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lunes, 29 de abril de 2024

Sionismo: Robo, sangre y destrucción

 

Publicada: domingo, 28 de abril de 2024 21:07

Israel comete nuevas y más atroces acciones contra Palestina y su pueblo, y viola los derechos de los hombres y mujeres palestinos.

El régimen israelí, día a día, comete nuevas y más atroces acciones contra Palestina y su pueblo, comprobando, que en materia de violar los derechos de los hombres y mujeres que habitan esta tierra, de infringir el derecho internacional y en ello ser apoyado por países cómplices de la ocupación y colonización, es una entidad que se supera, cínicamente, en forma permanente. Una conducta superlativa, en materia de romper todas las cifras que pueda exhibir una entidad criminal, ya sea en número de asesinatos, heridos, destrucción de viviendas, escuelas, hospitales, infraestructura básica. Nada escapa a la perversidad manifiesta de una entidad que además en forma evidente ha consolidado su impronta infanticida.

Como no denominar infanticida al nacionalsionismo israelí si sólo en los últimos 202 días ha asesinado a 35 mil palestinos, entre ellos 15 mil niños, 9 mujeres demostrando el objetivo de establecer un plan de solución final, al estilo de la Conferencia nazi de Wannsee (1) de enero del año 1942, que estableció los planes del Tercer Reich ante lo que denominaba la “cuestión judía en Europa”. Hoy, el nazismo se denomina Israel, es el nacionalsionismo en toda su magnitud. Wannsee se escenifica hoy en Tel Aviv, en Washington, en las oficinas de la OTAN en Bruselas. Es el exterminio globalizado en materia de decisiones de un occidente liderado por Washington y a cuyo servicio se encuentra el nuevo patio trasero de Estados unidos, como es Europa y a cuyo servicio se encuentran países satélites, que sirven de testaferro como es el caso de Arabia saudí, Jordania, Marruecos, Emiratos árabes Unidos, Bahréin, entre otros.

  

     Solución Final Nacionalsocialismo                         Solución Final Nacionalsionismo

 

En general, la narrativa sionista pretende mostrar al régimen israelí como una entidad avanzada tecnológicamente, con grandes proyecciones en el ámbito del comercio internacional, abierto a “normalizar” sus relaciones, fundamentalmente con monarquías y gobiernos árabes serviles a occidente, una sociedad que la prensa hegemónica suele calificar como la “mayor democracia de Asia occidental”. Todo un marco de lavado de imagen absolutamente falsario, a menos que exista un reconocimiento, para aquel que se destaca en ocupar, colonizar, asesinar y generar un sistema de apartheid en Palestina. Una realidad que genera la necesidad de derrotar a quien hace de la muerte de otros seres humanos su forma de concretar una identidad nacida en oscuras maniobras entre las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial. Países sometidos a una especie de “crisis de conciencia” frente a los crímenes cometidos por el nacionalsocialismo en los años de esa guerra. Lo sintomático es, que el sentimiento de culpabilidad sólo favoreció a las víctimas judías, pero no a millones de soviéticos, gitanos, presos políticos alemanes, deficientes mentales entre otros. Una realidad que muestra la habilidad del lobby sionista en masificar su “esclarecimiento” su Hasbará que ha inundado al mundo con sus historias y mitos históricos y religiosos.

Esa narrativa de lavado de imagen, pero además de consolidar una visión de aquellos que sufrieron la persecución como “víctimas crónicas” comienza a inundar a nuestras sociedades occidentales a partir de lo que el intelectual estadounidense de padres de creencia judía, Norman Finkelstein denomina “La Industria del Holocausto” (2) cuyos efectos los ha tenido que pagar el pueblo palestino convertido hoy en la víctima del que antaño era visualizado así y que hoy deviene victimario. “Finkelstein descubre la doble extorsión a la que los grupos de presión judíos han sometido a Suiza y Alemania y a los legítimos reclamantes judíos del Holocausto y denuncia que los fondos de indemnización no han sido utilizados en su mayor parte para ayudar a los supervivientes del Holocausto, sino para mantener en funcionamiento la industria del Holocausto” (3)

La ocupación de Palestina, la alianza tejida entre el imperialismo estadounidense, el sionismo israelí y el wahabismo saudí ha marcado parte importante de un contencioso, que signa el desarrollo de los acontecimientos en el Levante Mediterráneo y por extensión Asia Occidental. Sobre todo, con un sionismo que se destaca en su papel de entidad perversa, criminal, que desde su entrada en Palestina desde fines del Siglo XIX sirvió en primera instancia de punta de lanza del imperialismo británico a inicios del siglo XX y del imperialismo estadounidense desde fines de la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad. Ello, con un papel añadido: centrar sus ataques contra la comunidad del islam y generar procesos de desestabilización de países como El Líbano, Irak, Yemen, como también contra la República Islámica de Irán.

La instalación del régimen sionista en Palestina ha significado, por ejemplo, el mismo año de su nacimiento, la expulsión de 700 mil palestinos de sus tierras históricas en lo que se conoce como la Nakba – catástrofe en árabe – acompañada de la destrucción de aldeas, pueblos y ciudades palestinas en un proceso de limpieza étnica, que ha continuado hasta el día de hoy. Todo ello con la acción continua de tres delitos mayores en el plano del derecho internacional y que no prescriben: crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y genocidio equiparables en su gravedad y que han sido establecidos en el llamado Estatuto de Roma de la Corte penal Internacional. En Palestina, cualquier tribunal internacional que investigara la conducta de Israel en estos 76 años encontraría abundantes pruebas de los dos primeros delitos y argumentos más que suficientes para sostener el tercero de ellos, como ha sido concretado por naciones como Sudáfrica.

Efectivamente, Sudáfrica, país del sur del continente africano presentó, en enero de este año 2024 – a tres meses de un nuevo proceso de exterminio sionista iniciado el 7 de octubre del 2023 - una acusación que fue seguida por numerosas naciones. Sudáfrica acusó a Israel “de un patrón de conducta genocida”: En su alegato, el equipo jurídico sudafricano declaró ante la CIJ que Israel había demostrado un “patrón de conducta genocida" desde que lanzó su operación militar a gran escala contra la Franja de Gaza “Esta matanza no es otra cosa que la destrucción de la vida palestina. Se inflige deliberadamente, no se perdona a nadie, ni siquiera a los recién nacidos” (4)

Con su conducta violatoria del derecho internacional, los regímenes israelíes han convertido en letra muerta, cada negociación que se ha llevado  a cabo, destacando en ello cada uno de los puntos de los denominados Acuerdos de Oslo, prueba irrefutable que Israel jamás estuvo dispuesta a cumplir sus compromisos internacionales y prueba, igualmente, que la autodenominada “mayor democracia de Asia Occidental” es simplemente una entidad falsaria, que basa ese mito en el trabajo multimillonario de su estrategia de Hasbará, destinada a higienizar una sociedad mayoritariamente amoral, violenta y desquiciada.

Objetivo: la eliminación del sionismo

Suelo afirmar en los artículos que escribo sobre palestina que después de cada acción militar, saldada con innumerables muertos palestinos: niños, mujeres, hombres, e estos últimos meses esos asesinatos superan los 35 mil palestinos. Destrucción de su escasa infraestructura, incluyendo hospitales, escuelas, carreteras, caminos, cultivos. Miles de heridos, encarcelados, bloqueos, castigos colectivos, corte de agua y energía. El uso del hambre como instrumento de guerra. Tras cada acción calificada abrumadoramente como criminal, algún personaje de cierta relevancia suele decir “¡Necesitamos reactivar el proceso de paz entre Palestina e Israel ¡” y con ello cree haber descubierto la rueda o algún proceso político de nueva hornada, que traerá la paz a Palestina, desconociendo la conducta llevada a cabo por el nacionalsionismo, en forma crónica desde su nacimiento.

¿A qué proceso de paz o negociación nos referimos cuando salta a la palestra este llamado? Ninguno. No existe tal desarrollo de conversaciones, no existe tal posibilidad de paz, pues todo murió desde el momento que se firmaron los Acuerdos de Oslo, cuyo incumplimiento consolidó la sospecha que la autodeterminación del pueblo palestino era sólo una charada, un anzuelo para pescar incautos. Un señuelo destinado a ganar tiempo, para que el sionismo comenzara a concretar su obra exterminadora con objetivos evidentes: Servir como punta de lanza de los intereses globales del imperialismo. Dominar Palestina, sus recursos acuíferos y de hidrocarburos en la costa gazetí. Controlar la frontera con el Líbano, Siria, Jordania y Egipto respondiendo a los intereses de la triada conformada por el imperialismo, el wahabismo saudí y el sionismo, haciendo así inviable la posibilidad de un Estado Palestino manteniendo una hegemonía occidental con lacayos regionales.

Para Norman Finkelstein, Profesor de Teoría Política y un especialista en el conflicto palestino-israelí “Los ataques de Israel a Palestina – desde el mismo año 1948 - han sido diseñados para sabotear un posible compromiso de paz con los palestinos, aun cuando los términos de este le favorezcan ampliamente”. Es, en este marco, donde los ataques contra el pueblo palestino se han incrementado a alturas inconmensurables con un claro sentido de genocidio. Día a día nuevos mártires se suman a la larga lista de muertos en el pueblo palestino, mientras la entidad sionista afianza sus lazos con Washington, la Monarquía wahabí y apoya todo proceso de desestabilización de países y movimientos que tarde o temprano vencerán al sionismo y todo aquello que representa esta ideología califica en su oportunidad por la propia ONU como “una forma de racismo y discriminación racial”.

El poeta nacional palestino Mahmud Darwish nos refiere, que el combate de su pueblo tiene un componente esencial a la hora de entender el campo de batalla en que se libra esa lucha contra el opresor: el campo de la memoria. En el sentido que uno de los actores, el sionismo, pretende borrar, eliminar, invisibilizar la memoria de un pueblo milenario, su historia, su lengua, comida, el vestuario, su arqueología, en esencia su cultura, mediante un proceso de judaización. El otro actor, el pueblo palestino, a pesar de una política de exterminio puesta en práctica desde el momento mismo que nace la entidad sionista, lucha día a día para que esa memoria permanezca, porque esté presente aún en las condiciones más adversas.

Pablo Jofré Leal

Artículo para HispanTV

Periodista. Analista Internacional.

 

  1. El 20 de enero de 1942 tuvo lugar la Conferencia de Wannsee que reunió a 15 altos cargos nazis en la villa Marlier, en el lago de Wannsee, cerca de Berlín, para planificar la «solución final» al «problema judío». Bajo la dirección de Reinhard Heydrich, conocido como «el carnicero de Praga». Los participantes de la conferencia acordaron las funciones de cada uno en este crimen y aseguraron su colaboración en la deportación de todos los judíos europeos. https://www.eldebate.com/historia/20230206/conferencia-wannsee-solucion-final-asi-fraguo-asesinato-masa-judios-europa_89027.html
  2. En esta obra fundamental, el eminente politólogo Norman G. Finkelstein expone la tesis de que la memoria del Holocausto no comenzó a adquirir la importancia de la que goza hoy día hasta después de la guerra árabe-israelí de 1967. Esta guerra demostró la fuerza militar de Israel y consiguió que Estados Unidos lo considerara un importante aliado en Oriente Próximo. Esta nueva situación estratégica de Israel sirvió a los líderes de la comunidad judía estadounidense para explotar el Holocausto con el fin de promover su nueva situación privilegiada, y para inmunizar a la política de Israel contra toda crítica. Así, Finkelstein sostiene que uno de los mayores peligros para la memoria de las víctimas del nazismo procede precisamente de aquellos que se erigen en sus guardianes. Basándose en una gran cantidad de fuentes hasta ahora no estudiadas, Finkelstein descubre la doble extorsión a la que los grupos de presión judíos han sometido a Suiza y Alemania y a los legítimos reclamantes judíos del Holocausto, y denuncia que los fondos de indemnización no han sido utilizados en su mayor parte para ayudar a los supervivientes del Holocausto, sino para mantener en funcionamiento «la industria del Holocausto” https://www.akal.com/libro/la-industria-del-holocausto_34967/
  3. https://articulo.islamoriente.com/article/el-sionismo-se-supera-dia-dia-en-su-sed-de-crimenes

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