Los tamemes, cargadores prehispánicos que siguen existiendo hoy en día
Los cargadores de nuestros mercados y tianguis tienen por ancestros a los tamemes, los cargadores de élite de la época prehispánica.
Tameme es una palabra que proviene del náhuatl “tlamama”, cuyo significado es cargar. Debido a ello, en México esta palabra se utiliza coloquialmente para referirse a los cargadores. De acuerdo con lo cronistas, en la época prehispánica los tamemes eran los encargados de transportar personas, mercancías, etcétera.
Durante la época colonial, cuando la mayoría de los indígenas se convirtieron en vasallos de los españoles, la palabra “tameme” adquirió una connotación negativa. Por ello, actualmente un tameme posee como significado una persona subordinada o de la servidumbre, generalmente de origen indígena.
Debido a que en la época prehispánica no existían animales de carga, los humanos fueron entrenados para realizar la labor de transporte. De acuerdo con Miguel Leon Portilla, el tameme era entrenado desde pequeño para realizar el trabajo de carga. Proveniente de la clase de los macehuales, el tateme cargaba hasta 23 kilos y hacía un recorrido diario de aproximadamente 25 kilómetros, luego de lo cual era relevado.
Durante la colonización, los tamemes siguieron siendo empleados, ya que aunque llegaron los primeros animales de carga, no existían caminos. En la pirámide social, los cargadores eran considerados parte del estrato más bajo. El tameme también solía prestar sus servicios en los tianguis, donde eran contratados para transportar las compras que ahí se hacían. Sin embargo, los tamemes más importantes eran los que hacían expediciones para llevar las mercancías de los señores mexicas.
El viaje de los tamemes
Cada que se realizaba una expedición importante, se calculaba el número de tamemes que se utilizarían, así como las posibles bajas. En ocasiones la expedición comercial tardaba años, por lo cual, cada que llegaban a un lugar de descanso recibían atenciones especiales para que se recuperaran. Una vez que regresaban a su base de origen, los cargadores de élite se dedicaban exclusivamente a descansar; no trabajaban en los tianguis ni se mezclaban con cargadores del vulgo. Actualmente los tamemes siguen trabajando en zonas remotas de México, así como en los mercados y tianguis.
La principal herramienta de los tamemes era el mecapal, una banda hecha de cuero y mecate ixtle. La banda protege la cabeza y el cuello y sirve para sostener la carga, distribuyéndola por los músculos del tameme. Por otra parte, el mecapal poseía una importante carga simbólica y estaba vinculado al sacerdocio. Esto último se debía a su relación con las divinidades del comercio, a la concepción sagrada de las matemáticas y a las prácticas adivinatorias.
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