpo en la colonia Paloma de Tepic, Nayarit.
María Guadalupe Muñoz Rodríguez, de 29 años, originaria de Zapopan, Jalisco, fue detenida ese mismo en los limites de Nayarit y Sinaloa. La mujer confesó, en un video, su crimen.
El 20 de abril de 2015 se dio a conocer que María Guadalupe fue sentencia a 50 años de prisión.
Juan Martín Pérez de Redim destaca que el robo es una violación a los derechos humanos, porque lo saca de la protección familiar o del Estado, “hablamos que su proyecto de vida queda roto y a expensas de los delitos y la voluntad de quien quedó con esos infantes”.
Gutiérrez Romero señal que se estiman 8 mil casos de robo de infantes desde hace cinco años a la fecha, de 2013 a la fecha.
La Fundación Nacional de Niños Robados, señala que de 2 mil 850 son pequeños sustraídos son de 0 a 4 años; alrededor de 300 de 5 a 9 años, y 2 mil 125 de 10 a 14 años.
Isamar Chávez de la Rosa de 23 años fue asesinada a golpes en la cabeza con un objeto pesado. Murió en el hospital de Valle Hermoso el 11 de febrero de 2016, Reynosa. Era madre de una niña de tres meses de edad, Sofía Itzayani Castillo Chávez, la quien desapareció.
De acuerdo con información documentada por medios locales, Isamar fue atacada por una pariente lejana, Ema Lilia Quintero Jaramillo, de 42 años de edad, quien fue detenido y confesó que ella y su hija prófuga, Xitlali Yelitza Leal Quintero, de 23 años, mataron a la mujer y robaron al bebé.
A Jazmín Estefani la mató y quemó una de sus amigas para robarle a su bebé, Estefani Valeria Alba Gopar de 11 meses.
Ambos desaparecieron el 17 de mayo del 2016 en Tijuana, y el cuerpo de Jazmín fue localizado sin vida y quemado 20 días después, en tanto que de la niña no se supo nada hasta meses después.
El 25 de febrero de 2017 detuvieron a Melissa, quien era amiga de Jazmín, pues la investigación arrojó que mujer mató a su amiga para engañar a su ex pareja de que tenía un hijo a fin de volver con él.
El 10 de junio de 2016, Daniela Guadalupe Castañeda Mercado, de 23 años, también fue asesinada por una amiga para sustraer a su bebé, de 4 días de nacido en Chihuahua.
La joven duró dos días desaparecida. Su cuerpo fue localizado el 12 de junio en la orilla de la prepa El Carizo.
Las autoridades localizaron y detuvieron a una mujer de nombre Alejandra y al bebé de Daniela en la misma población. Alejandra B.A. fingió embarazo y dar a luz. Robó al bebé porque estaba obsesionada con tener un hijo, informaron las autoridades en ese momento.
Juan Martín Pérez sostiene que el robo de niños coloca a los pequeños en un abanico muy amplio como víctimas de delitos que incluyen desde adopciones irregulares, trata de personas con fines de explotación laboral y sexual.
El representante de la Red por los Derechos de la Infancia en México explicó que de cada 10 niños de 0 a cuatro años de edad robados, seis son varones. En este rango de edad, la mayoría son con fines de adopciones ilegales, comenta el experto.
En el caso de los menores de 15 a 17 años que son sustraídos, ocho de cada 10 son mujeres. En esos casos, se estima que los delitos para los que las hurtan es para la trata con fines sexuales.
En el caso de los varones de 12 a 17 años, “la gran mayoría son víctimas de exploración laboral de grupos criminales, cosecha o recordación de droga”.
El especialista indica que el robo de niños para el tráfico de órganos es muy difícil porque para estos fines se requiere de equipo alto costoso, de especialistas, porque no cualquier cirujano puede extraer un órganos y tener un lugar de resguardo sofisticado.
Gutiérrez Romero indicó que los bebés también pueden ser entregados a grupos criminales y éstos los venden.
“El costo puede variar. Hay criminales que ofrecen estos niños a algún otro grupo delincuencial que ya tiene contactos con los que realiza la compra-venta; hay otros más sofisticados en donde pueden sacar a los bebés del país. Pero también hay mexicanos y mexicanas que pueden hacer una adopción ilegal. Las cantidades fluctúan, puede ser desde 30 mil pesos hasta los miles de dólares”, explica.
“Esto nos habla de una sofisticación de crimen que por ahora no hay evidencia de que ocurra en México”, agrega.
Guillermo Gutiérrez y Juan Martín Pérez coincidieron que en cuanto a la extracción de bebés o niños de días de nacidos se presenta principalmente para casos practicas “mágico religioso”, es decir ritos satánicos.
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