Aguilar Camín no se equivoca: López Obrador es pendejo y petulante
¿Hernán Gómez violó la ley al difundir una conversación privada de exalumnos del Colegio Patria, en donde Héctor Aguilar Camín dio su opinión sobre el gobierno de López Obrador y su destino? Lo más probable es que Gómez sí haya cometido un ilícito, incluso si alguno de los participantes le hubiera dado permiso para usar el video, ya que, para difundir una conversación de varios, se requiere la autorización de todos los participantes.
Por lo demás, al acusar en público a Aguilar Camín de algo que el historiador dijo en privado, la actuación de Gómez Bruera fue perversa y patética. El aroma soviético de la delación del crítico del régimen, para que reciba represalias, sólo confirma el carácter antidemocrático de los personeros de la 4T, que actúan como vulgares mitoteros, con cargo al presupuesto.
No obstante, lo más relevante del caso no es que Hernán Gómez cobre como chismoso linchador del gobierno o que alguien de los integrantes de esa charla pudiera haber violado los derechos de los otros participantes en esa conversación, sino la sorpresa fingida, digna de las redondillas de Juana Inés, de un régimen de izquierda que puso el coco del insulto a la autoridad y ahora se asusta con él.
Si algo demostró el obradorismo en 18 años de campaña, es que la ofensa es la lingua franca del ahora llamado humanismo progresista. Esa narrativa continuó con el lopismo hecho gobierno, que tilda de adversarios, deshonestos, corruptos y otras lindezas a cualquiera de los críticos de la 4T. Entonces, en estricta congruencia, un régimen que, en público, llama a sus opositores corruptos, chayoteros y cosas peores, no puede dolerse de que un intelectual diga, en privado, que López es un pendejo petulante.
No obstante, creo que hay que resaltar algo que es muy importante: ¿Aguilar Camín mintió? No. Si algo tiene el López presidente es una coincidencia exacta con los dos caracteres que resaltó el escritor en su charla de amigos. Los pendejos son tontos que causan daño a los demás con su conducta, usualmente por ignorantes, necios o descuidados. Los petulantes son los que presumen de forma inútil y exagerada. Dislates como el de confundir a la esposa de Juárez con la de Porfirio Díaz o equiparar a “los científicos” del Porfiriato con las actuales personas de ciencia, evidencian que López tiene la necesidad enferma de ostentarse como lo que no es. Quiere pasar como Alfonso el Sabio y no llega a ser el burro de oro (porque hasta al PIB hundió).
La tendencia de López a las ocurrencias necias lo hace tonto y su comportamiento público lo vuelve inserviblemente presuntuoso. En año y medio de régimen, no hay un indicador relevante de mejora, todo lo promovido por la 4T se reduce a espejos y humo (o a pésimas acciones de gobierno). Esa pendejez petulante lleva a una percepción distorsionada de la realidad, delirante… o a la mitomanía: se necesita mucho cinismo (o locura) para decir “tan bien que íbamos antes de la pandemia”, cuando no hubo crecimiento económico, la inseguridad aumenta y la confianza en el país sigue cayendo.
Si al líder no se le puede criticar en privado, porque los agentes del Estado procederán a la condena social, este país se ha vuelto una caricatura orwelliana: como la descrita en 1984, pero en chafa.
Por tanto, estuvo mal que Hernán Gómez difundiera conversaciones privadas y peor estuvo que incitara al linchamiento por el contenido de éstas. ¿Aguilar Camín debería demandar a Gómez Bruera y a La Octava? Sin duda: si los medios afines a la 4T no se saben autorregular, ya es tiempo de que los tribunales los corrijan.
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