Además de las graves consecuencias que provoca el conflicto armado, la sequía ha causado que más de 200 mil personas abandonaran sus hogares porque no tenían que comer. La Organización de las Naciones Unidas alertó que la sequía es la más grave que se ha visto en una generación.

Además del conflicto armado, la grave sequía ponen en riesgo a la población afgana. En la foto, guardias vigilan la entrada de un templo en Kabul, Afganistán. Foto: AP
Ginebra, 23 de noviembre (EFE).— Unas 3.6 millones de personas están al borde de la hambruna en Afganistán, una situación que no es únicamente consecuencia del conflicto armado que sufre el país, sino de la peor sequía que se ha visto en más de una generación, advirtió hoy la ONU.
“No solo estamos ante una situación de pobreza abyecta y de conflicto, sino también frente a una gran sequía”, dijo en una rueda de prensa el coordinador de la ONU para la asistencia humanitaria a Afganistán, Toby Lanzer.
La sequía ha obligado a más gente a desplazarse en los últimos meses que la guerra, con una estimación de 250 mil personas que han abandonado sus hogares porque no tenían que comer.
Lanzer consideró poco probable que esa cifra aumente mucho simplemente porque el invierno se aproxima y la gente no tiene donde alojarse, un problema que ya sufre una gran parte de los que ya se han desplazado.
“Para las comunidades que se queden en sus lugares, lo que intentaremos este mes y en diciembre es hacerles llegar tantas semillas, herramientas y asistencia alimentaria como podamos, particularmente en el norte y oeste del país, para que la gente pueda atravesar el invierno y plantar”, explicó.
La ONU celebrará la próxima semana en Ginebra una conferencia ministerial que pretende mostrar solidaridad con el pueblo afgano y ofrecer apoyo a los esfuerzos de reforma y desarrollo del gobierno.
A la cita acudirá el Presidente afgano Ashraf Ghani, con una parte de su gabinete ministerial.
Lanzer recordó que aunque Afganistán está fuera de los radares mediáticos cuando no se trata de atentados, este país tiene más víctimas por el conflicto que Yemen y la inseguridad alimentaria es más aguda que en Sudán del Sur, dos países que sufren igualmente guerras acopladas a situaciones de hambre.
Lanzer señaló que pese a la crisis humanitaria y al pico de violencia que se observa, y aunque pueda sonar paradójico, “hay mejores oportunidades de paz para Afganistán actualmente de lo que hubo en muchos años.
Explicó que esa esperanza se funda en el anuncio que hizo el Gobierno afgano el pasado febrero sobre su voluntad de entablar conversaciones de paz sin precondiciones.
Los talibanes han confirmado que enviaron la semana pasada una delegación a Catar para reunirse con representantes de Estados Unidos y tratar sobre una salida negociada al conflicto.
“Por ello, no se trata sólo de acompañar a un pueblo que está sufriendo enormemente, sino a un pueblo que tiene la posibilidad de estar en un mejor situación en un futuro no muy lejano”, comentó.
La ONU ha cubierto este año las necesidades básicas de 2.1 millones de afganos, pero su meta es llegar a 2.5 millones a mediados de diciembre.