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domingo, 30 de septiembre de 2018

Pornocracia estadunidense: de Stormy Daniels al juez Kavanaugh
Alfredo Jalife-Rahme
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▲ El juez Brett Kavanaugh se victimizó e imputó al clan de los Clinton de montar una campaña de desprestigio.Foto Xinhua
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arafraseando a Clausewitz, la pornocracia de Estados Umidos es la continuación de la política por medios sicalípticos.La guerra civil en EU se manifiesta ahora en salvajes escándalos sexuales donde salen afectados sus dos partidos, Demócrata y Republicano: desde Harvey Weinstein (https://bit.ly/2xKv8va), pasando por la vida disoluta de Trump, hasta las acusaciones de acoso sexual contra el juez Brett Kavanaugh de hace 36 años cuando era estudiante a sus 16 años de edad.
Más que la dúctil confirmación del juez ultraconservador Neil Gorsuch, nominado por Trump, llama la atención la ferocidad del Partido Demócrata que usa todos los inmundos medios a su alcance para torpedear la llegada del juez Brett Kavanaugh a la Suprema Corte.
El clan de los Clinton, que cuenta con enorme influencia con los demócratas del Senado, se cobra una venganza de 20 años atrás con el ya mancillado juez Kavanaugh .
El sulfuroso escándalo sexual de Bill Clinton del hediondo vestido azul de la becaria Mónica Lewinsky, que estuvo a punto de defenestrarlo, tuvo como uno de los principales actores judiciales, tras bambalinas, nada menos que a Brett Kavanaugh quien redactó la acusación del fiscal especial Kenneth Starr.
NYT arguye que al haber aceptado el retardo de la nominación del juez Kavanaugh en el corto plazo, el presidente Trump y los republicanos del Senado operan dos apuestas en el largo plazo (https://nyti.ms/2NQYkuF): asegurar una mayoría conservadora en la Suprema Corte y tener mejores oportunidades para conservar el control del Senado el 6 de noviembre.
Los estrategas republicanos dan por descontado que la confirmación del juez Kavanaugh provocará una reacción del voto femenino e independiente en las competidas elecciones de la Cámara de Representantes donde, al corte de caja de hoy, lleva ventaja el Partido Demócrata en las encuestas.
El juez Brett Kavanaugh se victimizó e imputó al clan de los Clinton de montar, 36 años más tarde, una campaña de desprestigio y linchamiento.
Los estrategas del Partido Republicano arremeten contra la izquierda radical del Partido Demócrata y su caterva (sic) liberal en colusión con los multimedia.
La actriz pornográfica Stormy Daniels ofrece su versión erótica de su affaire en su explosivo libro Plena Revelación” (https://amzn.to/2xISVvq) donde humilla la virilidad del presidente Trump.
Más allá de su descripción urológica del presidente, Stormy Daniels alega el carácter pueril y la inseguridad de Trump.
El implacable abogado italo-estadunidense Michael Aventtis –nada casualmente del Partido Demócrata del que pudiera ser candidato a la presidencia en 2020– agita paroxísticamente los alegatos sexuales contra Trump y Brett Kavanaugh.
Quizá lo más relevante sea que Trump le confesó a Stormy Daniels que no quería ser presidente, lo cual es más que dudoso cuando hoy busca como fiera herida su relección.
The Washington Post analiza cómo #MeToo –movimiento viralizado en las redes sociales por el acoso sexual del cineasta israelí-estadunidense Harvey Weinstein, gran aliado de los Clinton– ha transformado la estructura de poder en la capital de EU (https://wapo.st/2xO5Vjw).
La comediante Chelsea Handler fustiga que “la violación sexual es correcta para todos (sic) los blancos (sic) del Partido Republicano con el fin de tener sometidas a las minorías y a las mujeres (https://bit.ly/2y3LRcm)”, mientras que la jerarquía del Partido Republicano desecha el circo que han montado los demócratas, comparable a la era de McCarthy (https://bit.ly/2R5amOZ).
En vísperas del 6 de noviembre se ha desatado una guerra civil de los sexos: las mujeres volcadas con el Partido Demócrata y los machos blancos con el Partido Republicano –sin contar la condena sexual del actor afroestadunidense Bill Cosby con 60 denuncias de mujeres a cuestas (https://usat.ly/2FoRaV8), escamoteadas por los demócratas.
La degradación de la pornocracia de EU derrapa en una dicotomía atroz: el Partido Demócrata pintado como andrófobo y el Partido Republicano como misógino.
Lo peor sería creer que los acusadores de hoy, acusados ayer, son menos pecaminosos 20 años después.

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