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sábado, 19 de abril de 2025

Palestina. Cómo la atención médica y el movimiento en Gaza se convirtieron en un lujo

 

Palestina. Cómo la atención médica y el movimiento en Gaza se convirtieron en un lujo

PorYasmin Abu Shammala / QNN / Resumen de Medio Oriente, 16 de abril de 2025.

Cuando mi hijo se rompió la mano, lo cargué a través de Gaza. No por falta de amor, sino por falta de transporte, médicos y hospitales en funcionamiento.

Yasmin Abu Shammala / QNN / Resumen de Medio Oriente, 16 de abril de 2025.

Me tomó solo dos días ver cómo la realidad de Gaza se ha vuelto aún más amarga. Mucho más oscura de lo que parece a simple vista. Esa comprensión comenzó con el llanto de mi hijo tras caerse durante un juego inocente. Su pequeña mano se rompió, y algo dentro de mí también. Ese dolor no era solo por una fractura. Fue el comienzo de un viaje que me mostró cuánto se han deteriorado las condiciones de vida en Gaza bajo el genocidio israelí.

Un paseo de desesperación

Lo dejé todo atrás y llevé a mi hijo herido en brazos durante 30 minutos para llegar al Hospital Al-Awda en Al-Nuseirat. No porque prefiriera caminar, sino porque esa es la realidad: no había transporte. En Gaza, el bloqueo israelí ha provocado escasez de combustible y el transporte es casi inexistente. Lo que antes eran calles bulliciosas ahora son fantasmales y vacías, salvo por vendedores dispersos y familias desplazadas.

Calle 20, campamento de Nuseirat, Franja de Gaza central

En Gaza, no tenemos opción de acceder a la atención médica. Los hospitales son bombardeados a voluntad. Los médicos son asesinados sin explicación. El mundo les da la espalda. Según el Ministerio de Salud, Israel ha asesinado a 1.402 profesionales médicos desde octubre de 2023. El Dr. Medhat Abbas, director general del ministerio, afirma que el 74 % de los medicamentos esenciales y el 83 % de los suministros médicos no están disponibles.

Cuando llegué, me dijeron que no había ningún especialista en ortopedia para tratar a mi hijo. Ningún médico podía ayudarme: ni médico ni escayola. El hospital no tuvo más remedio que enviarme al Hospital Al-Aqsa en Deir al-Balah. Pero el sol estaba a punto de ponerse, y en Gaza, moverse se vuelve imposible al anochecer. Es entonces cuando el miedo se apodera de nosotros, mientras la agresión de Israel se vuelve más brutal por la noche.

Un camión de esperanza

Al amanecer, volví a salir. Una caminata de 20 minutos me llevó a una escena familiar: decenas de personas esperando en silencio un viaje, cualquier viaje. Después de una hora, encontré un camión de carga. No estaba destinado a personas, pero la desesperación lo hace todo posible. La tarifa era exorbitante. Pagué sin dudarlo.

Un carro tirado por un burro en el campo de refugiados de Al-Nuseirat

Esto no era solo una lucha por el transporte. Formaba parte de un sistema de control más amplio. Desde que comenzó el genocidio, más de 115.688 palestinos han resultado heridos en Gaza. Israel ha intensificado su asedio contra los heridos, cortando el suministro de combustible a hospitales y servicios de emergencia. La Media Luna Roja Palestina informa que 18 ambulancias han dejado de operar desde marzo de 2025 debido a la escasez de combustible, lo que representa el 36 % de su flota.

En el Hospital Al-Aqsa, mi hijo por fin recibió un yeso. Pero me quedé varada, otra vez.

Carritos que reemplazan a los automóviles

Al salir del hospital, vi lo que ahora mueve Gaza: no coches, sino carretas tiradas por burros. Los conductores gritaban destinos —Al-Nuseirat, Khan Younis, Al-Zawayda— intentando reunir pasajeros. Me quedé allí, debatiéndome entre el orgullo y el cansancio, con mi hijo en brazos. Elegí la carreta.

Esta es la nueva realidad. En Gaza, carros tirados por animales ahora transportan a enfermos, heridos e incluso muertos. Durante la reciente evacuación forzosa de Rafah y Khan Younis por parte de Israel, innumerables familias se vieron incapaces de afrontar el desorbitado coste del transporte. Caminaron —madres, padres, hijos— cargando solo con lo que podían cargar, dejando atrás hogares y pertenencias preciadas en una búsqueda desesperada de seguridad. Otros, aún más desafortunados, permanecieron sepultados entre los escombros de Al-Khirba en Rafah, no por elección propia, sino porque nunca llegó ningún vehículo. Para ellos, escapar no fue cuestión de voluntad, sino de imposibilidad.

La Defensa Civil Palestina afirma que Israel ha atacado y destruido 72 vehículos de emergencia, incluyendo ambulancias y camiones de bomberos. Con las carreteras dañadas, el combustible agotado y sin ayuda a la vista, los carros se han convertido en un recurso vital. Transportan a las víctimas de los ataques aéreos, a personas que se aferran a la supervivencia.

Una historia escrita en el polvo

La mano rota de mi hijo puede parecer insignificante comparada con el horror diario de Gaza. Pero forma parte de una tragedia mucho mayor: dos millones de personas despojadas de sus derechos, entre ellos, el simple derecho a moverse, a sanar, a vivir.

En Gaza, una fractura es más que una lesión. Es el reflejo de un sistema roto, diseñado para quebrantarnos. Y, sin embargo, seguimos adelante: a pie, en carretas, como podemos. Porque en Gaza, no dejamos de vivir. Escribimos nuestra historia en polvo, dolor y esperanza.

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