AL TIEMPO
Si no es porque retrata la peor cara del autoritarismo, la “mano negra” de López Obrador, en Jalisco, resultaría de risa loca.
¿Por qué?
Porque gracias a su pulsión vengativa, el presidente mexicano traicionó a todos los presidenciables de su gobierno y de su partido, al colocar a Enrique Alfaro, el gobernador de Jalisco, como víctima del poder abusivo, vengativo, autoritario y depredador.
¿Y eso qué significa?
Casi nada, que AMLO “bautizó” –con su venganza y su montaje persecutorio en Jalisco, la candidatura presidencial de Enrique Alfaro.
Sí, el gobernador de Jalisco es el político a vencer y, por tanto, la némesis de AMLO.
Hoy Alfaro es la cabeza de los gobiernos estatales que confrontan el poder presidencial; Alfaro es el catalizador del enojo social contra el peor presidente de la historia y es, por elemental promoción de AMLO, el aspirante presidencial puntero, para el 2024.
¿A poco no es de risa loca?
En efecto, sería de risa loca, si no es porque resulta descomunal el costo que pagan y pagarán Jalisco, su gobernador y su partido –Movimiento Ciudadano–, pero sobre todo los ciudadanos de esa entidad.
¿Y qué es lo que pagan?
Pagarán el costo de la desestabilización, el costo del recorte y/o la retención presupuestal, el costo de la violencia y la inseguridad y, sobre todo, el costo de la venganza desde lo más alto del poder.
Y es que –como saben–, toda venganza política, pero sobre todo, toda venganza presidencial, suele repercutir en los ciudadanos, antes que en los actores políticos a los que busca dañar.
Reza la máxima de la política: “daña a los ciudadanos que, lo demás, vendrá por añadidura”.
¿Lo dudan?
Basta saber que a una instrucción del “monarca absoluto” en que se ha convertido López Obrador, el gobierno de Jalisco podría dejar de recibir las partidas presupuestales, lo que se traduciría en una disminución de la calidad de los servicios que presta el gobierno estatal.
A una instrucción presidencial, los criminales aliados del gobierno de AMLO –Jalisco Nueva Generación y Cártel de El Chapo–, podrían convertir a Jalisco en un infierno de violencia y crimen.
Y es que la violencia “ceceachera” que vimos en Jalisco y en Ciudad de México, no son más que mensajes ejemplares.
La verdadera violencia la ejercen los profesionales de la violencia, los cárteles criminales aliados del gobierno federal.
Y si, podrán decir misa, pero para nadie es nuevo que las bandas criminales, que los cárteles de la droga, están al servicio del gobierno de AMLO.
Y si López Obrador lo ordena, esas bandas criminales convertirán a Jalisco en una sucursal del infierno.
Ese es el costo que pagarían Jalisco, su gobierno y su gobernador, sin contar con un ingrediente adicional; que el asedio desde Palacio Nacional contra el estado de Jalisco, repercutirá de manera directa en el control de la pandemia de Covid-19.
Por eso se deben denunciar, por todos los frentes posibles, las trapacerías del gobierno de AMLO en Jalisco, contra el gobernador Alfaro, contra lo ciudadanos de Jalisco y contra los efectos negativos de ese montaje en una de las entidades de mayor voto potencial.
¿Mayor voto potencial?
Si, no es casual que la maquinaria de Morena y del presidente López se muevan contra Jalisco.
¿Y por qué no es casual?
Porque luego de Ciudad de México y del estado de México, Jalisco tiene el mayor número de electores. Y López va por los votos…
Lo demás, los pobres, la democracia, el bienestar… le valen madre al presidente Obrador.
¿Lo dudan?
Se los dije.